Descripción: El Soho es conocido por sus Cast Iron Buildings, por el acero con el que están construidas muchas de sus fachadas y por las famosas escaleras de incendios que se ven en el exterior de las mismas. También fue conocido en su momento por ser el hogar de grandes artistas, pero ahora se ha convertido más en una zona de boutiques y restaurantes. Se dice que es uno de los barrios más seguros de Manhattan, y con un nivel de vida similar al de Greenwich Village. 

Botín y premios: (Dinero. Tiraremos dado para la cantidad encontrada)

Personajes: NINGUNO

Eventos:

La guillotina (1): Ubicado en un callejón. Los participantes son dos pnjs que no tienen problema en dejar usarla a quien se acerque con alguna victima. Uno de ellos lleva una pistola guardada en la parte trasera de la cintura de su pantalón. El otro un cuchillo de carnicero. Ficha standar.

Cadáver con premio (8): Cajetilla de cerillas del bar de Jessie con la ubicación del local. Munición de pistola.

Otras características: Ocultación alta, fácil acceso a viviendas, ...

Puntos de entrada/salida:

• Norte (Greenwich Village): Calles
• Este (Little Italy)
• Sur (Tribeca / Chinatown): Calles
   

Imágenes relevantes:

• Little Italy: 
• Calles: 

SOHO

El Soho es conocido por sus Cast Iron Buildings, por el acero con el que están construidas muchas de sus fachadas y por las famosas escaleras de incendios que se ven en el exterior de las mismas. También fue conocido en su momento por ser el hogar de grandes artistas, pero ahora se ha convertido más en una zona de boutiques y restaurantes. Se dice que es uno de los barrios más seguros de Manhattan, y con un nivel de vida similar al de Greenwich Village. 

Entradas/Salidas:

• Norte: Greenwich Village
• Este: Little Italy
• Sur: Tribeca / Chinatown

Tamaño de zona: Grande

Después de preparar todo lo posible, llegaste hasta Soho. Carmelo te había dejado elegir para aquella noche el lugar con el que te sintieras más cómodo o estuvieras más familiarizado. Hacía falta gente en todas partes para aquella terrible masacre política. Y por mucho que dijeran que la zona de Soho era segura, las escalerillas de incendios eran la forma más fácil de acceder a las viviendas de aquellos que no se podían permitir más protección que un par de placas de madera. 

La banda te había dado la dirección de un piso que tenían por la zona, a modo de pequeña base de operaciones y que daba acceso a la azotea. Desde allí seguramente tendrías una buena vista de la zona y tiempo de actuar si había algo que no te gustase. También habría allí otro miembro de la banda, Duke*, que podría servirte de apoyo. Por supuesto, siempre podías buscar otro lugar desde el que cubrir más área, pero quedaba menos de media hora para las 19:00.

Los tipos de la guillotina se quedaron parados al verte y pudiste ver que ninguno contuvo la sonrisa burlona por tu aspecto. Se miraron los unos a los otros sin saber muy bien si aquello iba en serio, pero finalmente accedieron. 

- Claro que lo pasaremos en grande, ya nos divertiremos luego contigo, con o sin descuento. - te respondió uno, arrancando risotadas del resto del grupo - Deberías pasarte por la Feria de la Carne. Seguro que allí no desentonas con tanto payaso suelto. - se animó otro, siguiendo con las carcajadas. 

Tras ese pequeño encuentro, el resto de lugares donde poner publicidad no son tan desagradables, aunque está claro que llamas mucho la atención con esa ropa. Poco a poco se va pasando la tarde y cada vez hay menos gente por la calle; por ende, menos problemas para poner carteles. Algunas casas tienen flores azules, honrando la tradición de los NFFA de esta noche, mientras que otras simplemente están completamente tapiadas. La zona de Soho suele ser muy agradable de día, pero esa noche se convierte en un campo de tiro repleto de escalerillas de incendios. Y queda poco tiempo para ello...

La joven dependienta y dueña de la tienda había cumplido con su cometido, había logrado colocar un par de carteles cerca de la Guillotina y había entablado una "amable y para nada hostil o premonitoria" conversación con aquellos trabajadores que se estaban encargando de colocarla y adecentarla.

Con el trabajo ya hecho, Paige One tenía sus prioridades en orden, lo primero poner carteles, lo segundo repartir cupones y programanda, lo tercero sobrevivir. Quizás el orden de sus prioridades no era del todo realista contando la situación actual, pero lo que sí que no era... era positivo. ¿¡Quien pone sobrevivir detrás de colocar carteles!?.

Por lo que la muchacha decidió quedarse por la zona colocando más carteles, eso sí, lejos de la guillotina. En concreto a Little Italy.

Me gusta Soho. No es donde paso la mayor parte de mis días, pero me había criado allí. Había trepado esas escaleras muchas veces, saltado de una a otra con los demás niños del edificio, encontrando nuevas formas de circular y de trasladarse. Claro que en esos días no había ventanas tapiadas con gente aterrorizada dentro. Ni desgraciados que fueran a cazar a otros con permiso del señor estado. Miré el arma en mi hombro y luego al cielo, si podía lograr salvar a una sola persona esa noche, sería una buena noche. Se lo debía. 

Estaba en el piso, fumando el último cigarrillo antes que sonara la alarma. Vicio horrible. Pero dudaba que tuviera tanto tiempo por delante como para que el cáncer llegara a aparecer, a menos que lográramos acabar con todo aquello. Duke parecía compartir el sentimiento ya que hizo una mueca de asco antes de pedirme uno. Era un buen tipo, me agradaba, y confiaba en él, lo que era mucho más importante. Quería acomodarme en la azotea con tiempo antes de la sirena. Pero no iba a fumar allí, llamadme paranoico pero hasta el humo del cigarro podía ser una pista para algún francotirador que quisiera joderme.

En cuanto suena la sirena, Duke levanta la vista a la ventana y apaga el cigarrillo, cambiándolo por un pequeño crucifijo que besa rápidamente antes de santiguarse. Le has visto hacerlo otras veces y sabes que es una especie de ritual, una forma de pedir perdón por convertirse en un asesino de asesinos. "Si matas a un asesino, el número de asesinos en el mundo no cambia. Es por eso que una vez empiezas, lo mejor es no parar hasta acabar con esos bastardos." era una frase que le había dicho en su primera Purga, cuando conoció al resto del grupo de Carmelo y la vida no parecía tan mala.

- Esta noche parece tranquila por aquí. - comenta Duke al ver que te vas a la azotea - Llevo aquí todo el día y no es que haya visto muchos francotiradores. Lo que sí me preocupa es la puta guillotina que hay varios bloques más allá. - te señala la dirección, ocultos los dos desde las sombras del piso - No se ve desde aquí pero ese callejón no es precisamente grande. Si alguien va para allá... Bueno, está claro que no se van a cortar las uñas con ello. Estaré vigilando, pero si puedes echar tú también un vistazo te lo agradecería. Fuerza, hermano. 

Duke se despide de ti con un choque de puños y se queda en el piso, vigilando por las ventanas y el balcón mientras subes a la azotea. Desde allí te llega el aire fresco de la noche y algunos gritos bastante lejanos. Desde allí puedes ver la entrada al callejón que ha dicho Duke pero por el momento no parece pasar nadie. La Purga acaba de empezar, por lo que seguramente empiece a haber movimiento algo más tarde.

Los megáfonos por los que ha sonado el anuncio del inicio de la Purga empiezan a emitir de nuevo, esta vez como una radio que no termina de coger la señal. Un intenso pitido se oye por todos ellos, obligando a más de uno a taparse los oídos. Finalmente se oye una voz femenina, calmada y con cierto tono de superioridad, rota de vez en cuando por la estática.

- Esperemos que esto funcione... ¿Cómo estáis, Purgadores? ¿Habéis cometido ya vuestra primera fechoría de la noche? ¿Un robo? ¿Un asesinato tal vez? ¿O tal vez estáis torturando a alguien ahora mismo? Sea como sea, esta emisión es para desearos a todos una buena noche y para pediros que sigáis tan activos como ahora. Pasadlo bien, porque nosotras lo pasaremos mejor viéndoos...

La comunicación se corta de nuevo con varias interferencias, como si nada hubiera pasado...

Para alguien que no creía ni en su sombra, resultaba extrañamente reconfortante ver a ese hombre santiguarse. Sabía que había matado a mucha gente ya, pero me gustaba su filosofía. Si íbamos a hacer eso, mejor hacerlo bien en lugar de solo tomar el puesto de asesinos de las basuras de arriba. Al fin y al cabo, solo estaríamos jugando su juego de otra forma. -La tendré en mente. Suerte a ti también- Le aseguré despidiéndome de él y acomodándome el arma en el hombro. La noche había empezado. El camino hacia la azotea se me hizo más corto que de costumbre, quizás estaba tan solo un poco nervioso. Antes de salir, miré el tatuaje que llevaba en la muñeca y la foto de Sean del bolsillo de mi camisa. Fue el calmante que necesitaba. 

El aire fresco despejo cualquier duda que tuviera de todo aquello. Inspiré y me acerqué a la cornisa a pasos lentos y escuchando atentamente antes de arrodillarme junto a esta y preparar el arma. Necesitaba ver con que estaba lidiando antes de ir a ningún sitio. Si no había nadie en los alrededores, me movería un edificio más cerca de la guillotina. "Otra vez esa mujer" Me mordí el labio intentando no escucharla, me revolvería las tripas. Si podía llevarme su cabeza esta noche... Estaba seguro que tendría que haber alguna forma de alcanzarla. Tampoco me hubiese importado demasiado alcanzarla fuera de la purga. Estaba bastante seguro que ella estaba en la lista de "no matar". Pero después de esas palabras, solo podía soñar en que fueran sus últimas.

Cada vez se hace más de noche, pero tu zona está extremadamente tranquila. No parece que haya nadie interesado en la guillotina por el momento y de vez en cuando puedes ver a tipos con máscaras asomándose a la calle principal y volviendo tranquilamente al callejón. Oyes algunos disparos más lejos, en las zonas cercanas, pero ninguno parece acercarse a tu posición. 

Es entonces cuando suena lo que estabas esperando: Un ruido de pasos sobre metal, sobre esas escaleras que tanto tienes que vigilar. Desde el tejado puedes ver a un par de lo que parecen adolescentes, vestidos con capucha y que acaban de encaramarse a una de las escalerillas de incendios. Ambos van armados con bates de metal y no te sorprendería que llevaran alguna pistola encima.

Mientras piensas que hacer, los adolescentes siguen subiendo por la escalerilla. En el segundo piso, empiezan a golpear las ventanas tapiadas con los bates. Por otra calle, ves pasar varias luces de colores, hasta que te fijas en que se trata de una ambulancia que va avanzando lentamente por las calles.

"Mierda" Por supuesto que tenían que ser chicos. Odiaba matar chicos. No entendía como podían ser tan imbéciles o que tipo de padres tendrían para ir a hacer algo así. Por un momento pensó en solo dejarlos ir, con un disparo de advertencia. Inspiró hondo y apuntó al más alto de ellos. Esperaba que fuera el líder. Y esperaba no matarlo, pero aún así iba a dispararle. "Soy idiota" Primera regla, no disparar a nadie que no quisieras matar. Pero no podía darse el lujo de advertirles y que luego intentaran matar a la familia de la que estaban golpeando la ventana. Un disparo encima de su cabeza no iba a lograr nada, una bala en una pierna al jefe del grupo, quizás. Inspiro de nuevo, y disparó. 

¿Habia sido mala punteria o tu conciencia que te gritaba que no lo hicieras? El caso es que habias fallado. Pero estaban en el edificio y llevaban bates, así que alcancarte no podian. Ambos se giraron en tu dirección, entre asustados y cabreados. Te llovieron insultos mientras se apresuraban a bajar, temerosos de que el siguiente disparo si acertara.

Tenias tiempo para hacer otro intento si querías y mientras lo pensabas, por una calle cercana viste a dos personas correr desesperadas, como si algo los persiguiera.

No podía negar la ola de alivio que lo recorrió cuando el tiro rebotó en la pared en lugar de en la carne del muchacho. "Al menos sigo sin ser un asesino de niños" Sabía que eso no era del todo correcto. Que esos niños habían ido con la intención de ser los verdugos de alguien más. Apuntó de nuevo hacia ellos solo por verlos correr más rápido, sin intención de volver a intentar suerte. Quizás, la advertencia les sirviera para regresar a sus casas y ser menos idiotas. 

La gente corriendo abajo, desvió su atención de inmediato de los adolescentes, y apuntó nuevamente justo detrás de sus espaldas, esperando ver pronto a quien fuera que estuviese cazándolos y poder volarle la cabeza desde allí. Con suerte, quien fuera no habría escuchado el disparo anterior y aún tendría el elemento sorpresa de su lado. 

Aunque estás preparado para el perseguidor de aquella pareja, podría decirse que no estás preparado para ver semejante mola tras ellos. Con un rugido, un enorme furgón militar se adentra en la calle, siguiendo a la pareja. No lleva ninguna bandera reconocible y como único símbolo, parecen haberle dibujado con espray el símbolo de una calavera. Por muy pesado que parezca el vehículo, va a una velocidad ridículamente lenta, dándoles caza poco a poco. Como si fuera un gato jugando con su presa. Entre los reflejos de las luces sobre el cristal, te parece ver a un esqueleto conduciendo el vehículo. 

El bolsillo del móvil te empieza a vibrar suavemente y ocultando todo lo que puedes el brillo de la pantalla, compruebas que se trata de Duke. Por suerte el furgón está demasiado lejos como para que puedan oírte y si es Duke se tratará de algo importante. Con el sonido al mínimo, aceptas la llamada y escuchas un suspiro de Duke, mientras habla apenas en susurros.

"- Meee cago en la puta, hermano... ¿Tú también lo estás viendo, verdad? Sabía que aparecerían paramilitares tarde o temprano pero... Esto son palabras mayores. Es posible que podamos pedir refuerzos pero la caballería tardará bastante en llegar y siguen siendo un jodido grupo de tíos entrenados. Aparte de intentar distraerlos para que dejen en paz a la feliz pareja, ¿se te ocurre alguna otra idea, Nic?"

Alexei va a darle un acelerón al camión para casi pillar a los de delante pero sin llegar a hacerlo.

"Que mierda es eso" Lo último que había esperado ver esa noche realmente. -Joder - La palabra se perdió en un susurro entre su aliento. Aquello era muy malo. "Cabrones" Estaban disfrutando del terror de la pareja, probablemente seguirían aterrorizándolos, fingiendo que aquellos dos tenían alguna posibilidad de escapar, hasta que se aburrieran y los asesinaran como si nada. Parpadeó un par de segundos al ver el esqueleto, sin duda tenía coherencia con alguien así. Probablemente el muy cobarde se creyera la muerte misma. Él se la iba a presentar. 

Había esperado de alguna forma la llamada de Duke, no era como si la mole pasara desapercibida, pero aún así una ligera ola de alivio lo recorrió al escuchar la voz amiga. Tenía los músculos en tanta tensión que dolían. -Así que eso son... - Murmuró aún más cabreado por la cobardía de quienes iban dentro. -Voy a intentar dar al tipo del volante - Contestó mientras miraba alrededor - ¿Ves alguna caja de luces a la que puedas dispararle? La oscuridad nos sería de ayuda - Si podían provocar un apagón, quizás podrían tomarlos uno por uno - Y avisa a los refuerzos que vayan viniendo - Si estaban vivos cuando el resto llegara sería un milagro. Se acomodó nuevamente apenas asomando por la cornisa con la vista fija en la cabeza que venía tras la ventanilla a la vista. Solo necesitaba un tiro certero

- Eso son. Paramilitares, mercenarios... Los putos invitados del gobierno para esta noche. - Duke gruñe por el teléfono y tarda un poco en volver a responderte tras tu pregunta - Veo alguna, pero no te puedo asegurar que apague toda la calle. De todas formas nos valdrá como mínimo para que esa pareja tenga una segunda oportunidad. Voy avisando a los refuerzos, dame un momento. Dispararé justo después de ti, hermano. 

Las luces de la ambulancia se pierden a lo lejos mientras te preparas. El camión sigue con su velocidad lenta pero da un pequeño acelerón, a punto de pillar a esa pareja pero sin llegar a hacerlo; efectivamente, están jugando con ellos. Oyes los gritos de desesperación de los dos y no dudas un momento al apretar el gatillo. La bala atraviesa el cristal del conductor y ves cómo el furgón se desvía a un lado. Apenas un par de segundos después suena otra bala en la calle y una gran cantidad de farolas en el área se apagan. sólo se pueda ver por la luz de la luna y las pocas luces que llegan desde calles mucho más alejadas. 

- Carmelo ya está al corriente, Nic. Buen tiro, por cierto. Con suerte se habrán quedado sin conductor. - se vuelve a escuchar la voz de Duke, seguramente te había silenciado mientras avisaba a Carmelo - Voy a intentar reventarles las ruedas. Ve pensando qué hacemos cuando quieran venir a vengarse...