Desde luego que había diferentes formas de ver la situación y ninguna estaba por encima de la otra. Mientras unos deseaban permanecer en la playa, otros decidieron adaptarse completamente a la isla y para eso tenían que comenzar a explorarla. Alistair no supo cómo responder a Alisson, porque para él que aquella exploración no iba a ser temporal. — Eso está genial, veremos que encontramos. — respondió a Ava y se fijó en cómo logró levantarse para dar algunos pasos. Le recordó a Kalina; su rostro y su figura se le vinieron a la mente, preocupándolo otra vez. Pero tenía que ser realista, no podía estar pendiente de todas las personas con las que se había cruzado desde que naufragaron. No podía organizar una búsqueda para encontrar a las chicas, tampoco podía estar detrás de la señora Smith y de Arthur para que los siguiesen. Ellos sabían la decisión general que se había tomado así que eran ellos los que tenían que seguirlos si no querían quedarse solos.

¿Pudiera ser que el doctor se estaba volviendo más frío? ¿También paranoico?Tal vez. No podían desaprovechar el tiempo, ni tampoco las energías estando en la situación en la que se encontraban. Alistair también levantó la mirada para ver los dátiles y lo que les costó cogerlos la primera vez.

— Siento si sueno rudo, pero no vamos a deshacer nuestros pasos. Si Arthur así lo quiere, adelante, pero estamos en búsqueda de comida. No vamos a convertirnos en los criados de aquella señora por su comodidad. Todos estamos luchando por sobrevivir y todos estamos aportando nuestro granito de arena. Necesitamos que todos colaboren. — Desde el primer momento no le gustó la actitud de la mujer. Como doctor tuvo que aguantar todo tipo de conductas, tan arrogantes como el de esa señora, pero ahora la situación había cambiado. No estaba en su puesto de trabajo, sino intentando sobrevivir. — Voy a intentar subir para coger los dátiles que pueda, si no puedo, tendrá que hacerlo otro. Si lo que cojamos da para un par de raciones; una que se la lleve Arthur y se la dé a su madre; la otra para Ava, aunque Melvin también debería comer ya. Tiene que recuperarse, si no, la operación no habrá servido de nada. El agua lo tendremos que buscar en la jungla, ahí tienes que echarnos un cable, Alisson. — Dejó a Melvin cuidadosamente en el suelo y se fue al árbol para intentar escalarlo. Lástima que esa vez no tuviera su camisa para ayudarse. Si no lo lograba, tendría que intentarlo otro. No era bueno subiendo árboles, pero la necesidad le pedía que lo hiciera. 

Vio los dátiles junto al resto y la conversación sobre quien los tendría primero. Realmente no le gustaba mucho tener que ser de las que estaba peor y por ello estar en consideración, pero tampoco le agradaba que Melvin que había estado a punto de morir hace poco los estuviera negando, menos por una señora que parecía estar tan mal porque no estaba poniendo de su parte. Sin embargo, no era tan mala persona y no quería que nadie muriera por egoísmo. —Es cierto, tu madre debería tratar de seguirnos — le dijo al chico —Si estamos todos juntos tenemos más posibilidades de encontrar algo y de ayudarnos entre todos — les había ido mejor de esa manera que cada uno regado por aquel lugar.

Miró a su hermana entonces asintiendo. —Sí, podré caminar apoyándome de ustedes, así podremos ir más rápido y no será tanto esfuerzo para ustedes tampoco — le dijo mucho más feliz por el hecho de no ser una carga ahora, no tanto por lo menos como antes. —Alistair ten cuidado, lo que menos necesitamos es más heridos — le dijo al médico viendo como subía por las frutas. No quería a más nadie grave, sin contar que el mismo Alistair era la pieza más importante entre ellos en ese momento, no era ideal perderlo.

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 25ºC
Hora Local: 10.00; 
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Antes de debatir quién se comía o no se comía los dátiles primero habría que intentar subirse a la palmera y cogerlos. Alistair fue el primero en intentarlo, pero por mucho que lo intentó no fue capaz ni de lograr subir un metro. Aquella palmera parecía estar más resbaladiza que la del día anterior y no le resultó nada fácil.

Alistair bajó con frustración del árbol al ver que no conseguía subir. Lanzó un corto grito que no pudo reprimir. El hambre, la desesperanza, la paranoia y la impotencia de ser de los pocos que buscaba algo que pudieran llevarse a la boca estaban mermando su moral. — Podrían intentarlo también quienes no tengan ningún problema en mover brazos y piernas. —Si sonó a reproche, no estaban equivocados puesto que la palmera llevaba frente a ellos bastantes minutos.

— Vamos Melvin, veamos si encontramos algo más accesible dentro de la jungla. — La desesperación empujaba al doctor, que a su vez volvió a tomar con cuidado el brazo de Melvin para pasárselo tras su cuello y avanzar hacia el sur.

-¡Espere, doc! -exclamó el hippie, al ver que Alistair se daba por vencido al no haber podido obtener los dátiles cuando trataba de trepar por la palmera-. ¿Y si lo intentamos Alisson y yo? -inquirió, esperando a una posible respuesta por parte de su compañera, la única de los cinco que, aparte del médico y de él mismo, podría intentar subir a la palmera-. No es que yo sea muy ágil, pero alguno de los dos podría conseguirlo. Ella parece estar en forma.

Mitch no estaba en absoluto seguro de que él pudiera conseguirlo. El ejercicio físico no era lo suyo, eso estaba claro, pero quería ayudar y no creía que era buena idea dejar atrás la única fuente de alimento con la que se habían topado hasta el momento. Ava y Melvin estaban graves, por lo que no había forma alguna de que ellos pudieran obtener alimento por sí mismos.

 Melvin se había sentado en canasta en el suelo, mirando con pesar a Alistair enforzándose en sobremanera para conseguir algunos dátiles para el grupo. La situación era cruel, y el hecho de no poder ayudar la hacía más angustiante para el corpulento hombre. Le gustaba pensar que dentro de unos días cuando se mejorara de la pierna podría aportar como correspondía a las causas del grupo. Pero era difícil saber si aquel día llegaría con la situación actual.

 Cuando Alistair reconoció no haber podido conseguir ningún dátil y quería empezar a ir hacía el interior de la jungla, Mitch ofreció sus habilidades para buscar por su cuenta los dátiles. Era un hippie, pensó Melvin, así que alguna especie de capacidad  extraña debía tener.

- Pues esperemos entonces, Al... ya sea en la jungla o en la playa, la cosa está difícil...

Miró con cierto desanimo como Alistair no lograba el cometido de bajar aquellos dátiles, que si bien eran pocos sin duda alguna serían de mucha ayuda para trata con los enfermos, y aunque no le gustara mucho la idea de darle una de esas raciones a la mujer que los había acusado de ser secuestradores e incluso amenazado a Melvin, si este ultimó no quería comer entonces no había mas opciones, mientras tuviera Ava alimento ella se conformaba, su hermana no podía moverse mucho y sin duda algo de alimento le vendría bien. Esta fue la unica razón por la que asintió a las palabras de Mitch —Si no lo logra Mitch... puedo intentarlo yo aunque ciertamente no es que sea muy atlética como para subir a un árbol— Comentó honestamente, mirando como ahora el hippie era quien lo intentaba.

—Si Mitch no lo logra dudo que pueda hacerlo yo, aunque por intentar no pasa nada— Comentó intentando ser de soporte para su hermana pues no sabía que tanto podía mantenerse en pie por ella misma, había hecho un buen progreso ya pero no se quería arriesgar —Igualmente creo que Alistair tiene un punto en que dentro de aquella zona podríamos encontrar mas cosas, en todo sentido... Intentar gastar mucho nuestras energías y tiempo en alcanzar aquellos dátiles, no creo que sea lo mas conveniente, cada segundo cuenta en estos momentos, no creo que podamos aguantar mucho mas sin agua, incluso teniendo comida.— No era una experta de la supervivencia realmente Alisson, por lo que ella misma dudaba mucho de tener la fuerza como para subir aquella palmera, lo intentaría si se daba el caso pero en esos momentos, como ya había dicho, el tiempo era un factor importante, necesitaban encontrar mas comida que solo un par de dátiles, y mas aun agua pues sin esta seguramente aunque tuvieran alimento perecerían todos de igual forma.

Vio como Alistair fallaba en agarrar los dátiles y terminaba por irse a la jungla cosa que le daba mala espina porque se estaban separando de nuevo. Por supuesto Mitch y Alisson intentarían su parte —Dejemos que Mitch haga un intento más, si no lo logra es mejor que avancemos también porque, aunque aquí es seguro no hay nada y como dices necesitamos tiempo y energía para la jungla— apoyo a su hermana. Sin embargo, prefirió soltarse de ella por un momento, y fue paso a paso lento a donde estaba sentando Melvin y se sentó también a su lado a descansar también, de nada valía cansarse de más si aún les faltaba camino por delante.

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 28ºC
Hora Local: 15.00; 
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Andre caminaba junto a Diana, un poco más atrás, dejando que ella guiase la marcha. La playa se hacía eterna y caminar por la arena no ayudaba. Acercarse al agua era una opción. La arena era más compacta, pero las olas rompían traicioneras en ocasiones. Y eso les alejaba de la sombra. El calor comenzaba a molestar. Las gafas de sol habían sido una buena adquisición. Pero una gorra habría sido el complemento perfecto.
André se detuvo en alguna ocasión a refrescar su cabeza con agua del mar. Siguió caminando, sin dar mucha importancia a que su ropa se fuese mojando. Se iba a secar, seguro.

- ¿Me cuentas algo de ti, Diana? Supongo que estudias, ¿si? -dijo André. Llevaban mucho tiempo en silencio y eso le hacía sentir incomodo. Necesitaba escuchar su voz y la de alguien más.

Con el rabillo del ojo, vio algo que le resultó familiar. Se dio la vuelta por un momento, mirando a su espalda y de nuevo hacia el sur. La linea, aun desgastada, era reconocible.

- Ese trazo... si, estoy seguro. Esa linea en la arena, cerca de los arboles, la dejé yo. Un rastro para volver al lugar donde aparecí. Allí había dos personas. Una muy mal herida. La otra, una doctora... Curioso, ¿si?. También se llama Diana. Rubia, alta. Unos cuarenta años. Están en nuestra dirección. Deberíamos comprobar si siguen allí, ¿si?

La porción de mente que le había atormentado en las ultimas horas parecía haberse acallado. Quizas había asumido el rol de padre. Había decidido escoger cuidar de Diana, al ser menor de edad.

Aun así, caminaba por detrás de ella y no podía dejar de mirarla. Era tan alta como Elena, su difunta esposa. También delgada. Solo que Elena era rubia. Mejor dicho, había sido rubia. Ahora no era más que carne podrida y huesos en una tumba de un cementerio de Barcelona al que los padres de ella no le dejaron entrar.

André sintió un acceso de nausea. Se refrescó con agua del mar y lo achacó al calor y al hecho de no llevar gorra. Después, siguió caminando detrás de Diana, mirándola el culo. Imaginando que era Elena, que, por artificio de algún milagro, había recobrado la y la sensibilidad de cintura para abajo y se había teñido el pelo. Que estaban en la luna de miel en Cancun que tuvieron que cancelar.

Diana caminaba en silencio, cargando los cocos que había podido meter en su mochila. El resto los habían dejado y la muchacha intentaba memorizar el camino por si tuviera que volver a por ellos.

André preguntó acerca de sus estudios. Normalmente Diana pasaba de dar explicaciones, de hecho su familia no le preguntaba nunca. Pero le caía bien este sujeto, además que no había nadie cerca con quien poder conversar.

- Sí, - asintió - si todo va bien espero empezar el año que viene en la universidad. - Sonrió y se sintió más locuaz. - Aún no me he decidido por literatura, historia o bellas artes. En mi tiempo libre escribo y dibujo un poco.

Iba a contar más, pero ni siquiera su familia sabía para quien había hecho esos dibujos, lo dejó correr.

Por suerte André cambió de tema. Ya había pasado por aquí y había encontrado gente.

- Buena idea, vayamos a ver si están o han dejado algo interesante, un mensaje u otra cosa.

Miércoles, 7 de agosto del 2019.
Tarde, temperatura 28ºC
Hora Local: 16.00; 
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André se llevó la mano al costado. Hacia rato que le dolía. De hecho, desde el accidente. Pero la adrenalina y el estrés habían conspirado para poner dichas sensaciones a un lado. Pero ahora, quizás la charla intrascendente con Diana hizo que saliese de nuevo a flote.

- Uff... Creo que tengo más ganas que nunca de volver a ver a Alistair. No me vendría mal un vistazo por un medico, ¿si?

Se levantó la camisa y vio un gigantesco cardenal en el pecho. Eso era. No parecía tener ninguna costilla rota, pero la pinta, desde luego, no era buena.

- ¿Descansamos? -casi suplicó el francés. Se acercó a la sombra de unas palmeras y se dejó caer- Podemos seguir en un momento. Solo quiero respirar un poco.

Y André lo hizo, casi jadeando. El calor estaba apretando duro.

- Entonces de acuerdo. Iremos juntos siguiendo la senda que yo dejé. Creo que aun la distingo.

Mientras miraba al sur, se puso en pie.

- Yo soy biólogo. Etología en realidad. Estudio el comportamiento de los animales. Para entenderlos. Y después me dediqué a la cría de perros de raza. Da mucho dinero -explicó André, a pesar de que Diana no le había preguntado. En cierta forma, aquella conversación intrascendente le había hecho sentir en calma y quería que continuase.

Diana se sintió mal por André, el pobre la había seguido y ella no había tenido en cuenta que estuviera herido o enfermo.

- Hace mucho calor, es la peor hora del día, descansemos. - Tras un instante continuó. - Perdona si he ido muy rápido y te he forzado la marcha. Marca tú el ritmo, si me canso te lo haré saber.

En cuanto le comentó sus planes, la muchacha asintió.

- Me parece bien, en descansar guías tú. La dirección sur es la que yo también quiero seguir.

Diana se iba acostumbrando a André, no era como su padre o su madre, no se le imponía sino que le preguntaba las cosas. Eso estaba bien y mientras pudiera le gustaría seguir a su lado, no le apetecía lo más mínimo quedarse sola.