Partida Rol por web

- Mis sueños me revelaron tu rostro y nuestro amor, mi dama, pero nada más... - el librero dibujó una sonrisa en sus labios y levantó la mano para acariciar el dorso de su mano, que se encontraba en aquel momento en la mejilla - Yuuki-donna... jamás podría renunciar a aquel amor. Mi nombre es Edward, puedes llamarme Edward-dono o como tú desees, mi amor, lo único que importa es que vuelves a estar a mi lado... -

¿Cómo podía seguir siendo tan dulce con la cantidad de años que debió verse sumida en aquella triste forma de no-vida? ¿Cómo no se había vuelto loca de atar ante la infructuosa búsqueda? Se dijo a si mismo que quizás si que todo aquello la hubiera trastornado, pero quizás él se librara de sentir la furia de la impotencia sufrida aquellos años... es más, es muy posible que fuese capaz de canalizarla en su beneficio.

El rubio cogió las manos de Yuuki y las acarició con los pulgares acercándose a su rostro con dulzura, para apartarlas suavemente. - No debes avergonzarte, Yuuki-donna, la larga espera ha acabado ya... volveremos a ser uno. - le susurró antes de depositar un dulce beso en sus labios

Aceptó el beso, feliz. Se sentía como su amado. Tenía que serlo. Solo el pronunciaría esas hermosas palabras. Con confianza, beso a Edward incluso usando su lengua, como lo había hecho antaño. Luego de unos momentos, se separó de el y se acurrucó en su pecho. -Siempre...siempre estaremos juntos, amor. Haré lo que sea por ti...No dejaré que nadie te lastime, mi amor. No de nuevo. Haré....Haré todo lo que me pidas.- Rodeó a Edward con los brazos, y con sus manos se aferró a su espalda.

- Siempre. - estaba en su pecho y él la cubrió con su cuerpo en un abrazo cálido y agradable. Era suya. Era suya desde el mismo momento en el que se había puesto aquel collar. - Nada podrá hacernos frente ahora, Yuuki-donna. Juntos nos enfrentaremos a todo aquello que ose peligrar nuestro amor... -

- Hoy... hoy quédate a mi lado, por favor. Te mostraré cómo soy ahora, te mostraré este nuevo mundo y esta noche... - se separó lo justo de ella para poder volver a sostener su rostro con una mano, dedicándole una sonrisa dulce - ...esta noche volveré a entregarme a ti en cuerpo y alma. -

La joven sonrió -Edward-Donno- y cerró sus ojos para besar a su amor. Su alma se sentía cálida ahora, y ese cuerpo que cambiaba con ella, también. No era un cuerpo humano, pero en su mente recordaba sensaciones y era como sentirlas ahora, las necesitaba. Quería hacer sentir a su amo Edward lo mejor posible, para beber de esas emociones. Una vez más, dejaría que el haga de ella, lo que el quisiera....

Ed terminó por llevársela de allí, pasando el resto de tarde a su lado mientras le mostraba el nuevo mundo que aún debía conocer. Le mostró parte de las maravillas de la tecnología, le mostró su vida, su tienda, y la biblioteca que le había ayudado a encontrarla. Cuando el sol comenzaba a desaparecer por el horizonte se fue con ella hasta su casa habitual.

Una vez entraron dentro, Edward la miró de reojo, mordiéndose el labio inferior. Llevaba toda la tarde esperando aquel momento, pero lo había alargado para que el deseo creciera más y más en su vientre. Quería disfrutar de aquello con calma una vez... pero el momento había llegado.

Con un gesto, se acercó a ella y cogiéndola de una muñeca, la llevó hasta la pared. Quedó a muy pocos centrímetros de sus labios, mirándola con deseo y colocando la otra mano en sus caderas. Mordió el labio de la youkai con ganas de más para luego fundirse en un largo beso con ella. - Creo que es hora de que comencemos a recuperar parte del tiempo perdido... -

Durante toda la tarde, Yuuki se mostró emocionada. Cada cosa que Edward le mostraba la hacia maravillarse. Era como ver a una niña pequeña viendo trucos de magia. Recorría con su mirada todas las cosas de la biblioteca, los objetos, e incluso al mismo Edward. Al fin estaban juntos de nuevo, y el la había buscado....No podía estar más feliz. Sabía que no todo sería color de rosa, pues el seguía siendo humano, y ella una Youkai. Pero al menos tenía un cuerpo, y no era un simple fantasma. Ella viviría luego de que esta vida de Edward se extinguiera, pero si el la había encontrado una vez, volvería a hacerlo....

El hermoso atardecer llegó. Hacía siglos no veía uno, por lo que lo disfruto mucho mientras Edward la llevaba a su casa.

Al llegar, el la tomó de la muñeca y la llevo a la pared. -Edward-dono....- Un mordisco fue seguido de un largo beso. Ella podía sentir su corazón latir, y también el de el.- Si, mi amor...- Ella volvió a posar sus labios en los de el, y rodeo el cuello del joven con sus brazos. Quería complacerlo, ser suya una vez más...

Se dejó llevar por los recuerdos, y su boca se abrió, buscando la lengua de su amado, como años antes había hecho...

Su propia lengua jugueteó con la de la youkai mientras sus manos comenzaban a delinear su figura en una prologada caricia que terminó en sus caderas, acariciandolas mientras continuaba aquel casi eterno beso. No fue hasta pasado más de un largo minuto cuando se separó de sus labios, dirigiendo su boca al cuello de Yuuki y besando toda la extensión de éste.

- Eres exactamente como me mostraron mis sueños... deliciosa... irresistible... una diosa... - susurró, notando como su respiración se aceleraba cuando comenzaba a dirigir sus manos entre los plieges de la ropa de ella.

La deseaba... la deseaba de verdad. Deseaba descubrir su cuerpo y saber que sólo le pertenecería a él. Deseaba poseerla, deseaba usarla y dominar su voluntad. Y con ella... con ella podría llegar mucho más lejos.

Hacia años no sentía las caricias de su amado. Ahora el era su amor y su dueño, su razón para estar viva. El era su todo. Su respiración se agitaba y podía notar como la de el también. Era una sensación maravillosa. Con cada latido, con cada porción de aire que Edward respiraba, ella se sentía más poderosa.

Se aferró al pelo de Edward, desde la nuca.- Yo también te deseo. Deseo ser tuya una vez más...Tomame Edward-donno! Atame a ti. Quiero pertenecerte en cuerpo y alma.- Volvió a besar apasionadamente a edward, mientras con suavidad, seductoramente, tironeaba un poco de los cabellos de su nuca.

Con precisión comenzó a librar a la youkai del kimono que llevaba puesto, revelando su cuerpo y observándolo mientras se mordía el labio inferior, deleitándose. Llevó sus besos al cuello de Yuuki, para comenzar un recorrido hasta sus pechos, pasando por toda la extensión de sus hombros. Acarició uno de los pechos de la espíritu mientras la miraba a los ojos, antes de llevarse el pezón del otro a la boca. Jugueteó con su lengua allí, dándole placer durante unos cuantos segundos antes de continuar bajando.

Sus labios y su lengua pasaron por su cuerpo, rozando su ombligo y continuando hacia el sur de su cuerpo, quitando cada pieza de ropa con la que se encontraba. No tardó en dejarla totalmente desnuda y sus labios llegaron al sexo de ella, comenzando a darle placer oral. Llevó un dedo al interior de Yuuki mientras sentía como su propio miembro comenzaba a crecer dentro del pantalón, deseoso de poseerla. - He soñado tantas noches contigo, deseando abrazarte, besarte, poseerte... -

El cuerpo de Yuuki era una obra de arte. Su piel era clara y sus pezones eran rosados y pequeños. Era una piel casi inmaculada, salvo por las marcas en cuello, muñecas y pecho, testigos y muestra del sufrimiento en vida de la Youkai.
A medida que los besos de Edward avanzaban, el cuerpo de la youkai se volvía más cálido y pequeñas respiraciones ruidosas salían de ella. Para cuando el introdujo su dedo, la joven ya estaba húmeda y un gemido escapó de sus labios. -Quiero ser tuya, Edward-Donno!- Se agachó para besar los labios de su amo, jugando con su lengua en la boca de su señor. Cuando el beso hubo acabado, se arrodilló, para estar a su altura, y comenzó a besarle el cuello, mientras desvestía ella también a su señor. Primero quitó la parte superior y beso su pecho en el proceso, hasta que al llegar a bajo, desabrochó el pantalón y sacó el miembro de Edward para jugar con el en su boca. Una sensación maravillosa, su boca húmeda y caliente. Pasó su lengua desde la base hasta la punta. -Edward-Donno. Dime que hacer, y lo haré por ti...
No necesitaba ser un experto para saber que lo que los ojos de la ahora sonrojada youkai mostraban, era amor. Puro. Unico. Fiel. Eterno.....amor.

El mago cerró los ojos al notar la boca de la youkai, soltando un gemido por el placer que los labios y la lengua de ella le provocaban. Su pene ya ardía de deseo y aún estaban por empezar. Se dejó llevar por aquello y aguardó hasta que ella le pidió qué hacer. Sonrió con malicia y cogió su rostro con una mano. - Levántate... - esperó a que lo hiciera para acariciar su espalda con una mano y llevarla hasta su trasero, agarrando su nalga y besándola con pasión.

- Rodea mi cuello con tus brazos y agárrate. - le dijo, cogiendo sus muslos para elevarla y pegarla contra la pared. Acercó su miembro junto a la vagina de Yuuki y comenzó a rozarla con la punta, tentándola y observando sus reacciones antes de comenzar a penetrarla despacio

Yuuki obedeció y luego del jugueteo en el miembro de Edward se levantó y lo rodeó con sus brazos. Sus senos, firmes y duros quedaron contra el pecho de su amado, quien la apoyó contra la pared y empezó a acercar su miembro a su intimidad, de manera muy sensual. La punta del pene de Edward jugaba con los labios inferiores de ella, haciendo que su vagina se humedeciera. El calor la recorría desde esa zona hasta la nuca, junto con una sensación de estremecimiento. Edward podía notar su corazón latir con fuerza y sus mejillas poniéndose cada vez mas rojas.

Primero cerró los ojos y soltó algunas respiraciones agitadas, pero pronto fueron pequeños y casi imperceptibles gemidos, interrumpidos solo por el morderse el labio. Pronto, sonrojada, oculto su cabeza en el hombro de Edward, pero no le tomo mucho hasta comenzar a besar y lamer el cuello descubierto del joven, subiendo hasta las orejas, para lamerlas y morderlas con suavidad. Estando tan cerca, Edward podía sentir los pequeños gemidos que, junto con el moverse de la pelvis de la joven, demostraban que moría de ganas de tenerlo dentro...

El rubio continuó durante unos pocos segundos más con aquel entretenido jugueteo, dándole más y más ganas a la Youkai. Él mismo soltó un gemido de satisfacción cuando comenzó a penetrar la vagina de Yuuki. Despacio y con calma, como un dulce pecado que uno debía disfrutar, llegó hasta el fondo, mordiendo ligeramente el hombro de ella y comenzando a acelerar el ritmo.

La mantenía bien pegada a la pared y las embestidas poco a poco fueron adquiriendo más fuerza y velocidad. La pared era golpeada con cada embestida y con ello aumentaba el placer de ambos. La deseaba, la deseaba mucho y ella también le deseaba a él. No pudo evitar pensar que, de alguna manera, quizás si estaban destinados...

- Deseo que te vuelvas loca en mis brazos... -

Ella, entre las oleadas de placer, lo miraba de una forma especial: Lo miraba con amor. No era solo que el le estaba dando placer. El la estaba haciendo suya, eligiéndola como compañera. Se aferraba a el como si fuera todo lo que tenía en el mundo, y de alguna forma, lo era...

-Yo ya estoy loca, por Edward-donno...Quiero que ...que me ames, como lo hacías antes, como lo hiciste siempre....- abandonó las formalidades, porque ahora eran uno. Ella besaba su cuello, y sus pechos acariciaban el pecho de Edward, dándole calor. No era solo una mujer bonita, era algo especial. Algo en ella le daba un calor interno muy grande, un calor que lo completaba.

Siguió con aquel ritmo, penetrándola contra la pared con fuerza y sintiéndose más unido a ella a cada movimiento. Recorría su figura con una mano mientras la sostenía con la otra, gozando de cada curva de su cuerpo y perdiéndose en aquel placer que llevaba de la mano una sensación extraña y agradable que jamás había sentido antes.

La mantuvo así, llevándosela de la pared y dirigiéndose hacia la cama mientras no la besaba apasionadamente, sentándose en ésta y colocandola encima para comenzar a moverse bajo ella, acariciando sus pechos desde aquella posición, dejándole un poco dominar el ritmo mientras él movía las caderas para acompasar el sexo que estaban teniendo juntos.

La joven moviéndose sobre Edward era una visión casi divina. Le atribuía la culpa a su naturaleza Youkai, pero no era por ello. Ella se veía tan humana, tan natural, tan real. Su piel suave y tibia como la de cualquier mujer, pero tan perfecta, salvo por las marcas de su pasado que se descubrían en ella cada vez que se desconcentraba.

Seguía el ritmo para Edward y para ella, primero sentada, durante largo rato, aumentando la velocidad y luego mas lento, reclinada sobre el para besarlo... Volvió a su posición sentada cuando notó que Edward estaba en un punto justo para aumentar el ritmo. Tomo la mano de el y la beso, mientras se hacía embestir por su amante.

Su cuerpo subir arriba y abajo era algo que jamás había esperado disfrutar en su vida como invocador. Aquel colgante que había leído en el libro le había descubierto un nuevo mundo, un mundo junto a una Youkai que ya estaba demostrando que merecía estar a su lado y aún le quedaba mucho más por demostrar.

Aquel ritmo estaba siendo demasiado para él y la vista se le empezó a nublar un poco al sentirse cerca del clímax y Yuuki pudo sentirlo en su vagina, pues Edward aumentó el ritmo cuanto más cerca estaba de terminar en su interior. Duró apenas un par de minutos más antes de que su pene comenzara a llenarla de su semilla con un largo gemido, finalizando sus movimientos con varias embestidas menos rápidas pero más profundas.

- Yuuki-donna... - murmuró perdido en aquel placer cuasi divino