Un nuevo giro se daba en la historia, y la caretas comenzarían a caer, como lo hizo con Mordred, ahora lo hacía con Alice, Alice, su participación en todos eso hechos iban más allá de la simple inocencia de quien era apresada por un ser malvado, o mejor dicho, por un amor posesivo. ¿quien decía la verdad?. Pudiendo saber el futuro, no podía saber si decía la verdad, pero quizás sí, porque contaba los hechos desde su perspectiva, y siempre nos parecemos menos malhechores ante nuestros ojos, y buscamos justificar los actos de crueldad que cometemos a largo de nuestra vida, porque claro, mintiéndonos es más sencillo lidiar con la culpa.
La culpa, maldita culpa que nos lleva a actuar de maneras horribles, y peor, cuando intentamos evitarla. Mentiras, tantas mentiras...
- ¡acepto! - gritó, antes de que la ilusión se perdiera - acepto el trato - un acto demencial, pero no tenía nada que perder, su salvador era un ser cruel, sus actos lo revelaban, estuvo dispuesto a todo para evitar que se viera aquel recuerdo, que se demostrara lo que eran capaces de hacer. Claro, ella tuvo razón, Mordred y su amigo habían gatillado toda esa noche de oscuridad, y la muerte de los que cayeran aquella noche, pesarían en sus conciencias y tendrían que dar cuentas ante El Altísimo cuando sus almas trascendiera el mundo material. - acepto, lo que me ofrece - agrega mientras intenta ir detrás dela imagen de aquel recuerdo. Si había una esperanza para salvar a los inocentes de la maldición iniciada por la misma Alice, ya sea buscando o no esa consecuencia, ella la tomaría. Buscada redimirse en aquel acto.