Ya la había regado, sí que era bruta, demasiado bruta, Yami cada vez se mostraba más reacio a la idea de que ella se casara con un humano, y aunque ella dijera que ese compromiso era sólo por idea de la abuela, no podía dejar de sentir que esa molestia era mucho más profunda, Hotaru se sentía rara, mal de hecho, por eso sonrió de medio lado, y prefirió no ahondar en ese tema.
- emm... pues lo que quieras cocinar, Yami - sonríe - todo lo que haces te queda demasiado rico - bebe un poco más de te, estaba delicioso el te, sí, el te.. lalalala... yo no sé más de mundo... lalalala... Y una musiquita comenzó a sonar en la cabeza de Hotaru para apagar su cabeza y sus remordimientos.
Aika le sonrió a Yami, se dio cuenta de que no era muy reacio a contar acerca de el. Suuso que con el tiempo ... esperaba que pudieran ser amigos. -Yami...me encantaría probar lo que quieras cocinar. Si Hotaru dice que cocinas bien, lo que sea que prepares, me sabrá delicioso.- Le sonrió nuevamente mientras el se alejaba a hacia la casa.
Cuando el espíritu se alejo, no dudo en volver a mirar a Hotaru. -Hotaru..que sucede...no me habías contado nada...y te veo nerviosa al mencionar el tema...hay algún problema entre tu y Yami por esto?- Se había dado cuenta ni bien preguntar el frió que surgió entre los dos.
Cuando Yami se fue, Hotaru suspiró, y se encogió de hombros, dejando la taza de te sobre la bandeja en que se habían servido. Hotaru mantenía un silencio, intentaba encontrar las palabras adecuadas para poder contar lo que le pasaba, pero no podía, sentía demasiadas cosas que al intentar acallarlas tantas veces, había producido que ahora casi no las identificara realmente.
- pues...- murmuró la chica y quedó mirando a su amiga, era mejor contar la historia desde el principio - la abuela sugirió que me casara con Edward, es un chico de 25 años, es uno de los magos más poderosos de la ciudad, y cree que una boda entre los dos haría que mi hijo fuese mucho más fuerte, el heredero del templo... y él aceptó, yo... también, aunque decidimos que veríamos si había... química, tampoco nos casaremos sin sentir algo - aquello no sería problemas, ella podría ignorar la sugerencia de la abuela, pero...- pero... él me está gustando mucho, sin embargo está Yami - mira hacia donde él se había ido - él me ama, yo... bueno, a él lo amé, pero ya no... es una historia algo complicada y tonta, pero ahora lo quiero mucho, es mi mejor amigo, pero él me ama, y me da pena... hacerlo sufrir, además, no sé qué siente Edward,él también quiere conocerme, y dice que le gusto, pero no sé... siempre es muy misterioso, y Yami, es tan dulce, da tanto por mí... siento que ambos me gustan, y a uno lo amé, y al otro puedo llegar a amarlo - cierra sus ojos, y lleva sus manos desordenando sus cabellos - ahhhh soy una idiota! intento centrarme en mis estudios, pero... ellos me confunden mucho, me siento perdida...- suelta un gran suspiro.
Aika se acerco a Hotaru y la abrazo. Veía su amiga triste por las decisiones y responsabilidades que tomaba, y la sentía desconsolada al tener que elegir. Le acomodo el mechón de cabello detrás de la oreja, arreglándoselo. -Hotaru... creo..que debes pensar en tu futuro, y en lo que tu deseas. -Le sonrió. -Estas intentando no herir a ninguno de los dos...pero no puedes amar a los dos a la vez, no es cierto?- Sabia que no podía elegir por su amiga, y tendría que hacerlo ella sola. También intento ser subjetiva, y dejar sus propios sentimientos de lado.
-Conozco a Hayashi-san. Es una persona muy amable y se que cuidara de ti, juntos, tu sacerdotisa, y el hechicero, podrían lograr cosas increíbles. Y Yami..-miro hacia adentro, a donde el espíritu preparaba la comida para ellas...-parece amable, un poco posesivo. Pero...no es humano, tiene que aceptar que no podría jamas casarse contigo o darte hijos....no?- Suspiro, ocultando muchas cosas que sentía. No era momento de preocupar a Hotaru, que la estaba pasando mal. Y le sonrió. Aika era de esas personas que jamas dejaban ver cuando estaban mal o tristes, y ponían todo para los demás.
Aika repasaba los argumentos racionales que ella ya había sacado, pero en boca de su amiga, tenían mucha más lógica, menos lo de no poder amar a dos personas, ¿por qué? si el amor era inclusivo, no exclusivo, podía amarse a muchas personas. Hotaru suspiró y se acercó un poco más a su amiga, colocando su cabeza en su hombro, y tomando su mano, jugando con sus dedos, cosa que hacia cuando pensaba en que decir.
- umm tienes razón.. - sonríe de nuevo apartándose un poco de su amiga- veré si mi corazón puede sentir lo mismo, pero lo cierto es que cada vez siento cada vez más fuerte cosas por Hayashi...- sonríe tocándose el pecho, - pero ni creas que es amor o algo,o que le diré que seamos novios... - hace un puchero- aun creo que él es mucho chico... digo, le deben gustar las mujeres de verdad, adultas y convengamos que ambas somos unas niñas, aunque tú eres preciosa - se ríe, y empuja su hombro, suavemente.
-Tu también eres hermosa Hotaru, y tal vez ahora seamos...jóvenes, pero...ya somos mujeres. El año que viene... no estaremos mas en el colegio, y deberemos elegir que carrera seguir. - Aika le sonrió, asegurandole que todo iba a estar bien.Se alegraba por su amiga, pero un poquito de envidia por haber encontrado a Hayashi-san, y por tener un futuro tan claro como Miko del templo, le tenia.
-En todo caso, deberíamos disfrutar lo que nos quede de libertad...no?-Le guiñó un ojo. Se estira hacia atrás, como relajándose y dejándose llevar. -Te verias preciosa en un vestido e novia tradicional, Hotaru.-
Vestido de novia, no había pensado en eso, un vestido de novia, se quedó pensando en eso, en ella vestida de blanco, con un kimono y entrando en el templo. Hotaru movió la cabeza de lado a lado, no quería pensar en eso, llevó sus manos a su cabeza y se desordenó sus cabellos, ahora no podía dejar de pensar en eso, a ella vestida de novia.
- que eres mala Aika-chan.. ahora no puedo dejar de pensar en eso... ah!- gimoteo como una niña, y se puso roja, ella de novia - ahora no podré dejar de pensar en novias...- junta sus deditos delante de ella, juntándolos, se queda un ratito así y luego mira a su amiga.
- yo tengo mi carrera escogida desde hace tiempo, seré la heredera de este lugar, he estudiado para eso desde niña - sonríe y toma sus manos - pero tú viajarás por el mundo, será tan emocionante...- puso ojitos de ilusión, imaginándola viajando y toda glamorosa como la estrella que era.
Habia tardado poco tiempo en cocinarlo todo, mis capacidades de Youkai y experiencia me permitían este tipo de ventajas en tareas tan sencillas. El plato no era tan complejo, pero tenía un aspecto apetecible, sopa de calabaza, rissoto de arroz, ensalada con salsa de mango y carne con salsa roja, acompañada de setas, huevo frito patatas y pimientos. En la mesa deje una jarra de té de Mugicha fría, y tamagoyaki dulce de postre. Todo preparado en la sala pequeña para la cena.
Subí las escaleras, deslizándome entre las sombras hasta la misma puerta, dejando que Hotaru percibiera mi presencia, el olor de la cena debía haber precedido mi llegada también por supuesto. Llamo a la puerta, y dejó escapar un suspiro quedo antes de anunciarles.
-La cena está servida. Bajad pronto ahora que está caliente.- Me quedo esperando su respuesta.
Tal vez no debí irme, pero me molesto la manera en que ella decidió blandir su compromiso en mi contra ¿Sabe acaso lo que siento? No, siempre han sido juegos entre nosotros, al menos para ella. Espero que ese niño sea capaz de hacerla feliz. Sino, ya me encargare yo que lo haga.
-No soy mala...soy realista...y si creo totalmente que serias una novia hermosa.- Sonrió al ver que Hotaru se sonrojaba ante la idea. Pensó por unos segundos acerca de lo que dijo Hotaru sobre viajar y tener una vida emocionante. -Si..tal vez...pero es agotador..y no se cuanto durara...y si no lo logro? Tu tienes...un futuro asegurado, lo mio..se siente como una apuesta.-Suspiro, y volvió a sonreír, no quería apenar a su amiga con sus propias dudas.
Justo escucho la voz de Yami, llamándolas, y por sobre todo, el delicioso aroma que salia de la cocina. -Deberíamos ir a comer..no? huele delicioso. - Se levanto y ayudo a Hotaru a juntar las cosas del te, así no quedaba nada afuera. Luego entro junto a su amiga a la casa.
Quedó pensando sobre el futuro asegurado, ¿era lo que realmente deseaba? Había crecido para hacer una sola cosa, ser una sacerdotisa, ser la heredera del templo, casarse. Todo tan controlado, todo tan coartado. Aika levantó las tazas y las pusieron en una bandeja,pero el corazón de Hotaru dolía, era como si se lo estrujaran, y perdió los colores del rostro, pero como iba detrás de Aika, ella no vería su rostro.
Llegaron a al comedor, Yami tenía servida la mesa, y Hotaru se sentó, jugando con el anillo que Yami le había dado, sintiendo en parte sus emociones, pero sin poder comprenderlas del todo, se quedó pensando y distraída, que ni el olor a comida la sacó de esas cavilaciones. La confusión entumecía cada vez más su corazón.
- eh...- levantó a vista, no había alcanzado a perderse en sus pensamientos - Yami... te has esmerado mucho, gracias - le sonrió a su amigo, con un gesto algo triste.
Los confusos sentimientos de Hotaru me llegaban ahora que estaba tan cerca. La observe, algo pálida y descentrada, tratando de ocultar algo. Que fácil resultaría indagar a través del anillo, comprenderla… pero no era así como ella lo quería. No, yo solo debo estar aquí, para ella, para cuando me necesite. Calme mis emociones, para mí es muy sencillo, una inspiración y cualquier tumulto y duda quedo desechada y enterrada bajo el cariño que sentía por ella. Deje que aquella sensación me colmase y se extendiese.
Les sonreí a las dos.- Sentaros y disfrutad. Quería mostrarle a Aika algunas de mis habilidades, además…- Le lanzo una mirada significativa, había oído parte de la conversación, y no era difícil adivinar que le pasaba, al menos no a mi.-… me gusta mimarte de vez en cuando.- Le acaricio la cabeza como cuando era una niña, para calmarla.- El ayer es historia, el mañana es un misterio, pero el día de hoy es un regalo. Por eso se llama presente.- Le doy un ligero toque en la nariz, guiándola para que se sentara a la mesa.