Partida Rol por web

No puedo evitar reír un poco. Es una reacción común, y la he presenciado cientas de veces. Pero no puedo evitar reírme de ello. La verdad es que a mi también me pasó algo parecido. Pero bueno, yo tenía 9 años...

-No soy de los X-Men. Eso es solo la invención de un tipo con mucha imaginación. Yo sólo soy la mujer que atraviesa cosas que acaba de meterte en su coche.- Le sonrio, divertida. -Sí, estamos seguros de que has heredado tu habilidad de tu padre. O almenos el patrón genético que la proporciona.- Le comento mientras enciendo el motor. Mi coche parece ronronear, es de los buenos. La Corporación no repara en gastos...

-Según nuestros informes tu padre podía controlar fuerzas energéticas. Y proyectar un campo de fuerza, para protegerse.- Me pongo el cinturón y comienzo a circular por la calzada. Nos queda un largo camino. -Pero no le sirvió de mucho frente a Sandra. Esa maldita zorra...- Me quedo callada, él no sabe quien es Sandra... -Oye, no habrás visto a una chica pelirroja por aquí ¿verdad?...- Ahora mismo ese monstruo debe estar reventando cabezas en algún lugar de los Estados Unidos... Pero es mejor no asustarlo. -Bueno, no importa. Ahora nos dirigimos a la sede de la organización. Será como... vivir en un centro de acogida. Y de paso estudiaremos tu poder. Según nuestros informes, hace poco han comenzado a manifestarse poderes de manera masiva en todo el mundo. Nuestro personal no da abasto...

Comienzo a acelerar, hasta llegar a grandes velocidades. No hay tiempo que perder.

La verdad es que le atiendo como un alumno a su profesor. Hasta que habla de mi padre. Eso vuelve a cortocircuitarme. Pensé que había dejado toda esa mierda atrás, en aquella visita a casa. Parecía que no. ¿Entonces mi padre podía controlar las fuerzas energéticas? ¿Y qué significa exactamente eso? Si mal no recuerdo, energía... energía hay mucha, de muchos tipo. ¿Toda la energía? Por un momento me emocioné, y cuando habló de mi poder, digamos que ya no fue todo tan emocionante.

- Barreras de energía... Hmmm... qué cosas... Pero eso... no es muy útil, ¿no?. Tú puedes colarte donde te de la gana... ¿Yo puedo evitar que me golpeen? Jajaja... Eso no vale, señorita. A ti te tocó un poder mejor a la hora de la repartición. ¡Mecachis! En fin, no sé mucho de ciencia así que sí, veamos a ver qué me cuentan tus amigos. - Finalmente, me callé. Pero no pude añadir un comentario más. - Seguro que mi poder mola más - Concluí, con una sonrisa en el rostro. Bromeaba. Ella comenzó a acelerar,poco a poco fui sintiendo la velocidad recorrer mi cuerpo, hasta que ya... estábamos de camino a quién sabe donde. Inspiré profundamente, mientras poco a poco, intentaba mentalizarme de que mi vida ya no sería la misma. La verdad es que no hice mucho caso a los demás comentarios de Susan, pero sí que durante el camino, volvió a mi cabeza la pregunta sobre la pelirroja.

- No, no he visto a ninguna pelirroja...- Dije, ignorante a lo que preguntaba realmente.

Un día acaba, y un nuevo amanecer espera. Aquellos que ya han encontrado a su verdadero yo deben superar una dura prueba. La aceptación. Unos se alegran con las nuevas posibilidades, disfrutándolas al máximo, y dando gracias por ser como son. Otros, en cambio, se ven impotentes ante el desarrollo de los sucesos, y se quedan bloqueados sin saber qué hacer. Pero estos no son los peor parados, pues siempre hay alguien que cae más bajo. Alguien que es engullido por la oscuridad más profunda. Y que sin saber ni cómo ni por qué, acaban atrapados en su propia existencia.

Estas personas son las que deben decidir el curso de la historia. Pues han sido elegidas, y bendecidas con un don. Con un regalo... Y está en sus manos usarlo, para bien o para mal.

...

Hace 17 años...

-Bien, los candidatos ya han sido escogidos. Como habíamos acordado se procederá a iniciar el Proyecto Ares. Los 7 escogidos son: Eric Coolidge, Harry Sanders, Jimmy Taylor, Sandra Harriet, Sophie Rousseau, Susan Strauss y Zack Newton.- Dijo el hombre que presidía la mesa.

-Me parece bien, no veo ninguna pega.- Respondió uno de los presentes, el más joven de todos.

-Yo no estoy tan de acuerdo. Me niego rotundamente, eso es una barbaridad.- La mujer que se sentaba al lado del joven dirigió una severa mirada a todos los presentes. -No es correcto. Son niños. Ni siquiera podrán tener una infancia normal.

-Amelia, ya hemos hablado detenidamente sobre el tema. Esto queda aprobado, es por el futuro de la Corporación.

-Sí, pero... ¿A qué precio? Además, ¿quien nos dice que salga bien? Estoy segura de que Harry acabará revelándose. Deberíamos dejar en paz al pobre chaval. ¡Ya le hemos hecho demasiado!

-...- Todos los demás callaron ante el argumento de la mujer. Realmente ella tenía razón.

-¿Y bien?- Amelia desafió nuevamente a todos los presentes.

-Lo siento, Amelia. Pero esto ya está en marcha. No podemos hacer nada.- El hombre que presidía la mesa fue directo y conciso. No hizo falta ninguna otra réplica, sería inútil.

La mujer se quedó en silencio en su sitio, resignada.

CONTINUARÁ...

FIN DEL CAPÍTULO 1