-De acuerdo, Taluta, vengo contigo -contesta el elfo, remarcando su respuesta con un severo asentimiento. No es que la idea le resulte muy atractiva, pero en cierta manera se sigue sintiendo responsable y la alternativa, quedarse solo y perdido en medio de la nada, tampoco parece muy prometedora. Sin nada más que decir, coloca su arco largo en la mano y se dispone a seguir a la guerrera semi-orca.
La exploración de la mina resulta... inconcluyente. Los túneles secundarios terminan en callejones sin salida, y la galería principal está medio taponada por los cascotes de un derrumbe. A este lado del derrumbe hay una especie de campamento, con mantas, restos de fogata (no parece muy sano encender una hoguera en un lugar cerrado, pero por algún motivo está ahí), trizas de ropa apiladas para formar una cama...
La barrera de rocas no llega hasta el techo de la mina, así que a Ulthor y Taluta le es posible trepar hasta el otro lado. Allí encuentran el cadáver de un hombre, atrapado de cintura para abajo por las rocas. Más adelante, las piedras del derrumbe cubren la galería haciendo imposible avanzar. Algo más debió pasar, porque un alud de rocas no explica todos los cuerpos calcinados del exterior.
-Veo un cadáver, pero no el del campamento del otro lado del derrumbe. Hay, o había, un superviviente. Y el derrumbe no explica lo de los cadáveres de fuera. Creo que deberíamos tratar de encontrar algo ahí fuera, no aquí dentro -sugiere Ulthor. Tampoco es que le agrade mucho estar bajo tierra.
Arruga la nariz decepcionada y tras echar un último vistazo al túnel encamina sus pasos de nuevo hacia la salida. Parece evidente que algo o alguien atacó el lugar, haciendo huir a los trabajadores que terminaron muriendo en el combate del exterior. Posiblemente, el atacante sea el mismo que cometió aquella atrocidad con su familia.
- Ahora tener dos caminos para seguir - dice mirando a ambos alternativamente - Taluta escogería ese - señala con la punta de su alfanjón el camino que lleva al sureste - parece menos peligroso que el otro
Se gira para mirar a Ulthor y espera su opinión. Acababa de encontrárselo, por lo tal vez él hubiese venido de allí.
-Sureste entonces, estoy de acuerdo -sentenia el elfo, arco en mano según salen al exterior. Respira buscando la dulzura del aire no viciado, pero la proximidad de los cadáveres no mejora en mucho el olor rancio del interior de la mina- Mantengámonos alerta, no me gustaría caer en una emboscada.
Tras algo más de una hora de camino, Ulthor y Taluta comprueban que el camino sureste termina en un pueblo. Las primeras calles están desiertas, circundadas por casas de madera con aspecto de abandonadas. En el núcleo del pueblo, las casas son de piedra. Un gran gentío se agolpa frente a un edificio de tres plantas, el más alto del lugar. En su mayoría hay humanos y enanos...
Continuamos en el Cap.5-Nuevas Alianzas. Si no me da tiempo a postearlo hoy, el sábado estará sin falta.