La noche se hace tremendamente larga, pero pasa sin más sobresaltos.
A la mañana siguiente te encuentras cansado, dolorido y soñoliento, pero disimulas para que tu pequeña no lo note.
Molly te proporciona alegría y ánimo enseguida con una sola de sus amplias sonrisas, le preparas el desayuno y la ayudas a prepararse para llevarla hasta el parvulario.
Elige ella misma uno de sus vestidos azul marino. A pesar de ser tan pequeña ya empieza a desarrollar prioridades en cuanto a forma de vestir, parece que va a ser algo presumida... Pero no te importa, claro, siempre te da cariño y te dice lo mucho que te quiere, eso es lo mejor de la pequeña y dulce Molly.
La llevas de la mano mientras te cuenta alegremente el último capítulo de las Supernenas y se despide de ti con un sonoro beso y un pequeño abrazo. Casi te da pena tenerte que separar de ella mientras la ves juntándose con sus amigas y entrando al edificio.
Una vez estás seguro de que tu pequeña ha entrado a su parvulario, te dispones a volver a casa, o quizá directamente a la comisaría pues no tienes mucho mejor que hacer.
Andas algo distraído en tus pensamientos y en el recuerdo de la extraña mujer y sus palabras, cuando repentinamente eres sacado de tu estupor al distinguir unas palabras amenazantes.
Provienen de un callejón que hay junto a ti y si te asomas un poco, tras unos contenedores, distingues a una mujer rubia a la cuál un tipo sujeta con violencia, zarandeándola y amenazándola con un pequeño cuchillo.
*Tengo clarísimo cuál va a ser tu Credo... xDDD (sería el "Clan" en Vampiro).
Entro corriendo al callejón y saco la pistola.
Más por instinto de mis años en el cuerpo, que por la lógica, apunto hacia el delincuente y grito:
Policía, deténgase!
La mujer, Sara, se aleja en el taxi después de coger el papel con tu teléfono.
La lluvia cada vez se intensifica más así que decides acelerar un poco el ritmo, la comisaría tan sólo está a un par de calles de distancia.
Cuando te das cuenta, descubres que estás atravesando la calle Maury, la "escena del crimen", y resulta irremediablemente sospechoso distinguir que un hombre al cuál no reconoces cómo agente, está agachado junto a la silueta dibujada en el suelo, dentro del cordón policial que al parecer ha decidido no respetar.
Después de apuntar unas cuántas cosas en una librtea, el hombre se levanta y se itnroduce en uno de los comercios cercanos.
Sigo al hombre hasta el comercio.
Vaya mañanita, primero un ladronzuelo y ahora seguro que un "heroe"
Cuando lo vea, me pongo a su lado y le susurro.
Sabe que es muy sospechoso pasearse apuntando cosas por un lugar en el que ha habido un crimen.