Jueves, 8 de agosto del 2019.
Alba, temperatura 20ºC
Hora Local: 10.00; 
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Diana se alejó de sus compañeros para llegar a uno de los extremos de la isla en la que se encontraban. Pero esta vez, en lugar de llegar a una playa, llegó a una zona de hierba que terminaba en rocas y mar.

Cuando apenas llevaba unos minutos en aquel lugar, sintió como el suelo temblaba apenas unos segundos. 

Diana se movió hacia el sur en cuanto los hombres se despistaron. Conociendo a su padre lo más seguro es que iniciaran la búsqueda de inmediato, tenía que moverse rápido.

Pero había llegado a un callejón casi sin salida, su única opción era seguir moviéndose, con lo que apenas se fijó en los alrededores. Cuando iba a emprender su camino al oeste, una vibración la detuvo.

Diana se asomó por el acantilado, y miró en dirección suroeste. Allí pudo ver gran parte de la jungla que que estaba en esa zona de la isla y pudo ver que con cada temblor que sentía, los árboles se movían. Era como si una criatura o algo hiciera temblar el extremo de aquella isla

Jueves, 8 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 22ºC
Hora Local: 15.00; 
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Melvin y Alistair llegaron a uno de los extremos de la isla en la que se encontraban. Pero esta vez, en lugar de llegar a una playa, llegaron a una zona de hierba que terminaba en rocas y mar.

Cuando apenas llevaba unos minutos en aquel lugar, sintió como el suelo temblaba apenas unos segundos. 

 Al no tener la más ligera idea de a dónde se podría haber ido su hija, Melvin se dispone a seguir al doctor Banner. Después de todo, hasta el momento había demostrado ser una de las personas más capaces del grupo. Dejando de lado las alucinaciones y demás pensamientos que le atormentaban.

 Yendo hacia el sur, se encontraron una pradera que permitía la vista hacia el mar. Evidentemente, otra de las orillas de aquella isla; diferente a odas las que habían visto hasta el momento. Pero lo más desconcertante fue el temblor que llegó poco después de que llegaron.

- *W-what was that?!* Es acaso... ¿un terremoto o algo así? No fue muy fuerte, pero... *good lord*...

El panorama que se abrió frente a ellos era bastante bonito para ser sincero, unas vistas espectaculares sin embargo Diana no estaba por ninguna parte. Miró a un lado y a otro pero ni rastro. No quiso pensar que habría tropezado y caído entre las rocas.

— No la veo, ¿y tú? Tal vez haya…— enmudeció al notar un temblor bajo sus pies. Se tensó y miró a Melvin que a su misma vez también lo había sentido. — Sí, yo también lo he notado, puede que esta zona sea propensa a sufrir terremotos. Sigamos buscando a Diana. — No le dio mayor importancia al temblor de momento ya que su prioridad era encontrar a la chica.

Se fue aproximando hacia el Este, asomándose ya que no se arriesgaba a bajar por el acantilado.

Jueves, 8 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 23ºC
Hora Local: 16.00; 
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Llegaron al extremo del acantilado y vieron el ancho mar que tenían por delante. Una inmensidad de agua que los dejaba atrapados en aquel lugar con muy pocas probabilidades de sobrevivir.

El porqué del temblor no fueron capaces de averiguarlo.

 No fueron capaces de determinar la causa del terremoto. Aún así, aquel temblor estaba lejos de ser la principal preocupación de los dos hombres. Melvin se angustia al ver que Diana no estaba por allí, y se asoma por el acantilado al igual que el Dr. Banner para ver la profundidad del mismo.

- *O-okay*, sigamos buscando... ¿crees que deberíamos bajar por al acantilado? No creo que Diana se arriesgue a estar allí abajo... aunque no lo parezca, es una chica sensata cuando se lo propone. Así como tampoco creo que yo pueda bajar si hacerme un par de moretones, heh heh... oh...

 La risa del hombre se transformó en un suspiro amargo. Melvin seguía sin poder reencontrarse con su hija, la cual lo había dejado atrás debido al estricto carácter del padre. ¿Volvería siquiera a verla para poder enmendar las cosas?

Alistair negó rotundamente con la cabeza, no iba a bajar por el acantilado y acelerar su muerte, mucho menos teniendo a Melvin al lado con dificultades para moverse. Su hija no había pasado por allí y si lo había hecho no podían ir tras ella.

— No, no vamos a bajar por el acantilado. Sigamos buscándola por la jungla. — Le dijo antes de ponerse en camino siempre a su lado por si necesitaba apoyarse. — Sentiste ese temblor también, ¿verdad? Es extraño. — Caminó hacia el oeste, separando las primeras vegetaciones de la jungla con los brazos.