Partida Rol por web

Los que decidieron disparar fueron lanzando salvas, proyectiles y haces de energía directos hacía los mamparos que habían detrás de Irelia... algunos pasaron cerca de sus botas enfundadas en aquella servoarmadura santificada por los sagrados Ordos, pero ninguno llego a impactarle.

Solo Edgar se había levantado y avanzado lo suficiente como para ver a Irelia girándose al pasar por debajo de la puerta blindada... solo él pudo ver la tremebunda sonrisa cargada de sadismo y superioridad que le dedicó al storm trooper... aquello pronto se transformaría en algo personal para todos.

Inmediatamente los disparos la devolvieron a la realidad. Aquella mujer no era la hermana Irelia, era una criatura del Caos, una herejía, una abominación que había que destruir. Rugiendo de rabia Aurelia se lanzó en su persecución para mitigar el dolor de la traición que la abrasaba en su interior.
-JURO POR EL EMPERADOR QUE TE DESTRUIRÉ.-

Jonah echó a correr también detrás de aquella maldita mujer, pero por desgracia no conseguía ser tan rápido como debería. Puede que todo el viaje por la mente de la astrópata le haya afectado más de lo que creía, además de que el arranque de su carrera no había sido demasiado bueno que digamos.

-¡Atrapadla!

La sororita aún  se sentía embozada después de aquella sesión psiquica. Sus piernas  le respondían  lo suficiente como para mantenerla en pie.  Con ambos bolteres  encañonó a su objetivo que  se desplazaba a una velocidad considerable, y sin dudarlo, disparó.

Demetrius, que había fallado el disparo, observó como el resto de ese grupo inquisitorial salía corriendo detrás de la traidora, y él no lo dudo. Se puso en pie y comenzó a correr, pero algo falló, pues en realidad a duras penas pudo coger el ritmo de la partida de caza.

El daño sufrido en la mente de la astrópata le estaba pasando factura.

Mientras Eva volvía a disparar a la completa nada, ya que Irelia hacía unos segundos ya que se había ido del almacen, Aurelia corría a toda velocidad a la vez que Demetrius veía como los proyectiles de la sororita pasaban horriblemente cerca de su cabeza... solo la voluntad del Dios Emperador había evitado que fuera alcanzado de pleno.

La carrera continuada, Aurelia había logrado acortar distancias, tanto que adelantó a Irelia, pero esta, con una agilidad total y absolutamente inusitada evitó que la madre superiora lograra bloquearla. Dio un ágil salto hacía delante evitando una serie de cajas apiladas en el pasillo y dejo a Aurelia atrás.

Edgar, que había sido el más espabilado al salir corriendo detrás de la sororita traidora en primer lugar, mantenía ese ritmo corriendo a toda la velocidad que pudiera, con Sally en las manos, esperando a que estuviera a tiro para flambear a esa maldita zorra traidora.

Edgar corrió como alma que le lleva el diablo, se puso a la altura de Aurelia después de adelantar al resto y sortear los obstáculos que había por el pasillo...

Aurelia sabía que no podían permitirse dejarla escapar y que delatara su posición. Como una última medida desesperada desenfundó su pesada pistola Astartes dándola una última oportunidad de rendirse sin sufrir daño. Apeló al espíritu marcial y la disciplina inculcadas desde niñas en la orden para que acatara la última orden.-¡DETENTE!-

La fujitiva hizo caso omiso y el dedo de la Palatina apretó el gatillo. Un estruendo sacudió las paredes del pasillo iluminando brevemente los rostros contrariados de aquellos todavía leales al emperador.

El proyectil alcanzó el objetivo de pleno.

Jonah seguía intentando dar alcance a la hereje, pero era evidente que le estaba costando demasiado. El sueño probablemente le había pasado demasiada factura, y aunque había reaccionado primero, había perdido esa ventaja, siendo adelantado por casi todos en la carrera por capturar a la sororita traidora. 

El disparo fue realizado con una precisión endiablada o más bien divina teniendo en consideración quien lo efectuó, una de esas "monjas" célibes y espaciales. El proyectil voló en una trayectoria recta y directa. La carga detectó una masa que se aproximaba y activó la espoleta retardada del explosivo que llevaba incorporado. Sin dar tiempo ni a pensar, y sin que Irelia lo pudiera ver venir para evitarlo, la bala impactó de lleno contra ella o contra algo. 

El olor a ozono inundo todo el pasillo y un destello violáceo os cegó momentaneamente dejando en vuestras retinas una marca visual que no desaparecía. Irelia trastabilló hacía delante pero no se llegó a caer ya que con aparente facilidad logró compensar el impulso cinético que recibió por el tiro y siguió corriendo aunque no a toda velocidad. Estaba herida, se notaba por las gotas de sangre que empezaron a caer conforme iba avanzando, pero estaba de una pieza. 

Locken corría y empezaba a coger el ritmo de la carrera y pudo ver como esa sororita hacía un disparo de libro mientras mantenía la carrera. Su arma no era la más apropiada para disparar a la carrera, pero si la alcanzaba, un solo tiro de su arma la evaporaría para siempre.

En eso se centraba mientras corría a más no poder para intentar alcanzar a la traidora.

Esta vez, Edgard había perdido el ritmo. Se debió de descentrar al ver el disparo de la sororita, pero tenía que hacercarse a ella mucho, lo necesitaba, tenía que flamearla con sally y, así, purificar ese alma corrompida. Ese era su deber.

Enfundando sus fieles bolters, Eva observó como todo el grupo había salido en tromba contra su antaño compañera. Estaba claro que algo habia conseguido pervertir su mente para que  hubiese sesgado la vida de sus compañeras. Aunque el impulso inicial fue el de perseguir a la muchacha, al igual que el resto; la sororita frenó su  avance y decidió   rebuscar entre los cadaveres de su compañeras pistas y demas enseres que, por desgracia, ahora ellas no usarían.

Por suerte, el equipo básico de las muchachas estaba a la vista, mas  Eva presentía que se dejaba algo atras...pero no podía asegurar que era...

Mientras la carrera seguía a un ritmo alocado, Eva decidió quedarse atrás, analizando el almacén. La sororita no fue capaz de encontrar nada que pudiera arrojar luz a sus sospechas, solo estaba el cadáver de Sannya con el cráneo perforado por el arma asesina que empuñaba Irelia, la sangre ya se había resecado por completo y los restos de materia gris que asomaron acompañados por pedazos de hueso ya no avanzaban por la ausencia de flujo. La novicia tenía la mirada muerta y un rictus de horror y sorpresa. En el almacén no había señal alguna de lucha, todo estaba como se dejo, y teniendo en cuenta que en el mundo real solo pasaron tres segundos, era de esperar que la pobre y muerta Sennya ni se lo vio venir.

El stormtrooper siguió intentando forzar la marcha para avanzar tras la hermana caída, pero su cuerpo se resistía a obedecer a sus intentos, quedándose cada vez más rezagado. Maldijo amargamente el viaje psíquico, a los traidores, a sus inmundas deidades, y al destino en general, mientras seguía corriendo, aunque no tan rápido como le gustaría. 

Aurelia veía sus esfuerzos cada vez mas infructuosos. A pesar de que era veloz parecía que a Irelia la poseyera algún tipo de fuerza sobrenatural. No era normal.
Dos de los guardias la seguían por delante mientras otro venía mas retrasado. Aurelia esperaba que pudieran alcanzarla antes de que fuera demasiado tarde. Con un esfuerzo pronunció unas palabras de ánimo a los guardias.-¡Alcanzadla con vuestras armas hijos del emperador!-era casi una orden que detonaba una urgencia inmediata. -Jonah quédese con Eva y protejan a Isabela. Puede que nos topemos con traidores y tengamos que retirarnos pronto.-
Esperaba que no fuera así, pero si Irelia escapaba pronto toda la nave estaría buscándoles para aniquilarlos o algo peor. 

Irelia había reducido su marcha y se tambaleaba. El disparo en la cabeza, aunque fuera frenado por aquella pantalla de energía, no había evitado todo el daño y se había visto afectada. Iba corriendo como podía, pero ni asomo llevaba la misma velocidad que antes, pero con la ventaja que llevaba a los Imperiales por fin alcanzó la intersección y giró sin pensarlo mucho hacía la derecha...

Vio como la traidora giraba a lo lejos, y Edgar era el más cercano a ella. Maldijo para sus adentros todo lo que estaba sucediendo y su incapacidad para detener a la traidora- ¡PURIFÍCALA, EDGAR! -gritó mientras intentaba mantener el ritmo con poco éxito.