Frederick, Nueva York
-¡Piiip! ¡Piiip! ¡Piiip! - El despertador suena incesablemente, resonando en toda la habitación. Ya es hora de levantarse. Con un gesto cansado, alargas la mano hacia éste para apagarlo. Te reincorporas sobre la cama y te masajeas las sienes. Últimamente hay muchas cosas en las que pensar. Los estudios, el trabajo...
En cuestión de días habían despedido a tu padre. Lo que te había dificultado seriamente la educación. Habías tenido que comenzar a estudiar la secundaria en un instituto público. Y no solo eso, encima tenías que ayudar a mantener a la familia. Aunque visto desde otra perspectiva, no era tan desagradable. Tu trabajo te gustaba, y tu jefa te trataba bien. Al poco tiempo de comenzar a trabajar en la pequeña librería especializada en literatura fantástica, hiciste buenas migas con su dueña. La señora Dawson. Era ya mayor, y vuida. Pero conservaba una irreprochable amabilidad, y una actitud muy positiva. Y ya de paso te dejaba leer libros sin tener que comprarlos.
Pero ahora no tienes más tiempo para distraerte, un delicioso olor a gofres penetra en tu habitación. Y poco después la llamada del desayuno de tu madre.
Dejas ir un largo suspiro y te pones tus gafas. Toca adecentarse.
Me pongo las gafas para poder volver al mundo real, sin ellas mi visión estaría demasiado nublada para vivir, aunque a veces me gustaría que siempre fuese así.
-Gofres... asi da gusto levantarse... -digo mientras inspiro fuertemente el olor proveniente de la cocina-
Tristemente, el placer momentaneo de desayunar se desvanecerá poco a poco de camino al instituto.
Me dirijo al baño para al menos despejarme un poco y asearme. Cuando termino, me dirijo a mi armario. De los cajones milimetricamente ordenados saco unos pantalones y una camisa... tampoco hay más variedad...
Finalmente, mientras termino de abrocharme la el ultimo botón de la camisa, entro en la cocina deseoso de comprobar que los gofres saben tan bien como huelen.
-Buenos días mama
Tu madre te espera en la mesa de la cocina. Los gofres ya están servidos.
-Buenos días, mi amor.- Te dice nada más entras por la puerta. Con el típico tono de afecto maternal. -¿Has dormido bien?- Tras preguntarte comienza a comerse su gofre, bañado en chocolate. -Mmmm... Hoy me han salido realmente buenos...- Cierra los ojos mientras degusta el desayuno, muy placenteramente.
-Por cierto, ayer me llamó la señora Dawson. Dijo que estabas haciendo un muy buen trabajo en la librería. Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti.- Hace una pausa y suspira.- Con lo que has tenido que pasar... Bueno, nos enorgullece que pese a las adversidades salgas adelante. Ya eres todo un hombre.- Estas últimas palabras las acompaña con una sonrisa sincera, que te hace notar el inmenso afecto que te tiene.
-Si mama, he dormido bien, aunque me gustaria dormir más... -digo mientras bpstezo exageradamente-
Comienzo a comerme los deliciosos gofres saboreando cada bocado pues se que en cuanto salga de casa hacia clase, mi felicidad irá disminuyendo a pasos de gigante.
-Me gusta el trabajo... No hace falta que me llames hombre, aun estoy lejos de serlo jajaj
Apurando el desayuno me levantó y me dirijo a la puerta de la cocina, no quiero que el tiempo se me eche encima.
-Hasta la noche... despues de ir a clase, ire directamente a la librería... Que pases un buen día
-Adios hijo. Cuídate.- Tu madre se despide de ti mientras abandonas la casa. Comienzas a ir andando hacia el instituto, pues no está muy lejos.
Por el camino vas viendo como los demás ciudadanos salen de sus casas. Unos van al trabajo, otros a comprar... Y también ves a algunos que van al instituto andando, como tú.
Después de una no muy larga caminata llegas a la puerta del patio, que se encuentra abierta. Un montón de adolescentes se amontonan en la entrada, charlando con sus amigos. El ambiente está bastante cargado, pues la concentración de gente en un espacio tan reducido da un poco de angustia.
Tras unos largos y agotadores minutos suena el timbre, y los estudiantes comienzan a entrar. La primera clase que te toca es Biología.
Otro dia más de clase... Sigo pensando que un sitio como este, con este ambiente, no es el más adecuado para aprender.
Me dirigo hacia el aula, andando, intentando no tropezar con ningún saco de hormonas de esos que no miran por donde van. Cuando llego a clase, me siento en mi sitio y saco el material. Me quedo ojeando la lección de ayer en el libro de biología intentando no distraerme con las tonterias de los demás.
El señor Pratt, tu profesor de biología, llega a clase con un proyector y su portátil. Es un buen profesor de biología, pero algo friki. Aunque suele caer bastante bien a tus compañeros, es un tío enrollado. Y también algo joven.
-¡Buenos días, chicos!- Dice el señor Pratt, enérgicamente. -Hoy haremos una clase especial, así que guardad los libros.- Tras decir esto la mayoría de los alumnos vitorean al profesor. Pero este, calmado, les hace callar con un suave gesto de mano. Coloca el proyector sobre una mesa, al final del aula. Y junto a él deja su portátil. Mientras los aparatos comienzan a encenderse, se aproxima a la pizarra y baja del techo una pantalla blanca que estaba enrollada. Como si de una cortina se tratase. Luego apaga la luz y vuelve con el proyector.
-Bien, chicos. Hoy hablaremos de la evolución...
Dicho esto, un audiovisual comienza a reproducirse en la pantalla blanca a través del proyector. Todos los estudiantes se mantienen en silencio. El audiovisual narra la historia de la evolución del hombre, y también explica algunas de las teorías de la evolución de los científicos...
Después de unos minutos el audiovisual acaba, y el señor Pratt apaga el reproductor y enciende las luces. -¿Alguna pregunta?
Normalmente nadie habría respondido a la pregunta del señor Pratt. De hecho, creo que mis compañeros no han evolucionado mucho desde los tiempos de las cuevas, no creo que tengan más inquietudes que satisfacer sus instintos primarios. Me pregunto si seremos de la misma especie...
-Señor Pratt... ¿sería posible... que a día de hoy existiese un ser humano más evolucionado que el resto?
Miro a mi alrededor tras lanzar la pregunta. Se que me miraran como siempre. Como el bicho raro...
Todos los compañeros se te quedan mirando, en silencio. El señor Pratt también calla, parece estar pensando en su respuesta.
-Bueno, es posible... La raza humana está en constante evolución, por lo que cosas de estas serían posibles. Aunque no sé a qué te refieres con esa pregunta. Siento no poder aclarar completamente tus dudas.- El señor Pratt se encoge de hombros.
Tus compañeros comienzan a cuchichear. Pero el señor Pratt los vuelve a hacer callar con un gesto de mano. -La teoría del señor Gündell no es motivo de broma, me parece.- Dirige una severa mirada hacia los estudiantes. -Muy bien preguntado, Fred.
El timbre que indica el fin de la clase comienza a sonar. Y mientras todos los alumnos se levantan de sus sillas mientras recogen su material, el señor Pratt da una última tarea. -Para la semana que viene quiero un trabajo sobre la evolución de la raza humana, chicos. No me decepcionéis.
Las típicas quejas resuenan por toda la clase mientras tus compañeros van abandonando el aula.
Tras un rato meditando sobre el tema, me levanto y recojo mis cosas. No tengo muchas ganas de hacer el trabajo, pero bueno, supongo que ha nada que me esfuerce, mi trabajo ya será mejor de lo que consigan los neandertales de clase.
Me dirijo a la siguiente clase con la esperanza de nque no me envien más tareas. Esta tarde tengo bastantes cosas que hacer en la librería.
El resto de la mañana y el mediodía pasa con normalidad. Las horas de clase pasan rápidamente, desde tu perspectiva. Algunos compañeros hacen bromas... Otros se pelean... Nada que sea extraño en semejantes neandertales. No hay muchos deberes, y no tendrás muchos problemas para hacerlos. Aunque cuando suena el timbre que indica el final de la última clase, en lo único que piensas es en la librería.
Nada más salir del instituto te diriges hacia la Dawson's Fantastic. La librería especializada en literatura fantástica, cuya dueña es la señora Dawson. Es una mujer de edad bastante avanzada. Y aunque es viuda, mantiene un buen sentido del humor, y una contagiosa alegría. Parece la típica abuela buena, que se porta bien con todos. Sobretodo contigo, pues siempre te ayuda en todo lo que puede. Es, realmente, una buena persona.
Cuando llegas a la librería te quedas frente a la puerta. La fachada está bien cuidada. Y el letrero, elegante pero discreto, adorna la parte superior del establecimiento. Es pequeña pero acogedora. Nada mal, según su dueña. Y tu opinión tampoco va muy desencaminada.
La señora Dawson te ve a través de la puerta de vidrio. Te saluda mientras sonrie y te indica que entres con la mano.
Sonrío a la señora Dawson acercandome al cristal y abro la puerta de la librería aspirando fuertemente la fragancia del papel amontonado. Me encantan los libros, incluso como huelen...
-Buenas tardes señora Dawson... ¿Como ha ido la mañana? Espero que hoy haya sido un día tranquilo... -sonrio levemente antes de escusarme- Tengo que hacer un trabajo para mañana. Espero que no le importe que busque en la librería algun libro que me ayude jeje.
Recibo a Fred con mi característica sonrisa. -Buenas tardes, hijo. La mañana ha sido bastante tranquila, a mi parecer. Por aquí nunca pasa nada interesante...- Comienzo a guardar unos papeles que tenía por ahí tirados. No es conveniente ir por ahí perdiendo documentos.
-Vaya, ¿un trabajo? ¿De qué se trata?- Vuelvo a sonreir mientras apoyo los codos en el mostrador. Es un chico verdaderamente encantador. Charlar con él es de lo más interesante. -No me importa, coge lo que necesites. ¡Pero luego devuélvelo a su lugar! ¡Jeje...!- Me rio durante unos segundos con él, luego me tranquilizo. -Bueno, hoy no parece que vaya a ser una tarde con mucha actividad. Últimamente la gente viene menos...
Miro por la puerta hacia el exterior, unos cuantos clientes más no vendrían mal...
-Nos lo ha mandado el señor Pratt. Es sobre la evolución del ser humano.... Aunque hay cada uno, que ha evolucionado más bien poco jajaj
Comienzo a rebuscar en las estanterias en busca de algún libro que me sirva de ayuda. Cojo dos o tres, pues creo que será suficiente para hacer un buen trabajo de instituto.
-Señora Dawson, si necesita ayuda no dude en pedirmela... Ante todo, gracias por dejarme hacer el trabajo aquí -le digo mientra le muestro una gran sonrisa-
-La... ¿evolución?- Palidezco durante unos instantes, pero luego consigo serenarme. -Es un tema muy interesante. Si quieres puedo prestarte un libro muy bueno sobre el tema.- Le digo mientras me dirijo hacia una de las estanterías. Con cuidado saco un grueso libro, y lo dejo en sus manos. "Las maravillas de la evolución, por Joe Gray."
-El autor de este libro es un prestigioso científico. Habla sobre la evolución humana, y sus posibilidades...- Sonrio. -Pero cuidado, es un libro que engancha. Yo no pude dejarlo hasta que me lo acabé de leer. Es verdaderamente interesante...- Sigo sonriendo mientras me dirijo otra vez al mostrador. Saco unos documentos y comienzo a revisarlos.
-No había oido hablar de él, pero si usted me lo recomienda seguro que me sirve de gran ayuda.
Cojo el voluminoso libro con ambas manos y me detengo a observar la cubierta. Las maravillas de la evolución... suena bien -pienso-
Comienzo a leerlo y la verdad es que la señora Dawson tiene razón.... engancha. Es bastante interesante y me va ha venir muy bien para el trabajo. Al final me va a salir un trabajo demasiado bueno jaja -rio para mi mismo-
Mientras lees, sientes que te estás adentrando en una nueva realidad. La dedicación con la que están escritas la líneas y líneas sobre la evolución te embriaga. "Los humanos estamos en continuo proceso de evolución. Tardamos millones de años en llegar a nuestro estado. Pero aún nos queda mucho camino por delante... Una nueva realidad se cierne sobre la humanidad. Cada día, nuevos problemas surgen en nuestras vidas. Y nuestro organismo debe adaptarse para subsistir. En estos momentos, estoy hablando de un término de la evolución superior al que conocemos... Capacidades físicas incrementadas... Regeneración más rápida... Incluso la capacidad de manifestar nuestros pensamientos sin recurrir al habla. Todo está aquí dentro, en nosotros. Cada día es un nuevo amanecer, en el que el hombre da un pequeño paso más en la evolución. Y las nuevas capacidades que se desarrollan son la prueba...
Enfrascado en la lectura, no puedes despegarte del libro. Es... es tan interesante... profundo... actual... ... ... y... ¿fantástico? Por unos momentos crees flotar en el aire, como si ese libro te hubiera introducido en una nueva dimensión en la que todo es posible. Incluso la evolución a esas alturas... Es tan increíble que...
-¿Fred?...- La voz de la señora Dawson distorisona rápidamente tu imaginación. En pocos segundos vuelves a la realidad, monótona y aburrida realidad. Pero por si no fuera poco, caes de culo al suelo. Notas un agudo dolor en tu pelvis, como si te hubieras caido de un lugar elevado. Cuando alzas la cabeza ves a la señora Dawson mirándote, sorprendida. Como si hubiera acabado de ver un fantasma...
-¿Que pasa señora Dawson? ¿Hay clientela?... Espere un segundo que le hecho una mano. -digo mientras me levanto y me froto el lugar del golpe-
Recojo el libro del suelo y lo dejo en la mesa. Miro a la señora Dawson sin comprender muy bien su cara de sorpresa... No se muy bien que pasa...
Un día acaba, y un nuevo amanecer espera. Aquellos que ya han encontrado a su verdadero yo deben superar una dura prueba. La aceptación. Unos se alegran con las nuevas posibilidades, disfrutándolas al máximo, y dando gracias por ser como son. Otros, en cambio, se ven impotentes ante el desarrollo de los sucesos, y se quedan bloqueados sin saber qué hacer. Pero estos no son los peor parados, pues siempre hay alguien que cae más bajo. Alguien que es engullido por la oscuridad más profunda. Y que sin saber ni cómo ni por qué, acaban atrapados en su propia existencia.
Estas personas son las que deben decidir el curso de la historia. Pues han sido elegidas, y bendecidas con un don. Con un regalo... Y está en sus manos usarlo, para bien o para mal.
...
Hace 17 años...
-Bien, los candidatos ya han sido escogidos. Como habíamos acordado se procederá a iniciar el Proyecto Ares. Los 7 escogidos son: Eric Coolidge, Harry Sanders, Jimmy Taylor, Sandra Harriet, Sophie Rousseau, Susan Strauss y Zack Newton.- Dijo el hombre que presidía la mesa.
-Me parece bien, no veo ninguna pega.- Respondió uno de los presentes, el más joven de todos.
-Yo no estoy tan de acuerdo. Me niego rotundamente, eso es una barbaridad.- La mujer que se sentaba al lado del joven dirigió una severa mirada a todos los presentes. -No es correcto. Son niños. Ni siquiera podrán tener una infancia normal.
-Amelia, ya hemos hablado detenidamente sobre el tema. Esto queda aprobado, es por el futuro de la Corporación.
-Sí, pero... ¿A qué precio? Además, ¿quien nos dice que salga bien? Estoy segura de que Harry acabará revelándose. Deberíamos dejar en paz al pobre chaval. ¡Ya le hemos hecho demasiado!
-...- Todos los demás callaron ante el argumento de la mujer. Realmente ella tenía razón.
-¿Y bien?- Amelia desafió nuevamente a todos los presentes.
-Lo siento, Amelia. Pero esto ya está en marcha. No podemos hacer nada.- El hombre que presidía la mesa fue directo y conciso. No hizo falta ninguna otra réplica, sería inútil.
La mujer se quedó en silencio en su sitio, resignada.
CONTINUARÁ...
FIN DEL CAPÍTULO 1