La conversación se dividía en varios factores, algunos más apremiantes que otros. El baño... hizo que Ellis suspirara.
Sean turnos o no, deberían ir acompañados de tres personas, al igual que con las guardias, para que haya reacción en caso de que eso quiera terminar con nosotros. Personalmente me da igual acompañarles que no, pero como supervisor de seguridad me gustaría que se cumpliera esa medida para evitar asesinatos y contagios.
Otro de los temas, las votaciones, pero la suerte estaba bastante echada y algunos decían que podían dar luz después del interrogatorio, así que se decidió a dar su confianza una vez, pero un poco más mermada.
Sólo esperemos que pronto se aclaren las cosas.
Expresó a la par que daba su voto. Otro de los asuntos era el maldito tema de la comida. Él seguía masticando frutos secos que dejaban su boca sedienta y bebiendo agua, pero pese a todo se le antojaba una maldita lata como si fuese un manjar. Hasta qué punto estaban degradando las cosas, pensó. Luego seguía el tema de Jesús, pero prefirió no decir ni una palabra ante el personaje, sólo sería alimentar su ego desmedido.
El día había transcurrido con más calma que había comenzado. Una especie de disonante y desquicida rutina había ido instaurándose en el campanento. La rutina de que los anocheceres daban paso a una tensa expectación que se prolongaba hasta el amanecer, cuando, a más tardar y casi por norma, algo horrible sucedía.
Sin embargo, en aquel día hubo una sorprendente novedad. Una novedad que, al menos, evidenciaba la entrada en una nueva fase. Hasta aquel día, la Humanidad había estado perdiendo la partida. No había sido capaz de aprovechar sus cartas cuando la criatura aún estaba creciendo y la confusión había reinado día tras día tras día. Ahora, por primera vez, la Humanidad comenzó a agruparse para presentar batalla.
Podía ser que estuvieran acertados o que estuvieran confundidos, pero estaban juntos. Y juntos y con un único plan, votaron. Los resultados, por tanto, no fueron inesperados. Jack, el chico que siempre había ocultado su apellido, fue elegido por abrumadora mayoría para el interrogatorio.
A medida que los distintos votos iban siendo puestos en común, Jack sudaba cada vez más. Su experiencia le hacìa relacionar de manera directa el resultado con la inminente muerte. Y aunque esta vez el grupo no estaba dispuesto a dejar que aquello ocurriera, aquello no consolaba a Jack. Cuando acumuló el sexto voto y fue irreversible, Jack quiso salir corriendo a pesar deno tener a dónde huir. Ostap, Ellis y Jeffrey, que eran los más fuertes de cuantos quedaban, le atraparon mientras el recuento continuaba con evidente resultado y Jack pataleaba y se resistía.
Le sentaron en una silla y le ataron. Preocupados por si se revolvía por su vida adoptando formas de bicho alienígena, se armaron con armas pesadas y le rodearon. Y entonces empezó el interrogatorio. Mia había sido la percusora de la idea, así que sobre ella recayó el peso de iniciarlo. Se situó frente a Jack y entonces descubrió algo que alguno de sus compañeros había predicho: no tenía ni idea de qué se le preguntaba a un supuesto simbionte alienígena para averiguar su verdadera identidad.
Nerviosa por rellenar el vacío, lanzó una primera rueda de preguntas personales. "¿Cómo te llamas?, ¿De dónde vienes?, ¿Cuál fue tu primera mascota? ¿Cómo se llamaba tu abuela paterna?". Pronto demostró ser un esfuerzo inútil porque aunque Jack contestaba a ellas por haberle pillado desprevenido, no tenían forma de saber si eran ciertas o no.
Pasó entonces a preguntas sencillas pero de caracter menos personal. Buscaba información que cualquier humano podía conocer pero no necesariamente un alienígena. "¿Qué hora es si la manilla pequeña del reloj apunta hacia abajo y la grande a la derecha? ¿Qué pais es el más poblado del planeta? ¿Cual es la unidad de medida de peso en el sistema métrico internacional? ¿De qué color se ponen las hojas caducas en otoño?". Pero Jack las seguía contestando esperanzado por demostrar su pretendida humanidad.
Al cabo, acabo por verse a sí misma preguntando acertijos. "Si un gallo pone un huevo en lo alto de un campanario a las diez en punto, ¿Por qué dirección cae?; Un hombre sale de su casa y camina 50 pasos en dirección Sur, 20 en dirección Este y, allí, se encuentra un oso. Entonces corre 50 pasos en direccón Norte y se refugia en su casa, ¿De qué color era el oso que vio?" Jack contestaba cada vez más contrariado, ya que aquel interrogatorio no avanzaba a pesar de que él parecía contestar correctamente a todo. Por su parte, Mia parecía querer buscar una pregunta capaz de lo imposible.
Entonces Mia preguntó
Un niño y un pato nacieron el mismo día. ¿Al cabo de un año cuál es mayor?
Jack, desconcertado la miró sin comprender.
¿El pato por su esperanza de vida?
Pero Mia perdió el ánimo repentinamente consciente de lo absurdo de la situación.
El pato porque tiene un año y pico... ¡Esto es absurdo! - Se quejó contra su propia idea - ¿Cómo vamos a encontrar una pregunta cuya respuesta sea a todas luces humana o alienígena?
Entonces Jack comenzó a gritar, puesto que se dio cuenta que él mismo había depositado sus esperanzas en aquel interrogatorio.
¡SOY HUMANO, POR EL AMOR DE DIOS! ¡HUMANO! ¡¿CÓMO QUERÉIS QUE LO DEMUESTRE?! ¡DECÍDMELO Y LO HARÉ! ¡SOY HUMANO!...
Pero aquello no ayudaba. Solo planteaba una paradoja irresoluble porque sus respuestas y gritos eran exactamente los mismos que serían tanto si fuese alienígena como humano.
Todos se dieron cuenta de que no podían resolver la ecuación.
Podían soltarle por la falta de evidencias, pero era también sinónimo de dejarse vencer por la criatura, oues no tenían modo de distinguirla de un humano normal y la piedad sería equivalente a la inacción, porque nunca se atreverían a sentenciar a alguien con esas dudas que les invadían.
Podían aislarle, pero sabían que eso era sinónimo de matarle, porque había un cazador violento y desesperado.
Podían mantenerle atado entre ellos, pero habían visto a la criatura sacar tentáculos de gran longitud con lo que, si era La Cosa, podría atacarles de noche y suplantarles.
Podían matarle directamente, pero el riesgo de la equivocación era demasiado alto para cargar con aquel peso.
Se les agotaban las opciones, así que hicieron lo que la Humanidad llevaba haciendo desde que el hombre es hombre: tomar la opción más cobarde. Ni arriesgarse a que Jack fuera una criatura de otro mundo, ni hacerse cargo personalmente.
Aun así, como no querían que Jack muriese como el resto, decidieron meterle en un cuarto de mantenimiento que daba al lugar de la Casa de la Administración allí donde todos iban a dormir. Era un lugar donde aislarle pero sin más entradas posibles, de modo que su puerta siempre estarìa vigilada. Además, dada la gran cantidad de salas que habían dejado de estar operativas, era allí, en el gimnasio o en uno de los baños.
Abrieron el cuarto de mantenimiento que olía a amoniaco por los productos de limpieza que allí se guardaban y le metieron dentro mientras este oataleaba y gritaba atado como estaba a la silla. Tanto gritaba, que agradecieron cerrar la puerta con él dentro y amortiguar sus ruegos.
Al cerrar la puerta desde fuera pudieron oir un leve "click".
¿Pero qué...?
Pero no hubo tiempo de terminar la cuestión pues una explosión tiró abajo la puerta del cuarto de mantenimiento y asoló el interior cortando de raiz los gritos de Jack.
Rápidamente se movilizaron para conseguir unos extintores una vez más. Cuando consiguieron sofocar las llamas, que esta vez no eran muchas, pudieron comprobar que Jack habìa sido humano.
Más aun. Comprobaron que aquel olor a amoniaco no era por haber muchos productos de limpieza sino porque alguien había preparado una trampa bomba casera. Al parecer, quien había conseguido encerrarles el día anterior no lo había hecho sólo por placer, sino para tener tiempo suficiente fuera de los barracones y preparar más elementos con los que cazaros a todos sin ponerse en riesgo propio. Y Jack había sido el primero en sufrir esas medidas.
Probablemente aquella noche su preocupación se volviese mucho más terrestre. Todos se retiraron cabizbajos a pensar en el significado de la inocencia de Jack. Incluso alguno se dio cuenta con cierto irónico humor negro que podían haber aprovechado el interrogatorio para averiguar el apellido Jack.