Partida Rol por web

- Sí, buena idea -dijo a Shoshana para dejarla tranquilita- Pero Kate conoce... podría contactar con su espíritu, si es que tenía. Yo confiaría en ella para asegurarnos en conseguirlo -se resistió a decir que la jefa conocía de primera mano el mundo espiritual porque aquello implicaría que Eve no.

- ¿Es importante? -de pronto cayó en la cuenta- ¿El velatorio era para la Ciudad y no para los peluches?

Se acomodó a lo que proponía James porque en aquel momento no le importaba demasiado. En su regreso y tras la ducha había ido bloqueando en su mente las implicaciones de todo lo que habían vivido aquella tarde. De la guerra. Se sentía en casa, en el espacio comodín, invulnerable. En cualquier caso, al día siguiente ya pensaría un plan para demoler la famosa Torre del Arte.

—Seguramente Penélope también pueda hacerlo, pero estaría bien preguntarle a esa tal Kate, no sabemos cuando volverán de su viaje —concedió a Eve con un asentimiento. Luego su atención volvió sobre Shoshana—. Pero me gusta tu idea. Si la Ciudad lo quisiera así, ser un refugio en los sueños… Si puedo ayudarte a buscarle un lugar, cuenta conmigo ¿vale?

Dicho esto se quedó observando un momento a Shoshana con atención. La propuesta de la chica le hizo pensar en algo que podría pedirle. O más bien algo que le gustaría pedirle si se atreviera a hablarle de ello. Pues si había alguien que pudiera acompañarle hasta aquel lugar de su mente, hasta el refugio de sus sueños y de sus pensamientos, tal vez podría ser ella. Y respecto a ese algo que se escondía de él allí, tal vez Shoshana pudiera hablarle o decirle qué era o al menos cuál era su naturaleza. Porque James sospechaba que no era algo suyo, no a la manera en que lo eran sus recuerdos o su personalidad, sus miembros o su corazón. ¿Puede algo ser tuyo y al mismo tiempo llegar mucho más allá de ti mismo?

Escuchó lo del velatorio, parte de aquella conversación anterior que había entendido a medias, y supuso que sería alguna idea de Shoshana.

—¿Qué es eso del velatorio? —preguntó un poco a las dos, aunque Eve parecía tan confusa al respecto como él mismo.

Me hubiera gustado saber qué decían los muertos, una parte de mí esperaba algo más trascendental y otra estaba casi segura de que, aún tras el velo de la muerte, la nimiedad y miopía de ciertas mentes era asfixiante y no moría junto a su cuerpo físico.

Sonreí de labios cerrados, ya me lo contaría cuando fuera el momento adecuado de saber esa información. Lo que me hace cambiar la expresión abruptamente es aquella confesión sobre cómo se había despertado su don. -Oh- solté y me llevé sin querer una mano al rostro, a la mejilla. Me quedé unos segundos estática y luego terminé con la espalda.

La rodeé y fui hacia sus piernas, comencé por uno de los pies -Lo siento, siento mucho que tuvieras que pasar por esa situación -dije mirándola a los ojos directa pero brevemente, luego seguí con la curación -Debió ser duro… No solo la vida física, sino la espiritual. Debió ser aterrador... -una parte de mí pensó en indagar más sobre su familia, pero la otra se abstuvo, por respeto -La soledad, a veces es muy cruel y aunque debiéramos bastarnos solos, somos animales sociales después de todo por eso terminamos juntándonos, agrupándonos… aunque los caminos sean quizás diferentes -sentí que me estaba yendo por las ramas.

*****

-Voy a dejar de desvariar -declaró de pronto, más para ella misma que para la médium -Empecé a los 6 años -calló abruptamente, Blue odiaba que la gente sintiera lástima por ella y por eso no le gustaba abrirse ni contar intimidades. “No, no es lástima lo que sienten, es empatía”, se repitió una vez más como siempre que sus inseguridades amenazaban sus interacciones y continuó -Tuve visiones el día en que murió mi madre y luego fue… un camino bastante sinuoso porque… Bueno, porque no tenía a nadie más y me convertí en huérfana -hizo un rictus con los labios mientras masajeaba con sus pequeñas pero fuertes manos de dedos largos las pantorrillas -Me tomó bastante tiempo saber exactamente qué era lo que ocurría, aceptarlo -susurró con la voz candorosa, deslizó las manos por las rodillas y los muslos hasta casi quedar de frente con la muchacha, su cara cerca de la cara de la médium analizándola -Pero una vez que lo hice empecé a investigarlo meticulosamente, a experimentar como podía -se irguió y parpadeó con delicadeza, -Después de todo eso era más divertido que escuchar el ruido de los demás niños y las palabras nada amables que nos daban los cuidadores -juntó sus manos delante de sí -Bueno, hemos terminado por esta vez. Puedo cocinar algo si quieres, ¿tienes hambre? -inquirió mirando hacia el refrigerador -¿Cómo llegaste a la Ciudad Abandonada? Por cierto, puedo darte una crema para el cabello si quieres... te hará bien al cuero cabelludo también.

Se sintió muy contenta de ser el centro de atención.

Les mostró la piedra de nuevo, meciéndola un poco, como si les estuviera vendiendo un melón.

—Hay que darse prisa. Esta noche mucha gente soñará con la Ciudad Olvidada. Estaría bien que cuando lo hagan la visitaran como la conocimos nosotros.

Sonrió.

—Se van a arrepentir de haberla quemado.

Y luego miró al suelo, y soltó una risilla, para confesar.

—El velatorio era el gancho para luego haceros soñar conmigo y empezar el viaje juntos esta misma noche. Una cosa de los sueños es que muchos empiezan con algo llamativo del día anterior.

El velatorio era el gancho para luego haceros soñar conmigo y empezar el viaje juntos esta misma noche. Una cosa de los sueños es que muchos empiezan con algo llamativo del día anterior.

Levantó las cejas. 

- Bueno, con calma ¿eh? Yo creo que hoy he tenido suficiente. Podéis subir las escaleras y preguntarle a Blue si queréis buscar a Kate y pedirle ayuda - Dobló el brazo izquierdo elevando su mano y con la derecha empezó a masajearse el antebrazo. Se estaba dando cuenta de que tenía el cuerpo cansado. Y hasta ahí habían llegado sus energías de seguirles el rollo.

- Nos vemos mañana - se alejó del marco de la puerta y se despidió levantando un pulgar. 

Blue es amable, y tiene unas manos firmes y suaves que calman en seguida el escozor de mi piel. Me gusta el sonido aterciopelado de su voz, y cómo pronuncia las palabras. Pero habla. Habla mucho. Ahora que mi cuerpo ya no es un problema acuciante, me doy cuenta de que siento un dolor palpitante en la cabeza, probablemente debido al estrés. Apenas puedo concentrarme en lo que dice. Estoy adolorida, nerviosa, y exhausta. Necesito procesar todo lo que ha sucedido, así que me abstraigo de sus palabras y me concentro en volver a ponerme la ropa que me ha prestado, lentamente.

Bueno, hemos terminado por esta vez. Puedo cocinar algo si quieres, ¿tienes hambre? ¿Cómo llegaste a la Ciudad Abandonada? Por cierto, puedo darte una crema para el cabello si quieres... te hará bien al cuero cabelludo también.

Asiento vagamente con la cabeza, dejándome caer en cualquier silla a la vista cuando Blue se dirige hacia la cocina. 
Para cuando vuelve, mi consciencia está vagando lejos, muy lejos, mientras Morfeo mece mi cuerpo entre sus brazos.

Blue dejó a Margotte en la silla durmiendo y se retiró a la parte de atrás de su invernadero, donde lejos de las miradas curiosas había instalado una gran tina antigua que había restaurado ella misma. Mientras la llenaba con el sistema que traía agua caliente desde su ducha (una manguera) puso a andar el tocadisco y disfrutó del ruido blanco por unos largos minutos mientras el agua caliente subía por las paredes enlozadas, hechó con cuidado sus sales, los pétalos de flores y hierbas.

Aspiró en la oscuridad reinante en aquel lugar de su hogar los deliciosos aromas que surgían y dibujó sigilos y símbolos en el vapor con sus manos mientras se deshacía de la ropa sucia, cubierta de hollín y preguntas. En completa desnudez prendió las velas consciente de todos aquellos pequeños fuegos a su alrededor y la oscuridad se mantuvo a raya en la penumbra.

Se sumergió en el agua con ceremonia al tiempo que la música comenzaba y dejó que sus emociones y energías de más fluyeran, las velas ardían a su alrededor y se unían junto con las estrellas a millones de años luz sobre su cabeza, esas que se veían a través del vidrio doble del techo.

Movió las manos con suavidad en el agua haciéndose consciente de su propio cuerpo, de cada una de sus partes y del líquido que lo contenía como un capullo. Realizó el ejercicio sufí de contemplación de la muerte, se despojó una a una de sus preocupaciones y sensaciones hasta que su mente se vació de los pensamientos y de aquello que no podía controlar, o sea todo. Escuchó la música lejos, y más lejos todavía el corazón rítmico de la House of Yes que iba al ritmo del beat. El bullicio de la ciudad quedó atrás, y solo fue el sonido del viento, que le susurró en los oídos:

En el centro del laberinto
el Minotauro de nuestra Sombra
nos espera.
No habrá carne humana
en el festín de la umbra.
Los dioses antiguos
claman con sus voces de viento y sal.
El hilo rojo es la sangre de la alianza,
¿qué incienso,
qué ofrenda se quema en el altar de tu alma?

Se imaginó lejos, muy lejos, sin cuerpo. Se visualizó flotando en la corriente astral como una flor en el río que fluye hacia el mar rodeada del gran y cálido silencio del espacio eterno.

Todavía ligeramente consciente de su cuerpo, en duermevela, contuvo la respiración con delicadeza y se sumergió bajo el agua como en un vientre materno. Experimentó la calidez de aquel arrullo tibio y primigenio, el corazón comenzó a latirle a martillazos en sus oídos y cuello y por fin emergió dando una bocanada profunda, aunque en esta ocasión en vez de robarle un llanto como aquella primera, le robó una sonrisa de satisfacción.

*******

Salió renovada cuando el agua había perdido todo su calor, era hora de seguir con la magia de la vida.