Partida Rol por web

Al entrar en el taller observo quienes se encuentran en el interior, sorprendentemente se encuentran Kimball y el joven callado que también estaba en el bar, mientras en un lado esta el padre de Carlie, otra sorpresa más, y por ultimo mis ojos se clavan en la anciana y en el perro que la acompaña.

- Buenas noche, señora. Mi nombre es Saúl – comienzo a hablar con la linterna y la pistola preparadas apuntándola – Hemos venido al taller para comprobar unas piezas que hemos encontrado en otro lugar. No buscamos ningún enfrentamiento con usted, solo comprobarlas y ahora que hemos encontrado al señor Richard Phillips, llevarlo con su hija Claire. Si usted baja su arma, yo haré lo mismo, y nos evitaremos incidentes innecesarios – término diciéndola.

- Kimball, me alegro de verte vivo – digo al sargento con los ojos clavados en la anciana esperando que baje su arma.

¿Co... como ha sabido mi nombre si aún no me he presentado? ¿Es usted fan mío? ¿Ha leído alguno de mis libros?

Y lo que es mas importante ¿¿¿Sabe donde está mi hija???

Richard parecía muy alterado.

- Tranquilo, Richard. Su hija nos enseño una foto de usted antes de venir hacia aquí. Se encuentra bien con varias personas que están protegiéndola. Mañana iremos de regreso al lugar donde esta y podrán estar juntos de nuevo.Tiene mi palabra. Ahora relájese, que en unas horas estarán juntos de nuevo - contesto sin apartar ojo de la anciana.

Mira por donde, ¡pero si es una jodida reunión familiar! Me alegro de veros con vida a todos. Parece que al final encontrasteis al crío. Es un buen día joder... Fue entonces cuando reparé en la presencia de la señora. Disculpe mis modales, señora. Y tranquilicese, aquí somos todos de confianza, nadie le desea ningún mal.

Usted no se preocupe señor Phillis, Saúl y Serpiente son hombres de palabra.

Bueno, y decidme chicos, ¿alguna novedad por el infierno?

Entro en el taller con el arma en mano por lo que allí nos podamos encontrar, no están las cosas como para arriesgarse a estas alturas y después de todo lo que he visto. Menuda sorpresa me llevo con quien allí encontramos, en principio Carlos nos ha acompañado, no apostaba por ello, parecía bastante asustado con acompañarnos y salir a lo desconocido, pero aquí con Saúl y conmigo estará seguro. Otra cara conocida, Kimball, ese jodido negro sigue con vida, no esperaba menos, me se me hace extraño que haya abandonado el bar -Diablos Kimball, sigues vivo!!! ¿qué tal con Eduardo? ¿cómo es que al final has decidido abandonar el bar? -En el otro lado, otra cara conocida, aunque no por haber coincidido con él anteriormente, pero... reconocería esa cara en cualquier parte, estoy seguro de que es el padre de Claire, me dirijo a él -Apostaría mi ojo bueno a que eres el padre de Claire, la chica está preocupada por ti, anda buscándote, nos ha enseñado una foto tuya por si te habíamos visto. No veas que alegría se va a llevar cuando lo sepa. Carlos te lo puede confirmar, ha estado con ella más tiempo que nosotros y ella ha cuidado muy bien de nuestro hombretón. ¿A qué sí Carlos?

Y ahora que me fijo mejor, otra cara conocida, no voy de sorpresa en sorpresa, otro de nuestro grupo inicial, el callado John Simons, espero que ahora hable un poco más y pueda ser de ayuda. El cuadro lo completa una señora que va acompañada de un perro, parece nerviosa -Buenas noches, señora, no sé preocupe, venimos en son de paz, podemos parecer rudos pero está a salvo con nosotros. No se ponga nerviosa, no queremos hacer daño a nadie, simplemente, como bien ha dicho mi compañero Saúl necesitamos obtener información sobre ciertas piezas que tenemos en nuestro poder y éste es el lugar adecuado. Mi nombre es Serpiente, encantado de conocerla. ¿no ha corrido peligro usted sóla por este lugar lleno de apestosos?

Las frases corren de un lado a otro, sin requerir siquiera mi intervención, como no me ocurría desde hacía ya días. Al menos, parece que son conocidos y que o bien todos saben comportarse, o bien están montando una mascarada para sorprenderme. Sin embargo, que John los conozca me parece suficiente como para darles un ápice de prueba y bajar mis armas, no así mi guardia porque nunca se sabe cuándo los fiambres van a hacer su entrada, y más con tanta gente por aquí.

-No te preocupes, muchacho, como ves ando en buena compañía, los primeros días con unos pocos supervivientes, y desde entonces acompañada por Laguna, que varias veces me ha salvado de los dientes de los fiambres e incluso de un disparo de escopeta de un gigantón que se llamaba a sí mismo Machete, y al que perdí de vista en el gimnasio. He corrido peligro, pero lo he superado. Que es más de lo que puedo decir de algunas de las pobres carcasas vacías que me atacaron hará un par de noches, y ahora están todos en uno de esos coches, por si deciden volver a levantarse una segunda vez de la muerte. -Hago una pausa, para dejar el tema correr. -Pero contadme, ¿cómo os ha ido en la ciudad? ¿Os habeis encontrado con un hombre buscando a su esposa, que respondía al nombre de Lucas? ¿O a un muchacho joven llamado Leo?

¡Qué bien, hemos llegado! Todas las sombras del camino se convertían en horrendos monstruos caníbales en mi cabeza, en cualquier esquina parecía que fuese a aparecer algo y no podía dejar de mirar atrás. Me quedo el último para entrar, después de que pase Serpiente, aliviado de ver que no hay zombies dentro sino personas.

Veo al padre de Claire y sonrío, confirmando lo dicho por Serpiente. Qué guay, entonces ya nos podemos ir, ¿verdad? Osea, echan una ojeada a lo que tiene Saúl y nos vamos.

Al ver que el policía negro (¿cómo se llamaba?) sigue con vida, recuerdo lo que Serpiente me dijo acerca de tratar bien al resto y me callo, limitándome a saludarle con la mano. Seguro que papá, de haber estado aquí, habría clamado al cielo porque deja morir a personas y el salvaje vivo.

Me acerco a la señora mayor.

- Hola señora, me llamo Carlos. ¿El perro es suyo? ¿Puedo tocarlo? -Sonrío. Me encantan los perros, mucho más que los rancios de los gatos que no se dejan acariciar.

-Hola, pequeño. Yo soy la señora Tricia Tempel. Laguna lleva conmigo desde que llegué a la ciudad, así que podría decirse que sí, y si quieres acariciarlo, tiene un punto detrás de la oreja derecha en el que le encanta que le rasquen. -Digo respondiéndole a Carlos. -Estoy seguro de que no pondrá ninguna pega si le haces unas cuantas caricias.

- Gracias, señora Tempel – respondo enfundando la pistola – Voy a buscar un lugar donde dejar las piezas y me pondré a comprobarlas – continuo hablando mientras me dirijo a una mesa depositando las dos piezas sobre ella.

- Bueno por donde empezamos – me pregunto sacando una linterna, examinando las piezas con mas detalle buscando cualquier señal o marca indicativa que me sirva para encontrar algo similar en el taller.

Tras comprobarlas, comienzo a registrar el taller de forma metódica, examinando cualquier recodo, estantería, herramientas que haya incluso los vehículos que se encuentran en el interior, esperando hayar algo que pueda ser de utilidad.

¿Puedo ayudarte, hermano? No se que estás buscando, pero no debe ser muy distinto a buscar pruebas.

Mientras me acercaba a Saúl para que me indicara que es lo que debíamos encontrar, conteste a as preguntas de Serpiente y la Sra. Tempel.

Lo siento señora, no he conocido a ningún Lucas o Leo en mucho tiempo. 

Y Serpiente,  me temo que el bar ya no es una opción para encontrar nada salvo polvo y a Eduardo protestando. 

- En principio estoy buscando alguna pieza o algo que pueda ayudarnos a descubrir para que sirve esta pieza. Contaba con encontrar algo en el taller, por eso nos decidimos a venir, a ver si hay suerte – respondo a Kimball indicándole con la mano cual es la pieza en cuestión – La otra parece ser parte de la pieza del motor de un coche.

Y entonces me quedo helada, al darme cuenta de qué están haciendo el resto al comprobar piezas y piezas buscando... algo. Y no es porque puedan encontrarse a los seis zombis que me atacaron hace dos noches y que, tras acabar con su sufrimiento los metiese en un coche, porque ya he comprobado varias veces que no se mueven en absoluto, sino porque el objeto que puedan portar sea esa pieza.

-Disculpe, Saúl. Por casualidad, eso cuyo origen quiere descubrir no será, por casualidad... un cachatanelitizador, ¿verdad?

- ¿Un cachaque? Es la primera vez que escucho ese nombre ¿Y que hace eso si puede saberse? – pregunto extrañado a la señora Tempel.

¿Cachataque? Pregunté sorprendido, tal vez no fuese un experto en mecánica, pero es palabra me sonaba rara de cojones. Aunque ya se sabe que las personas mayores acostumbran a llamar a las cosas por nombres extraños.

¿Cachametalizador? menudo nombre más extraño, parece que se tratase de una invención. Le pregunto a la señora Tricia sobre sus conocimientos en el tema -¿Sabe usted algo sobre estás piezas que pueda ser de ayuda?

Día 5 - Turno de día

Un nuevo día que no parece traer consigo nada bueno...

Las provisiones se acaban, no parece que podáis aguantar mucho mas aquí...

Tras mucho rebuscar encuentras esto:

Pieza A321

No tienes muy claro que es, pero nuevamente te parece la pieza de un coche o similares.

Suspirando aliviada, no pude más que relajar a toda la gente que me rodeaba con un:

-Una invención del diablo, al parecer. No trajo nada bueno a quien la cogió... pero no siendo eso, no hagais caso a mi preocupación. Y lo siento, muchacho, pero la mecánica nunca fue lo mío.

Y dicho eso, pude tranquilamente irme a dormir, sabiéndome rodeada y protegida por más personas que en los últimos cinco días, y sin temer que un asesino pudiese aparecer para acabar con la gente.

Y el sol vuelve a salir, así que no hay otra que despertarse, rodeada aún de gente, y al parecer manteniendo todos la salud.

-¿Y bien, caballeros? ¿Hubo suerte en las pesquisas de la noche? ¿Puedo preguntar por qué el interés de esa pieza que no es un objeto de mala suerte?

Hola de nuevo, chicos - se limitó a decir Simons - Opino como Tricia, ¿por qué tanto interés en esas piezas?