Partida Rol por web

Edu, Isla Flinders (Tasmania)

El agua te salpica contínuamente en la cara. El Sol proyecta fuertemente sus rayos sobre el ambiente. Hace calor, pero el constante contacto con el agua te refresca. Ante las atentas miradas de tus alumnos, surcas las olas con gran habilidad. Tus ágiles movimientos te mantienen en la cresta de la ola (en dos sentidos). Tu demostración de habilidad les arranca a todos los chicos unos sonoros aplausos, que acompañados de la increíble sensación que te produce surfear, te hace sentir grande...

Causas furor entre los jóvenes que te observan, parece que en la playa ya tienen el espectáculo montado. -¡Uuuuuh! ¡Síiiii! ¡Ese es nuestro profe!- Los vítores te llegan algo amortiguados por la distancia, pero los comprendes igualmente.

Te animan tanto que decides hacer una última acrobacia. Cojes aire y te preparas. Esto será grandioso...

Pero el grupito de jóvenes anima demasiado fuertemente, te distraes y das un movimiento en falso. El resultado: una caída de lo más embarazosa, los alumnos rien sin parar. Sales a la superfície del agua y recuperas tu tabla. Vaya mala pata...

Los párpados me pesaban una barbaridad, pero poco a poco conseguí abrirlos, observando un techo que casi no reconocía. Lentamente me incorporé, apoyándome sobre el lado derecho y observando alrededor. -Joder..- susurré en un suspiro al mismo tiempo que dejaba caer de nuevo la cabeza entre la almohada.
Como si de un mal sueño se tratase retiré las sábanas que estaban pegadas a mi cuerpo, tan cálidas y tan cómodas. Me levanto medio desnudo, con un filo pantalón de tela blanca y con el torso completamente desnudo solo tapado por un tatuaje de un lobo oscuro ahuyando a la lune llena. Me dirigo hacia la ventana entreabierta para mirar al exterior y recordarme a mi mismo donde estoy.

-Buenos días..- pensé en alto con algo de desgana mientras me llevé un pitillo a la boca. Fuí andando descalzo hasta la cocina, allí me preparé un café largo mientras ponía algo de música y el baño me esperaba  para darme un ducha.

Me puse unos tejanos claros, calzado cómodo, una camisa blanca de tela gorda, una chupa de cuero marrón encima y una mochila pasda por el cuello para salir a la calle esperando no encontrarme con mucho tráfico. La moto descansaba enfrente de mi apartamento, como todos los días me voy hacia el trabajo. Allí tengo una pequeña caseta con diferentes tablas de surf y trajes de neopreno.

Los chicos debían de estar esperándome.

Al llegar a la conocida playa, me suele gustar hacerles madrugar a los chicos por que no hay nadie en la playa y es cuando las olas cojen un mejor dibujo para trazarlas con la tabla. Esta vez quedamos a una hora media, sobre las diez y media de la mañana. A las once ya estaba dándoles clases a los chavales y hoy me apetecía enseñarles un truco que consistía en besar la ola con la tabla e inclinarse la espalda el máximo que se pueda y dejar que la ola rompa por encima de ti mientas estás inclinando la espalda. Algo bastante complicado la verdad.

Todo iba perfecto, escuchaba los halagos de mis chicos como me animaban para que hiciera cosas aún más arriesgadas. Me puse a prueba a mi mismo y la corre debió de engancharse en el tobillo e hizo que resbalara, menos mal que esta vez no había un montón de piedras afiladas ahí abajo. Las risas de mis alumnos van disminuyendo mientras me voy acercando a ellos por la arena y con la tabla cogida por el brazo derecho. -¿Qué os hace tanta gracia?. Reí con ellos mientras clavaba la tabla en la arena y me sentaba para dejar que los pulmones recuperen su estado sin dejar de ver al mar. Las olas se han despertado con un comportamiento nervioso, pueden pillarte desprevenido. Expliqué el motivo de mi caida para que lo tuvieran en cuenta en un futuro. Venga chicos, hoy iremos por parejas, ¿de acuerdo?. Quiero.. Me levanto y les indico con el dedo la distancia máxima que deben de tomar. Quiero que vayáis hasta esa ola de allí y que hagáis un "Cut Back". No nos iremos de aquí hasta que lo hayáis conseguido. Venga el mar es vuestro..-

-Ooooh... Vamos... ¿No puedes hacernos otra demostración?- Las leves quejas van saltando de boca en boca, parece que hoy los chicos no tienen demasiadas ganas de trabajar.

Aún sin muchas ganas, cojen las tablas y se agrupan por parejas. Luego se van metiendo en el agua para llevar a cabo el ejercicio que les has encomendado.

Desde lejos observas como van, uno a uno, tratando de realizar la maniobra. Algunos se apoyan demasiado rápido sobre el pie trasero. Otros, en cambio, directamente se caen antes de comenzar por no saber dosificar el apoyo sobre la tabla. Algunas caidas llegan a ser lo suficientemente cómicas como para arrancarles a los compañeros unas enérgicas risas. Parece que se lo estan pasando bien.

Pasa el tiempo, y poco a poco los chicos comienzan a realizar correctamente el Cut Back. Pero de pronto comienzas a oir unos murmullos. Y la escena cobra tensión. Zachary, uno de tus alumnos (y de los buenos, por cierto) hace unos segundos que se ha caído. Y no sale a la superfície... Los compañeros comienzan a ponerse nerviosos y algunos se tiran de cabeza al agua, buscándolo.

Río de buena gana cuando los chicos me piden otra demostración. Aunque se que mayoritariamente los cabrones lo hacen para escaquearse de las clases, no hay que dejarse vencer y hay que darles caña con alegría. Me gusta ser un poco duro con ellos porque si no, luego llegan las quejas de sus padres y demás. Se que en cierto modo nos lo pasamos de puta madre juntos y poco a poco es como una familia, y eso a mi me ayuda a pensar en otras cosas.

-Venga gandules..- Con una sonrisa en la cara veo como agarran sus tablas y se lanzan al mar.

Me siento en la arena, desde ahí suelo tener la mejor vista para el entorno. Me desabrocho la parte de arriba y la dejo caer para estar algo más comodo. Desde allí no dejo de repasar con la mirada a mis chicos y están haciendo un trabajo fantástico. Hasta que, uno de mis alumnos ha sido tragado por una de las olas y... -Mierda..- El tiempo pasa y no hay rastro de su cuerpo, el resto de sus compañeros empiezan a reunirse y algunos se sumergen en el agua para buscar el cuerpo.

-¡Joder!-

Sin pensarlo echo a correr, saltando las olas principales hasta que me sumergo en el agua y llego a la zona de los chicos a nado.

Llegas rápidamente a la zona en donde se amontonan los chicos, observando. Algunos ya se han tirado al agua y sus tablas flotan solitarias sobre las olas.

Te das cuenta de que esta es una zona profunda. Uno de los chicos comienza a contarte lo que ha pasado.

-¡Tío! ¡Ha pasado rapidísimo! ¡Zachary estaba sobre la ola y de pronto se ha caido! ¡Ya hace un rato que tendría que haber salido del agua!- Las palabras se amontonan a causa del nerviosismo. Todos murmuran mientras observan la escena. De pronto, uno de los que se habían sumergido sale a flote.

-¡No puedo alcanzarle! ¡Creo que se esta hundiendo!- Algunos de los chicos se llevan la mano a la boca, no es una buena noticia. Esta zona en la que estáis es bastante profunda...

No me cuesta mucho llegar a la zona en la que se encontraban los chicos haciendo surf hace cosa de unos segundos. Al llegar me encuentro con una situación un tanto esperada, ya que nada más ver el movimiento de mis alumnos sumergirse en el agua temía que algo no iba bien.

Les digo que mantengan la calma cuando tratan de contarme lo ocurrido. De pronto un alumno sale del agua con noticias nuevas. -Joder, ¡que alguien vaya a pedir ayuda!- Sin dar mas instrucciones espero a que alguien salga del agua para pedir ayuda a los socorristas.

Sin más me sumergo en el agua, tratando de averiguar donde se encuentra el cuerpo de Zachary.

Algunos de los alumnos comienzan a nadar rápidamente hacia la orilla. Otros murmuran, preocupados. Aunque las voces nerviosas de los chicos se ven distorsionadas al sumergirte. Buceas unos cuantos metros, en dirección hacia al fondo. Y finalmente ves el cuerpo de Zachary, que se hunde lentamente.

Si quieres alcanzarlo deberás emplear todas tus fuerzas. Si no, quizá llegue a ser demasiado tarde...

Tomo algo de aire antes de introducirme de lleno en el agua, quizá no sea el aire suficiente pero no me importa. Con la ayuda de mis brazos y pies buceo para encontrar el cuerpo de Zachary que está siendo tragado por el mar de manera constante. Joder, lleva demasiado tiempo bajo el agua y es posible que el agua ya esté en sus pulmones.

Se que lo máximo que puede aguantar es un minuto y medio, quizá sean dos pero lo dudo.

Sigo buceando. Varias burbujas de aire salen de mi boca, lo que indica que no tardaré en subir a la superficie a coger aire si no veo rastro del cuerpo. Creo que ya lo he visto, con fuerza buceo hacia allí.

-Vamos... Joder...-

Nadas con todas tus fuerzas, pero la corriente está en tu contra. Parece que no llegarás a salvarle. En pocos segundos cientos de pensamientos se amontonan en tu cabeza. -No has sido lo suficientemente fuerte... Ni lo suficiente rápido. Ahora su cuerpo se hunde. En unos escasos segundos todo acabará, todo... Pero, si tuvieras un poco más...

...Un poco...

...Solo un poco más...

"Un poco más de tiempo..."

En ese instante. Como si de un deseo cumplido se tratara. Todo se detiene.... El corriente... El cuerpo de Zachary... El tiempo... Aún sin darle mucha importancia te apresuras a alcanzar a Zachary, que se mantiene extrañamente rígido.

Junto a él, que sigue inconsciente, sales del agua. Fuera de esta todo parece congelado. Las olas, el viento, tus alumos... Incluso divisas a una gaviota estática en el aire. Arrastras el cuerpo de Zachary hasta la orilla. Y, sobrecogido, observas el mundo. Parado en el tiempo.

Dicen que cuando algo o alguien se va, algo o alguien viene. Que un atardecer dará paso a un amanecer. Cuentan que no existe el miedo a perder, sino el temor a ganar. Que la vida es un camino de lágrimas salpicado de sonrisas.

Pero cada día, un momento mágico e irrepetible sucede a nuestro alrededor, y queda grabado en los corazones de quienes saben apreciarlo. Pues, al final, la vida no se cuenta en años, meses o días... la verdadera vida, como alguien dijo, es la unión de los pequeños instantes de felicidad. Esos que tanto anhelamos cuando no los tenemos, esos que no vemos cuando formamos parte de ellos, como si el último rayo de un sol poniente nos cegara, como si el primer rayo de un sol naciente los ocultara.

Bajo el agua sigo moviendo piernas y brazos como me dan de si. Veo el cuerpo del alumno, pero se hunde y siguen hundiéndose más y más. Me autoconvezco a mi mismo de que puedo lograrlo, de que si subo a la superfecie para cojer una buconada de aire morirá ahogado. Cierro los ojos con fuerza, y al abrirlos todo parece estar congelado, el agua, los peces, el mar.. todo. No hay tiempo para pensar en ello, así que aprovecho ese golpe de suerte para atrapar el cuerpo y subir a la superficie.

-¿Pero qué...?- Sin dar crédito a lo visto, salgo del agua y dejo el cuerpo de Zachary tumbado en la arena.

Es terrible poder ver como tienes el control del mundo en tus manos, podría cojer esa persona congelada empujarla y nunca en la vida sabrá quién le dio ese empujón. Sin embargo no se qué o quién ha echo eso, así que decido olvidarlo y presionar con fuerza los pulmones de Zachary para que saque el agua que tiene dentro.

Mientras te esfuerzas por devolverle la vida a Zachary, comienzas a notar cierta fatiga mental. Sea lo que sea lo que está pasando, te está afectando de mala manera. Pero no te rindes, y el esfuerzo da sus frutos. Complacido, observas como el chico comienza a toser agua. Pero en ese momento el misterioso milagro se desvanece. Comienza a dolerte la cabeza, y sientes un gran cansancio. Mientras entrecierras los ojos ves como el mundo se va descongelando. Volviendo al flujo del tiempo como si nada hubiera pasado.

Las olas vuelven a moverse sobre el mar. La gaviota que se mantenía estática en el aire sigue su rumbo, como si nada. Y como si el tiempo no hubiera pasado para ellos, tus alumnos siguen en el mar, nerviosos. A tu lado Zachary intenta reincorporarse. Quieres ayudarle, pero el cansacio que sientes te puede. De alguna manera lo que ha pasado te ha afectado negativamente. Y, lentamente, caes sobre la arena. Rendido.

Todo parece ir aparentamente normal, hasta aquí al salir del agua como si de un milagro se tratase el mundo se había detendio. Realmente no se si todo el mundo se ha quedado congelado, quizá ha sido un páramo anormal.

El chaval escupe el agua, regresando a la vida.

En esos instantes noto como todos se vuelve oscuro. Tan oscuro como la noche. Como cada día y cada noche, aquí abajo partes indistinguibles de algo llamado tiempo, que pasa de largo. El aire, enrarecido, asfixia en cada inspiración. La humedad que nace del suelo sube por la arena, las piedras y llega hasta mi, reptando. Todo lo siento mojado. La gota de sudor que se resbala por mi frente de manera rítmica parece tener hasta un sonido.

Caigo, caigo rendido no sabiendo muy bien si yo he proporcionado ese milagro. En cualquier caso, mis ojos se van cerrando hasta ver una luz blanca en el horizonte mientras permanezco tumbado sobre la arena.

¿Qué está ocurriendo?.

Un día acaba, y un nuevo amanecer espera. Aquellos que ya han encontrado a su verdadero yo deben superar una dura prueba. La aceptación. Unos se alegran con las nuevas posibilidades, disfrutándolas al máximo, y dando gracias por ser como son. Otros, en cambio, se ven impotentes ante el desarrollo de los sucesos, y se quedan bloqueados sin saber qué hacer. Pero estos no son los peor parados, pues siempre hay alguien que cae más bajo. Alguien que es engullido por la oscuridad más profunda. Y que sin saber ni cómo ni por qué, acaban atrapados en su propia existencia.

Estas personas son las que deben decidir el curso de la historia. Pues han sido elegidas, y bendecidas con un don. Con un regalo... Y está en sus manos usarlo, para bien o para mal.

...

Hace 17 años...

-Bien, los candidatos ya han sido escogidos. Como habíamos acordado se procederá a iniciar el Proyecto Ares. Los 7 escogidos son: Eric Coolidge, Harry Sanders, Jimmy Taylor, Sandra Harriet, Sophie Rousseau, Susan Strauss y Zack Newton.- Dijo el hombre que presidía la mesa.

-Me parece bien, no veo ninguna pega.- Respondió uno de los presentes, el más joven de todos.

-Yo no estoy tan de acuerdo. Me niego rotundamente, eso es una barbaridad.- La mujer que se sentaba al lado del joven dirigió una severa mirada a todos los presentes. -No es correcto. Son niños. Ni siquiera podrán tener una infancia normal.

-Amelia, ya hemos hablado detenidamente sobre el tema. Esto queda aprobado, es por el futuro de la Corporación.

-Sí, pero... ¿A qué precio? Además, ¿quien nos dice que salga bien? Estoy segura de que Harry acabará revelándose. Deberíamos dejar en paz al pobre chaval. ¡Ya le hemos hecho demasiado!

-...- Todos los demás callaron ante el argumento de la mujer. Realmente ella tenía razón.

-¿Y bien?- Amelia desafió nuevamente a todos los presentes.

-Lo siento, Amelia. Pero esto ya está en marcha. No podemos hacer nada.- El hombre que presidía la mesa fue directo y conciso. No hizo falta ninguna otra réplica, sería inútil.

La mujer se quedó en silencio en su sitio, resignada.

CONTINUARÁ...

FIN DEL CAPÍTULO 1