Partida Rol por web

Me sobrarían: 1700 (De los cuales creo que es lógico repartir 500 para Ainha y 1200 para mi, ya que ella se quedó con la daga)

Si, es lo que está escrito arriba y sumándole el 10% extra de vender el guantelete en el cuartel que son 200 po.

Ah. Y el Handy Haversack es una bolsa de contención de toda la vida :D  

Handy Haversack - Morral práctico de Heward

Khaila asintió, aprobando las palabras de Gilas. 

- Que Ainha te acompañe a tus nuevos aposentos. Compartirás estancia con tus nuevos... - En ese momento la puerta se abrió y un hombre adulto, con el aspecto de alguien curtido por el fragor de la batalla, irrumpió en la estancia. - ...compañeros - . Khaila terminó la frase y se levantó de la silla para saludar al intruso. - ¿Comandante...? - El hombre la miró a los ojos. - Capitana - . La saludó a su vez, con un firme gesto de cabeza y volvió su mirada profunda hacia Gilas. 

- Gilas, puedes irte... - Le despidió Khaila y apretó con fuerza los dientes, volviendo de nuevo su atención al Comandante Silverblade. Esperó a que el joven y entusiasta soldado hubiera cerrado la puerta tras de sí para dirigirse de nuevo al hombre que había interrumpido su reunión. 

Gilas había oído hablar del Comandante Caelum Silverblade, aunque hasta aquel momento nunca le había visto. Hermano de la Capitana, era un hombre que exudaba autoridad por todos sus poros. Decían que era un guerrero formidable y un buen líder. Pero fuera como fuese, lo que el joven había sentido había sido una relación bastante tirante y fría entre ambos hermanos.

Apoyado en la pared, junto a la puerta que Gilas acababa de cerrar, había un joven de cabellos ceniza y mirada risueña. Tenía los brazos cruzados y mantenía la suela del zapato apoyada en la pared. Miró a Gilas y una suave sonrisa asomó a sus labios, entrecerrando los ojos, saludó al clérigo. - ¡Ey..! -

Pero antes de que Gilas llegara a responderle, la puerta del despacho volvió a abrirse y la voz del Comandante salió del interior.  - Erierth, adelante... -  El joven se encogió de hombros y se despidió de Gilas con un suave gesto de mano y entró en el despacho, cerrándose la puerta tras él. 

Con muchas ideas en la cabeza, Gilas salió del edificio de los Oficiales y buscó a Ainha. No tardó en encontrarla, la joven sentía una enorme curiosidad por saber cómo había ido y no tardó en engancharse al brazo del clérigo, conforme escuchaba lo que éste le contaba. 

- ¡Te voy a presentar al resto del grupo...! Acompáñame... - Se ofreció, guiñándole un ojo y ampliando la sonrisa de sus labios.

- Ainha - preguntó Gilas mientras caminaban - ¿Qué me puedes contar del Comandante Silverblade, de la relación con su hermana y de este tal... ¿Erier? ¿Erieth?

Ainha arqueó una ceja ante las preguntas de Gilas. Sus labios esbozaron una sonrisa pícara y continuó caminando, sin soltarse del brazo del clérigo. 

- ¿Erierth? Ni idea de quién es... - Empezó a decirle y lanzó una mirada rápida a su alrededor, asegurándose de que no habían oídos indiscretos. - Y el Comandante tiene mucho carácter. Le escuché el otro día llamando la atención a la Sargento y cualquiera le decía nada. Pero, la verdad, no he oído mucho de él. Imagino que no tardará en irse, ahora que Khaila vuelve a estar por aquí - . Conjeturó, guiñándole un ojo a su compañero. 

Gilas había oído alguna historia ensalzando el nombre de Caelum Silverblade. Según las historias, los dos hermanos Silverblade habían luchado codo con codo, haciendo retroceder a los ejércitos de orcos que venían de las tierras del Norte. Comandó al ejército consiguiendo grandes éxitos. Por aquel entonces, hará unos cinco años de los sucesos, Khaila apenas tenía renombre fuera de su apellido.