Partida Rol por web

La familia Vance ingreso al castillo un poco más relajada. Invitaron a todos los presentes a Cerciorarse por cuenta propio del porque el lugar se llamaba "Descanso del caminante".
En el salón principal ya se encontraban algunos miembros de las casas invitadas a la boda y al torneo. La familia Kelmsteirn reconoció a los miembros de la casa Blackwood que habían venido con su señor Tytos, que era amigo personal de Lord Viganar, La casa Banefort y Ruttiger del occidente, estos últimos dieron un fuerte abrazo a Lady Khaterin ya que eran su familiares directos. La casa Qorgyle se hizo presente para felicitar a Raltos y competir en el torneo en honora a su unión. Vestian indumentaria tipica de su región pero muy extrana para la tierra de los rios. También estaban los Whent, los Smallwood, que traian a su heredera, los Vance de Atranta y para sorpresa de muchos la casa Glover de las tierras del norte. Sin embargo los que mayor sorpresa dieron fueron los miembros de la casa Cressey, seguramente invitados por la familia de la novia.
En el Ágape, se ofreció bastante más que el queso y el vino prometidos en la puerta del castillo. Para degustar había sado de cordero en espetón, marinado con especias y rebozado con sal, También papas, zanahoria y varios tipos de Nabos asados, Cebolla asada en salsa de carne, Quesos enteros tanto suaves como fuertes, Pan recién horneado y Abundante vino y cerveza.
 Tratando de iniciar conversaciones mas amenas y tratando de olvidar el malentendido inicial. Lady Dhalia encontró rápidamente el tema que podría unir un poco más a su marido con su antiguo rival, El Torneo.
 La señora de la casa comento que habían llegado varios jinetes libres que tenían buena fama en los Torneos, incluso uno de ellos vio en el camino al carruaje de la Familia Tully por lo que ellos vendrían a la boda y seguramente a participar del torneo. Rápidamente Lord Vance y Lord Kelmstiern se pusieron a charlar sobre los rivales más duros a vencer, sobre quien tenía más posibilidades a quedar como campeón. Hasta  se les ocurrió hacer un pequeño torneo de escuderos y nombrar caballero a aquel que gane el mismo.
 Todo parecía mucha más tranquilo, en la mesa principal del comedor se ollero charlas y risas, todos parecían un poco más alegres salvo Rhialta que mostraba una leve tristeza en su rostro ya que por su grito de miedo casi inicia una batalla. Situación que le seria recriminada más adelante por su hermana mayor.

Al ver que la joven Vance se había decidido a tocar a Nor, la bastarda sonrió gentil, asintiendo en silencio como si le asegurara que no le iba a hacer nada, que todo estaría bien. Sin embargo, justo cuando la hermosa chica pretendía tocar su compañera animal, Lord Vance no dudó en sujetarla con firmeza del brazo, impidiéndole que se acercara. Ante aquella escena, la pelirroja no pudo evitar suspirar, suponiendo que sería un poco difícil convencerles de lo contrario, al menos en ese momento. Por otro lado, estaba claro que Rhialta no deseaba desobedecer a su padre, por lo que no tardó en cambiar de parecer respecto a su decisión anterior, algo que entristeció un poco a Morgause. - No es problema. Comprendo vuestro temor. Aunque Nor no atacara a nadie, eso se los puedo asegurar. El vínculo que tenemos es demasiado fuerte como para que pueda desobedecerme. - Aseguró con aquella voz melodiosa, deseando que al menos se quedaran tranquilos de que la criatura no era una amenaza para nadie, no a menos que buscaran hacerle daño a ella, o a la gatosombra en cuestión. De cualquier manera, aceptó con cierta frustración el temor del Señor de la Casa Vance, por lo que no continuó insistiendo con aquello, prefiriendo permitir que la situación se calmara, y evitar que todos cometieran un error innecesario. Si deseaba conocer a Rhialta, tendría que hacerlo en otro momento, posiblemente sin la compañía de Nor, a la cual debería de dejar en su habitación hasta que ella regresara. Aún así, había estado cerca de crearse un gran problema por la presencia de su compañera animal, algo que ella no había imaginado que sucedería. Debería de actuar con cierta precaución de ahora en adelante.

- Come carne. Aunque también le gusta la manteca, milady. - Le explicó a la esposa del Señor de la Casa Vance, antes de dedicarle una sonrisa amable. - Aunque no es necesario que os preocupéis. Yo suelo sacarla a cazar, y la guió para que no cometa errores ni ataque algún animal de otra persona. Sólo caza animales salvajes. - Aclaró de manera sincera, esperando que comprendieran que no debían de preocuparse por la posibilidad de que su compañera animal se comiera animales domésticos, entre otros que pudieran pertenecerle a un campesino. No obstante, decidió dejar aquel tema, para que todos pudieran calmarse, viendo cómo volvían a enfundar sus armas tras el exabrupto. Sonriendo complacida, no dudó en seguir a su padre hacia el interior del castillo, donde la pelirroja pudo apreciar lo diferente que dicha construcción era de aquel sitio que era su hogar. De todas formas, su mayor interés se encontraba en la joven Rhialta, a la cual no le quitó la vista durante gran parte del tiempo, mientras estuvo en la sala principal. Parecía triste, como si estuviera preocupada por lo que había sucedido anteriormente. Por esa razón, mientras el resto conversaba con los invitados, la pelirroja no dudó en acercarse a hija menor de los Vance, esbozando una sonrisa gentil, aunque manteniendo a Nor a cierta distancia, detrás de ella, para evitar el incidente anterior. - Hola, Lady Rhialta Vance. Debo pediros perdón por lo de antes. No deseaba asustaros. - Aseguró en un tono suave, gentil, mientras mantenía su mirada concentrada en los hermosos ojos de la joven. - Lamento que vuestro padre no os permitiera tocar a mi amiga. Ella no le haría daño a nadie a menos que yo lo desee, y no dejaría que os hiciera daño a vos. - Afirmó con total honestidad, expresando su falta de deseo de hacerle daño a alguien tan hermosa como la muchacha frente a ella. - Mm... ¿os gustaría que toque una canción para vos con mi arpa? Como disculpa por lo de antes. - Le preguntó con cierta dulzura en su voz, esperando que ésta aceptara. De ser así, la guiaría a un lugar más aislado del resto, teniendo en cuenta que deseaba conocerla a ella, de momento.

Para Rhialta la fiesta de bienvenida no estaba siendo muy divertida. Pesaba sobre ella la culpa de haberse asusta con el gatosombra y que cuyo grito casi desata un combate entre su familia y los Kelmstiern.
 En todo momento trato de mantener su sonrisa cuando algún señor o caballero hablaba con ella y de contestar con interés y buenos modales como se le había enseñado, por decirlo de algún modo desempeñaba bien su papel de hermana de la novia pero no estaba disfrutando del evento.
 De pronto vio que la Heraldo de lord Vignar se acercaba hacia donde se encontraba ella y su rostro volvió a ruborizarse pero esta vez impulsado por la vergüenza tras la situación ocurrida con el gatosombra.

-¡Oh no! la que debe disculparse soy yo, al ver a su animal me asuste mucho y no pude contener mi grito. Lamento muchísimo la situación que generé.- Contestó la chica mostrando mucha cortesía. -Tal vez mas tarde pueda acercarme a donde está su mascota y pueda acariciarla.- Dijo saliéndose un poco de las estructuradas conversaciones que estaba obligada a tener. -Nunca he tocado a un Gatosombra ¿su pelaje es igual al de un gato? ¿Ellos también ronronean? pregunto con interés.

 La propuesta de la canción hizo que Rhialta se sorprendiera gratamente. -¿una canción para mí? dijo llevándose las manos al pecho en claro gesto de sorpresa. -Me sentiría muy alagada pero es el casamiento de mi hermana y no quiero robarle el protagonismo. ¿por qué no mejor toca un canción para ella, seguramente le gustaría y así podremos disfrutarla todos los aquí presentes.
 Morgaus noto que nuevamente volvió a ponerse en una posición establecida de formalidad y etiqueta. Casi parecía que tenía prohibido divertirse o resaltar por encima de su hermana.

Rantos disfrutaba de la visión de su futura esposa...pero era hora de comprobar si era un bonito florero o era algo más. Cosa que en el fondo deseaba..todo matrimonio era víctima del tedio con los años, especialmente los concertados, pero si al menos su mujer tenía alguna inquietud disfrutarían más a lo largo del tiempo.

Se acercó, había pensado en halagar su belleza pero le parecía algo muy frívolo y demasiado evidente: ella no necesitaba que le dijeran lo guapa que era, sabía que lo era. Así que Rantos optó por algo más sutil y menos convencional. Esperó a que su padre estuviera charlando y se acercó a la joven para charlar:

-Lady Liane, con tantos invitados y conocidos no he conseguido sacar el tiempo antes de acercarme a saludarla..he esperado lo suficiente como para saludar a todo el mundo sin que nos interrumpan. Todo está precioso y muy organizado, cosa que agradezco muchísimo. ¿Sería tan amable de enseñarme en un pequeño paseo el salón del castillo? Algo rápido -y bajó el tono de voz- lejos de tantos curiosos donde podamos hablar con total franqueza...e intimidad.

En el momento en el que la hija menor de los Vance se disculpó con ella, la pelirroja no se demoró mucho en negar con la cabeza con cierta rapidez, no deseando incomodar a la joven con esa clase de pensamientos. - No, no. Fue mi culpa. Es normal que milady no esté acostumbrada a ver esa clase de animales. - Le aseguró en un tono gentil, asegurándole que no tenía nada porqué disculparse, no cuando había sido su culpa el espantarla de esa manera. - Me encantaría que conocierais a mi querida Nor, sí. Aunque parece que vuestro padre no desea que os acerquéis demasiado a ella. - Dijo con cierta tristeza, sabiendo muy bien que a Lord Vance no parecía agradarle la idea de que su hija jugara con la gatosombra, incluso si le había asegurado que no le haría nada a nadie. Aún así, estaba contenta de que la joven Vance estuviera interesada en su mascota, incluso si se había mostrado asustada al principio. - Mm... su pelaje es mucho mejor que el de un gato. Tiene mucho más pelaje que uno. Tendrías que intentarlo. Es hermoso abrazarla y sentir la suavidad de su pelaje. - Aseguró emocionada, intentando motivar a la bella chica a que tocara a su mascota, cuando estuvieran más a solas, y no fueran interrumpidas por otros... indeseables. Deseaba conocerla un poco mejor, y no había duda de que Rhialta estaba interesada en su mascota, por lo que no dudaría en jugar con su interés para que ésta aceptara compartir un poco de tiempo con ella. Sabía muy bien que no era apropiado que una bastarda se relacionara con una hija legítima, si bien no era algo que pudiera evitar, no cuando la joven era tan hermosa, algo que despertaba el interés en la verdevidente.

- Supongo que se podría decir que... ronronean, aunque su ronroneo es un poco diferente. - Le explicó a la muchacha, para luego dedicarle una sonrisa divertida, de buen humor ante las preguntas que le hacía sobre su compañera animal. - Insisto, deberíais acariciarla, en algún momento, pero no ahora. A Nor le encanta que le hagan mimos. Es muy mimosa. - Afirmó emocionada, en el momento en el que se giraba para dedicarle una delicada caricia sobre la cabeza a su amiga animal, la cual cerró los ojos, sin duda disfrutando de las hermosas caricias de la bastarda. - ¿Lo veis? Y sí, una canción para vos. Me habéis inspirado para tocar una hermosa melodía para vos. - Sin duda, lo había hecho, teniendo en cuenta la belleza de la joven, algo que la pelirroja sólo había podido ver en ella misma. Sentía una fuerte necesidad por ganarse el afecto de Rhialta, si bien no sabía si ésta podría estar interesada en ella. Eso no quería decir que fuera a darse por vencida, no cuando estaba tan embelesada. No obstante, al escuchar cómo la hija menor de los Vance rechazaba su proposición, no pudo evitar sentirse un poco triste, si bien parecía que el problema yacía en el hecho de que parecía que tenía prohibido opacar a su hermana mayor en aquel día. - No, no. Cuando llegue el momento, tocaré algo para vuestra hermana y Rantos. Ahora deseo tocar algo para vos. Sólo para vos. - Afirmó con total determinación, dejando en claro que no tenía interés en tocar algo para su hermana, puesto que no era su hermana la que la había fascinado de esa manera con tan sólo verla. - Si el problema es que no deseáis robarle el protagonismo... podría tocar para vos en otro sitio más apartado. ¿Alguna idea? Así no debería de haber problema, ¿verdad? - Preguntó en un tono que demostraba que tenía esperanza en el hecho de que la muchacha aceptara. - Así también podrías acariciar a Nor. - Dejó aquella excusa en el medio, si bien no tardó mucho en suspirar, antes de volver a mirarla a los ojos. - La verdad es que... deseo agradaros. Mm... no soy muy buena para éstas cosas. - Dijo con algo de vergüenza, sintiendo como se ruborizaba ante lo que había dicho.

Tras refrescarme rápidamente después del viaje, y cambiarme a una ropa más adecuada para un encuentro formal, me reuno en el salón con todo el mundo.

Disfruto de una breve comida y repaso a los invitados visualmente. Intento no parecer muy sorprendido al ver a los Cressey. No es buena señal. Sigo mirando al resto de invitados, pero mis pensamientos se centran en los Cressey. Sólo los Smallwood pueden distraerme brevemente de ellos.

Después de una breve comida de cortesía, me dispongo a socializar y me acerco a los Smallwood.

-¿Lord Smallwood? He reconocido vuestro escudo. ¡Qué maravillosa ocasión para conocer a gentes de los siete reinos! ¿No creeis?

No podía ser, sus temores se hacían realidad. Sus ojos se abrieron como platos cuando reconoció el blasón de la casa Cressey: "Siete monedas de plata en una barra en sanguíneo, entre dos yelmos de plata sobre campo de azur". En ese momento, aprovechando que Tristan estaba cerca, le señaló disimuladamente el blasón y le lanzó un gesto de preocupación. A Alyse se le cortó el apetito, apenas probó un poco de asado de cordero que estaba realmente delicioso. En otro momento lo hubiese engullido y disfrutado, pero prefirió tomarse unas pocas verduras asadas acompañadas con un poco de pan y un par de cuñas de queso viejo de oveja. Hizo rellenar su copa con vino. Con tanta gente, esperaba pasar desapercibida para los Cressey, aunque esa idea era absurda, pues estaba claro que ellos sabían que Rantos Kelmstiern iba a tomar como esposa a Lady Liane Vance. Por eso estaban allí.

Alyse se acercó a saludar a Lord Tytus Blackwood, amigo personal de su tío, al que conocía cuando era pequeña. Hizo una reverencia:

- Lord Blackwood, soy Lady Alyse Kelmstiern, sobrina de Lord Vignar Kelmstiern - se presentó protocolariamente, aunque sabía que la reconocería - Su presencia en el inminente festejo honra su amistad con la casa Kelmstiern, y siempre es garantía de que el torneo será algo más que un mero cruce de garrotazos. ¿Quién le acompaña desde Árbol de los Cuervos para luchar bajo su blasón?

También reconoció el blasón de los Glover, "Un puño de hierro sobre campo de gules" , esos norteños eran duros en combate. El inminente torneo prometía. Alyse empezó a sentirse agusto tras dos copas de vino y tras cruzar varias conversaciones triviales sobre el torneo con los ahí presentes, buscó a Ethan Shawney y se le acercó:

- Desenvaináis rápido Ser Shawney.- le comentó sonriente en alusión al pequeño incidente con el gatosombra a su llegada. - Si le parece, brindemos, por el torneo. - le dijo alzando su copa. - Siendo el representante de la casa Vance y celebrándose en su propio terreno, jugáis vos con cierta ventaja. ¿Qué me podéis contar sobre los caballeros participantes?

El incidente con el gatosombra pilló algo desprevenido al caballero, pero desenvaino su espada raudo al ver a los miembros de la casa históricamente rival de los Kelmstiern sacar sus armas. Pese a encontrarse detrás de la familia al comienzo paso entre ellos rápidamente para colocarse al lado del Lord por si, lo Siete no lo quisieran, debía de correr la sangre ese día. Mas sorprendido quedó cuando el señor de la casa arrojó la espada al suelo, signo inequívoco de que eran otros tiempos los que corrían. La revuelta quedaba ya lejos, olvidada en los corazones de muchos e inexistente en la de los más jóvenes.

La recepción era sin duda digna de una boda de tal calibre. Se sorprendió tanto como Lady Alyse de ver a los Cressey en ella ¿Era acaso algún tipo de estratagema? se acercó a la joven, antes de que la familia se desperdigara por la sala y le dijo susurrando - Tal vez no os lo haya dicho antes milady, pero sabed que confío en vos plenamente. Si algo se tuerce... -dijo mirando a los Cressey- desenvainaré por vos sin dudarlo. -dicho lo cual hizo una ligera reverencia y se dirigió a la mesa de la comida. No eran estos eventos del gusto del caballero.

Cuando Lady Alyse se acercó al Sir Shawney el caballero se sintió celoso. Vino sin más, inesperadamente. Ni siquiera sabía por que. ¿Sería por las interminables sesiones de entrenamiento cuando esta era más joven que lo hacían sentirse un poco como su mentor o padre? ... parecía más que aquello. "Extraño, sin duda..." se dijo a si mismo sonriente, mientras seguía mirando muy de cerca todos los movimientos de los Cressey.

 Lady Liane recibió las palabras de su marido mostrando siempre una gran sonrisa. -Claro, le mostraré el gran salón si gusta además podríamos aprovechar para conversar a solas como bien sugiere mi señor.- Dijo poniéndose de pie
 Lady Liane tomo a su futuro marido por el brazo y comenzó a caminar junto a el hacia la salida del gran comedor. -Desde que mi padre arregló la boda he deseado tener este momento para conocernos, debo decir la verdad que me sentí aliviada al verlo por primera vez. Es usted mi lord una persona muy atractiva. Si me permite que haga ese comentario.-

 Al hablar con Morgause Rhialta se mostro mucho más relajada, Era fácil darse cuenta que disfrutaba la conversación con la hija natural de Lord Vignar y que cada palabra que la chica decía era recibida con una mirada de asombro por la joven Rhialta.
 -Yo creo que nadie notara mi ausencia si es por poco tiempo.- Dijo la chica con mucho ánimo. -Hay varios lugares a los que podríamos ir pero creo que estaremos más tranquilas en mi habitación, allí tengo una mirada estupenda a las tierras de mi padre y además podría también llevar al gatosombra sin que asustara a nadie en el castillo.- Dijo un poco ruborizada.
 De haber sido un muchacho el que le ofrecía la canción tal vez no hubiera aceptado el ir a un lugar a solas y ni siquiera se le hubiera ocurrido invitarlo a su habitación. Pero con Morgause era diferente, era un chica de su edad con la que podría conversar un rato sin tener que sonreír a todos y escuchar los que los otro invitados tenían que decir sobre cultivos y política.
 La chica se levanto con delicadeza e hizo un gesto a Morgause para que la siguiera, una vez que salieron del salón Rhialta se puso junto a Morgause para poder hablar mientras iban de camino a su habitación. En el camino hablaron sobre el torneo y lo emocionante que seria, Rhialta no había tenido oportunidad de asistir a ninguno así que sería su primera vez presenciando este tipo de actividades.
 Al llegar a la habitacion Rhialta se metió con rapidez. -Ve a buscar a tu Gatosombra ¡rápido!.- dijo con una risilla de complicidad a Morgause, sabía que irse de la cena para escuchar música con una bastarda y un gatosombra en su habitación. No era algo que sería bien visto en la familia pero esa sensación de rebeldía hacia que se emocionara mucho y que su corazón latiera con gran velocidad.

 Theomar Smallwood escucho que alguien lo nombraba y giro para ver de quien se trataba. Tardó unos segundos en darse cuenta de que quien le hablaba era el hijo menor de Lord Vignar Kelmstiern.
 -Un gusto muchacho.- Dijo el hombre en tono serio. -Así que tu eres el menor de Los Kelmstiern ¿verdad?. pregunto tomando ahora el hilo de la conversación.
 -¿Te veremos competir en el torneo de mañana? Me contaron que Lord Vignar es un gran competidor de justas. Me pregunto si sus hijos heredaron el talento de su padre

 Lord Tytos escucho la presentación de Lady Alysse y estrecho a la chica con fuerte abrazo, pero solo con su brazo izquierdo ya que con el derecho sostenía una copa de vino. -Te recuerdo pequeña Alysse y también recuerdo a tu padre. Tu tio Lord Vignar hablaba mucho sobre el su respectiva madre, el hombre siempre fue una persona que se desvelaba por sus seres queridos y además era un gran peleador a caballo.- Dijo recordando los tiempos en que tenia al ahora Lord como escudero.
-Veo que seguiste el camino de tu tío, eso me alegra. La Sangre Kelmstiern es sin lugar a duda una sangre de valerosos guerreros y una sangre muy difícil de derramar.- Agregó con gran Alegría.
-Me acompañan mis hijos Brynden y Lucas, ambos competirán en las justas y en el combate cuerpo a cuerpo sería un honor para mí ganar el torneo que organiza tu padre, aunque será difícil. Oí que tu padre competiría y no creo que haya jinete en las tierras de los ríos a que lo tire de su caballo, salvo claramente yo pero no me siento con fuerzas para competir. En este festejo prefiero disfrutar del evento y de la posición privilegiada que me dio tu padre en las gradas.

 Ser Shawney se encontraba sentado bebiendo y comiendo en silencio, sus ojos parecían estar fijos en alguna parte de la mesa principal. Para Lady Alysse no parecería algo extraño ya que era el escudo juramentado de la familia y lo más seguro era que estuviera vigilando que todo esté bien.
 -Te recuerdo.- Dijo al ver a Lady Alysse. -Tu viajaban con los Kelmstiern, eso estuvo a punto de ser un baño de sangre.- Agregó mirando unos segundos a la sobrina del Lord y volviendo a enfocar su mirada de vez en vez a la mesa de los Vance.
-No conozco mucho a los competidores pero creo que no hay nada que no pueda ser fácilmente vencido. No es un torneo en el que se espera encontrar a grandes competidores como los que organiza el Rey. Este es más bien un torneo para el populacho local, Fácil de ganar.- Lady Alysse noto que la expresión del Shawney cambio bastante y al mirar la mesa de los Vance vio a Lady Liana y al heredero de los Kelmstiern levantarse de la misma.

¿Pensando en la seguridad de la casa Ser Heine? dijo Lady Khaterin al caballero. -Me alegra haberlo tenido a usted para defendernos hace un momento, se que la casa está más segura si usted está cerca.- Agrego en un tono serio pero amistoso.
-Ser Heine me gustaría hacerle un pregunta, ¿Estaría interesado en ser señor de alguna tierra, a casarse con alguna heredera así como lo hace mi hijo y que luego sus descendientes puedan ser Lores en vez de solo caballeros?

- Yo creo lo mismo. - Dijo con confianza, emocionada al ver que la hija menor de los Vance se mostraba a favor de la idea de irse a otra parte para continuar aquella conversación, e incluso escuchar la melodía que tenía pensada para ella. No le interesaba tocar para su hermana, no cuando ésta ya tenía a su medio hermano para esa clase de atención. No, su interés era exclusivamente para la hermosa muchacha frente a ella. Tal vez se trataba de un simple enamoramiento de una adolescente que no sabía mucho de la vida, lo cual sería normal, si bien aquello no era de importancia para la pelirroja, no cuando estaba demasiado embelesada con la belleza de Rhialta, no cuando ésta incluso se mostraba entusiasmada con la idea de escucharla, y no parecía desagradarle la presencia de la bastarda, al punto de incluso aceptarla. - ¿Vuestra habitación? ¡Oh! Comprendo. Sí, eso me gustaría. No quisiera que otros escucharan la melodía, no cuando se supone que es para vos. - Aseguro de buen humor, teniendo que reprimir la emoción ante el hecho de que visitaría la habitación de la hermosa joven. Incluso si, tal vez, Rhialta no la había invitado con esa clase de cosas en mente, no quería decir que Morgause no supiera apreciar aquel gesto de ser invitada a la habitación de la misma, y así poder disfrutar de un momento a solas. Era posible que la joven Vance no la viera como alguien a la cual dedicarle sus sentimientos, si bien la bastarda se aseguraría de mostrar todos sus encantos para ganarse dichos sentimientos, incluso si debía de dar lo mejor de sí misma. Nunca había conocido a alguien tan hermosa de su edad, y aquello no hacía más que acrecentar su deseo de desear su cariño, su corazón, por más que pudiera ser algo erróneo, por más que pudiera fracasar en dicho cometido. No le importaba otra cosa que conocerla mejor... verla sonreír y disfrutar de su melodía.

- Me encantaría apreciar esa mirada de las tierras con vos, milady. No os preocupéis, traeré a Nor conmigo para que podáis acariciarla. Os juro que no os hará nada malo. -  Afirmó en un tono gentil, a medida que se levantaba al mismo tiempo que Rhialta lo hacía también, dispuesta a seguirla hasta su habitación. Sabía que Nor no le haría daño, no cuando el vínculo que tenían así innecesario un método de entrenamiento como otros animales. No hacía falta que la pelirroja dijera que hiciera algo o que actuara con propiedad, la gatosombra no haría nada que ésta no deseara, ni tampoco atacaría a menos que ella diera la orden de hacerlo. Eran como hermanas del mismo útero, y la criatura se dejaría acariciar, en especial si se trataba de alguien que se mostraba gentil con la pelirroja. De cualquier modo, una vez que la bastarda regresó acompañada por su gatosombra, y con el arpa colgando de su mano derecha, no tardó mucho en entrar tras tocar la puerta de la habitación de la joven, luego de que ésta le diera permiso para ingresar. - Nor. Acércate a ella. Quiere acariciarte. Te gustan los mimos ¿no? - Le dijo gentil a su compañera animal, a medida que dejaba el arpa a un lado. - Acercaos. No os hará nada. Le encanta que la acaricien. - Afirmó amable, invitándola a acercarse a su mascota para que pudiera disfrutar de su pelaje. Tras darle la indicación a su compañera, la gatosombra no dudó mucho en acercarse hacia la joven, mirándola por tan sólo un momento, antes de ponerse de costado, rozando su cabeza contra las piernas de la muchacha, alentándola a acariciarla. - ¿Veis? Quiere que la acaricien. - Dijo divertida, mientras preparaba su arpa para tocar una bella melodía para la hija menor de los Vance. - Espero que os guste la melodía, milady. Le di vida pensando en vos. - Aseguró en aquella voz melodiosa, a medida que sus dedos se deslizaban por las cuerdas, creando las notas necesarias para la bella melodía, una cálida y ciertamente bella, la idea que la bastarda tenía de Rhialta en ese momentom, mientras observaba con cierta paz cómo su gatosombra buscaba llamar la atención de la joven que había capturado el afecto de la pelirroja.

La bella pareja fue saliendo del comedor juntos del brazo cuando Rantos sonrió:

-Claro que se lo permito Lady Liana, voy a ser tu fiel esposo en breve... me alegro que tengamos este momento para charlar. -comenzó Rantos- tengo muchísimas ilusiones en este matrimonio, muchas ilusiones que no son siempre ambiciones..las tengo también,todo hombre y toda mujer las tiene, y vos seguro que también tiene ambiciones y también ilusiones. -Rantos era bueno con las palabras y suguió su disertación- a veces pienso en el futuro, y bueno, para mi es importante saber que no estaré solo...nuestros destinos se unirán en este enlace Lady Liana, me gustaría pensar que además de una esposa voy a ganar una compañera para la vida. Alguien con quien tener algo más que hijos..ojalá nos enamoremos, ojalá, pero si no, si me gustaría que siempre nos trataramos de igual y con respeto. Tuve la suerte de pasar unos años de pupilo con los Qorgyle en Dorne, donde comprendí que las mujeres son algo más que un objeto y que suelen ser más listas que nosotros los hombres, además de ser los seres más bellos que han creado los dioses antiguos y los nuevos, y la prueba es vos sin duda-Rantos no olvidó citar a ambos-nada me haría más feliz que morir rodeado de mis nietos sabiendo que lo hicimos bien, ambos, que supimos unir estas casas y que nuestro matrimonio fue feliz, nuestra casa,ahora ya una, prosperó y que supimos aprender del pasado ambos...Todo sea dicho, tendremos problemas, habrá quien no acepte nuestra unión de buen grado al principio, y si decidis involucraros en el gobierno de esta casa con mayor protagonismo tendremos más enemigos y problemas...pero mucha más fuerza. -miró a su futura esposa- es lo que puedo prometeros, aquí, con mi palabra y honor como moneda: siempre os respetaré y si os decidís involucrar en las tareas de gobierno y justicia tendréis vuestro hueco, reconoceré vuestros méritos, jamás os pegaré*, os seré fiel, intentaré que seamos felices y siempre, siempre, confiaré en vos y tendréis peso en las decisiones de nuestras tierras...-Rantos no estaba enamorado aún de su futura esposa, tal vez algún día, pero le gustaría empezar la relación al menos con una declaración de intenciones para el futuro. Esperaba la respuesta de su futura esposa.

- Se lo agradezco Sir Heine.  Susurró mirando con gratitud al caballero. Su comentario le calmó ante el impacto de ver a los Cressey. Esta vez no estaba sola, como cuando fue vilmente señalada y tuvo que huir del castillo de su difunto esposo. Era reconfortante tener a su lado a alguien como Eberhard, que sin duda le cubriría las espaldas. Pero la preocupación regresó como siempre a su cabeza.

*1 Se alegró de nuevo cuando Lord Blackwood admitió recordarla y le reconfortó su abrazo. Cuando era pequeña había presenciado una justa entre su tío Vignar y Tytos. - Es una lástima que vos no participéis en la justa. Pero seguro que sus hijos honrarán la boda de mi primo con buenos combates, pues según las historias que me contó mi difunto padre Darren Kelmstiern: un Blackwood en batalla vale por dos. Brindemos!- Alzó su copa sonriente.

*2 Parecía que Ser Shawney prestaba más atención a la mesa de los prometidos que a ella, a pesar de que se mostraba bella y bien acicalada. Tampoco le sonrió tras su presentación con doble sentido y su respuesta ante los participantes del torneo demostraron un punto de arrogancia."Estúpido!...¿para el populacho...?" Shawney ya no le parecía tan atractivo, eso le hizo pensar que tenía que ser precavida. Pudo comprobar que ni le dirigía la mirada cuando se levantaban su primo Rantos y Lady Liane. Si había guardias Vance en todos lados, ¿por qué preocuparse de los dos tortolitos?. - Subestima usted a los competidores de antemano:  Blackwood, Glover, Banefort... incluso hay rumores de que acuda algún campeón que luche por la casa Tully. Y por lo que a mi respecta, Kelmstiern. Veo que os precipitáis tan rápido cómo desenvaináis. - La sinceridad de Alyse hacía que quisiera ponerlo en su sitio.

- Me alagan sus palabras Lady Katherin -dijo seguido de una ligera reverencia- El Lord me encomendó la seguridad de todos y no es algo que me tome a la ligera. Ojalá todo vaya como está planeado y no haya ningún percance extraño, pero he de estar preparado si algo así ocurriera.

Las palabras de la señora de la casa en relación a hacerle señor de algunas tierras lo pillo por completo desprevenido. No pudo evitar el brillo de la codicia en sus ojos por lo repentino de la pregunta. Procuraba mantener sus aspiraciones ocultas de todos para ir ganando posiciones poco a poco, pero puede que la perspicacia de la mujer de la casa fuera mayor al crédito que le daba el caballero.

- Me habéis cogido desprevenido mi señora -dijo sinceramente- Es algo que, en efecto, ha pasado alguna que otra vez por mi cabeza. En cualquier caso, es una pregunta un tanto repentina ¿A caso alguna dama os ha preguntado por mi? -mirando de reojo a las señoras y jóvenes de la estancia.