Partida Rol por web

Todos los vagones del segundo tren parecían estar diseñados para estar alternados en secciones de vagones normales y "vagones médicos" y de nuevo vagones normales de pasajeros; al parecer este tren era exclusivo para los médicos y los heridos y a no ser que se quisiera ir directamente a los heridos, tanto los delanteros como los traseros parecían ser una buena opción.

En ningún lado de aquel vagón parecía haber ningún tipo de arma o caja de munición; y las cosas que se estaban cargando a toda prisa tan solo eran objetos y enseres personales con valor sentimental para los doctores y los heridos. Nada de valor ni médico ni científico... ni monetario.

Todos los vagones del segundo tren parecían estar diseñados para estar alternados en secciones de vagones normales y "vagones médicos" y de nuevo vagones normales de pasajeros; al parecer este tren era exclusivo para los médicos y los heridos y a no ser que se quisiera ir directamente a los heridos, tanto los delanteros como los traseros parecían ser una buena opción.

En ningún lado de aquel vagón parecía haber ningún tipo de arma o caja de munición; y las cosas que se estaban cargando a toda prisa tan solo eran objetos y enseres personales con valor sentimental para los doctores y los heridos. Nada de valor ni médico ni científico... ni monetario.

En el interior del vagón delantero había dos médicos charlando.

Cuando Alessio Narvaez llegó a la locomotora este se encontró con la poca grata sorpresa de que, en efecto, ahí no había ningún maquinista que pudiera ayudarles a poner en marcha aquel tren; de hecho la locomotora estaba apagada y fría, como si nadie la hubiera puesto en marcha.

Por lo que o bien tendría que, de alguna forma, lograr sacar adelante el tren el solo o buscar a alguien que supiera de trenes para finalmente ponerlo en marcha y prepararlo todo para el viaje. La decisión tan solo recaería en sus hombros pues era el único que había llegado hasta allá.

Viendo que todos parecían haber escogido los vagones delanteros como aquellos más propicios para resguadarse de lo que venían, Malva Indaco también se dispuso a continuar la marcha, eso sí, tirando de Kabi Aiyi para que también viniera y no se quedara atrás.

-Rápido, no creo que puedan aguantar mucho más. -Dijo con cierta desesperación- Es terrible... estamos atrapados en una enorme ratonera...

Aquel marine "Lero", sería el primero en subirse a uno de los vagones delanteros del segundo tren; muy seguido de la "Doctora" Mari Deepsea, la "Médica" Rena Koumori, la otra médica Yudoku Cho, el otro marine Kogane Tsumi que finalmente dejó atrás al Capitán Ryu Kaiyo, y por último las "médicas" Malva Indaco tirando de Kabi Aiyi.

Y un poco más adelante, aquel marine, Alessio Narvaez, también hubo llegado a su destino, un par de vagones de por medio entre ambos, para alcanzar sin ningún problema la Locomotora de aquel mismo tren. Al parecer aquel marine quería asegurarse de estar lo más alejado posible del problema... o quizás comprobar que todo estaba bien.

Y para finalizar de narrar dónde se encontraba cada uno de estos "protagonistas" con rostro y nombre y no solamente uno más del montón que no importaban nada; estaba el caso del Capitán Ryu Kaiyo, el cual se quedó atrás para tratar de detener el avance inexorable de aquella horda de enemigos.

Los marines estaban consiguiendo repeler los ataques de la horda embadurnada en alquitrán; aunque la gran mayoría de los ataques que hacían contra estos no surtía efecto, las balas simplemente atravesaban sus pechos y aunque cortaran sus cuerpos, estos seguían. Resistían.

En el interior del vagón en el que entraror aquellas personas que huían del conflicto no estaba del todo vacío, al contrario, ahí ya había dos personas más, dos doctores que llevaban uniformes ligeramente distintos al resto de los presentes pero idénticos entre ellos. Estos se sorprendieron cuando las puertas del vagón se abrieron y vieron a aquellos entrar al interior.

La llegada deaquellas siete personas no pasó desapercibida por aquellos dos médicos, al contrario, cuando las puertas se abrieron ambos se giraron para ver quienes habían llegado, teniendo uno de ellos una reacción un tanto alarmista o quizás incluso un poco racista.

-¡Ah!. ¡Están infectados!. -Gritó mientras sacaba un bisturí a modo de arma y apuntaba con ello a los recién llegados- ¡Mirala!. ¡Está rosa!. ¡Seguro que es un efecto secundario de los polvos!. ¡Nos han alcanzado nuestros demonios!. ¡Como tu superior debes de sacrificar tu vida para darme tiempo a escapar!.

El otro, por el contrario, no parecía estar para nada asustado con la llegada de aquellos siete recién llegados; y al contrario que su compañero este simplemente volvió a sentarse correctamente en su asiento y a volver a disfrutar de la relativa seguridad que tenía aquel vagón.

-Que sea rosa no indica nada. -Le dijo para tratar de tranquilizarle- Yo mismo me encargué para que se tuviera una pigmentación ideal, contrarrestando el pigmento original para mantener el color de piel como debe ser; aunque ojalá los otros grupos hubieran sido tan efectivos como lo fui yo... menudas fallas catastróficas salieron...

El capitán, lejos de sentirse triste o tener miedo, sentía que por primera vez en mucho tiempo, volvía a estar en el camino correcto, entre hombres de la Marina que de verdad creían en los ideales bajo los que aquella institución se había forjado, una organización hecha para proteger a las personas de las maldades que se crean a su alrededor, un grupo de hombres valientes que veían mas alla de su propio bienestar para transformarse en el escudo de los debiles.

Con el arma en alto, dispuesto a seguir combatiendo para darles hasta el ultimo segundo para huir a sus compañeros., solo pudo que gritar.

-MUCHACHOS, CENTRAROS EN LA CABEZA, AL PRIMERO QUE VI CER, CAYO CUANDO SE LA DESTROZARON, DEMOSTREMOSLES A ESAS COSAS LO QUE SIGNIFICA SER UN MARINE, DEMOSTREMOSLES QUE NO PODRAN PASAR DE AQUI, NO DESFALLEZCAIS COMPAÑEROS.

Lero intentó no poner cara de asco, escuchar a estos doctores era la prueba que le faltaba para perder la fe en la marina. Se limitó a quedarse callado y en la puerta, vigilando que no se acercara ninguna amenaza.

En cuanto llego a la locomotora, empiezo a poner el carbón y prenderlo. Para que la maquina vaya calentando. DONDE COÑO ESTAN LOS MAQUINISTAS, grito a pleno pulmón. ESTE VAGON TIENE QUE SALIR, YA. CON LOS HERIDOS. QUE ME VAIS A DEJAR A MI CONDUCIENDO. Mientras oteo en su busca.

   D-descuide, n-no es la primera vez que señalan ese tipo de hechos - mientras agitaba ligeramente mi mano de un lado a otro como para quitarle algo de hierro al asunto ... tampoco puedo esperar mucho de la Marina..., y aunque me tentaba la idea de preguntar sobre si al ser ellos parte de los creadores tendrían alguna idea de como generar una cura, PERO... me gustaba estar viva y si ya dije que mientras menos sepamos mas viviríamos, seria un poco hipócrita actuar tan sospechosamente. 

Interpongo mi enorme cuerpo entre la capitana y aquel medico -Este hombre claramente no esta bien de la cabeza, si no es capaz de reconocer los síntomas no sirve como médico, sería mejor retirarlo antes que con ese destrozo de sus nervios haga más mal que bien- digo con todo mi desdén hacia los hombres, aunque ya cuento con muy malos presentimientos, puede que logremos abandonar esta isla, pero ¿Cómo vamos a abandonar el tren?.

El gordo había ido a la sala de máquinas, seguro que la cagaba. Es que ese tipo no podía entender. Mientras todos discuten, yo puedo irme colando por el tren a explorar hasta la cabina de mando.