Partida Rol por web

Me incorporé y cogí el periódico que acababa de dejar Patrick sobre la mesa.

- Seguramente sea lo mejor - asiento.

- Lo malo es que eso puede ser dentro de... mucho - me levanté un poco del sillón y miré a la recepción.

Normalmente solía haber varios atendiendo a los que iban llegando, quizá podríamos utilizar a otro, aunque sabía que Patrick tenía razón.

- Habrá que esperar entonces. No se si todo esto funcionará, pero creo que vale la pena intentarlo.

Te encuentras charlando con Patrick y los demás mientras no apartas la vista del mostrador de recepción. Ahí se encuentra Bruce y ves como intenta sonsacar información del atareado recepcionista torpemente. El hall se encuentra bastante concurrido a causa de las fechas, y además aparece muy iluminado. Unas anchas escaleras se encuentran a la derecha de la conserjería y unos cuadros decoran las paredes de la misma. Por ahí ves como baja una figura vestida totalmente de negro que al parecer se dirige a conserjería. No te llamaría la atención más que cualquier transeúnte si no fuera por la sotana que lleva como atuendo. Se trata de un sacerdote, alto, delgado y de aspecto bastante siniestro, lleva consigo un portafolios.

Se acerca al recepcionista y éste asiente tras un intercambio breve de palabras. Luego ambos desaparecen un instante y reaparecen un par de minutos más tarde, el conserje vuelve a dirigirse al bueno de Bruce y el sacerdote se dirige al ascensor entre algún empujón.

Te encuentras en recepción con la vana esperanza de sonsacar algo al atareado conserje. Se muestra ocupado e impaciente, sin duda está teniendo una noche ajetreada.

De repente el conserje parece centrarse en una figura de atuendos oscuros que le muestra una tarjeta de seguridad. El conserje asiente y ambos desaparecen tras una puerta de madera. Al cabo de un par de minutos vuelven a aparecer y compruebas que se trata de un sacerdote, alto, delgado y de aspecto bastante siniestro, parte hacia el ascensor del hall entre algún empujón.

Ah, ya vuelve... Solo quería decirle que comprendo que su trabajo es salvaguardar la intimidad de sus clientes y no dar información sobre sus huéspedes. Sin embargo le voy a pedir un par de cosas muy sencillas y que para nada comprometen su trabajo. La primera es que nos alquile la Suite Real, de ¿5 habitaciones?. La segunda es algo inusual, pero tampoco le comprometerá en nada en su trabajo, e imagino que como es muy sencillo, no querrá negárselo a alguien que le acaba de alquilar la Suite Real y durante varios días. No tiene mas que llamar a Urchudan, pues el hotel sin duda tiene sus datos en su ficha de cliente, o al menos enviar un simple fax o telegrama. El mensaje es muy simple: " Dingwall se ha repuesto extraordinariamente de sus problemas en Londres y se encuentra en Edimburgo deseando tener una entrevista con usted "

Señalando con la mirada hacia el grupo.

Dingwall es el tipo ese del periodico. Luego le pasaremos su pasaporte para hacer la reserva.

Bueno, como le decía, se están manejando unos asuntos de varios miles de libras esterlinas. No le estoy pidiendo que haga nada que vaya contra el reglamento. Solo que se extralimite un poco en sus funciones. Dingwall es un hombre generoso y le recompensará adecuadamente.

Por cierto Continúa Bruce al ver pasar al sinietro hombre de negro, Yo a ese hombre le conozco. ¿No es el arzobispo de Glasgow? O... no.... el hombre del Vaticano... ¿Bellini?. Si este hotel es lo suficientemente bueno para las altas jerarquías ecleiásticas, sin duda también lo habrá de ser para nosotros.

Bellini está muerto y se han comido su cadáver.

Ese no es Bellini. Bellini tiene un agujero en la cabeza, y ese tipo solo tiene pinta de cura siniestro. Pero algún nombre tenía que soltar para ver si el reservado conserje me cuenta algo. Dije Bellini como podría haber dicho Padre Karras. Aunque... Los restos de tela de sotana bajo las uñas, unidos a la extraña vitalidad de Gallagher, unidos a que aquí nada cuadra con la lógica, .... ¿Y si el cadáver de Bellini no fuera tal: no estaba muerto realmente sino descansando y le dio por levantarse en el depósito y salir por su propio pie?

EL muchacho de recepción de muestra lleno de impaciencia cuando vuelve y se encuentra de nuevo con Bruce. Patrick se acerca a Bruce llegando a la altura de recepción junto cuando el recepcionista parece contestar.

- Tan solo tenemos dos suites, ambas son las habitaciones 11 de las plantas dos y tres. Desgraciadamente señor, ambas están reservadas, pero tenemos otras, déjeme que les eche un vistazo. - el muchacho echa una ojeada en un pequeño ordenador - Sí, tenemos en la tercera planta varias habitaciones contiguas disponibles, prefiere esas ? - pregunta, sin dejar de mirar el pequeño ordenador - Vaya, lo único que tenemos sobre Urchudan es su nombre, ni apellidos, ni documentación ni teléfonos. Partió anoche, eso sí, y no pidió en recepción ningún billete de avión o tren. - Dice alzando los brazos, explicándose debidamente. - Sin embargo, se marchó en una limusina negra, lo recuerdo porque hacía juego con el color de sus cabellos.

- Arzobispo de Glasgow ? No tengo ni idea. El padre Bellini llegó anoche al hotel. - Contesta despistadamente.

Tras una ligera pausa.

-Desean finalmente las habitaciones ? Si lo desean puedo reservarles una mesa en el Caledonian para esta misma noche, es el restaurante del hotel.

Años de experiencia poniendo cara de poker consiguen que Patrick no reaccione al oir el nombre del padre Bellini. Sin embargo, tiene que detenerse por un segundo para tragar saliva ruidosamente antes de poder decir:

Si... una mesa para la cena es una buena idea... Por cierto, soy conocido del padre Bellini. Quizás pueda usted darme su número de habitación para poder hablar con él más tarde.

- Por supuesto señor. - dice mientras vuelve a teclear - Se encuentra en la habitación 323. Les reservaré mesa para dentro de media hora, cuántos van a ser ?

Cinco y un muerto... Está a punto de replicar Patrick, que se aclara la voz para confirmar la reserva para cinco personas.

El exdetective de policía había pensado que después de lo vivido estos últimos días había perdido la capacidad de asustarse, pero lo cierto es que se ve obligado a apoyarse en la recepción cuando sus piernas flojean peligrosamente.

Con una mirada casi suplicante, le hace un gesto a Bruce, a su lado, para que se dirijan al piano-bar del hotel para tomar algo fuerte.
Y que sea doble.

"Vale, Martín. Ya has hecho esto otras... mierda, no, es mentira, no has hecho algo así en tu vida..."

Me dirijo con el resto al bar, flanqueando a Patrick una vez se alejan del mostrador.

- ¿Bellini? ¿Bellini está aquí? ¿Pero qué demonios hace aquí?...

Gary, estaba mas ausente de lo normal, no leia periodico alguno pero sin duda algo se le habia escapado mientras esperaba a que aquel rico ingles hiciera su "magia".
Busco con la mirada a aquel supuesto muerto andando de nuevo entre ellos.
"¿Bellini? O necesito gafas o realmente es un fantasma"

Se froto las manos mientras barria con la mirada el lugar, mujeres con ropa ostentosa, botones, viejos con el periodico de la mañana... Pero ni rastro de un cadaver andando.
Volvio entonces la mirada a Martin que parecia tan sorprendido como el y se encogio de hombros.
"Tio, aqui nos esteramos de misa la mitad, je..."-Bromeo con su propia cabeza.

Una vez en el bar sin quitar la mirada al camarero y con la mano sujetando su cabeza de perfecto peinado, se atrevio a preguntar a sus colegas.
-¿Hay algo que me e perdido durante la actuacion del ingles? Y de paso, ¿Cual es nuestro paso a seguir? Urchudan no dejo migitas que seguir, ¿Vamos directamente a exterminar cadaveres?-Dijo sin sopesar las consecuencias de sus palabras estando Patrick presente.
"¿Eso de hay en vainilla? Que clase de monstruo puede hacer con eso un combinado.

De nuevo os agrupáis en recepción entre el tumulto de gente que pasea de aquí para allá cuando Ignacio responde sorprendido ante la teoría del padre Bellini.

- Gary, yo he visto pasar por aquí a un cura siniestro que ha preguntado algo en recepción y se ha marchado, quien ha dicho nada de Bellini ? - Dice mirando a Bruce con aire pensativo.

Mientras, el recepcionista le da a Patrick unas llaves con las habitaciones 303, 304, 305, 306 y 307 y le dice amablamente que en veinte minutos tendrán disponible su reserva en el Caledonian.

El Caledonian

Son las 10 y media de la noche, habéis dejado vuestras cosas (si es que llevábais algo) en vuestras habitaciones que por suerte son contiguas.
Entráis al Caledonian y Patrick da su nombre para que un camarero joven os lleve a vuestra reserva.
El Caledonian es el restaurante del hotel, los camareros van de aquí para allá sirviendo en las mesas que, pese a ser un lugar de lujo, no parece que haya ninguna celebridad del mundo del espectáculo, aunque algunos clientes parecen realmente interesantes.

En una de las mesas se encuentra el siniestro y extraño cura que visteis en recepción. Un cosquilleo os recorre el cuerpo cuando le advertís, cenando unos aparentemente deliciosos tallarines a la alsaciana. Observáis como parece vigilar descaradamente a otro tipo que se encuentra en una mesa contigua.

Este otro tipo es un joven que aparenta unos 25 años. Muy moreno y con ojos verdes esmeralda. Viste un traje oscuro, al que Patrick recuerda a Brian en la noche de navidad. De vez en cuando alza la mirada y rastrea el restaurante, aunque no parece cerciorarse del cura. Para tratarse de un joven ataviado de tal manera, os sorprende que de su oreja izquierda cuelgue un extraño pendiente, cuya forma os resulta familiar. Se encuentra degustando un pato a la mounet-sully.

En otra mesa alrededor de éstas, una hermosa joven acompañada de un hombre de aproximadamente unos sesenta años. Se encuentra degustando unas suculentas berenjenas a la egipcia, y ambos parecen bastante nerviosos. La joen vigila a todos los comensales mientras que su acompañante, cabello blanco abundante y muy bien vestido procura concentrarse en su cena.

Por último, en otra mesa se encuentras otros dos caballeros, el primero es un tanto extraño. Cena un pollo salteado al champaña aunque no parece que este plato le agrade excesivamente. Vigila con cierto descaro a todo el mundo, incluidos camareros y a vosotros mismos, y parece muy nervioso. Va bien vestido, aunque de forma un tanto inapropiada para una cena. Patrick y Martín se percatan de una protuberancia que sobresale bajo su axila, y abulta su chaqueta.
Junto a este personaje, cena otro sujeto no menos extraño. Se trata de un hombre de unos cuarenta años. Con la cabeza completamente afeitada, degusta unas alcachofas salteadas, y tampoco parece que le entusiasmen.

Martín, comiendo con buen apetito a pesar de las circunstancias, se acerca discretamente a Patrick, hablando lo bastante alto como para que se fijen sus compañeros:

- ¿Guardaespaldas armados? Debe ser alguien importante... ¿Qué os parece? ¿Qué vamos a hacer ahora? Comienzo a estar cansado de ir por detrás de Urchudan, Gallagher y el Viejo. A este paso, le va a salir más rentable leer la conclusión del asunto en el Times...

Da un sorbo al agua.

- Voy a intentar localizar la agencia de limusinas que utilizó Urchudan, a ver si consigo hablar con el conductor. Aún no entiendo bien cual es la relación de Bellini, Urchudan y Gallagher...

Esa relación existe. No lo dudes Martín, lo siento en las tripas. Responde Patrick mientras se lleva el tenedor a la boca.
Como no tenía ni idea de qué pedir de la carta, al final ha elegido lo mismo que Bruce, que parece más acostumbrado a estos lujos. Sin embargo, mientras el joven parece saborear con gusto su plato, a Patrick le sabe todo a ceniza.

Y además es una buena idea el comprobar los servicios de limusinas, puede que saquemos algo siguiendo esa pista. ¿Por qué demonios no se le ocurrió a él?
Pero voy a quedarme hasta el final de la cena. Hay mucha tensión en este restaurante... dice haciendo alusión a los extraños comensales de las mesas cercanas.

El instinto le dice a Patrick que algo está pasando esta velada, pero ¿puede fiarse de sus corazonadas? Hace tan sólo media hora ha creido firmemente que el difunto padre Bellini estaba en el hotel... ¿No se estará volviendo paranoico? ¿Todavía más paranoico?
Se tiene que forzar a no servirse una copa de vino y seguir con el agua, por más que le apetezca echar un trago para calmar la ansiedad. Sólo le faltaría emborracharse.

Disculpándose ante los demás, Patrick se levanta para ir un momento al servicio.