Cuando todo el grupo se preparó para enfrentarse a lo que fuese que apareciese ante ellos, oyeron los histéricos gritos de Tancredo y Hugo, como si chillasen al mismo tiempo:
—¿Pero qué haces, Orrghk? ¡Mentecato! ¡Botarate! ¡Majadero! ¡GILIPOLLAS!
Lo que se encontrarían al llegar se convertiría en la comidilla de todos los bardos del lugar durante siglos.
FINAL DEL INTERLUDIO
¡Continuamos en Capítulo 4: La Boca del Pozo!