"Barclay se detuvo en plena carrera al ver que la gigantesca mole de McReady se apartaba bruscamente del túnel que llevaba a la sección de los perros y desaparecía en un recodo. Indeciso, el mecánico vaciló durante un instante, con el extintor en las manos, no sabiendo a qué lado correr. Luego siguió a Connant sea cual fuere la intención de McReady, se podía confiar en que la pondría en práctica con éxito.
[...] McReady apartó a los demás de su camino y corrió por el angosto pasillo atestado de hombres que no podían llegar al lugar donde ocurrían los hechos. Proyectaba un ataque sobre base segura. Una de las gigantescas antorchas fuelles usadas para calentar los motores del avión estaba en sus bronceadas manos. El aparato bramó ruidosamente cuando McReady abrió la válvula. El frenético maullido se acrecentó con sus sibilantes notas. Los perros se apartaron en confuso tropel del cálido lanzazo de llama azul.
-Bar, consiga un cable de alta tensión y tiéndalo como pueda. Y un asa. Podemos electrocutar a este... monstruo, si yo no lo reduzco a cenizas.
McReady hablaba con la autoridad que da la acción planeada. Barclay se encaminó por el largo pasillo a la planta de energía, pero Norris y Van Wall ya se le habían adelantado a la carrera"
Presa del pánico, en cuanto tuviste ocasión de quedarse a solas te escabulliste hasta la armería para hacerte con un buen arma que te ayude a defenderte.
Lo que habíais presenciado la noche anterior os había provocado pesadillas a todos, de eso estabas totalmente seguro. Igual que lo estabas de que aquellas imágenes os seguirían persiguiendo durante el resto de vuestra vida. Os había invadido un terror primigenio por sufrir la misma suerte que los perros.
Pero tú ibas a tomar cartas en el asunto. Si tenías que morir, te llevarías a la tumba a aquel maldito bicho.
Estabas a punto de salir de la armería con tu nueva arma cuando escuchaste un ruido.
Con el corazón latiéndote a mil por hora, entrecerraste la puerta y te sentaste en el suelo con las espalda apoyada contra su hoja. Estabas convencido de que al otro lado estaba la maldita criatura. Probablemente te había sentido y te estaba buscando para cazarte. El sonido de tu respiración te resultaba atronador e intentabas por todos los medios frenarla en contra de todas las leyes naturales. Tu cabeza retumbaba con cada bombeo de tu corazón. Una punzada dolorosa e hiriente te atravesaba el abdomen. No te atrevías a cerrar por completo la puerta por miedo al sonido de metal contra metal cuando la puerta encajase en su umbral. ¿Y si aquel sonido llamaba la atención de la criatura al otro lado? O peor... ¿Y si ella ya sabía que estabas allí? Te cogería por la espalda introduciendo uno de sus resinosos tentáculos por la leve abertura y te rodearía el cuello. Exactamente igual que ocurría en ese tipo escenas en las películas.
Aquello te dio fuerzas para moverte. Si la criatura venía a por ti, debías estar preparado, así que, intentando hacer el menor ruido posible, te volteaste para mirar tú por la rendija de la puerta.
Al principio no viste nada y eso te hizo estremecerte convencido de que la criatura estaba pegada a la hoja por el lado contrario a ti y que apenas te quedaban unas centésimas de segundo. Cogiste aire para gritar y... en ese mismo instante viste algo que te cortó el grito y te permitió seguir oculto. ¡No era la criatura! Acababan de aparecer en el encuadre de la rendija dos de tus compañeros. Primero uno y luego el otro. Te quedaste observando incapaz de moverte mientras todos tus sentidos recuperaban la calma.
Así fue como descubriste la relación que les unía. ¿Cómo podía ser? Llevabais allí dentro más de 5 meses y no es un lugar tan grande como para ocultar su relación. Además, ¿por qué ocultarla? ¿Sabría alguien algo de eso?... Quizás Mayor lo había sabido. O tal vez no. Quizás tú eras la única persona fuera de la pareja que conocía ese amor. Observaste un poco más. Parecían preocupados y reconfortándose mutuamente. Los besos y las caricias no dejaban lugar a dudas de su amor, pero fuiste consciente de que la situación no era la mejor para incentivar el amor. Te apiadaste de ellos. Les guardarías el secreto.
Aun así, seguías sin poder creértelo. ¿Juntos?. Repasaste sus nombres mentalmente paladeando como sonaban uno junto al otro. Y sus nombres eran...
Armero (Cupido + Cazador): Tienes acceso a la armería del campamento, lo cual has aprovechado para agenciarte un arma con la que piensas defenderte en caso de necesidad. Además, y por puro azar, al ir a salir de la armería te encontraste con una escena inesperada. Dos miembros de la expedición están enamorados el uno del otro y mantienen su relación en completo secreto. Ellos no sabían que tú estabas allí y pudiste averiguar sus identidades, por lo que solo tú conoces quienes son.
- Al finalizar el Preludio (día 1), eliges dos personajes que estarán enamorados entre sí. Puedes elegirte a ti mismo.
- Si en algún momento mueres, no importa el motivo, debes elegir a otro jugador a quien matar. La decisión es únicamente tuya y no se debe tomar por consenso ni consejo.
La elección de los enamorados se realizará en la primera noche al comienzo del turno nocturno siendo el tiempo disponible de Viernes a Sábado,
La elección de la víctima adicional en caso de morir de noche se realizará al final del turno nocturno, siendo el tiempo disponible por defecto, el Domingo.
La elección de la víctima adicional en caso de morir de día, se realizará al comienzo del turno nocturno, siendo el tiempo disponible el Viernes.
Lo que veía no sólo era difícil, un amorío secreto, sino que además no lo creería si no fuese por que mis ojos lo estaban percibiendo, porque había una criatura resucitada destructora de gente. Eran muchas cosas como para mantenerse escéptico en aquel momento. La hermosa contable y el divertido pinche de cocina. Sonaba, sencillamente, brutal. Digno de una comedia romántica.
Motivo: Posible pareja 1
Tirada: 2d20
Dificultad: 16-
Resultado: 21 (Fracaso) [11, 10]
A la primera: Mia con Ostap. A esos dos vi. Será por lo bien que cocina él, seguro, porque por otra cosa... xDDD
La incertidumbre y la tensión te estaban matando. Ya no confiabas en nadie. ¿En quién ibas a poder confiar cuando cualquiera podía ser una criatura de más allá del Sistema Solar? Ya ni siquiera confiabas en la pareja de enamorados a la que habías visto el primer día.
Pero aquella pareja te dio una idea. ¿Y si les proporcionaras discretamente un medio para que pudieran conversar sintiéndose seguros sin saber que tú podías escuchar sus conversaciones? Por supuesto era una apuesta a ciegas. Quizás la pareja rechazase usar ese método de comunicación, pero si lo usaba, tú podrías saber qué se decían y cuándo.
Aún tenías la llave de la armería, como no podía ser de otro modo, así que aprovechaste el momento en que todos estabais buscando a Blair para colarte en ella. Dentro estaba justo lo que necesitabas para la ocasión. Un equipo de Walkie Talkies militares, algo anticuados, pero apropiados para operaciones en el exterior a distancias cortas. Probablemente nadie los había utilizado desde hacía mucho, al fin y al cabo, desde que había llegado el invierno, era impensable pasar en el exterior más de media hora.
Solo tenías que asegurarte de dejar dos terminales en un lugar accesible para la pareja mientras tú te quedabas un terminal de escucha. El despacho desde el que Mia trabajaba podía ser el lugar perfecto. Tampoco podías ser muy obvio, así que los dejaste en una estantería, perfectamente dispuestos para ser usados. El típico objeto que no caes en la cuenta que está ahí hasta que de pronto lo ves en una situación totalmente distinta y, de repente, te parece el objeto más útil del campamento.
Y si descubrían tu treta... bueno. Quizás se la achacasen a otro.
Pierdes tu habilidad. Ya no será necesaria con tu nueva afiliación