Partida Rol por web

Quizás Lero hubiera sido considerado como un tirador de élite en su regimiento, pero algo estaba claro y esto era el hecho de que, en el tren había fallado más disparos que nadie; algo que se hizo evidente cuando trató de disparar hacia aquellas dos Doctoras y terminó, sin querer, disparando al científico que volaba al lado del tren. Aquel fuerte impacto voló la rodilla del doctor, haciendo que la parte inferior de su pierna cayera al agua y se perdiera; así como desestabilizando su "geppo" y haciendo que este chocara contra la cabina.

El hombre ya había sido amputado en dos ocasiones distintas, y ahora, dentro del vagón se levantaba como malamente podía, apoyándose encima de la camilla en la que aquel marine había sido atado; realmente toda aquella situación era crítica y a este punto no se sabía del todo bien quién podía alzarse con la victoria.

-¡MALDITO INCOMPETENTE!. -Gritó a Lero con rabia- ¡ESA ERA MI PIERNA FAVORITA!. ¡SUERTE QUE A DIFERENCIA DEL RESTO DE MONSTRUOS, YO NO SIENTO DOLOR!. ¡ME LO PAGARÉIS!. ¡EXPONDRÉ VUESTROS NERVIOS AL AIRE Y OS TORTURARÉ POR TODA LA ETERNIDAD!.

Trate de detenerlo antes de que lo matara pero llegué demasiado tarde otra vez. A este paso no íbamos a sobrevivir y encima por nuestra culpa este tío escaparía y volvería a provocar algo como esto o aún peor. Volví a lanzarme contra el con la intención de decapitarlo.

El ataque de Yudoku Cho conecto directamente con el cuello del científico, atravesando piel y carne a medida que la cuchilla iba cortando y desgarrando el cuello.

Los ataques continuados así como la ayuda brindada por todos los presentes, tanto los que están como los que no están, guiaron aquel filo hacia su destino final en el cuello del científico.

La cabeza del doctor se separó del resto del cuerpo de un solo único y rápido movimiento de la catana de la doctora.

A pesar de que su cabeza había sido separada del resto de su cuerpo; el científico seguía con vida, o al menos un estado similar al de estar con vida; puesto que a pesar de ser decapitado su cabeza seguía moviéndose.

-Malditooooh...-Dijo mientras el poco aire salía de lo que podría considerarse como su garganta.

El cuerpo del científico simplemente se desplomó inmóvil, al parecer la amenaza que representaba aquel hombre ya había sido neutralizada.

Si el cuerpo del Doctor se ha caído dentro del tren me aseguro de que se caiga fuera del mismo con un poco de ayuda.

-Hoy he perdido a muchísima gente por su culpa, cientos de compañeros de la marina y civiles, demasiados civiles que no tenían la culpa de nada. No me gusta la idea de ajusticiar por nuestra cuenta, pero es la única manera de que no se vuelva a repetir y de darle algo de paz a la gente caída en batalla.

Lero señala la cabeza del doctor y pregunta:

-¿Qué hacemos con ella? Es preciso que no llegue a tierra firme.

Al parecer Lero finalmente se abrió ante aquellos doctores sobre cual era su posición real, o quizás queriendo enmarcar sus disparos fallidos; sea como fuera, este joven marine se centró en el cuerpo del científico, empujándolo fuera del vagón, y viendo como este terminaría despedazado por las vías y las ruedas del tren y desaparecía en el mar en un burbujeante color morado por donde este pasaba.

Miro la cabeza, iro el comentario, y se me ocurre una idea. La cojo y la coloco enfrente de la puerta, y me voy alejando unos metros.

- Siempre he querido hacer esto, nunca pensé que fuese tan satisfactorio.

Y acto seguido cojo carrerilla y le pego a la cabeza una patada como si fuese una pelota de futbol, lanzándola hacia el horizonte.

- En un par de minutos tiramos el cuerpo y ya, no se podrá reunir con él nunca jijiji.

Vuelvo a mirar el cuerpo de mis compañeras y sin previo aviso me pongo a llorar.

- ¿Por qué los marines son todos unos monstruos? ¿Por qué siempre hacen lo mismo? Esclavizan, torturan gente.

miraba  Lero con mala cara, me da igual que tenga un rifle, estoy hasta el coño de los marines.

Por fin acabamos con el, limpie la katana antes de guardarla y me dirigi a los otros dos que habían sobrevivido y los cuerpos de los que no lo habían logrado.

¿Estáis bien?  Quizá deberiamos lanzar también los otros cuerpos al mar... Antes que la marina se haga con ellos. ​​​​ Al menos que descansen en el lugar que amaban. No se... Y luego nosotros somos los malos...

-Si no queréis que los identifiquen al llegar y queréis evitar el mayor número de preguntas posible puede ser una buena idea.

Lero evitó el contacto visual con la doctora verde, no era momento de empezar una discusión de "not all marine". Había sido un día duro para todo el mundo.

Y así fue como aquel grupo decidió tirar los cadáveres que fueron encontrando por el tren por la borda, lo cual no era demasiado complicado, a fin de cuentas; tan solo había que tirar cuatro cadáveres, dos de ellos ya se encontraban en el lugar, el de Rena Koumori, el de Mari Deepsea y el de Malva Indaco, mientras que el tercero se encontraba en la sala siguiente, el de aquel marine, Alessio Narvaez.

El sonido de la bocina del tren volvió a llamar a todos los presentes a la realidad que los rodeaba, echando un vistazo aprovechando la compuerta abierta por la que lanzaron los cadáveres, estos pudieron ver como, en efecto, la isla se acercaba a ellos bastante rápido. De hecho, ya se habían acercado bastante para cuando sonó el aviso y... el tren no se detenía... ni parecía que iba a hacerlo...