Amanecía, los primeros rayos de rol se colaban entre los pliegues de los cortinajes, cosa que acompañada de los cantos de los gallos de la aldea extramuros tendía a despertarte.
La noche había transcurrido tranquila, sin aparentes problemas con los bandidos de la zona.
Tu mujer descansaba a tu lado y por el silencio reinante en la fortaleza adivinabas que tus hijos todavía no habían despertado.
*Abraza a su mujer y disfruta de la mañana en duermevela, esperando media hora mas hasta que la actividad empezaze a surgir del castillo, tras deleitarse de la tranquilidad de la mañana y al oir los primeros ruidos de mozos y damas de la casa, se vistio y bajo al salon comunal.*
Al llegar al salón tu padre ya estaba desayunando, pese a su edad seguia levantandose a primera hora.
Un guardia entraba apresurado.
- Mi señor, Bryant Kendrik ha regresado a la fortaleza... - informó
Bryant Kendrik llevaba años ausente.
-Parece que mi querido primo ha llegado a nuestras tierras.-
*Mirada al padre*
-¿quereis hablar con el a solas?-
Un ademán de mano indica que puedes quedarte
- No es necesario. Puedes quedarte.
Otro de sus gestos te invita a tomar asiente.
*toma asiento a la derecha del padre mientras toma algo de hidromiel y espera a su primo*