Partida Rol por web

Tras separarse de los sargentos Jester, Tunad y Sleut, el trío formado por Marlene, Xen y la capitana Marconi, comenzó a rastrear la zona buscando al supuesto niño pirata. Uno podría pensar que iba a ser una tarea fácil, pero nada más lejos de la realidad. Los vestigios de Lianid aparecían y desaparecían por la zona dificultando mucho cualquier tarea de seguimiento. Sin duda el niño tenía que tener algún tipo de poder de teletransporte. No había otra explicación.

De vez en cuando tenían algún encuentro con algún pequeño grupo de zombis, que despachaban sin ningún tipo de problema. Los minutos pasan lentamente mientras se desplazaban hacia el noreste de la isla, precisamente hacia donde terminaba la ciudad. No parecían estar haciendo avances en la búsqueda, pero Lass no parecía preocupada al respecto. Si en todo esto había algún tipo de lección como había pensado Marlene... bueno, de momento no había rastro de ella.

Y allí estaban, lejos de la que iba a ser su misión principal y jugándose el tipo por un supuesto niño pirata. ¿Cuánta paciencia tendrían los cabos antes de quejarse?

El tiempo pasaba y Xen ya había tenido tiempo de pensar detenidamente sobre lo los hechos ocurridos anteriormente. Y en ese momento hacía mucho que ya había llegado a una conclusión, por lo que ya se estaba empezando a aburrir de aquello. Ni con su olfato era capaz de encontrar un rastro concreto de aquel mocoso, apareciendo y volviendo a desaparecer. Nunca había pensado que un poder de teletransportación podría joder a todo un equipo de búsqueda de ese modo. Era como buscar una aguja en un pajar. Quizás si analizase los patrones del teletransporte, podría deducir como funcionaba, pero de poco servía si ni siquiera veían a aquel crío de lejos

Esto es una pérdida de tiempo

Tampoco se iba a quejar de ello. Daba toda la sensación por la actitud de Lass de que de ahí no se iban a ir hasta que el niño fuera encontrado, así que Xen tuvo que hacer todo el esfuerzo posible para tragarse todo su hastío y evitar mostrar en el rostro un rastro de este. Si querían terminar aquella misión pronto había que usar la cabeza y la paciencia, un tipo de misión que ha él no le gustaba mucho pero que no le era ajeno.

-Capitana, siento molestarla, pero tengo que informar que no puedo encontrar un rastro concreto. El poder de teletransportación de ese chico ciertamente me confunde el olfato. Creo que tendríamos que montar una tram... creo que tendríamos que atraerle de alguna manera ¿comida?, ¿agua?, ¿quizás este buscando refugio? Podríamos escondernos y cuando venga...-Mierda, eso suena como una trampa- La cuestión es que opino así no creo que vayamos a poder hacer muchos avances así.

Si está lo bastante hambriento para comer hojas, como dijo al encontrarnos, supongo que la comida es nuestra mejor opción. Después de lo que sucedió en el claro ningún adulto se acercaría a nosotros, pero es un niño. Puede que el hambre o la necesidad puedan más que su instinto de protegerse.

Quizás, si vamos a hacer eso, nosotros deberíamos escondernos a una distancia segura, y dejar a la Capitana a la vista. Con ella no ha tenido ningún encontronazo, así que puede que no le tenga miedo, y es menos sospechoso ver a alguien comiendo que simplemente comida que aparece de la nada. Puedo subirnos fácilmente a aun árbol usando la cadena.

Y puedo golpear desde esa misma distancia si hce falta- pensó, aunque se cuidó mucho de decirlo. No estaba por discutir con Lass después de la bronca que les había echado la última vez.

No es excesivamente respetuoso proponer usar a tu superior jerárquico como cebo de una encerrona, pero... realmente es poco probable que el chico se acercase a ninguno de los dos cabos. Y siendo francos, sí lo hacía, Marlene no tenía ninguna gana de intentar apaciguarle. Tratar con niños se le da aún peor que tratar con reclutas.

—Una trampa seria una buena idea—concedió de forma constructiva a los dos marines—. Si dispusiéramos de tiempo. Además, teniendo en cuenta el comportamiento de los zombis, no creo que estar quietos en un sitio sea buena idea. Necesitamos seguir el rastro, es la única manera que tenemos de acercarnos a él. Además, si no deja de moverse, tampoco podríamos atraerlo.

La capitana entonces sonrió al fúrido.

—Tu reputación está en juego Xen. ¿Tu olfato lobuno va a ser derrotado por un niño perdido? Una historia como esa es de las que pasa a la historia de Befehlgard.

Podemos aprovechar el momento para algo de rol libre si queréis. Cuando os jartéis mi avisáis y llegáis arriba.

Una media sonrisa asomó de la boca de Xen

-Bueno, mejor un niño con elixir que un niño a secas. Habrá que asegurarse de que la gente sepa más sobre lo de teletransportarse que lo de ser niño, supongo. Además, tampoco es que mi olfato sea lo que quiero que respeten. Que se mofen de mi olfato mientras me teman armado.

Eso no impidió que Xen pusiera más empeño a la búsqueda, cogiendo la tierra entre sus dedos.

Es definitivo. Tengo que saber cual es su patrón de movimiento. Su patrón de teletransporte. Solo sabré así hacia que ruta es más posible que se haya desplazado. Si solo busco el rastro no será suficiente 

—¿Así que te conformas con ser uno más?—le preguntó Lass ladeando la cabeza— La historia de la Gloriosa está llena de hombres temidos por su capacidad de combate. ¿Los conoces acaso a todos? Te aseguro que antes recordarán a Techie por haber diseñado estos trajes que a ninguno de nosotros.

Xen seguía olfateando en busca de un patrón, pero no lo había. El niño se movía caóticamente. Tan caótico como un pirata. ¡Uy! ¡Menuda acusación! ¿Quién ha dicho eso?

No es necesaria la tirada.

 Supongo que a todos nos gustaría que nos reuerden Pero mi experiencia al menos es que a la gente que de verdad hace que funcionen las cosas no se la suele recordar. Hay gente excepcional, claro. Techie probablemente es uno de ellos, y son capaces de hacer cosas increíbles. Pero detrás de cada gran idea que tienen, hay un grupo de gente trabajando que la transforma en algo tangible.

De donde vengo, poca gente recuerda a mi abuela. Los que lo hacen no suele ser para bien. Ella fue la que realmente convirtió nuestro atolón de un grupo de islotes peleando y trapicheando entre sí en un sitio con orden y una ley. Si no fuese por ella, la gente de Rook seguiría dándose puñaladas por dos fanegas de centollos en vez de poder ir al mercado central a comprarlos honradamente. Pero claro, para eso hay que trabajar y ganar dinero legalmente, y se ve que a mi gente eso no les gusta tanto.

Si acabe aquí es porque mi padre se dedicó a bailarles el agua para tenerlos tranquilos, así que entendí que alguien que no fuese él iba a tener que hacer algo al respecto. Sé perfectamente que si consigo lo que espero y retorno como Capitana, o como Comodoro con las fuerzas de la Gloriosa detrás, nadie tendrá un buen recuerdo de mi, si es que lo tienen. Pero me conformo con que no se apuñalen por dos fanegas de centollos, y que sepan que es gracias a una Hatcher. Por eso dejé de usar el apellido de mi padre. Su "orden" puede que funcione. Pero no es lo que debería ser.

Marlene se para. Ha hablado impulsivamente, quizás llevada por el hecho de que reconoce un poco de su propia actitud en las palabras de Xen, y se da cuenta de que ha hablado más de lo que le hubiera gustado. Se frota la sien y aparta la mirada, entre avergonzada y molesta.

Hmf. Deberíamos seguir buscando. El crío podrá moverse con rapidez, pero eventualmente tendrá que dirigirse a un lugar. Debería ser asunto de llegar antes que él. Pero, ¿dónde?

Justo cuando Xen iba a responder, la sorpresa le llegó cuando no fue otra que Marlene la que intercedio por él. Sinceramente, iba a decir que no era lo mismo tener cierta reputación que querer ser recordado, pero.... El hecho de que Marlene le hubiera defendido le dejó anonadado. 

Igual al final nos parecemos más de lo que parece. Je, no me extraña que no me cayera bien.

-Intento buscar un patrón a su poder, pero es absolutamente imposible-Dijo Xen mientras se levantaba y se limpiaba con la mano una de las rodillas, manchada de barro.-Marlene tiene razón, tenemos que saber a donde se dirige, adelantarnos a él. A ver, si fuera un niño pirata, donde me escon...- De repente, mientras Xen se rascaba la barbilla pensativo, una idea cruzó su rostro,  mostrándose en sus ojos al abrirse más de la cuenta- ....¿Y si ha ido a su barco? Ciertamente nos desbía demasiado del camino ponernos a buscaaló ahora por la costa, pero si se ha ido a esconderseva algún lugar, ese al menos es el lugar más seguro, al menos para él.

—No es la primera vez que te oigo hablar de orden y de ley Marlene. ¿Pero qué significan para ti exactamente? La ley no es un valor universal, cada nación tiene sus propias leyes. El orden intenta serlo, pero ni siquiera los eruditos se ponen de acuerdo. Desconozco la situación de Rook, pero cualquiera que no sepa de lo que hablas, pensaría que estás a favor de la tiranía.

Marconi se paró un instante a inspeccionar la zona y se quedó pensativa, posiblemente pensando en donde podía dirigirse el niño. Hasta que Xen dio su idea.

—No hay ningún barco Xen—dijo la capitana negando con la cabeza— Nuestro buque ha dado la vuelta a la isla. Si hubiera habido algún tipo de contacto con gente viva, lo sabríamos. Además, pensadlo bien: un niño sólo, sorprendido de que hayamos acabado con los zombis, alimentándose de hojas... Ese niño es el último superviviente de su tripulación.

La voz de Lass vibró con pena.

—Ahora mismo nosotros somos su única oportunidad de supervivencia, por eso es tan importante encontrarlo.

No es usted la primera que califica el gobierno de mi abuela o mi padre como "tiranía", Capitana, ni sospecho que será la última. Rook es... bueno, más o menos lo que le dije. Gente apuñalándose por una fanega de contrabando. Cuando yo nací, la Gloriosa ya había pacificado la mayor parte de los grupos de isleños, así que no llegué a vivir los tiempos en los que la gente de los diferentes islas vivían básicamente de las razzias entre ellos. Quizás por eso pude crecer sin que le prendieran fuego por error a mi casa, o si aprendí a luchar fue por elección propia y no porque fuese una necesidad básica para sobrevivir.

La joven, que había transformado una de sus manos en cadena a la que iba dando vueltas y lanzando distraídamente como un yo-yo para pasar el rato, paró.

Aún así, acabé haciéndolo igual porque simplemente, no aguantaba que la gente rechazase cualquier intento de ser más que eso. Les dieron orden, les dieron leyes. Se creó una sociedad donde no era necesario vivir por la ley del más fuerte. Y sin embargo, siguieron haciéndolo. Si no volvimos a tener sangre en las calles, es porque la Armada se había convertido en el más fuerte.

La gente, cuando se la deja a su verdadera naturaleza, se porta como... - en este punto, los ojos de Marlene pasan por la figura de Xen, y toma aire - ...seres con una moralidad laxa. Las leyes podrán ser distintas, y la gente podrá discutir lo que es el orden, pero en su esencia, es lo mismo.

El orden son las leyes que protegen a la gente de si mismos, tanto como de los que las incumplen. Lo que evita que nos mostremos como realmente somos. La correa que tira de nosotros y nos permite vivir sin matarnos entre nosotros. Aunque sea a costa de sacrificar parte de nuestra libertad y acepar que exista algo más grande que nosotros mismos, que nos haga responsables de las decisiones que tomamos. Si eso me convierte en una tirana, pues supongo que lo seré.

—Entiendo. Te diría que te equivocas al juzgar a todo el mundo como seres de moralidad laxa, pero eso es algo que tienes que descubrir por ti misma. De nada servirá lo que yo te diga, ni tampoco debería hacerlo el que conozcas a personas que realmente son malvadas.

¿Era esa la lección que quería darle la capitana Marconi? Era extraño, porque pese a mostrar que no estaba de acuerdo con ella, tampoco había intentado rebatirla. Pero no hubo tiempo para más discusiones porque un grito llamó la atención del trío de marines.

—¡AAAAAAAAAAAAAAH—oyeron un grito de terror.

Llorando de puro miedo, Lianid corría de una forma realmente extraña. Parecía que... ¿parpadeaba? A veces estaba a la vista y a veces no. No parecía teleportación, ¿qué clase de poder sería?

—¡SOCORRO MAMIIIIIII! ¡NO QUIERO MORIR!

Siguiendo con la mirad al lugar del que huía Lianid, los marines vieron a una horda de zombis. No se trataba de esos pequeño grupos con los que se habían estado encontrando, sino de un grupo bastante mayor. Por lo menos tenía que haber cuarenta de esos no muertos. Y si ya era aterrador encontrarse cara a cara con uno de esos muertos vivientes, afrontar un grupo de ese tamaño... Bueno, esto encogería el corazón hasta del más bravo caballero de Nibana. Que casualmente era un zombi.

Los Zombis inspiran terror. Hace una tirada de VOL+DTEC de dificultad 18. En función de vuestra tirada:
   - Si falláis sufriréis 13 - Resistencia Mental a la Salud Mental.
   - Si la pasáis sufriréis 7 - Resistencia Mental a la Salud Mental.

A Xen se le escapó una sonrisilla de medio lado cuando Marlene casi dijo la "A" palabra. Apreciaba el respeto, pero tampoco hasta tal punto 

De hecho supongo que me ofenderia más el hecho de que casi le compararse con una animal.

Había dejado hablar a ambas mujeres no porque no tuviera un concepto para la "justicia", sino porque no pensaba que fuera muy popular. Había vivido imponiendo tanto las normas de héroes como criminales por igual, y al final lo que se llamaba a sí mismo justicia tampoco se diferenciaba nada de lo segundo. Lo que en una situación era acorralar a un desgraciado en una esquina para analizarlo por no pagar sus deudas, en otra era perseguir a un grupo de sin techo de una de las 50 mansiones sin usar de un rey que mata a su pueblo de hambre. Si en una situación es atacar una base rebelde, en la otra es pegarle una paliza al buen vecino que creyó que el resto de la gente le iba a seguir para barrer a los criminales del barrio. La única  diferencia es que, si cumpliendo la norma del criminal se dejaba claro quien mandaba, el cumplir la Justicia era sinónimo no de que alguien estuviera imponiendo su poder a la fuerza, sino de que las cosas iban... bien. Bien mientras se cumpliera la ley. Aunque no le molestaba que Marlene ni Lass se creyeran esas cosas. Que opinas en distinto no impedía que fueran mejores personas que él... bueno, al menos Lass, suponía.

Todo esto le rondaba por la cabeza hasta que, alertado por el grito, giro rápidamente la cabeza, mirando aquel horror de cuerpos sin vida que perseguía al niño. Por primera vez, Xen noto puro miedo. Eran demasiados. Podridos. Destrozados. Sus pisadas hacían temblar la tierra. Por un momento Xen se quedó paralizada de miedo como nunca antes había estado. Mierda, mierda, mierda, mier..

Ahora mismo nosotros somos su única posibilidad de supervivencia. Recordó 

Volviendo en si, su rostro se arrugó, casi con furia. Quizás si que hubiera algo parecido a la Justicia en este mundo, después de todo.

- Capitana ¿ordenes?- Dijo mirando fijamente a Lass con pura determinación 

La capitana parece decidir no presionar a su subordinada, lo que esta agradece en su fuero interno. No hubiera cambiado fundamentalmente su mentalidad- lleva demasiados de los años que más marcan a una chica joven siendo blanco de hostilidad como para no considerar al mundo un lugar hostil-, pero aprecia que respete su opinión aunque no la comparta. Solo la edad, ver el mundo y conocer a la gente, tanto la decente como a los que no tanto, podrá darle una perspectiva más amplia de las cosas. Eso probablemente, si los rumores sobre ella que corren, sea algo que Lass aprendió por su cuenta durante sus batallas.

En cierto sentido, ya ha aprendido a apreciar a alguna gente, y a poner la mano en el fuego por quienes cree que lo merecen. La cabo Moskouri y la marine Calvados podrían dar fe de ello. Pero el enfado que lleva aún está lejos de apagarse, y probablemente no consiga empezar a ser compasiva con los demás mientras hasta que no aprenda que ella misma también merece compasión.

No hay mucho tiempo para elaborar en esta linea de pensamiento. Un grito rompe el aire y Marlene ya está con el arma fuera, encogida y lista para defenderse.

Hasta que identifica al Wilyrex niño-rata y ve lo que le persigue.

Creía que se había acostumbrado a los zombies. Aún le ponían los pelos de punta, pero había aprendido que morían con facilidad, y que con preparación y la cabeza fría, pueden vencer contra grupos de ellos. Pero esto no es un grupo.

Estos son... demasiados. Simplemente, son demasiados. Nunca ha visto tantos enemigos lanzándose hacia ellos. Ni siquiera durante el incidente con su antiguo pelotón, cando estaba convencida de que iban a matarla, habían sido tantos. No hay planificación posible, no hay técnicas combinadas, no hay forma de cubrir los flancos. Es... no se puede luchar contra tantos. Simplemente no se puede.

Pero tiene que hacerlo.

Y pese a ello, Marlene está plantada en el suelo, con los ojos fijos y dilatados en la horda de enemigos, y la mano que sujeta la espada temblando pese a todos sus esfuerzos por controlarla.

Capitana, ¿ordenes? Son demasiados para luchar, pero si queremos salvar al niño no tenemos opción. ¿Quizás dos de nosotros podamos ganar tiempo para que otro pueda recogerle y después que cada uno huya en una dirección?- dice, con la voz ronca e intentando sin éxito que no le tiemble.

La capitana también dudó durante unos instante, al ver tremenda horda de zombis. Estaba claro que no esperaba encontrarse con tamaño grupo de no muertos. Para eso estaban los equipos Alpha y Beta.

—No... no sé si podemos escapar de algo así.

Con preocupación y miedo en el rostro, miró a Marlene y a Xen. Ella era intangible y tenía más margen de maniobra, pero sus subordinados estaban en auténtico peligro. Al final, con resolución, descolgó el espadón y se subió encima.

—¡Marlene, encárgate de poner a salvo al chaval! ¡Xen, conmigo!

Hora de las TCOM, amiguis.

ESTADO - MENTAL
Lass - 13 puntos de daño.
Marlene - 11 puntos de daño.
Xen - 2 puntos de daño.

-A por ellos.

Con la lanza en ristre, corrió junto a la capitana, dispuesto a darle su merecido a esas bolsas de carne podrida. A decir verdad, Xen nunca se había parado a pensar que su límite de la violencia fuera cuando está se ejercía contra niños, pero este sería un buen momento para que Xdn lo estableciera firmemente

Un momento, ¿y si me enfrenti a un zombie niño?

.... por ahora dejemos que era más buen algo provisional 

A la orden. Buena suerte, capitana, cabo. Si encuentro un lugar seguro y puedo dejar al crío defendido, volveré para ayudarles.

Marlene busca un árbol y lanza la cadena contra una rama alta, enrollándola alrededor y usando su habilidad de recoger para darse impulso en el aire. En medio de su vuelo improvisado, lanza la cadena contra otro árbol. Ha practicado esto con pilones sobre el algua y en los palos de los barcos muchas veces, la permite moverse rápidamente de un extremo a otro del combate, y tiene cierta soltura con esta forma única de transporte. La marine Calvados le comentó una vez que en la parte norte del continente había una historia sobre algún tipo de chamán poseído por un espíritu arácnido que podía disparar telarañas desde su cuerpo para moverse rápidamente entre edificios, pero eso... era una idea estúpida.

Aún tiene que pensar cómo va a conseguir que el niño se pare y le haga caso, o qué van a hacer exactamente. Si encuentra un sitio  lo bastante alto, como un árbol grande, puede subirle ahí. Los zombies no deberían ser buenos trepando, y si se ven obligados a subir de uno en uno o dos en dos, será más fácil rechazarles.
 

Pero claro... primero tiene que conseguir cogerle, o que se deje coger. Eso aún no ve como, pero ya habrá tiempo de pensar en ello. De momento, tiene sus órdenes, y tendrá que cumplirlas, sea como sea.

Y mentiría si dijera que en su fuero interno, no la alegra que la lleven delante de la horda y no en su dirección.

Lianid seguía huyendo y llorando, cuando vio a los marines. Por desgracia no tardó en reconocer a Marlene y a Xen, sus dos abusones. El rostro del niño se desencajó todavía más y comenzó a llorar con más desesperación.

—BUAAAA...—despareció—...AAAAAAA...—había vuelvo a aparecer—...AAAAAAAH...—¿parecía el llanto más molesto con eso del parpadeo?—....AAAAAHHHHHH...—parecía el llanto más molesto con eso del parpadeo.

Lianid huye.

¡Es el turno de Xen y Marlene!

Iniciativa: [18] Lianid [15] Marlene [14] Xen [12] Lass Horda zombi

ESTADO - MENTAL
Lass - 13 puntos de daño.
Marlene - 11 puntos de daño.
Xen - 2 puntos de daño.

Corriendo hacia la tropa, Xen...

-Oye, ¿pero que clase  de pringado es esta versión mía? LUCHA, COBARDE DE LA PRADERA. 

¿Lianid, pero que haces aquí? ¡ESTA NO ES TU PARTIDA! VUELVE O TE SACO EL FUS FUS. 

-JA, yo me aparezco donde me apetezca, viejo.

COMO QUE VIEJO, SI TENGO 23, VUELVE O FUSFUS EN EL GETO.

.....

Bueno, tras esta interrupción, Xen se dispone a distraer a estas criaturas. Su plan era sencillo:  atacar, distraerlos, y de alguna manera salir vivo. Tras acercarse a la horda a la carrerilla, con el sonido de las olas sonando mientras volvía a realizar aquel movimiento lento de lanza, volvió a intentar golpear a una de las cabezas muertas que corrían en aquella maratón hambrienta. Manteniendo la carrera al lado de estos, giro la lanza por detrás de la cabeza para, con un golpe horizontal, impacto sobre uno de ellos.

A ver si esto os alimenta, escoria.