El tubo del centro pokémon ascendió en el mismo momento en que se cerró la puerta de cristal. Una sensación de temor y nervios inundó su estómago. ¡Era la emoción del principio! Segundos después se encontraba en un extraño lugar:

Había llegado a la Gruta Helada, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar hacía bastante frío, mucho más que en el resto de zonas de la arena. Un muro de hielo atravesaba la sala en diagonal dificultando el paso hacia dos de los portales.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

No estaban las cosas para quedarse mucho tiempo por allí. El frío era intenso, y MIchiko comenzaba ya a sufrirlo, así que ahora su prioridad era Golduck. El pobre pokemon quizás tuviese aún más frío que ella. Se preguntó si aquella no había sudo una mala decisión.

Pensó que el hielo era parecido al agua, y quizás su compañero no estuviese mal allí, al menos desenvolviéndose en batalla. Pero ahora... Casi comenzaba a arrepentirse.

-Tranquilo, Fras -le dijo-. Pronto saldremos de aquí, solo déjame echar una ojeada a todo ésto. Quizás haya cosas que nos vengan bien más adelante. Tú ve yendo hacia una de las puertas, y por esa entraremos -total, qué más daba. Sería como echarlo a suertes.*

Fras pareció decantarse por el portal azul mientras ella aún buscaba objetos.

Fras vino muy contento de rebuscar por la gruta, entre sus manos llevaba consigo un metrónomo. Miró a Michiko para que se lo colocara y así poder usarlo en el combate.

Con el objeto conseguido, Michiko y Fras eligieron un nuevo lugar al que dirigirse echándolo a cara y cruz.

Había llegado a la Gruta Helada, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar hacía bastante frío, mucho más que en el resto de zonas de la arena. Un muro de hielo atravesaba la sala en diagonal dificultando el paso hacia dos de los portales.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

Entornó los ojos... ¡En esa sala ya habían estado! Vaya chasco. Así que de algún modo habían hecho un círculo. Recordó que antes habían ido por el portal azul, así que ahora se acercó al rojo.

-A ver qué pasa si vamos por este, Fras. Espero que no volvamos por aquí, ¡que ya empiezo a congelarme!

Dejó que se abriese la puerta, y se asomó, un poco temerosa de lo que podría encontrar allí. Si de nuevo era algún sitio repetido, tendría que cambiar su modo de actuar.

Había llegado a la Gruta Helada, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar hacía bastante frío, mucho más que en el resto de zonas de la arena. Un muro de hielo atravesaba la sala en diagonal dificultando el paso hacia dos de los portales.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

Michiko sintió el frío de nuevo en su piel. No iba para nada vestida como debería ser en esas temperaturas, así que no tardó en intentar salir de allí sin perder un segudo.

-Vamos, Fras... Entremos por la puerta roja, a ver qué pasa.

Fras se mostró encantado de marcharse también de esa gélida estancia. El agua le encantaba, pero el hielo no era su forma favorita.

Había llegado a la Gruta Helada, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar hacía bastante frío, mucho más que en el resto de zonas de la arena. Un muro de hielo atravesaba la sala en diagonal dificultando el paso hacia dos de los portales.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

De pronto una poderosa luz iluminó las cuatro paredes de la zona de batalla con una imagen

Haru Tsuki había perdido su primera vida.

Kumi liberó a su Pokemon, tal y como las reglas habían dejado claras; por desgracia, esa zona era demasiado inhospita como para quedarse en el lugar a preparar una tarta de mermelada de frambuesa y queso; pese a ello, aún tenía la posibilidad de hacer algo en el lugar antes de marcharse del mismo. ¡Buscar ingredientes!.

-¡Vamos Pikachu! -Dijo sonriendo a su Pokemon- ¡Es hora de buscar algo interesante por aquí!.

Lamentablemente ni Kumi ni su "Pikachu" fueron capaces de encontrar nada en aquella sala. Podrían seguir buscando algo de interés, o quizá moverse a algún otro sitio.

De pronto una poderosa luz iluminó las cuatro paredes de la zona de batalla con una imagen

Arion Yagami y Yoel Bennet habían perdido su primera vida.

Kumi frunció el ceño ante no haber encontrado absolutamente nada de valor en el lugar, suspirando, o mejor dicho, dejando que el vaho de su aliento saliera de su boca, miró hacia su querido "Pikachu" y le acarició la cabeza antes de seguir pensando en qué hacer, en concreto, ir a través de otra de las puertas, quizás la azul fuera la correcta en esta ocasión.

-¡Vamos! -Dijo aún con entusiasmo y algo de frío- ¡Seguro que aquí encontraremos algo!.

Había llegado a la Gruta Helada, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar hacía bastante frío, mucho más que en el resto de zonas de la arena. Un muro de hielo atravesaba la sala en diagonal dificultando el paso hacia dos de los portales.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

Motoo sintió un escalofrío, no se estaba tan mal aquí e iba bien abrigado, pero el cambio de temperatura entre salas provocó que en los siguientes minutos una intensa molestia se concentrara en su enrojecida nariz. La electricidad estática de raichu también se intensificó para mantenerle en calor. No obstante, Abiko siempre había pensado en vivir en algún lugar así, tal vez con más luz y algo menos de frío.

Echemos un vistazo Raichu, a ver si encontramos algo, ya que los entrenadores escasean, haha

En una grieta del muro que dividía la sala encontró lo que parecía ser: ¡una Poción Máxima!

Motoo siempre había creído que, si atravesaba el portal de un color, atravesarlo de nuevo te conducía de vuelta a la sala de antes. Pero esta vez había atravesado el portal azul, y ahora éste se antojaba lejano y aislado, Por lo que desconocía por donde había llegado y a donde había ido a parar. 

Movámonos Murray - Motoo observó los portales amarillo y Verde, no sabía cual tomar, y los miró una y otra vez alternativamente hasta que un frescor le entró por los pantalones cortos haciendo que se refugiara en su sudadera. 

El Amarillo - Dijo tomando el portal, asegurándose que Murray le seguía.