A la vuelta, evita mirar los cadáveres de nuevo para no sentir aquella misma sensación que le ha estado torturando mentalmente en las siguientes horas. Es consciente de las alucinaciones que está sufriendo pero se lo mantiene cayado, no puede permitir ser el foco de preocupaciones para otros, aunque lo que más teme es que lo consideren ahora un lastre.

La repentina aparición de Mitch le saca de sus  negativos pensamientos, cosa que agradece. Y esa sensación se ensancha más cuando el chico se dirige directamente a él para decirle algo que lo deja atónito. Aquel joven corría un peligro de muerte, era una maldita “mula”. El doctor pestañeó varias veces sin dejarle de mirar, atónito. ¿Le estaba diciendo que la droga había reventado dentro de su cuerpo? ¿Y aún seguía con vida? — Eres un inconsciente — fue lo primero que le dijo. Aquel problema se lo había ganado él mismo con aquella pésima decisión, por lo que… si lo inspeccionaba, lo haría después de tratar a la joven que sin haberlo buscado había resultado gravemente herida. — Si hubiera más dentro ahora mismo estarías sufriendo las consecuencias o ya estarías muerto, pero igualmente te inspeccionaré, después de ayudar a tu amiga. — Después de ayudarla, claro, si podía. Si sus manos no le empezaban a temblar y le entrara otro ataque de pánico… —

Cojeando levemente y mientras aún se sujetaba el torso con su brazo derecho, Kalina se desplazó lentamente cerca de Alistair, colocándose de tal forma que los cadáveres quedaran lejos de su vista y de la suya propia. El olor que desprendían hacía dificultoso el simple hecho de respirar, el viento no jugaba a su favor, la punzada en el costado se reavivaba con cada bocanada forzada de aire que tomaba. Una vez se hubo acercado, Kalina entreabrió ligeramente su boca para dirigirse al médico, sin embargo, Mitch se le adelantó. Si ya de por sí la primera impresión de Kalina acerca de Mitch no había sido hasta el momento demasiado buena, enterarse de que se trataba de un transportista de droga fue la gota que colmó el vaso. No se corta un pelo este tío.. Con todo lujo de detalles se expresó delante de ellos, Kalina hizo una mueca. Co znechucení. 

- Te acompaño Allistair - dijo apretándole ligeramente el hombro, para luego disponerse junto a él. - Estoy mejor.. puedo ayudar, dime qué hacer. Debía devolverle el favor de algún modo, aunque fuese sujetando un palo. Demasiado difícil debía de ser de por sí estar cerca del cadáver de Antonio como para encontrarse en un vaivén de atención a heridos.

-Lo sé, tronco -dijo Mitch, respondiendo a las palabras del doctor, a quien consideraba más sensato que él mismo.

El propio hippie marihuanero sabía que su acción había sido de un total inconsciente y, aunque tenía su justificación, Mitch se imaginaba que la había cagado totalmente. De no haber sido por su oficio como "mula" no estaría en aquella isla. Ahora, si no escapaba de aquel paraíso-infierno tropical, nunca volvería a ver a Samantha. Y eso no le molaba ni un pelo.

-Lo hice por amor -aseguró, cabizbajo, como pretendiendo excusarse-. Nunca tuve dinero para pagarle el viaje de sus sueños y comprarle un buen pedrusco -El joven hippie escuchó al médico, con la boca ligeramente entreabierta. Supuso que tendría razón y que no le quedaría más droga dentro, o ya lo habría notado-. Gracias, Doc. Lo primero es Ava. Tuvo una caída alta y sus piernas no quedaron en buen estado. Mi culo puede esperar. -Aquellas palabras podían haber sonado cómicas, pero la realidad es que Mitch las pronunció con total seriedad. Le importaba mucho que su compañera fuera atendida, ya que al fin y al cabo habían pasado juntos sobreviviendo un día entero.

Mitch dirigió una mirada triste en dirección a los cadáveres, recordando los sucesos del día anterior y después decidió seguir a Alistair y a Kalina hacia el oeste.

El doctor asintió con la cabeza a las palabras de Kalina y a su gesto, la observó un momento, viendo que parecía encontrarse bien, caminaba, como si nunca le hubiera pasado nada, como si nunca se le hubiera paralizado el cuerpo de cintura para abajo. Había tenido suerte. Si Alistair creyera en los milagros, el que había salvado la movilidad de la trapecista sería uno de ellos. — Necesitamos encontrar comida. Aun guardo una botella de agua que irá destinada a Ava, pero ya no queda nada más, a no ser que a Arthur aún le queden cocos. — informó a Kalina, se la notaba con ganas de ayudar y colaborar después del tiempo que se había pasado dependiendo del grupo y en especial de él. — Pero tómatelo con calma, ¿de acuerdo? — dijo con preocupación. Quizás con ella estaba pecando de precavido, pero le salía natural.

Ignoró cualquier imagen grotesca que se le apareciera por la mente espontáneamente. Quería creer que esos episodios pasarían pronto, a fin de cuentas había vivido en muy poco tiempo varias experiencias traumáticas, pero si se abrazaba a la lógica, sabía que solo los fármacos le ayudarían a superarlo.

La excusa de Mitch de que lo hizo por amor no le valió para justificarse frente al doctor. Es más, lo empeoraba. ¿Arriesgar su vida transportando droga en su cuerpo para pagarle los caprichos a una mujer? No dijo nada, más que nada porque se quedó atónito, pero su mirada lo decía todo. No quería embarcarse en una discusión en su estado, además, tenían cosas mejores que hacer, como salvar a Ava. Solo deseaba ser capaz de ayudarla.

Kalina asintió - De acuerdo, si necesitas ayuda con algo más.. me lo dices - dijo sosteniéndole la mirada durante unos segundos para hacer evidente que su proposición era verdadera. Se volvió hacia Mitch y, poniéndole la mano sobre el hombro, le dijo - La próxima vez pide cita, nadie contaría en el pasillo del centro de salud al médico que tiene almorranas - su tono pretendía quitar la tensión a la situación, aunque no fuese habitual en ella, pero su estado de ánimo se encontraba lejos de ser el óptimo así como su condición física no era la mejor, por lo que, al menos, debía llevarse bien con los que estaban allí.

Caminó un par de pasos reprimiendo las punzadas que de vez en cuando sentía en su abdomen, en busca de suministros.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Ocaso, temperatura 26ºC
Hora Local: 21.00; 
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Allí no había nada con lo que poder hacer fuego que era lo que Arthur había venido buscar. Echando un último vistazo a los muertos continuó en dirección a los restos del avión

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 25ºC
Hora Local: 10.00; 
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Cuando llegaron a la playa del este la situación que se encontraron allí no era, ni mucho menos, la que se habían imaginado. Junto a la orilla del mar había tres cuerpos tirados tostándose bajo los primeros rayos del sol. Los cuerpos no parecían llevar mucho tiempo muertos, pero sí lo suficiente como para desprender un desagrdable olor.

Antonio, Erik y Manjit habían muerto. Antonio parecía haber muerto en el accidente, mientras que los otros dos parecían haberlo hecho unas horas después por alguna herida interna. Fuera como fuese, aquellas tres personas ya no eran unos supervivientes y la isla parecía haberse cobrado sus tres primeras víctimas.

Por suerte para ella, Samantha tenía demasiada hambre como para que le importara la presencia de dos cadáveres; por lo que, casi a tumbos se dirigió hacia aquellos otros dos supervivientes que quedaban en pie. Su mirada estaba perdida, y su peinado usualmente arreglado ya no era más que un manojo de pelos sueltos.

-Comida... Agua... -Dijo la mujer, ya despojada de toda su clase y elegancia- Necesito quejarme al.... Manager...

La visión de los cadáveres causó desasosiego en la muchacha y decidió no acercarse mucho a ellos, pero la brisa le llevó de pronto un olor que le hizo perder el control. Retiró la vista e intentó controlar sus arcadas. No debía vomitar, perder líquido podría ser mortal.

Había cerca una muchacha que pedía algo de comida y bebida. Diana no dudó y sacó de su mochila la bebida energética que atesoraba. Tenía que habérmela bebido, pero ahora no puedo hacerlo viendo a una persona así.

Se acercó a la muchacha que estaba demasiado débil casi para moverse, se arrodilló, le puso la mano a la nuca y le llevó la bebida a lo labios.

- Despacio, no tengas prisa y no te atrangantes. - Diana controlaba que la joven bebiera lentamente. Una vez la bebida se terminó, guardó la botella vacía para llenarla después. Hizo que se sentase un poco y le sonrió.

- Soy Diana y viajaba con mis padres. - Iba a preguntarle por ellos, pero no parecía que la muchacha se hubiera movido mucho de allí.

Miró alrededor, solo podía volver por la jungla que había venido o moverse al oeste, donde parecía que estaba lo peor del accidente. Después de haber visto, sobre todo olido, los cuerpos temblaba pensando en lo que podría encontrar allí.

- André, yo me voy a acercar allí - señaló al oeste mientras le temblaba la voz. No pudo reprimir una mirada de reojo a los cadáveres pensando en sus padres - ¿puedes acompañarme?, no creo que pueda soportar aquello sola.

La bebida energética, pese a que no era una de las bebidas preferidas de Samantha, no se quejó mientras saciaba su sed de varios días; a decir verdad el hecho de ser una "superviviente" no era el mejor término, podría decirse que era una "viviente" o al menos seguía siéndolo gracias a Diana, al menos por unos cuantos días más.

Pasando una mano sobre el rostro de Diana y habiendo terminado de beber, Samantha habló- ¡Pero que niño tan amable! -Dijo sonriendo a la joven.- Tus padres seguro que eran gente muy educada... no como esos secuestradores y todo ese Atrezzo del avión destrozado de allá abajo.

Sentándose en la arena, Samantha esperó un momento antes de continuar hablando.

-Mi hijo se metió en la jungla con un grupo de peligrosos secuestradores. -Dijo negando- Sospecho que hay una Secuestradora-Pilingui que le hizo tilín... ¡Siempre pasa lo mismo en las películas!. ¡El Sindrome de Estocolmo y Hormonas Revolucionadas!.

Volviendo a mirar hacia Diana, Samantha asintió con convicción. Y con esta última frase comenzó a levantarse de la arena, y a limpiar sus ropas de los restos que pudieran tener; no iba a dejar pasar por alto el hecho de que ahí también hubiera más cadáveres. -Probablemente de secuestradores que no aceptaron su parte del botín.

-Menos mal que tú, muchacho, pareces tener la cabeza bien amueblada. ¿También te han secuestrado?.

No esperó una respuesta, girandose se encaró hacia la jungla.

-Iba hacia allá... ¿Hay algo interesante?. Supongo que habéis venido de allá... así que... Algo habrá, ¿No?.

Diana reaccionó con más rapidez. Posiblemente porque ella buscaba a alguien y André no. De todas maneras, echó a correr en cuanto la vio.

Al llegar comprobó que era alguien nuevo. ¿Cuantos supervivientes había? Trató de contar mentalmente, pero desistió. Quería decir algo acerca de beber despacio, pues era lo que siempre decían en las películas. Pero Diana debía haber visto las mismas y lo hizo bastante bien, ofreciéndole su lata de bebida energética.

- ¿Como se encuentra?-preguntó André, en inglés. Iba a añadir algo pero la mujer comenzó a delirar. Algo acerca de secuestradores y de que él accidente era una pantomima.

- Señora, cálmese. Se encuentra en estado de shock. Es normal.-evitó tocarla, a pesar de que comenzó a alejarse hacia la jungla. Por el otro lado, Diana le urgía para continuar al lugar del accidente. Podía entenderla. La ansiedad por encontrar a su familia debía ser horrible. Por gestos la suplicó que esperase un instante.

- Señora, venga con nosotros. Tenemos medicinas y buscamos a un doctor. Alistair, ¿si?-siguió hablando a la mujer a medida que se alejaba mientras intentaba permanecer cerca de Diana-¡Señora, venga con nosotros! ¡Es más seguro!-negó con la cabeza, mirando alternativamente a una mujer y a la otra. Finalmente se aproximó a Diana.

- Vayamos. No quiero que entres sola al avión, ¿si?. Lo de allí es... Es horrible. Supongo que es señora también ha entrado. Por eso está así

La otra mujer no valía nada. Aquella parte fracturada de la mente de André que solo valoraba a las mujeres en función de su utilidad sexual determinó que seguir al joven culo de Diana sería más productivo.

Si entraba en él avión y sufría una crisis podría volverse vulnerable...

André agitó la cabeza. Como si un insecto se le hubiese llegado al pelo y mi pudiese desprender así. Consigo no fantasear. Pero solo por un rato.