Wilbur se queda un rato parado, recuperando el aliento, justo acierta a decir:
- Bu... buen golpe, Valandil.
Motivo: Minería
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+3)=17
La experencia de Wilbur como minero le sirve rápidamente para detectar dos piedras interesantes entre el contenido derramado de la vagoneta.
El primero de ellos es una piedra negra del tamaño de un puño. Ciertos brillos a la luz de la linterna describen una trayectoria en su superficie, como siguiendo la linea de un dibujo o de una talla. Pero ahora el dibujo está algo borroso.
El segundo de ellos es una gema esférica del tamaño de un ojo humano, con un color gris ahumado. Cuando Wilbur lo toca, el cristal empieza a flotar lentamente en el aire hasta terminar trazando una órbita alrededor de la cabeza del hechicero.
Wilbur, haz dos tiradas de la habilidad conocimientos de conjuros.
Motivo: Conocimiento de conjuros
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+3)=7
Motivo: Conocimiento de conjuros
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+3)=16
Lo que flota alrededor de tu cabeza debe de ser una piedra ioun. Son piedras mágicas, que tienen diversos efectos beneficiosos sobre la persona en torno a la cual orbita. Poco tiene que ver con el desastre de la mina. Parece ser que los mineros la desenterraron y metieron en la carretilla como una piedra vulgar, sin saber el verdadero poder que confiere. Y tú tampoco lo sabes. La manera en la que el poder de la piedra ioun te ayuda es desconocido, pero pueden desvelarse sus propiedades con los mismos métodos que con otros objetos mágicos*.
Estas piedras solo funcionan cuando giran en torno a alguien. Si la coges en el aire, puedes guardarla, pero en tu bolsillo de poca ayuda te será.
*Un conjuro de identificar te dirá que hace la piedra ioun.
Lanzo un conjuro de identificación (¿Cómo iba eso? ¿Tengo que tirar dados?)
El conjuro de identificar no lo conoces. No sabes lanzarlo. Es un conjuro de nivel 1. Aprendes un conjuro nuevo de nivel 1 cuando llegas a hechicero de nivel 3. De todas formas, para hacer ese conjuro necesitas una perla de al menos 100 piezas de oro (que pulverizas y disuelves en una infusión para bebértela).
Vaya, digamos que supiese que eso provoca algún tipo de efecto ¿Cómo podría asumir y aceptar o recibir el efecto que fuese? ¿Simplemente sigo con mi vida como si nada mientras eso da vueltas sobre mi?
Valandil limpia la cimitarra en las ropas del desafortunado minero y la guarda para seguiidamente observar con curiosidad las evoluciones de Wilbur con las piedras
Wai, pero estoy sin el manual hasta finales de la próxima semana. Cuando pueda me pongo a ello.
De paso aprovecho para comunicar que esta semana entrante no podré entrar a diario
Exacto, sigues con tu vida normal. Puede que en medio de una lucha te des cuenta de qué hace, pero hasta que llegue ese momento o identifiques el objeto mágico, no podrás anotar en tu ficha el beneficio concreto. Si por ejemplo te diese un +4 a trepar, cuando hicieses la siguiente tirada de trepar sería cuando te darías cuenta de que trepas más fácilmente, y anotarías el +4 en tu ficha. Luego hay objetos mágicos que tienen poderes especiales que se activan X veces al día, y esos poderes especiales los puedes conocer con el conjuro identificar.
Y, sea lo que sea ¿No se puede activar o desactivar según se me antoje?
¿Tengo que ir a todas partes con la piedra esa encima?
PD. Por cierto ¿Te suena de algo esto?
Si lo que te preocupa es llamar tanto la atención, pues la coges y la guardas en un bolsillo o en la mochila. Las piedras ioun solo se activan cuando giran alrededor de la cabeza, así que si la guardas queda "desactivada".
Sobre la juncia de sangre: no me suena. Pero muchos masters de la vieja escuela usaban manuales en inglés, y en la traducción cambian un poco. Podría ser un "espino chupasangre", del manuscrito infernal (un manual de monstruos de reinos olvidados). En el manual de monstruos II sale una planta que se llama "rocio de sol roja (drosera)", que con ese nombre tan largo vete tú a saber como la llamaban en los manuales originales en inglés.
Si, si, pero, quiero decir, si me la guardo en el bolsillo y luego quiero que vuelva a ponerse a dar vueltas... ¿Podría hacerlo o ya estaría desactivada y habría que saber como se activa de nuevo?
Podrías hacerlo. Las piedras Ioun se activan al tocarlas. No necesitas decir ninguna palabra mágica ni nada por el estilo.
Wilbur, lanza un último mazazo con el que aplasta el cráneo del minero muerto, no tanto para rematarlo como para darse el gusto de reventarle la cabeza, para después atrapar la piedra voladora, recoger a la otra piedra extraña, y guardarse ambas en un bolsillo.
- Valandil, no se si estoy en condiciones de seguir con la exploración de la mina... creo que me convendría descansar un rato ¿Qué tal si salimos fuera a respirar un poco de aire fresco?
Tras ver desaparecer al elfo y a Wilbur en dirección a la mina, el rudo montaraz se quedó mirando a Roger, con su comentario, con un fruncimineto de cejas decidió ignorar el comentario y añadir.
- Nos prepararémos para recibirles.- Dijo a la vez que con la mirada sondeó la zona.- Ven, ayúdame a juntar esas vagonetas, las podremos usar a modo de cobertura en el caso de que tengamos que cruzar algunos flechazos en el supuesto que haya hostilidades... esperemos que no las haya, pero por si fuera el caso es mejor prevenir.
Sin esperar más se puso manos a la obra, acercando una vagoneta, deslizándola por la guía, hasta un lugar cercano a la entrada de la mina. Mientras empujaba, sintiendo aún multitud de pequeños aguijonazos en todo su cuerpo por el gran esfuerzo realizado recientemente al arrastrar a los moribundos compañeros, comentaba.
- Te cederé la palabra, para que hables con los extraños... con demasiada frecuencia me he metido en problemas por hablar, al parecer a la gente no le gusta escuchar las verdades.- En una breve pausa apunta.- Pregúntales quienes son y que coño hacen perdidos por estas montañas... y porqué arrastran un cuerpo, y si no lo llevan hasta aquí, donde coño lo han dejado.
Tras juntar las dos vagonetas, logrando un lugar donde refugiarse en el caso de tener que cobijarase, el pelirrojo montaraz se dedicó a preparar sus armas, dejando la larga lanza apoyada en una de las vagonetas y tomando en sus manos el corto arco y encocando en él una flecha, sin tensarlo.