Partida Rol por web

Al abrir los ojos sólo ves oscuridad y nada más. Tu nariz se ve atacada por el olor a meado reconcentrado y una sensación de cerrajón metalizado. Luego notas como algo pegado en el pelo, al tocarlo te das cuenta de que es chicle, no sabes de donde ha salido, pero entonces recuerdas que tu cabeza ha dado contra algo. La furgoneta no está ahí, estás echado en algún sitio, no se sabe donde. Recuerdas una luz, un tirón y a Kaylee cagada de miedo a tu lado. Y sobretodo, recuerdas haberle gritado que se fuera y te ves a tí mismo intentando impactar la ranchera de tu padre contra aquel monstruoso gigante de metal. Pero ahora sólo hay negrura, meados y confusión. Bueno, al menos no parece que estén ahí ya los dos robots...

-Jason?- oyes la voz suave y dulce de Kaylee, llamándote -Estás bien?

Oh... mierda. No sé si es que he perdido el control de la ranchera o qué, pero aunque agarro con fuerza el volante dispuesto a sortear al puto robot, noto cómo poco a poco nos acercamos a la pierna robótica. Nos vamos a chocar, joder, joder, jodeeeer.

Mi vida pasa por delante de mis ojos como en una película de dos segundos. Y siento rabia. Mucha rabia. Rabia por no haber puesto nunca las cartas sobre la mesa y decirle a mi padre lo que había. Rabia por mi madre, que nunca me había defendido. Y muchísima rabia por acobardarme frente a mi padre cuando, ahora, veo tan claro que podría haber llevado yo las riendas...

La cabeza me estalla de dolor a medida que avanzamos hacia la pata del robot, siendo el impacto inminente y seguro. Ya no puedo hacer nada. Voy a morir y por mi culpa Kaylee también, ni siquiera la he podido besar...

...

Puag. Qué asco. Huele a meado tan fuerte que hasta marea, todo está oscuro y no tengo ni idea de dónde estamos. ¿Y la ranchera? ¿Y el robot? ¿Será un sueño? ¿Habremos muerto? Pero... no siento nada raro, me noto como siempre. Incluso la cabeza me sigue doliendo un poco.

- ¿Kaylee? -Pregunto, poniéndome de pie con cuidado para no golpearme la cabeza al no ver nada, por si acaso. Tanteo mi alrededor con las manos hasta que agarro alguna parte del cuerpo de la chica. Suspiro aliviado al tocarla-. Sí, estoy bien. ¿Qué tal estás tú? ¿Cómo has hecho esto? ¿Qué...? ¿Dónde estamos?

Miro a mi alrededor, tratando de situarme para buscar una puerta. Bueno, decir "miro" es bastante subjetivo, ya que no veo nada.

Estamos vivos. No sé cómo, no sé cómo habrá hecho esto Kaylee pero me alegro muchísimo.

- ¡Mierda! -Grito, furioso al pasar la mano por mi pelo. ¡Chicle! ¡Se me ha enganchado chicle en un mechón! ¡¡DIOS!!-. Joder, salgamos de aquí. Huele que apesta.

Cojo la mano de Kaylee, para no separarme de ella y busco la salida.

Notas como el aire se mueve a tu alrededor, es el movimiento de Kaylee acercándose. A los pocos segundos, notas sus dedos en tu pelo, está intentando ayudarte a quitarte el chicle del pelo.

-Si lo he hecho bien, y eso creo, estamos en Las Vegas, al menos es en lo que me concentré antes de abrir el portal- responde la chica, mientras intenta ir despegando pelo por pelo del mechón, en un intento de arrancar sustancia gomosa y pegarla en la pared contra la que estais apoyados.

-Lo siento, a veces no controlo los puntos exactos de aparición, creo que estamos en una especie de callejón o algo así...- añade ésta. Deja de intentar ayudarte al levantarte tu bruscamente e intentar salir.

Efectivamente, es un callejón, en cuanto andas unos metros cosigues alcanzar el "mundo exterior". La luz de la mañana os ciega a ambos por unos segundos. Y lo que ves es totalmente increible: una calle amplia, adornada con fuentes de agua y luces, muchisimas luces de colores, que intentan atraer a la gente hacia el interior de sus casinos. Aunque jamás has salido de Arcadia, lo has visto en la tele muchas veces, los casinos de las Vegas. Estás en Las Vegas, a miles de kilometros de la vieja granja!

-Yo... no sabía qué hacer, sólo quería poner distancia con los centinelas...- balbucea, algo temerosa de que estuvieras cabreado con ella, por llevartelo de ese modo -Y de todos modos, tú querías irte de esa casa, no?

Ay! Ay! Aaay! Los tirones del chicle me hacen mucho daño, por lo que acabo desistiendo e impido que Kaylee siga torturándome al intentar quitarlo, lo mejor será cortar por lo sano y hacerme un buen corte de pelo. En fin, al fin y al cabo ya va tocando, así que tampoco hay tanto drama...

Cuando salimos a la luz, quedo deslumbrado por la fuerza con que brilla el sol, por lo que pongo mi mano de visera. Hostia... cuando veo dónde estamos, Las Vegas, y veo sus edificios, sus hoteles, sus casinos... quedo flipando, con la boca abierta. 

- WOW! Lo había visto en pelis, pero esto es increíble... -Boquiabierto, agarro a Kaylee de la mano para tenerla controlada. En una ciudad como Las Vegas, a saber qué puede pasar a dos adolescentes si van sin cuidado y se separan. La miro y sonrío.

- Eh, Kaylee, deja de preocuparte mujer. Lo has hecho genial. Nos has salvado la vida -Le sonrío y le acaricio la mano con la que la sujeto, con el pulgar- y me has alejado de mi padre. Siempre te estaré agradecido -Le guiño un ojo y vuelvo a mirar hacia adelante. ¿Y ahora qué? ¿A dónde deberíamos ir? No tenemos dinero, no tenemos ropa de recambio, mi petate está en la ranchera que ahora mismo debería ser pasto de las llamas si no me equivoco... buf.

Miro a la chica y le sonrío, intentando infundirle tranquilidad... como si yo supiese lo que íbamos a hacer. Comienzo a andar hacia adelante, como si tuviese alguna idea de dónde ir.

- ¿Sabes? No me has dicho nada de ti, salvo que te has escapado y llegaste a mi granja -La miro-. ¿Por qué escapaste? ¿De tus padres? ¿Qué poderes tienes, a parte de teletransportarnos? 

Me detengo en un cruce, sin tener muy claro hacia dónde tirar. Miro a Kaylee, desviándoseme la mirada ligeramente hacia la forma de sus pechos para luego volver a mirarla a la cara. Le sonrío. 

Kaylee sonríe dulcemente, se queda mirando la calle y los carteles de los locales, igual que Jason, emocionada y alucinada.

-De nada, lo he hecho con sumo gusto, tu padre es una persona horrible, se merece que le dejes atrás- responde ésta, con el semblante serio. Notas como su mano estrecha la tuya con suavidad y firmeza, en ningún momento parece querer soltarte y dejar de ir cogidos de la mano. No parece incomodarle en absoluto. Te sonríe de nuevo, encantada de que ambos seais libres, en la ciudad más glamourosa del mundo. Se le corta ligeramente cuando oye tus últimas preguntas.

-Huí... de todos. Bueno, no todo es tan bonito como ir de un sitio a otro sin más- mira hacia abajo, hacia el suelo. Parece que no le gusta mucho hablar de ese tema -Ehm... fue culpa de mi hermana, hizo cosas horribles y me echó la culpa de todo. Era dejarlo todo atrás o ser apedreada por todo el mundo cada día de mi vida- su cara ahora es de pura tristeza y dolor, por recordar lo pasado.

La calle está bastante vacía, a esas horas de la mañana es muy pronto para que haya gente por ella, aunque hay algunos grupos de turistas haciendo fotos. Lo cierto es que no teneis dinero ni más ropa que la que llevais puesta y pronto tendreis hambre, tal vez deberiais buscar un trabajo o algo. Unos metros más abajo, en una esquina, veis a dos hombres, un joven latino y un hombre cuarentón. Se ven muy del estilo de Arcadia, al menos en vestimenta. Parecen estar esperando a alguien...

Sonrío a Kaylee, estrechándole la mano al oír que mi padre era una persona horrible. No hago comentario alguno, porque no es necesario. Ya está todo dicho. Además, casualidad o no, desde que he agarrado su mano he dejado de sentir ese incesante dolor de cabeza punzante que comenzaba a irritarme de mala manera. Tal vez ella, sin saberlo, tenga algún poder que contrarreste el mío. De ser así...

La abrazo al verla entristecerse al contarme parte de su historia. No voy a hurgar más en la herida, hay cosas que es preferible no decir nunca aunque te consuma... la entiendo perfectamente. La estrecho bien fuerte, con una mano en su espalda y otra en su nuca.

- Bueno... pues ya hemos escapado los dos de nuestro pasado, ¿no? -Le susurro a su oído-. Pues ahora toca buscarnos un futuro. Y sin trabajo no hay futuro...

La suelto y vuelvo a agarrarla de la mano, caminando hasta que me encuentro con dos tipos con pinta de chungos. Le digo a Kaylee que me espere ahí y me acerco hacia ellos.

- Buenas. No tendréis trabajo, ¿verdad? -Sonrío confiado, en especial al volver a notar la punzada de dolor en la cabeza (¿lo ves? ¡Ella es un amuleto!).

Kaylee sonríe cariñosamente ante los mimos bien intencionados que le propinas. Está encantada con tu sensibilidad y ternura hacia ella. Acepta el abrazo encantada de la vida y responde abrazándote del mismo modo. Cuando os separáis, afirma con la cabeza, ante tu plan de encontrar trabajo para poder sobrevivir.

-Puedo hacer de camarera y si encuentro algún libro adecuado, puedo aprender a hacer de crupier. Aquí se necesitan ambas cosas- afirma con convicción. Se apunta a tu plan, a las claras. Camina a tu lado, cogida de tu mano, feliz de haber hecho lo correcto y de los planes que tenéis en mente. Frena de golpe al ver a los dos tipos, con pinta de bailarines de country. Te mira cuando le pides que espere allí, aparte. No le hace mucha gracia pero te hace caso y se queda ahí, de pie, quieta, esperándote.

Al acercarte a los dos hombres, se giran hacia ti. El cuarentón con cara de redneck te mira con cara de "qué coño quieres?". Parece tener muy malas pulgas. El segundo hombre, el más joven, el de aspecto latino, te sonríe de forma más suave y elegante, más acogedoramente.

-Ei AC/DC, pa'que queremos a un chicken y a una palone?- dice el primero.
-Bueno, puede...- responde el hombre más joven, a la vez que su compañero. Se solapan y pisan entre ellos al hablar.
-Son giris, ni de coña!
-Son feeles, está claro que necesitan ayuda!
-SON GIRIS, Artie, GIRIS. No necesitamos a ningún fruit primero de mayo. Sólo incordiaría- protesta el mayor.
-Cove, son jóvenes y están solos, tu y yo también fuimos una vez así.

El hombre mayor mira con dureza al más joven y se calla de golpe.
-Mira, tu novia y tu podéis venir. Ya os encontraremos algo que hacer. Se cobra poco dinarly pero nunca dejamos morir de hambre a nadie. Tendréis jarly y doss, quiero decir comida y donde dormir -rectifica el joven, acordándose de repente de que igual no les estáis entendiendo demasiado. Pero no parecen tan mala gente como parecían al principio, cuando los viste de lejos.
-Y donde si se puede saber? Los vas a meter en tu latty?- gruñe el mayor.
-Pues igual sí. Necesito a alguien que me ayude con mi parada y seguro que Max necesita gente también- se encoge de hombros.
-Max siempre necesita gente- sonríe sarcásticamente el más mayor.

A pocos metros, de reojo, Jason ve como se acercan dos crías, o al menos una niña asiática de unos 13 años y un niño/niña, es difícil decir muy bien a qué sexo pertenece, de tal vez 14 ó 15 años. Ambas caminan a buen paso y parecen ir directas hacia la posición que ocupan la parejita y los dos hombres. El hombre más mayor se queda silencioso un momento, mira a la niña y luego esboza una sonrisa torcida. Se percibe algo de alivio en su gesto, como si se alegrara de verla.

-Ya has hecho la buena acción del día, Haru? Más refugiados? No somos el puto Ejército de Salvación, lo sabes no?

La niña asiática sonríe con dulzura y encanto, se acerca al hombre mayor y le rodea la cintura con sus bracitos delgaditos.
-Oh pero tú sabes cuanto me gusta rescatar gatos perdidos. Y esta es muuuuy especial, te gustará- levanta la mirada hacia el hombre y le vuelve a sonreír, achinando los ojos.
-Además te debe lynn.
-Cierto. Eh tu, me debes una, pagarás tu deuda verdad?- le dice a Niobe. Haruka se gira hacia la muchacha y le guiña un ojo, cómplice.
-Le debes lynn, así que tendrás que venir con nosotros. Puedes dormir en mi latty, seguro que a mi padre le gustará conocerte. Es un gran lanzador de cuchillos- sonríe encantadoramente. No es que tuviera mucho sentido aquel orden de cosas, pero por su cara luminosa y de felicidad, es como si la tuviera por completo y fuera total y absolutamente evidente.

Arturo mira a Niobe, a su vez.
-Me alegro de que nuestra pequeña te encontrara todavía entera. Aquella dona parecía muy peligrosa. Ven con nosotros- el hombre joven sonríe amablemente. Parece muy seguro de que la chica-chico no tiene donde caerse muerta o una familia a la que regresar.

-Estos son... Como os llamais tu chica y tu? No piensas presentárnosla?- ahora a quien sonríe es a Jason. Es una sonrisa cálida, atrayente, que induce a confiar en aquella persona, por algún extraño motivo -Este gruñón de aquí es Tío Jesse y la niña es Haruka, yo me llamo Arturo y el feele que acompaña a mi ahijada se llama Niobe- está claro que tiene una gran memoria -Lo recuerdo bien, cierto?- le pide a Niobe que se lo confirme.

Vale, lo que menos esperaba cuando bromeé acerca de lo de volar ¡es que ella sí volara! ¿Cómo narices...? Bueno, da igual. Yo hago terremotos, ella vuela. Supongo que tampoco es taaaan raro. Lo justo.

Eso sí, me pongo algo nerviosa cuando solo me tiene sujeta de las muñecas, como si pudiera conmigo... Porque da la sensación de que no. No sé por qué puede conmigo, ella es pequeñita. Claro que luego, cuando puedo confiar en que no me caeré, llego a disfrutar y todo del viaje por el aire.

Claro que no hay nada como volver a poner los pies en el suelo.

- Así que vuelas... - murmuro una vez estamos fuera - Esto se ha vuelto mas raro por momentos - suelto aire por la nariz y giro la cabeza para mirar a Haruka - Oye, gracias por volver a por mi - le sonrío antes de fjiarme mejor en el sitio que me señala, donde están los hombres de antes y dos jóvenes mas.

Escucha la ligera conversación cuando nos plantamos con ellos, alzando las cejas cuando Haru me menciona como si fuera "una gatita perdida muy especial" y me rasco un poco la nuca, mirando a los dos nuevos. Les saludo con un toque de cabeza cuando vuelvo a escuchar a la niña asiática. hablarme.

- ¿Lynn? - pregunto, mirando, se me había olvidado lo poco que habíamos hablado antes. Además, aún estoy muy confusa con todo lo que ha pasado - ¿Cerveza? - entonces el hombre vuelve a hablar - Sí, Niobe - asiento - Debería ver si los hermanos están bien...ellos seguro que están preocupados por mi - les comento, aunque no creo que me escuchen demasiado, parecen tenerlo todo bastante claro.

A medida que los dos hombres van hablando, me voy impacientando más y más al no tener claro si saben de una maldita forma de ganar algo de dinero para no morir de hambre o no. ¡No los entiendo! ¿Chicken? ¿Palone? ¿Giris? ¿Feeles? O yo soy muy de pueblo o creo que en Las Vegas se habla de una manera que desconozco. Miro a un hombre y a otro a la vez que ellos abren la boca, por lo que no puedo evitar ser algo cómico desde la distancia al girar la cabeza de un lado al otro...

Comienzo a mosquearme, como cuando mi Padre se volvía en un incordio para mi intimidad de monstruito. Además, el tío viejo me estaba vacilando (o éso sentía yo) y me sentía un poco empujado a golpearle o freírle el cerebro. No he escapado de casa para dejarme pisotear por el primero que pasa. Cierro los puños, en silencio, mirándoles. "Ni de coña". Siento un pequeño zumbido -previo al dolor de cabeza intenso- en las sienes que comienza a calentarme.

Me controlo por Kaylee y por el tipo joven, que encima nos ofrece su 'latty' (que por contexto, he llegado a la difícil conclusión de que es casa o algo por el estilo) y en el fondo porque tampoco quiero que me rompan la cara, pero es que el viejo... me cabrea más que mi Padre. Mantengo la mirada fija en él hasta que veo llegar a una niña pequeña que se lanza a abrazarle.

... Me relajo por completo y hasta puedo comenzar a sentir gratitud hacia el joven (que nos salva de dormir en el raso hasta que encontremos algo bueno). Hago un gesto a Kaylee para que se acerque y miro a la niña y ¿el niño? que acaban de llegar. Respondo con un saludo de cabeza cuando me los presentan.

- Ella es Kaylee y yo soy Jason -Digo, omitiendo cualquier información extra (como que ella no es mi novia) al no acabar de fiarme de ellos. Vale, no parecen mala gente, pero tampoco los conozco y es la primera vez que salgo de casa (mierda, qué triste). Y sigo sin saber si Niobe es chico o chica. Parece nombre de tía...

"Bah, me la pela"

Haruka sonríe enigmáticamente al comentario de Niobe, como toda respuesta. Aunque Tio Jesse sigue renegando por lo bajo, Arturo ha ganado la batalla y eso supone que todos os vais de aquel sitio, hacia un lugar más seguro.

Kaylee se acerca al ver el gesto de Jason, y con una sonrisa tímida, se vuelve a coger de la mano de éste, manteniendo la imagen de parejita adolescentil fugada de algún pueblo de cabras de la America Profunda.

Por otro lado, en un principio los dos hombres adultos no parecen dar opción a Niobe respecto a volver al local, pero Arturo desliza un móvil caro en las manos de ésta, para que pueda llamar a los primos. No parece del tipo de personas que pueda permitirse semejante artilugio pero ahí está, justo deslizándose de sus manos a las de la chica, recién salido del bolsillo del hombre joven.

La llamada dura poco rato. Tom tarda un poco en ponerse pero al final Niobe consigue contactar con éste. Tras una rápida explicación de la situación, acaba quedando claro que James está camino del hospital, inconsciente aunque vivo y que Tom sólo tiene un hombro dislocado, a causa de un hundimiento en el suelo que le hizo caer en mala postura, al intentar sacar a uno de los boxeadores participantes durante el extraño terremoto. Nadie entendía qué había pasado pero a veces la mala suerte pasa. Por el modo de hablar de Tom, parece que nadie relaciona lo sucedido en el local con la muchacha de ojos de color extraño. Es lo que tienen los ataques de pánico en los fenómenos de la naturaleza, la gente tiende a mirar hacia el sitio seguro y no hacia el epicentro causante de todo el problema.

Camináis unos minutos, hasta dar con un viejo Dodge Charger, de morro larguísimo, de color naranja, aparcado holgadamente en una esquina, dos calles más abajo. Es un clásico de los viejos tiempos, iréis algo apretados pero al menos no os reventareis los pies caminando hacia no se sabe donde.

Tio Jesse saca unas llaves del bolsillo de su chaqueta y abre la puerta del copiloto para que podáis ir entrando en los asientos de atrás y luego da la vuelta por delante, para ir hacia la zona del piloto. Se para un momento delante del morro y con el puño de la chaqueta limpia una supuesta mancha en la carrocería del motor, frotando con sumo esmero. Luego se va hacia la puerta del conductor, la abre y se sienta, sonriendo felizmente. Parece que nada más tocar el volante de su Dodge se le va el malhumor.

-Iréis un poco apretados, pero el camino es corto- sonríe algo torcidamente, aunque en su cara se refleja pura felicidad y relajación. Ya parece haber olvidado, de un solo plumazo, la discusión con Arturo y el hecho de tener que cargar con tres giris, casi como por arte de magia. Ya no parece importarle vuestra presencia.

Al final, tras mucho tetris, conseguís encajaros todos y repartiros entre los asientos de atrás y el de delante del copiloto, para caber todos. Vais un poco como una lata de sardinas, pero tenéis una cosa buena, la niña asiática y Niobe, que es todo huesos, abultan muy poco y eso hace que al menos podáis respirar y no morir asfixiados con las apreturas. El Dodge arranca su motor, con un suave y potente ronroneo y el vehiculo old-fashion se pone en marcha, alejándoos definitivamente de aquel lugar (pesadilla para unos, el comienzo de la libertad para otros). Dirección? Nowhere.