Partida Rol por web

The House of YES: Amenazas

1.1 Fin de Fiesta

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28/10/2019, 20:08
Director

Un buen DJ siempre va uno o dos temas por delante y, en el caso de Beat, tenía controlada la sesión entera…

Pero antes una rayita, se dijo, y se dirigió a un rincón oscuro, con un sofá y una mesita, dispuesto a desenvolver su Piedra Filosofal, su Salto Grial, su Fuente de la Vida…

Ese era el momento que el Discomante estaba esperando, pues ya lo había visto. Eso y todo lo que pasaría después si no lo paraba a tiempo.

Cargó la pista que tenía preparada para él, un Loop Back de unos minutos. Movió el efecto con el dedo en la pantalla táctil hasta colocarlo en el icono de Alix y lo activó con un click.

El pintor sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando esa blanquita autopista que lo llevaría hasta más allá del infinito...

Pero antes una rayita. Pensó Alix, sentado en el sofá frente a una mesa baja de cristal.

Sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando

Pero antes una rayita. Pensó Alix, sentado en el sofá frente a una mesa baja de cristal.

Sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando esa blanquita autopista que lo llevaría hasta más allá del infinito...

Pero antes una rayita I.........................................................................................

Beat había añadido un efecto de fuerzas al bucle infinito, pues no quería que el colega la diñara de una sobredosis. Con el paso de un foco esmeralda, hace que la fuerza de succión que produce Alix al devorar la droga cambie de sentido, esparciendo el polvo blanco con un fuerte soplido en lugar de enviarlo a su cerebro sobrecargado. Añade también otros trucos de luces para que permanezca oculto y nadie lo pueda molestar y sacar del bucle en que lo había metido.

En el espacio sonaba la voz de Arthur entonando la poesía, y la gente se mecía, calmada, deleitándose con la música de la creación. Se preparó para pinchar el último tema que iba a girar en los platos esa noche, un buen fin de fiesta inspirado en la melodía que el escritor les había regalado, no los acordes estridentes de aquel artista demente. 

La energía que acompañaba a las visiones acunaba los sentidos de todos, acariciando la piel y produciendo una sensación de bienestar que hizo que la euforia tornara en felicidad tranquila, la desinhibición en la certeza de que cualquier cosa es posible si la deseas lo bastante fuerte, y la esperanza, ahora tangible, de que se podía cambiar el mundo.

 

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28/10/2019, 20:10
Director

Pero era un momento demasiado bonito para que durara tan poco, así que Beat pinchó un par de temas más para alargar el fin de fiesta. Uno en la onda de Arthur y el último dedicado a Red y Vesper Blue, a los que invitó a bailar, que juntos en medio de la pista bailaron, y se olvidaron de aquellas visiones funestas, solos Él y Ella (pues Eve se había esfumado y nadie había visto a Alix en mucho rato), bajo la mirada del DJ, que celebraba una sesión perfecta más en su templo, y Diabolique y Arthur, que observaban desde uno de los palcos, fumando, charlando y riendo.

 

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28/10/2019, 20:11
Redmond Fox

Solos en el centro de la pista, la música les rodeaba y les acariciaba. Red la escuchaba y, al mismo tiempo, la sentía como una corriente de agua hecha de ritmos líquidos que le recorría la piel. De algún modo sutil podía sentir como le movía la ropa, casi imperceptiblemente.

Estaban rodeados de gente, pero no eran sino sombras lejanas que las luces de la pista convertían en pálidos espectros. Se mantenían a prudente distancia de ellos, quizá por el poder de la música, o quizás porque en realidad el Universo se había venido abajo y solo existía una última y pequeña burbuja de orden y paz que nadie sabía cuándo desaparecería.

Pero, ¿qué importaba lo que durara?

Se inclinó haciendo una pequeña reverencia, abriendo los brazos y bajando la cabeza en un saludo decimonónico, tres cuartos burlón y un cuarto serio. Después, con una sonrisa, dio un paso hasta Blue, hasta que les separó una mínima distancia. Eran casi de la misma altura y, tan cerca, podía oler su aroma y sentir su calor.

Su mano derecha tocó la mano de ella, muy ligeramente. Los dedos se exploraron, se examinaron, y luego la mano subió por su brazo, lentamente, mientras Red comenzaba a mover su cuerpo de un lado a otro, al son de la música. Su mano llegó hasta el hombro y recorrió juguetonamente la clavícula.

Al llegar al cuello de la camisa blanca de Blue, Red bajó sus solapas. Rozó el cuello de la muchacha (dedos calientes) y luego, con un movimiento delicado, le quitó las gafas violetas. Con la otra mano, se quitó sus propias gafas, dejando ver sus ojos rojos.

Sonrió, dio un paso atrás y puso ambas gafas juntas frente a él, sostenidas por una mano. Después, pasó la otra mano por delante y, con un pase mágico, las hizo desaparecer con una gran sonrisa de tahúr.

Después, se acercó de nuevo, cogió a Blue de los costados y acercó su cuerpo al suyo.

- Al final, sí que vamos a bailar...

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28/10/2019, 20:11
Vesper Blue Proctor

Ni siquiera tuvo tiempo de preguntarse qué había ocurrido, de pronto estuvo en el medio de la pista y Red estaba con ella. La música la invitaba a bailar, el sonido era diáfano con ribetes casi etéreos como si la melodía estuviera hecha con cristales no con un sintetizador y una notebook. O mejor aún, como si fuera la verdadera música de las esferas, esa que nace de los giros y contragiros del universo y como el sol y la luna, o dos estrellas binarias, ahora ella y Red se disponían a bailar.

Sonrió estirando los labios sonrosados ante la reverencia de su compañero y juntó las manos delante de sí con solemnidad formando un triángulo invertido uniendo por separado sus dedos y sus pulgares, inclinó la cabeza y al levantar la vista la ladeó curiosa acerca de lo que podía venir después.

Pero no estaba preparada para lo que venía después.

De pronto tuvo a Red muy cerca y Vesper comenzó a respirar agitadamente, cosa que disimuló haciéndolo por la nariz, obligándose a cerrar los labios y a mantener la sonrisa por no ceder tan inmediatamente a sus encantos. Al inspirar por la nariz con fuerza el perfume de él la embriagó irremediablemente y envuelta por el calor de su cuerpo la fragancia se le antojó intensa, dulce y picante. Casi sintió el impulso de darle un mordisco, casi.

Sus pensamientos que hasta ese momento se habían mantenido dentro de un curso agitado pero normal empezaron a suscitarse caóticamente al toque de su mano: un violento sonrojo le hizo arder las mejillas sin que pudiera hacer nada para remediarlo. ¡No te quedes petrificada ahí mirándolo como una idiota, muévete vamos!

Estiró los dedos y se deleitó en el tacto de esas manos masculinas sin la menor culpa cerrando los ojos, su mano libre fue hacia la cintura de él y subió reptando hacia la espalda. Un poco más cerca. Los dedos calientes en su cuello le subieron la temperatura varios grados como si fuera su poder inherente y pronto Blue sintió que estaba sudando y que su cuerpo se movía siguiendo la melodía, con suavidad, instintivamente porque no tenía memoria de decidir bailar.

De pronto él la desnudó y se desnudó también e hizo desaparecer los anteojos arrancando una expresión de genuina sorpresa de su rostro, ella dejó salir una risa complacida y cadente con su tono de mezzosoprano. -Qué travieso -musitó casi ronroneando.

- Al final, sí que vamos a bailar...

-Eso parece -dijo alzando una de sus cejas, sonriendo maléfica y encantadoramente de lado. Comenzó a moverse lenta y sensualmente, dejando que las manos de él que estaban en donde su cadera y su cintura se encontraban notaran los músculos trabajando debajo de la ropa, para un lado y para el otro para que pudiera sentir sus curvas.

Lo tomó por la nuca y se onduló hacia adelante y hacia atrás, dio medio giro y pegó su espalda con el pecho de él, ladeó su cabeza y se separó lo justo como para darle otra mirada pícara, directa a los ojos, y alzó su mano hacia el mentón de Red, abrió sus dedos acariciando ese lado de su rostro, deleitándose en el contacto. Comenzó a mover cadenciosamente las caderas y los hombros y dejándose llevar por la música entrecerró los ojos y apoyó su cabeza en el hombro de su pareja.

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28/10/2019, 20:12
Redmond Fox

El contacto con el cuerpo de Blue era electrizante. Notó cómo su cuerpo se llenaba de la excitación que provocaba el subidón de sustancias que su cerebro había decidido que debía descargar. Droga dura.

Las caderas de la mujer se movían sinuosas, jugando con él y encantándole como a una vulgar serpiente escapada del Paraíso, puesta a bailar al son de la música del faquir. Cuando puso su cuerpo frente al suyo, Red rió: le estaba devolviendo su paso de baile (de hace un eón, cuando el mundo no estaba aún formado únicamente por ellos dos, bailando)... pero era ella la que estaba ahora al mando. Es justo.

Comenzó una nueva canción. El arranque era lento, y permitió, por un momento, hablar.

- ¿Sabes? - dijo, cuando ella apoyó su cabeza en su hombro. - Siempre me han vuelto loco - acercó su boca al oído de ella. - las chicas con el pelo corto. - Le mordió el lóbulo de la oreja, suavemente. El mordisco duró un momento, o una eternidad, dependiendo de cómo consideraras que funcionaba algo tan banal, tan etéreo, como el tiempo.

El momento de la anticipación, cuando todas las posibilidades aún no se han disipado bajo el peso de las decisiones.

Mantén el momento.

Un poco más.

Go

Se balancearon juntos bajo la música que cubría la pista de baile (*). El cuerpo de Blue, flexible y rítmico, se movía mecido por la música, embriagado por el ritmo. Red se mantenía firme tras ella, acompasando sus movimientos a los de su pareja de baile, en un juego en el que sus cuerpos se tocaban apenas un instante para luego separarse.

La música les obligó a alejarse, puesto que eran esclavos de su poder. O quizá eran música (¿el aliento del flautista pertenece a la flauta?), con sus tonos altos y sus tonos bajos. Empezaron a orbitar el uno frente al otro, como dos leones que se miden antes de saltar, chocar y despedazarse. Después, se acercaron, pero si hace un momento se habían tocado breve, fugazmente, ahora las reglas dictaban que no podían hacerlo, sino que solo podían acercarse, alejarse y danzar. Por breves momentos, cada uno se abandonaba a un baile individual, a una serie de movimientos que la música les obligaba a realizar, pero luego cruzaban sus miradas, calculaban lo que estaban haciendo y lo integraban en el baile del otro.

El cuerpo de Red temblaba por momentos, lo que le hacía apretar los dientes en un sonrisa feroz. Eran oleadas de hormonas. ¿Quién era ahora? ¿La serpiente encantadora o el encantador? No lo sabía, ni importaba. Comenzaba a sudar por el esfuerzo placentero y su sangre hervía en sus venas, mientras viajaba a las partes del cuerpo donde se la requería con más intensidad.

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28/10/2019, 20:12
Vesper Blue Proctor

Oh, maldito... ¿Por qué me dices exactamente lo que quiero oír? Me encanta y te odio...

Un escalofrío recorre la espina dorsal de Blue cuando siente el mordisco de Red en su lóbulo y suelta un jadeo que logra atrapar entre sus dientes justo a tiempo para que se escuche como el siseo de una serpiente. Las chicas con pelo corto. Lo mira de lado entregada, incapaz de disimular y de poder distinguir en medio del mar de feromonas por qué se siente tan sobrepasada, y caliente... Esto no es normal.

No te derritas en sus brazos, por favor, se ruega a sí misma. Necesitaba recobrar el control, ganar un poco de voluntad, y la música le dio el margen para ello. Estaba jugando un juego peligroso y aceptó las nuevas reglas dejándose arrullar por la melodía, moviendo su cuerpo voluptuosamente, aprovechando cada giro y movimiento para seducirlo aunque fuera solo con una mirada, manteniendo la distancia.

Giraban uno alrededor del otro en sincronía, a veces contradiciendo sus pasos, a veces imitándose como gemelos, nunca saliendo del campo de atracción del otro. De pronto Vesper pudo ver el hilo que los unía y estuvo tentada de jalarlo para atarlo a ella, de envolverlo como a un regalo y quedárselo para siempre, solo tenía que tirar para el lado adecuado... ¡O mejor aún! Podía tejer con él una telaraña sobre su corazón, una en la que quedaran atrapados para siempre bailando uno alrededor del otro hasta que las estrellas se fundieran y el universo explotara.

No, no. Todo lo que se recibe como producto de la libertad es más valioso, las personas no son juguetes y todo lo que haces vuelve, lo sabes, se reprimió.

Alzó los brazos al cielo y los bajó acariciándose el cuerpo sinuosamente. La sonrisa de lobo de él, apretada y filosa, la hizo estremecerse de anticipación... ¡Encima me sonríe con esa cara de loco! En la consola de disparadores de excitación de Vesper Blue Red había apretado todos los botones al mismo tiempo con su mano abierta y la aporreaba sin parar.

Una señal de alarma se disparó en su cabeza: A él le gustan las chicas con cabello corto, Vesper. ¿Y qué es lo que te gusta a ti? Los amantes que me hacen sufrir... pero parece bueno...

La muchacha dio un giro y otro y otro hasta que se detuvo cerca de él y luego fue alejándose lentamente, si se miraba con atención siempre había algo de bailarina clásica autodidacta en sus movimientos.

Según el filósofo pitagórico Filolao: "La armonía de las esferas sólo nace de la conciliación de contrarios, pues la armonía es unificación de muchos términos que se hallan en confusión y un acuerdo entre elementos discordantes".

Vesper sentía que ella y Red eran en cierta forma dos caras de la misma moneda, que si se la giraba lo suficientemente rápido se fundían en una.

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28/10/2019, 20:14
Redmond Fox

Bailaron durante una eternidad. Canciones que les atraparon, les zarandearon y les lanzaron el uno junto al otro. Poco a poco el esfuerzo les fue pasando factura: el sudor era una fina película de vida sobre su piel y ambos respiraban entrecortadamente. Hacia tiempo que la americana de Red había desaparecido, arrojada al infinito en uno de los lances del baile. Su camisa ya no estaba dentro de sus pantalones. 

La música cambió y se hizo más lenta. Todo a su alrededor se hizo más lento. La temperatura del lugar subió. 

Red y Blue dieron un paso el uno hacia el otro, en envidiable coordinación. Ambos se balanceaban suavemente al ritmo dulzón de la música. Finalmente estuvieron frente a frente, separados por una distancia absolutamente impúdica. Olían a sudor y a excitación. 

Look what you've done to me 

You caught me off guard

Then tore my world apart

Red puso sus manos en los costados de Blue, por debajo de su saco blanco y (aún) por encima de su ajustada camiseta negra. Él no tenía nada por debajo de su propia camisa. 

This thing has gone too far

It's too late

I can't escape

Sus manos subieron por el cuerpo de Blue, explorando con suavidad y un punto evidente de deseo el cuerpo firme y maravilloso de la joven. Ninguno de los dos habían dejado de moverse con sensual abandono, pero sus movimientos eran lentos y voluptuosos. Todo se había dicho ya y un pequeño desplazamiento era suficiente para dejar constancia de que todavía estaban bailando. 

Only a devil like you

Could make me sin like I do

Antes de que las manos de Red, subiendo despacio por el cuerpo de Blue, llegaran a una zona a la que aún no habían sido formalmente invitadas, el pintor las separó levemente y las siguió subiendo, mientras rozaba con su dorso por los bordes de la prenda blanca de ella. Llegó a sus hombros y echó el saco de Blue hacia atrás, hasta dejarlo colgando levemente tras su espalda y sus hombros. Ella podría quitárselo, si quisiera, con un simple movimiento.

I'm just as bad as you are

You are my wicked thrill

I just can't get my fill

Un paso más y el contacto entre sus cuerpos ya no pudo evitarse ni negarse. - Al diablo con todo, - dijo Red, con una voz susurrante. Su mano izquierda estaba en la espalda de Blue y la atraía hacia su propio cuerpo. Su mano derecha había subido por su cuello, con los dedos separados y dos de ellos se habían hundido en el pelo endurecido con gel de la muchacha, - menos con los profetas locos de la House of Yes. 

I've got a weakness

I am a fool

For a devil

For a devil like you

Sus labios se fundieron en un beso largo, profundo y largamente anticipado.

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28/10/2019, 20:14
Vesper Blue Proctor

Fue tan increíblemente rápido cómo todo se salió de control, y tan delicioso. Cada vez que la tocaba sentía que no podía escaparse de sus manos, como si fuera un hechizo o una maldición; era un narcótico al que no sabía que era adicta hasta que él la había secuestrado de la pista ¿Horas? antes y sus manos calientes le habían erizado la piel siempre ligeramente fría de ella.

Se dejó tocar temblando y luchando por mantener la compostura, no quería quedar como la muchachita inexperta que parecía que iba a desvanecerse con cada caricia, antes bien contraatacó entrecerrando los ojos, tomando bien fuerte el timón de sus emociones, dejándose llevar lo suficiente como para poder acordarse más tarde de cada ínfimo detalle, saboreando cada centímetro de piel y tela que Red recorría y haciéndolo disfrutar con sus manos que ni lentas ni perezosas le devolvían el contacto. Respirar se hacía trabajoso, ni siquiera sabía ya si estaba bailando, podía decirse que técnicamente sí.

- Al diablo con todo, menos con los profetas locos de la House of Yes.

Sonrío deleitada por la elección de palabras y con esa misma sonrisa sus labios fueron a encontrarse con los de él, ¿Cómo no corresponderle si era lo que había estado deseando desde que lo había visto? Uff, ahora que lo estaba besando podía reconocerlo por fin y blanquear las toneladas de fantasías que había tenido, lo que había imaginado y no se había permitido reconocer que anhelaba. Se dejó ir con abandono, víctima una indescifrable y dolorosa ternura.

Sus manos se crisparon en la espalda de él, subieron sintiendo la carne bajo la camisa, tentada pero también respetuosa. Lo tomó por la nuca jugando con su cabello y mientras sentía que su corazón le latía en los oídos como si estuviera a punto de estallar y su boca probaba ese néctar tan embriagador de sus labios sintió un miedo espantoso: en silencio elevó una plegaria.

Se separó suavemente y lo miró a los ojos parpadeando varias veces, luego apoyó su cabeza en el hombro de Red y siguió bailando pero ya sin prestar atención a la música, como si fuera una balada. No tenía nada qué decir, sentía que de alguna manera las palabras sobraban.

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13/02/2020, 19:11
Director

Eve encontró a Alix sentado en el sillón, con la cabeza ladeada, caída sobre su hombro. Frente a él, sobre la mesa, descansaban la bolsita de droga vacía y el dólar doblado, entre restos de rayas pegados al cristal. El bucle le había dejado el cuerpo agotado, pero su mente seguía dando vueltas, en lo que parecía ser una pesadilla infinita de la que no podía salir, como delataban el movimiento de sus ojos y su expresión de angustia.

La bailarina, preocupada por su amigo, se acercó y lo meneó, le habló pellizcó y abofeteó para intentar sacarlo de su sueño, pero sus intentos fueron inútiles. Ni siquiera al tirarle a la cara un vaso de agua que fue a llenar al lavabo pudo traerlo de vuelta desde donde quiera que estuviese...

Entonces cambió de táctica, mejor hacerlo desde dentro, pensó. Le recostó en el sofá y estiró sus piernas para que estuviera más cómodo. Apartó la mesa y se sentó frente a él con las piernas cruzadas en la posición del loto y las manos sobre el regazo, sus palmas hacia arriba y los pulgares e índices formando un círculo. Respiró lentamente, dejando que su cuerpo se relajara y llevando su mente lejos de la música. Una vez entró en su lugar secreto, un vacío de silencio y tranquilidad en dónde no le distraía ni el sonido de sus propios pensamientos, abrió sus sentidos para escuchar los de Alix, y enfocó su voz para poder hablarle. Al hacerlo, en lugar de guiar el pintor al mundo real, quedó atrapada junto a él en el bucle mágico.

Así los encontró Beat, que al acabar la fiesta acudió al lugar a terminar lo que había empezado. Un comportamiento así ponía en peligro a todos, y a todo lo que habían construido y, aunque había conseguido pararlo a tiempo, sentía que Alix debía aprender la lección y era su deber guiarle para que entendiera que debía controlar su poder, estaba convencido. Lo de Eve no entraba en sus planes, pero si estaba con él, que así fuera, podría ayudarle en la Búsqueda que estaba a punto de emprender. Además, tal como había visto, como sabía que habría terminado la noche si no hubiera intervenido, tenía sentido que estuvieran juntos en ese viaje... lo haría más creíble para Alix.

Sin más dilación se puso en marcha, depositó la maleta que llevaba consigo sobre la mesa de cristal, era de las típicas que se utilizan para proteger equipos electrónicos. La superficie de aluminio, cubierta de pegatinas con lo que parecían ser extraños símbolos arcanos, se encontraba sucia y desgastada, un poco abollada en algunas partes e incluso con los restos ennegrecidos de quemaduras. Recuerdos de antiguas batallas pasadas, cuando la guerra que había peleando junto a las Tradiciones aún se libraba en las calles, antes de que la Tecnocracia se erigiera vencedora (o eso creían ellos...). El tablero de ajedrez había mutado desde entonces; ya no los perseguían con la misma determinación que antes y, aunque la mayoría de las Capillas se habían desmantelado, ellos seguían allí, escondidos en los márgenes de la sociedad Durmiente, pero aún luchando por dar forma a su Realidad en contra del aplastante Consenso. 

Mientras los recuerdos de victorias y derrotas volvían a su memoria abrió los cierres y destapó la tapa de forma ceremoniosa. En su interior, protegido por negra espuma de alta densidad, descansa una especie de casco VR, voluminoso y de aspecto retro, que bien podía haber salido de una serie de anime, su aspecto machacado al igual que la maleta que lo contiene. Lo sacó con cuidado y lo colocó sobre la mesa, extrajo también de la maleta una pequeña unidad láser y un teclado que conectó al terminal, y por último sacó el pequeño disco que habría guardado en su bolsillo. 

Estaba caliente al tacto, podía sentir en su vibración la energía de la Paradoja tejida entre los “unos” y “ceros” en el código grabado en su interior, pues los efectos de lo que podía haber sido se habían almacenado en código trinario, junto con la descripción del mundo que Alix había revelado y los sucesos que podían haber acontecido. 

Encendió el equipo, introdujo el disco en el lector y, mientras esperaba a que el Programa se cargara, incorporó a Alix para dejarlo sentado de nuevo. Cuando terminó la descarga le colocó el casco al graffitero, bajó el visor opaco sobre su rostro y, con unas cuantas instrucciones en el teclado que aparecían reflejadas en caracteres de fósforo verde sobre el exterior plano del visor activó la inmersión.

Las partes del rostro de Alix que no quedan cubiertas se iluminan con la luz que proyecta el interior del caso. Sobre su piel aparecen caracteres cambiantes que van extendiéndose poco a poco; primero sobre su cuello, luego alcanzando hombros, torso y extremidades... siguen cubriendo su cuerpo mientras este se va transformando en información pura. Tras varios minutos el proceso termina con un destello que ciega a Beat. Cuando sus ojos se recuperan, descansando sobre el sofá de cuero solo puede ver su casco. El cuerpo de Alix se ha proyectado a un espacio seguro en la Red Digital, llevándose consigo la mente de Eve.

Aunque cada uno de ellos ha entrado en el espacio virtual de una forma distinta* ambos viven las consecuencias del efecto que Alix nunca pudo llevar a cabo, ven el mundo espiritual fusionarse con la realidad mundana, a los entes tomar sustancia con la quintaesencia liberada por Arthur, el caos resultante, el pánico de los Durmientes que tratan de huir desesperados y los intentos de los Despertados por combatir a las entidades. Entonces el gigante rojo estalla en mil pedazos y Eve genera un campo de fuerza tratando de proteger al inconsciente Alix de aquella cabeza de rostro sin rasgos que, convertida en meteorito, se les viene encima...

A partir de ahí ni siquiera Beat sabe que ocurrirá; será la I.A. conectada a aquel espacio virgen que acaba de formatear, junto a los propios subconscientes de Alix y Eve, lo que dará forma al mundo en el que los ha encerrado.