No me sale nada en "El Ritual" me dice que no hay mensajes para mi en esa escena... Es como "con calcetines blancos... no en mi avion - dice el segurata mientras mira para un lado poniendo la mano delante a modo de prohibicion al paso" ¬¬
Václav, levanta levemente la cabeza, en un seco e insonoro saludo. Se cruza de brazos y ojea levemente a Silvia y a Manu.
A lo lejos Dulce hace su aparicion y no pasa desapersivida para los ojos de Václav, levanta su brazo y hace señas para que se acerque.
Dulce varía poco su rumbo hacia el fenris que le hacía señas, una vez a su altura, habla.
- Güena noshe Václa. - Aunque parece cansada, sonríe tranquilamente.
Václav esta algo molesto, cuando se acerca Dulce, alza levemente su brazo, devolviendo el saludo.-.....¿sabes algo de los cachorros?...-
Se encoge de hombros levemente.
- No je ná de ná, no he veío a ninguno. Acabo de llegá.
Pues la verdad es que esta bastante bien montado y no me paga mal, aunque en realidad no me da para mucho...Bueno, creo que tendremos que ir adentro, el ritual debe estar por comenzar.
Axel seguía en silencio a Hector hasta la zona donde ambos iban a realizar un ritual del que el no tenía mucha constancia.
Sigo a Hector hasta donde me lleve
Hector guió a Axel hasta una zona rodeada por arboles. En el medio, una bandada de cuervos vigilaban el centro exacto de la zona, justo la zona donde Hector te pide que te siente. Cuando lo haces, su cara de felicidad y de buena persona se deshacen sobre su rostro como cera caliente a la que le aplican una llama intensa. Ahora tiene un rostro grave, feroz, alguien en quien no confiarias por nada del mundo.
Algunas nubes cubren la luna en esos momentos, dejando la zona aun mas oscura si cabe. Hector saca una pequeña mochila de alguna parte, y de el saca un caliz, aparentemente de oro, con incrustaciones de piedras negras, y que parece bastante manchado en su interior.
Espero que estés preparado Axel. Ha llegado el momento de comenzar el ritual. Ante la presencia de Abuelo Trueno y sus ojos y odios, los cuervos. ¿Vienes por voluntad propia, Axel?
Al observar la cara de Héctor sus temores se increcentaron. Había desaparecido el amable hombre que hablaba con Silvia para convertirse en un perfecto Señor de las Sombras: un perfecto mentiroso, un habilidoso manipulador y probablemente un hombre cruel. De todas esas cualidades Axel solo temía la tercera.
Bajo la mirada, como un buen cachorro de la tribu debería hacer, y un murmullo salió de su boca:
- Estoy preparado. Vengo por voluntad propia a realizar el ritual.
Se tragó sus dudas respecto al ritual y puso especial atención al caliz. Si aquello era una trampa, cosa que había sopesado, esperaba darse cuenta.
Al oir el nombre de Jose, Václav gruñe y aprieta con fuerza sus dientes, su cara era de total enfado.Sacude la cabeza leve pero bruscamente, como si intentara tranquilizarse, vuelve a mirar a Dulce-....Maldita sea y aque esperan estos cachorros para venir....-
Por favor Axel, postea en privado, estais en una zona escondida y los demas jugadores no van a enterarse de lo que suceda.
Héctor asintió y masculló una palabra que tus oidos no llegan a captar.
Yo, Hector Roshmanoviv "Ojos-en-el-viento", como maestro de este ritual, doy el visto bueno para su comienzo. Por el mismo, Axel, cachorro de nuestra tribu, se compromete a guardar silencio desde hoy y para siempre de lo que aquí se hable. ¡Que los cuervos difundan la noticia y sean los guardianes de mis palabras!
En ese momento los cuervos que vigilaban, que ahora parecen cientos, se abalanzan por toda la zona, cegando a ambos participantes. Cuando por fin se aclara el revuelo, ni una pluma en el aire ni en el suelo dan testimonio de la presencia previa de los cuervos. No obstante, la copa que Héctor habia sostenido en todo momento en el aire, se encuentra ahora llena de una especie de líquido turbio.
Bebe Axel, y te informaré del trabajo que te redimirá ante los ojos de tu tribu.
Héctor acercó el cáliz hasta Axel.
Axel cogió el caliz con recelo. Miró el líquido turbio y tuvo la tentación de meter un dedo para... bueno para ver que narices era eso que le ofrecian. Como no tenía sentido del olfato, tampoco podía averiguar mucho de lo que estaba a punto de beber.
Inspiró profundamente y antes de beberlo miró a Hector.
- No quiero que vengas a ver mi tumba si esto me mata.
Tras romper el climax del ritual como muestra de su insubordinación, bebió todo el contenido de un trago. Esperó alguna reacción dolorosa en su cuerpo y cuando esta no se produjo volvió a mirar a Hector.
- Ahora dime que tengo que hacer.