Sólo llevamos dos horas de camino, no creo que esa sea su intención. Creo que nos está guiando al mismísimo infierno, y no estoy seguro de que estemos preparados para ello.
La situación no parece del todo mala, pues al parecer la mula que nos han entregado tiene comida de sobra para el viaje de ida y vuelta. Sin embargo, Lilith no parece tener ganas de intimar, y eso me deja de nuevo aislado en un callejón sin salida emocional: el enano loco, el guerrero que parece vivir tan sólo para su espada y el rasta misántropo... Genial
Como el último me parece el más normal de todos, empiezo a darle coba.
- Un pájaro de mal agüero, ¿eh? Puede ser... En cualquier caso, salimos de un infierno para entrar en otro, y debemos salir de nuevo de él antes de tres días, si no queremos habitar para siempre en el primero... Al menos, por lo que a ti y a mí respecta...
¿Pararnos aquí? Joder, lo que le pasa al put* pájaro es que tiene hambre... Y como se quede mucho tiempo ahí parado, voy a acabar zampándomelo yo...
- Probablemente tenga hambre.- comentó Lilith, extrayendo la extraña bolsa que la anciana le había entregado, se la tendió al cuervo, abierta, sin pararse a mirar mucho su rebulsivo contenido.
- La espesura de Korkari, un lugar temible, sin duda. Pero, ¿que sabemos exactamente de ella?
Lilith, según tengo entendido estuviste en la batalla en la que cayó el rey Cailan, al igual que yo, así que deberías recordar que esta espesura esta llena de engendros tenebrosos, solo vayamos con cuidado.
HILO CERRADO.
Sigue en ESCENA 3: LA ESPESURA