Nivard se mueve al sur

Intentó no hacer ninguna mueca al ver que de hecho no traían nada encima, pero sus ideas, las de ambos eran bastante buenas, debían moverse y no quedarse allí, solo perderían el tiempo porque necesitaban con urgencia el agua y el alimento. Al escuchar que la fruta que habían encontrado de hecho si era comestible, suspiró. Tener alimento tan cerca sin saberlo de antemano, bueno, ahora que lo sabían era lo importante.

Asintió entonces a Mitch, demasiado agradecida porque no la dejaran de nuevo allí sola —Gracias por volver y no olvidarte de mí — le dijo, realmente no tenía razones reales para volver por ella. Miró de nuevo a Nataly, sabiendo que no la deberían dejar así, suspiró, estaba segura que también volverían por ella pronto. Negó para si dejando esos pensamientos e intentó montarse de nuevo sobre el chico lo mejor que pudo, esperando que ahora sí pudieran moverse a otra zona de aquel lugar a donde habían caído.

Nataly alcanza a despertar a tiempo para verlos a todos a punto de marcharse. No estaba muy segura de qué era lo que le había sucedido, de pronto estaba sentada al lado de Alison escuchando cómo conversaba con Mitch, entonces el mareo comenzó a hacerse más fuerte terminó por perder el sentido. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, el otro hombre ya no estaba y en su lugar los acompañaba un hombre de color. Su cabeza no dejaba de dar vueltas y el estómago le crujía por el hambre como en los días antes de irse de su país natal, allí solo tenía que echarse una siesta porque estaba desempleada pero estaba en su casa, en este lugar desconocido podría significar la muerte.

Aún no sabía nada de su esposo y su mascota, esta preocupación constante y punzante solo empeoraba los retorcijones estomacales. Además la jungla era un lugar completamente desconocido para ella, solo podía sentirse afortunada de que aún no se hubieran topado con alguna bestia salvaje y peligrosa. Si todos se iban y la dejaban allí, ya se podía esperar el peor de los destinos. Parecía que el hombre de color y Mitch iban a tomar direcciones distintas, por lo que decidió que debía mantenerse con aquellos a los que ya conocía, aunque solo fuera por unas horas. Así pues, reunió todas sus fuerzas para levantarse lentamente, haciendo caso omiso al mareo que no quería remitir, y en el susurro de voz que alcanzó a reunir dijo:

-Espérenme, no me dejen sola por favor-

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
Hora Local: 11.00; 
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Salir de la playa y meterse en la jungla fue un cambio a mejor, al menos los árboles daban mayor sombra y el ambiente resultaba mucho menos cálido y arenoso. Pero eso no le importaba demasiado al médico, que continuaba bastante traumado por haber visto a los tres cadáveres y entre ellos el de su compañero de trabajo. Tal vez se sentía mal por no haber tenido una mejor relación con él aunque tenía justificación; aquel tipo era un auténtico capullo. Con su mano apartaba las enormes hojas de algunos de los árboles y también las ramas de los arbustos.

— ¿A q-quién buscamos ahora?— Estaba tan saturado mentalmente, lo que le traía además confusión, que empezaba a perder conciencia de lo que hacía — Necesitamos ir a por Alisson y Melvin. — Sintió como si les hubiera abandonado, aunque fuese momentáneamente pues pensaba ir a por ellos, el caso es que no se encontraba en su mejor momento.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 25ºC
Hora Local: 12.00; 
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Cita:

Las palabras, en aquel idioma extranjero tardaron en encontrar un sentido en su mente. André suspiró, respiró aquel olor húmedo a materia vegetal en descomposición, a insectos muertos, a guano y clorofila, todo ello mezclado en una sombra que se iba haciendo cada vez más tupida. La sombra enfrío su cabeza y eso tuvo un efecto reparador. Al menos en parte...

- Qui dites vous? - André se giró y vio de nuevo al doctor y la rubia. La que un día antes no podía andar. Al ver sus caras se dio cuenta de que ellos no hablaban francés y se obligó a pensar en inglés- ¿De quien habláis? -repitió en ingles- Yo me voy a buscar a mis perros. Son mis amigos. Ellos tienen buen olfato, ¿si? Pueden ayudar mucho, ¿entienden?

Y siguió andando en su misma dirección, pero el cansancio hacía mella. Apretó los dientes pensando en el día anterior y se giró, mirando con rencor a la rubia. Kalina, ese era el nombre.

- ¿Ahora puede andar? Pensé que tenía las piernas rotas -después se giró hacia el doctor- ¿es normal que se cure tan rápido?

Después sacudió la cabeza y se puso a gritar, haciendo bocina con sus manos. La jungla parecía engullir cada una de sus palabras apenas hubieron salido de su boca.

- ATILA! ALAMEIN! VENEZ ICI!

Con un ritmo más cauto que antes, siguió caminando en la misma dirección. Pero su estomago y su garganta también reclamaban atención, por lo que comenzó a prestar atención a los frutos y a posibles fuentes de agua.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 25ºC
Hora Local: 13.00; 
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Mitch había llegado a todo correr a una zona de jungla que reconocía bien, ya que se trataba de la misma en la que había estado el día anterior junto a Ava, Nataly y el tal Erik antes de que el alopécico hombre se separara de ellos para nunca más regresar. No obstante, pese a reconocer aquella zona de jungla, el joven hippie bien podría encontrarse en otro lugar de la jungla y no haberse dado cuenta, dado el estado mental en el que se encontraba.

Había visto tres cadáveres tendidos en la playa, asándose al sol como si fueran pollos fritos mientras las moscas estaban ya revoloteando a su alrededor. Semejante imagen le había hehco sentir unas profundas náuseas y ganas de vomitar, aunque había logrado contenerse. "Manjit, tus heridas eran más graves de lo que parecían" se dijo para sus adentros, recordando las únicas palabras que la hindú le había dirigido, ahora bastante irónicas. Mientras recorría la jungla a toda prisa, el muchacho no pudo evitar preguntarse si Nivard y él habrían podido hacer algo por salvar la vida a Manjit.

Fue entonces cuando los divisó: Alistair, el doctor, y ¿Alina?. No recordaba exactamente cuál era el nombre de la rubia y fría joven rusa, aunque recordaba que la última vez que la había visto estaba tendida en el suelo y parecía encontrarse herida. Si bien en un momento ver que aquel mini-grupo de supervivientes se había movido del avión le había tocado la moral al no haber nadie que atendiera las heridas de Ava, no pudo evitar alegrarse de encontrar al doctor y a su compañera, echando a correr rápidamente hasta ellos.

-¡Doctor Alistair, doctor Alistair, menos mal que le encuentro! -exclamó el joven hippie, acercándose hasta el médico-. He llevado a la chica herida hasta el avión, pero no encontré a nadie allí, así que empecé a buscar por los alrededores. Creo que debemos regresar allí cuanto antes. Ava lleva más de un día sin comer ni beber nada y no puede moverse por sí sola. Además, no podemos dividirnos solos por la jungla. ¡Así no sobreviviremos!

A Mitch se le notaba desesperado. Primero un calvo que se había negado a cargar con una joven que se había partido las piernas, luego un malherido Nivard marchándose alegremente al interior de la playa no volver, y por último los alrededores del avión sin nadie a su alrededor. El hippie sentía que todos debían arrimar el hombro y colaborar juntos si querían salir vivos de la peligrosa situación en la que se encontraban.

-Voy a buscar algo de alimento. Recuerdo que había buenos frutos por aquí -dijo Mitch, pensativo, mientras decidía echar un vistazo a su alrededor para intentar encontrar algo que le sirviera de alimento.

Alistair pensó en otro momento que iban a dirigirse hacia alguien que necesitara ayuda, como Melvin, como Luis… pero lo que le reveló Andre lo dejó por unos largos segundos sin respiración. No era un hombre cruel, ni se despreocupaba por la vida de sus perros, pero tenía claras prioridades, solo que su estado mental no le estaba dejando actuar tal como querría. Y fue en ese momento cuando apareció Mitch, que para él resultó ser toda una alegría. Un alivio que le venía bien en esos duros momentos. — P-Pensábamos seguir buscando heridos para reunirnos en el avión. E-Es la mejor opción — respondió a Mitch aunque con un titubeo extraño. Después de haber visto a su compañero muerto, el médico parecía estar bastante tocado.

Se lo debía además a Alisson. Tenía que salvar a Ava, su hermana, aunque fuese lo último que hiciera. — I-Intentaré hacer algo por ella. Y tengo agua, lo que falta es comida. — comunicó al chico. — Me vuelvo al avión — dijo claramente a Andre sin dar muchas explicaciones. Pero sí miró a Kalina, y aunque quería que también fuera con ellos, era ella la que tenía que tomar la decisión de volver o acompañar a Andre — Kalina, estaremos allí si prefieres ayudar a Andre. — Apretó suavemente su hombro antes de volverse de nuevo hacia Mitch. Quizás fue el hecho de haber girado su rostro rápidamente, o simplemente porque su cordura se encontraba débil en esos instantes, pero le pareció ver en las hojas, en la hierba, en troncos y raíces de los árboles grandes cantidades de sangre que lo teñían. Por un instante se horrorizó y sintió un vuelco en el corazón, pero en cuanto pestañeó dos veces aquella grotesca imagen desapareció. Algo le estaba pasando y no creía que se le pasaría pronto, el caso es que no sabía cómo darle solución pues esa no era su especialidad. La mente siempre le había parecido un misterio.

— B-busque alimento mientras regreso. — comentó antes de encaminarse hacia el norte de nuevo.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 27ºC
Hora Local: 14.00; 
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Mitch se movió en busca de frutos por aquella zona pero no los encontró. Tampoco pudo ver ningún animal de ningún tipo. Ni comestible, ni no comestible. Al menos no había perdido el tiempo, pues parecía que Alistair había reaccionado y se había ido hacia el avión a ayudar a los heridos.

El joven hippie podía darse por satisfecho de ver que el doctor se dirigía de nuevo hacia el avión. Eso era al menos un progreso, dado que Alistair al ser médico era el miembro del grupo de supervivientes que más podía servirles de ayuda. No tuvo tiempo de decirle nada antes de que se internara en la jungla, tomando la dirección norte, de nuevo de regreso a la playa en la que se encontraba el avión, pero le pareció que se comportaba de un modo extraño.

Cuando lo conoció la noche anterior, Alistair le había parecido un hombre con una gran vitalidad, carismático y con gran capacidad de liderazgo. Ahora, sin embargo, daba la sensación de estar turbado, confundido, preocupado. Algo malo le había sucedido, y Mitch estaba seguro de que estaba totalmente confundido. Conocía esa expresión, pues él mismo la había visto en muchos de sus compañeros después de que se tomaran un tripi. Tenía que ayudarlo. Ya había conseguido que el doctor fuera a ayudar a Ava y no iba a dejar que le sucediera ningún percance por el camino.

-¡Eh, Doc, espera! ¡Voy contigo! -exclamó el joven hippie, echando a correr en la misma dirección que Alistair para tratar de alcanzarlo. El médico se movía rápido y ya lo había perdido de vista, aunque por suerte sabía a dónde se dirigía. No sabía cómo reaccionaría la tal Kalina ni cuál sería su decisión, así que se limitó a decirle-: ¡Vamos, rusita, no te quedes atrás!

Kalina frunció el ceño ante la indiscreta pregunta del francés, Andre. Era evidente que no se encontraba en sus cabales tras semejante insinuación, Kalina suspiró levemente cuando éste se hubo marchado hacia el sur. No vale la pena decir nada. Pero lo que sí despertó interés e incluso, cierto aire de preocupación, fue el estado de ánimo en el que se encontraba el gentil médico, Allistair. Kalina le miraba seriamente, atenta a cualquier atisbo de debilidad o titubeo que le impulsase a acercarse a él para propiciarle ayuda. Al menos ayuda moral, porque hasta ahora poco había podido hacer hasta que no recuperó la sensibilidad en sus atléticas pero delicadas piernas.

Pero antes de poder decir nada, Mitch apareció repentinamente, alegre de haberles encontrado, aunque sólo se hubiese referido al médico. Más pronto que tarde se marchó tras el médico, quien había accedido amablemente a ayudarles. ¿Ir con Andre? Ni loca. No sería éste el preciso instante en el que fuese a abrirle las miras a Andre. Ya habría otro momento, ahora prefería quedarse cerca de quien había estado cuidando de ella hasta el momento. Además, éste no parecía estar pasándolo bien mas era de esperar; aún no había pausa en el vaivén de heridos.

Así pues con el gesto serio avanzó lentamente tras Allistair y Mitch. - hovno.. - masculló entre dientes al sentir una punzada en el costado. A pesar de ello, sujetando con una mano la zona dolorida, caminó sin detenerse, lenta pero segura. Sus piernas se articulaban por voluntad propia mientras sus pies se hundían en el suelo, doloridos por la inclemencia a la que se sometían tras cada paso.

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Amanecer, temperatura 24ºC
Hora Local: 9.00; 
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Diana se sentía renovada. Cambiarse de ropa la había hecho sonreír y se sentía a gusto. El desconocido era un tío amable y tenía pinta de que se podía confiar en él.

- Iba con mi padre y mi madre. Mi padre se llama Melvin y mi madre Elena. Si has conocido a mi madre te acordarías, porque no para de hablar y mandar... - La mirada de la joven se perdió un poco en el vacío. Tenían sus diferencias, pero esperaba que no les hubiera pasado nada.

- Espero que están bien... - su voz se quebró ligeramente.

- Voy a ver si encuentro frutos de esos tan buenos.

Apenas se separó un poco de André, lo suficiente para no tener que mirar si deseaba "dejar la marca" para sus perros.

André dejó que Diana hablase, en silencio, escuchando, asintiendo en los momentos oportunos. Después la joven tuvo un momento vulnerable y se alejó unos pasos. Hubiera querido posar una mano en su hombro, confortarla, pero tenía ambas manos ocupadas, una con su maletín, la otra con el botiquín quirúrgico que habían rellenado con los medicamentos que habían encontrado. Podía haber dejado alguno de sus bultos en el suelo, pero reaccionó tarde.

André aprovechó para dejar mensajes a sus perros. Permaneció unos instantes alejado de Diana, dejándola espacio y aprovechó para buscar esos frutos de la que ella había hablado.

- He visto gente en la isla. Voy recordando a más gente ahora. Antes tuve una crisis. Vi... tuve una impresión fuerte. Ahora estoy mejor. Dormir ayuda mucho.

Decide acercarse de nuevo a Diana y la examina el rostro, buscando parecidos.

- Perdona que te mire así. Pensaba en si te parecías a una doctora que dejé con un herido hace tiempo. Ella manda mucho, ¿si?. Ella es rubia, ¿sabes? Mediana edad, algo más que yo. ¿Que edad tienes tu?

André meneó la cabeza. No se parecía gran cosa.

- He conocido a gente. Recuerdo a una persona. Le vi poco, no dijo nombre, ¿si?. Un señor grueso -dijo abriendo los brazos, gesticulando- con bigote, bajito. Pero es español, o eso creo. Habla un ingles horrible. ¿Tu de donde eres? ¿USA? ¿Inglaterra? No soy bueno con los acentos.

¿Y si no los rescatase nadie?
¿Y si los dieran por muertos?

André contempló el rostro de Diana, con la excusa de buscarle un parecido. Kalina estaba más buena. Pero había algo sospechoso en esa rubia que se curó de manera tan repentina.
Luego estaba Alisson. Tenía algo, encanto. Y un buen polvo. Diana no estaba mal, pero era una chica normal.

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 26ºC
Hora Local: 11.00; 
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Había ido al sur y se había metido de lleno en la jungla, nuevamente. Sin lugar a dudas, Samantha no era la mejor para ir a explorar junglas tras haber quedado malnutrida hacía unos instantes, pero al menos no se encontraba muerta, como los otros secuestradores o secuestrados. Lo cual, a decir verdad, era todo un logro. No tenía más que hacer, así que siguió yendo al sur.