Partida Rol por web

Valentino apenas ha caído al suelo , babeando y jugando con sus manos con la tierra, cuando alguien os llama la atención.

Es el señor Poe. Viene con una linterna de aceite , como la vuestra y parece preocupado.

- Sabia... sabia que os encontraría aquí- Dice jadeante en escritor mientras llega hasta vosotros.

Mira al hombre lobotomizado y pregunta con la mirada sin mucha intención en que le contestéis, pues lo que viene a deciros es mas importante.

- Alice... Ha desaparecido. - Dice cogiendo aire y con cara de preocupación

-Llamaron a la puerta y fuí a abrir pero... no había nadie. Cuando regresé no pude encontrarla en la casa... En el jardín encontré su cinta del pelo, pero nada mas. Edward, Edith, Clarence y El señor Blunt se fueron a buscar algo. Creo que viajaron al futuro con la habilidad de Edward. Genevieve y Lazslo fueron a casa de la señorita, y en resto a casa del señor Mordred. Aún no han regresado y dentro de unas horas amanecerá. Realmente solo sabía donde encontrarles a ustedes pero... no sabía que hacer.

Agnes baja la vista bastante apenada y hace una media sonrisa a modo de diculpa ante el inspector Clarece.

- N... no es eso inspector, no lo entiende.- Dice Agnes volviendose y callendo de rodillas ante el inspector con lagrimas ne los ojos.

-No me ofecí voluntariamente. Fué Alice! No es lo que dice ser. Alice es peligrosa, señor... Su bondad, su luz... en algún momento algo pasó y su alma... cambió. Simplemente cambió. Alice quería el reino de Annis para ella sola! No lo entiende!?- Se gira lentamente hasta ver al señor Wesley

- Nos engañó, señor Edward, hay algo que no saben de Alice... Su bondad, su luz interior... todo es cierto. Pero hasta el mas puro de los ángeles quiere su propio reino a toda costa. Alice quería el reino de Annis. El reino que ambas crearon, la Umbra. Lo quería para ella sola! Transformar ese reino a su antojo. Es la contrapartida de Annis, si... pero a qué precio! -Agnes se echa  a llorar desconsoladamanete.

Su corazón está roto pero hay mas aún. Mucho mas. Si todo fuera tan facil, ¿verdad?

- Alice no quiso enfrentarse a Annis , asi que tomó mi cuerpo, igual que la bruja que habita en Annis tomó el suyo. Me obligó a ofrecerme a ella. Todo parecía ir bien, pero... Annis se dió cuenta y nos tomó a ambas.- Se levanta Agnes y  deja de llorar

En ese momento parece que algo cambia mas aún en su interior. Su mirada cambia y sus lágrimas no caen. Sin embargo una sonrisa se dibuja en su rostro y empieza a reirse descontroladamente. Como si estuviera loca. Mas lo está... por dentro.

- Asi es... - Se señala el pecho con la mano. - Aquí dentro. Estamos todas. Las tres- Dice mirándoos con una sonrisa malévola. Pero apenas suponéis una amenaza para ella. No sois mas que el mosquito que ronda la luz de la farola.  -Observar vuestro mundo- Dice dandoos la espalda y encaminándose al borde del barranco para enseñaros las vistas, como si de un guía turístico fuera.

- Esto solo es el principio... La unión de todas las realidades. Mi mundo... nuestro mundo, ahora es el de todos. - Dice Agnes mirándoos de reojo esperando una respuesta.

Edward asintió a la propuesta de ayuda del detective y dejó que tome el brazo opuesto al que sostenía Will. Avanzó con dificultad en dirección hacia Agnes o a lo que al menos parecía haber sido ella - No se confunda Roy, no me aprecia en lo más mínimo, no perdonará nunca lo que le dije acerca de su hermana... pero créame, no es ni estúpida ni inocente, al contrario, es ambiciosa y astuta. Me dice estas cosas solo porque le advertí que si tomaba el camino de Annis, sería de perdición, y no quiso escucharme- susurró a los caballeros.

La mujer empieza a contestarle al inspector, y luego dirigirse a él nuevamente. Edward negaba cada acusación sobre Alice y miró a Edith a los ojos cuando terminó sus argumentos. La hermana de Alice había sido la primer víctima que el vio y a quien había intentado salvarle la vida, con éxito por ahora aunque la amiga de Will había muerto a cambio. Algo sin embargo tenía sentido, algo se había apoderado de Annis en su juventud, transformando una amistad en una obsesión cruel y enfermiza, y Agnes nombraba a ese ser como "la bruja". No confiaba sin embargo en las acusaciones que había hecho, no aún.

La mujer de pronto les da la espalda, victoriosa ante un mundo destruido. No le hizo falta demasiado para darse cuenta que la misma bestia que había poseído a la tabernera ahora estaba frente a él. Si los atacaba quedarían presos en el tiempo, y esta mujer, a diferencia de Amy, tenía pleno poder en ese territorio. Sujetó el hombro de Will con fuerza - Tal vez necesitemos de ti nuevamente- le dijo al oído y luego habló en voz alta a la mujer.

- Eres Annis o eres la bruja que se adueño de su voluntad? Si es que hay alguna diferencia entre ambas, yo creo que a estas alturas ya no la hay. Alice ha sido muy estúpida al querer vencerte de ese modo tan... cobarde, camuflada en la torpe de Agnes. Son chicas con potencial pero no son rivales para ti, eso lo has dejado claro. Ahora reinas en tu Umbria y también sobre la tierra, Felicitaciones! Me disculpo por no tener las fuerzas para inclinarme debidamente ... ah, y te pido que evitemos el juego del titiritero, en este tiempo no hace falta, ya has ganado y nada podemos hacer contra ti- hizo un silencio y miró alrededor -No veo a tu ayudante, el señor Black, que ha sido de él?- al fin estaba hablando claramente a la bruja que había iniciado todo eso, una mujer inteligente, despiadada y mortalmente poderosa. El inspector podía sumar inteligencia para interpretar las palabras de la mujer si es que cometía un error y Will el poder para detenerla si hacía falta, así que se concentró en su limitada elocuencia para poder lograr que ese oscuro ser optase por hablar en lugar de aniquilarlos.

Víctor se agarró de la mano del señor Noah.

Quería alejarse de allí, pero no quería que supieran que tenía miedo.  Asi que dijo con voz remilgada.

-Señores, viene siendo hora de que vayamos a por esa bruja.

Aunque no sabía ni cómo -sospechaba que el señor Cone se habría hecho con los ingredientes para su magia y tendría un plan de ataque- dónde, ni mucho menos cuándo -¿Habían viajado al futuro? ¿Habrán visto sombreros de cristal? ¿Aeronaves más pesadas que el aire? ¿O sólo han viajado unas horas o días, para buscar a la burja?

- Vayamos - dijo Noah aceptando la mano del niño y diciéndole - Has sido muy valiente - No acostumbraba a alagar a nadie, pero realmente el joven se lo merecía. Sin duda habían salido ilesos de eso por su gran ayuda.

Ahora, con todos los materiales en sus manos, había llegado la hora de enfrentarse a la bruja. La desaparición de la muchacha no invitaba a nada bueno, pero seguro que las encontrarían a las dos juntas y, si colaboraban, podrían superar esté abismo para luchar otra vez contra sus demonios.

Una sombra se cierne sobre vosotros. Tampoco parece amenazadora porque realmente no lo es. Edith Cushing acaba de llegar al umbral de donde estáis todos.

Edith os ha escuchado lévemente mientras bajaba por las escaleras, desde el momento que la llamásteis para ver si queríais comer algo.

Pero mas que su aparición algo os llama la atención. La joven bibliotecaria aparece y su libro, del cual nunca se separa, está a su lado, abierto y flotando, como si una mano misteriosa, distinta a Edith , lo sujetara. El libro flota a vuestro alrededor, escudriñando cada rostro, cada rasgo, cada gesto de vostoros. Diríais que esta vivo , aunque cuesta creelo. Edith lo toma como algo normal. Y tras dar un rodeo por la sala, el libro vuelve a situarse al frente de la bibliotecaria, como si quisiera ser leido.

-No tengo mucha hambre... pero muchas gracias Agnes. Aunque si los demás quieren comer algo, no rechazaré algun bocado. - Comenta con una sonrisa que se esfuma al momento.

-No querría ser grosera. Lo siento, Agnes.- Se disculpa.- Pero tenemos un problema. Hemos... he... investigado la biblioteca del señor Mordred. Muy completa, por cierto. Y he encontrado algo interesante.- Dice de forma misteriosa y algo preocupante

Escuché atento las palabras de Edward nos susurraba, tratando de que el viento no me entorpeciese oirlas. Créame Edward, no es fácil llevarse bien conmigo. Y así deseo que sea. Respondí un poco tosco mientras ayudaba a caminar a Edward.

Las palabras de Agnes, su reacción arrodillándose ante mi, llorando... Cuantas veces a lo largo de mi vida habré vivido eso. Cuantas súplicas y ruegos, cuantas lágrimas falsas, promesas, metiras habré tenido de rodillas ante mi. Las dos primeras colaron, descubriendo después que todo fue una burla y un engaño, que aquellas personas se rieron de mi en mi cara. Nunca más.

Miré a Agnes con desprecio, de la misma forma que miraba a cualquiera que tomase esa pose conmigo. Tiene suerte de que no la patee como suelo hacer con los demás. Se giró hacia Wesley, continuando con sus llantos hasta que se alza. Algo ha cambiado en ella. Su rostro, su tono de voz.. es ella, pero... no lo es..

Podría estar loca, pero la veía demasiado elocuente y.. orgullosa de "su obra". Miré de reojo a Edward cuando comenzó a hablar así a Agnes. Espero que sepa lo que hace. Pensé mientras apretaba con fuerza la empuñadura de mi bastón, preparándome para dejar caer a Edward en caso de que la mujer decidiese hacer algo raro y poder o al menos, intentar pararla con mi bastón, dándole así a Will al menos una mínima opción para actuar con más libertad.

Esperé serio la reacción de Agnes, atento a sus gestos, a sus palabras. Edward la había provocado lo suficiente como para generar alguna reacción en ella... quizás lo suficientemente fuerte como para sacar a la personalidad o bruja dominante o para que siga descubriéndose con sus propias palabras.

Los ojos de William se clavaron en los de Edward en cuanto escuchó que tal vez tendría que volver a actuar de aquella forma. Su mirada lo siguió cuando se giró hacia la mujer, con los ojos entrecerrados. Estaba claro que no era de fiar, pero él tampoco. Continuó analizando la escena, contemplando cómo se desarrollaba. No es que comprendiera del todo bien lo que pasaba dentro de aquella mujer, pero ya nada podía sorprenderle después de lo que había visto. Es más, sin apenas darse cuenta, ya estaba calculando movimientos en caso de tener que actuar.

-*Vaya bruto...*- pensó Will, dibujando una pequeña sonrisa irónica en su cara, cuando escuchó al inspector. Aunque lo cierto era que la mayor parte de la atención estaba puesta en el entorno, y en la propia mujer, tratando de obtener algo que le diera más información de la que ya estaban conociendo.

No insistió más acerca del "señor", y se dedicó a avivar un poco el ambiente. Se volvió más amistoso, y "vivo".

-Nos encargaremos nosotros de la cocina. Somos los anfitriones... -sonrió hacia Agnes. 

Y habría ido, tal como había dicho... Pero no parecía poder hacerlo.

"Otro a la lista..." pensó molesto Mordred. Su rostro se ensombreció cuando Edith y su libro aparecieron. ¿Lo había sacado de su biblioteca? No reconocía el tomo... ¿Qué pasaba esa vez? Videntes, vampiros, más vampiros, cambiapieles, voodoo, brujas... Sólo faltaban licántropos y el maldito monstruo de Frankenstein. 

Miró a Morgan, compartiendo su inquietud con él mudo. Se conocían lo suficiente como para no necesitar palabras... Mucho menos cuando se trataba de ser discretos. 

-¿Y qué ha descubierto?- trató de no ser irrespetuoso y mal educado.

Por otro lado, la verdad era que le molestaba el hecho de que hubiera encontrado algo... en su biblioteca. ¿Qué había encontrado en su biblioteca? ¿Acaso no había lugar sin mancillar? ¡Y era su bastión! Recibió aquello como un puñal al corazón. 

Genevieve parecía complacida ante la reacción de Laszlo. Tan fuerte, tan valiente... Incluso ella sentía sus piernas temblar al enfrentar a su padre, pero eso no quería decir que lo dejara verse. Tanto así que tuvo que apartar la mirada un momento de su padre y tomar aire nuevamente. Al escuchar la amenaza de su padre, solo le dijo - Es el momento menos indicado para comportarte como un padre sobreprotector. Ahora hay algo más importante - y entonces, Laszlo halagó su fuerza y ella le miró por un instante. Era muy fuerte, eso es cierto, pero tenía grandes debilidades igualmente.

Y entonces, mira con extrañeza a su padre - ¿Quién podría visitarme en un momento como este? Creo que no comprendes lo que sucede, padre. Si esto es algo más que solo urgente, lo aceptaré. De lo contrario, quisiera saber qué cabila en tu mente -.

Edith miró a todos lados mientras jugaba nerviosa con las mangas de su camisa.

Veía a todos con una extraña expresión mezcla de miedo y respeto. Sobre todo mirando a Jesica, que parecía divertida con la idea de ver un libro volar ante sus propias narices.

-No les va a gustar... - dijo apenada mientas recogía el libro del aire y lo ponía sobre la mesa en la que instantes antes había servido de mesa de Tarot. Después , simplemente miró a todos lados, en busca de una cara familiar en la que refugiar su cobardía, y al encontrarse con la de Agnes, sonrió levemente.

- Hace algunos años, bastantes en realidad, llegó a mis manos este libro. Y desde entonces mis ansias de conocimiento han sido cada vez más grandes. - Luego se dirigió a Mordred para aclarar algo

-He leído casi todo lo que se puede leer de poesía y literatura, señor Mordred. Quizá podría competir con usted y la señorita Genevieve. Pero mi ansia de lectura me lleva más allá. Hacia lo oculto y lo misterioso. Se que es el libro. De alguna manera estoy ligada a el y afortunadamente aún no he tenido problemas. Tan sólo el libro me hace querer leer más y más.-Añade de forma alegre. -El libro tiene vida propia, si. Pero sólo me obedece a mi... Por extraño que parezca. El me guía hacia la lectura y después de leerlo, el libro absorbe ese conocimiento, escribiendose a si mismo.

Se acerca nuevamente hasta el libro y tocandolo con sus mano, acaricia su superficie, como si de un animal se tratara. Con una sola palabra suya el libro se estremece bajo las delicadas manos de Edith.

-Muestraselo.- susurra en voz baja al libro.

Tras unos instantes de silencio, nada pasa.

Las palabras de Edith psrecen algo inverosímiles. ¿Un libro magico que absorbe conocimientos? Que absurdez!. Pero sin embago ahí está. Hace unos segundos el libro se presentaba levitando ante vuerstros ojos como si tuviera vida propia.

El libro de abre, y empieza a pasar paginas de una en una, lentamente, hasta que pronto el propi libro empieza a girar y pasar sus hojas rapidamente. Súbitamente se detiene en una de ellas y las letras de sus hojas conforman un rostro aparentemente humano.

Edith se aleja de el y cierra los ojos como esperando algo que está por llegar. Algo que ella ha vivido mil y una veces. Tan solo cierra los ojos y espera pacientemente.

- Ved... y conoced...la verdad.- Susurra una voz de ultratumba que proviene del libro.

La cara del libro abre su gran boca.

Las cosas de vuestro alrededor comienzan a temblar levemente y las luces empiezan a ser tragadas por esa boca hecha de letras y tinta. A vuestro alrededor, un suave viento empieza a generarse hasta que acaba por convertirse en un huracan. Todo a vuestro alrededor comienza a desaparecer y dar vueltas. Pero lejos de hacerlo violentamente, la vorágine que se crea lo hace a camara lenta, rodeándoos cuando es necesario.

Todo esta siendo tragado por el libro, como si de un Maelstrom fuera. Vosotros os sentís arrastrados a su interior, como si algo tira suavemente de vosotros, lenta pero inexorablemente. Y sin nada mas que podáis hacer, vuestras esencias cambian. Vuestros cuerpos se estiran formando finas lineas rojas y blancas, como si fuerais ovillos de lana que se entralazan unos con otros, hasta que pronto dejáis de existir.... o mas bien, de estar en la cocina de Mordred.

Lo último que podéis escuchar es el grito agustiado de Jesica al ser tragado por la voracidad del libro.

Frente a vosotros, cuando despertáis veis que ya no estáis en la mansión.

La escena ha cambiado un poco y frente a vosotros veis algo que os hiela el corazon. Seguramente lo recordaréis. Pero mas aún, cuando os cercioráis bien al leer el cartel de la entrada.

 Edith parece que ha reaccionado antes que vosotros. Parece muy acostumbrado a esto.

- Os dije que no os iba a gustar... -Susurra como pidiendo perdón

Quiso decirle a Edith que sin duda alguna podía "competir" y que no era asunto de concursos y de cantidad, y que fuera más orgullosa acerca de sus lecturas.
Pero no pudo.
A pesar de todo lo que había visto hasta entonces, seguía en el mundo real. Agnes, Annis, Genevieve, Ashley... Pero verse envuelto en ilusión lo sacaba de quicio. Logró dominar a tiempo el instinto de desenfundar cualquier arma y tajar a diestro y siniestro.

Y entonces, lo vio: Bedlam.
No sabía qué conexión había con las demás, pero...
Blackwood.
Miró a Morgan. Ellos habían estado ahí antes. Habían... Cazado a alguien. Una mujer. Una que había huido de ellos y se había protegido con aquel lugar... Una bruja.
Y ellos habían pensado que era única, una anomalía... Sólo entonces comprendían la magnitud de todo ese mundo cobijado por las tinieblas.
Robin Blackwood había sido una bruja y ellos la habían perseguido. Pero ni ella era una bruja mala, ni eran ellos los buenos...
Fue la única que recibió clemencia. Desde Bedlam, no volvieron a saber de ella...

Pero parecía que al hospital no le bastaba sólo ella...
¿Qué era aquello?

Rezaba a que no apareciera Robin. Ni él ni Morgan lo aguantarían. Morgan mucho menos.
-Tenía usted razón, señorita. No me gusta. En absoluto. Hagamos lo que tengamos que hacer y salgamos rápido...-contestó sombrío.