Partida Rol por web

      Aun no me podía creer que tanto habían  cambiado las cosas ... y solo dos semanas... pero aunque podía ser difícil en algunas cosas y tener nuevas responsabilidades de las ambos estábamos aprendiendo a pulso , jamas cambiaría esto.

       El estar con Alanya me obligaba a cambiar un poco mis horarios, siendo ahora incapaz de pasarme todo el día dentro de los talleres, pues esto descuidaba bastante mi salud ... a Alanya le molestaba que me pusiera terco con esto ..., por lo que teniendo que fraccionar un poco mi tiempo, dejaba un poco de este para acompañarla a comer en la cantina y de vez en cuando al gimnasio ... ademas teniendo en cuenta que el Capitán Cifuentes podía volver en cualquier momento con su tortuoso circuito... mejor estar preparado... lo que era bueno, pues tenia mas espacio donde socializar con el resto ... no a mucho le gustan los talleres para conversar...

    Otra cosa que nació de un momento a otro fue la iniciativa de ella por ver quien de los dos se haría con el puesto, el cual en un inicio no le estaba poniendo el peso que significaba el tener a otras personas bajo tu mando ... a mi me interesaba por el titulo..., pero viendo el empeño y esfuerzo que Alanya le estaba metiendo a tal tarea, termine tomando un poco mas enserio la competencia y no dejando que Alanya se llevase el puesto tan fácilmente. 

    Aunque en el momento en que volvíamos a estar sin tantos ojos a la vista o cuando estábamos en una de las dos habitaciones ... aun me cuesta... expresarme con tanta gente cerca..., todo el afecto que no demostrábamos durante el día, lo dejábamos aflorar sin que nada, ni nadie pudiese impedirlo. 

    Pero mientras todo esto ocurría, en el resto de Avalon las cosas también se estaban moviendo, siendo la pareja de Baker y Falken otra de las formadas durante los eventos de la vacuna y siendo el tópico de mas de una conversación durante los días venideros ... ¿ pero...?, ¿ de donde...?, ¿ como...? ...

    Volviendo a los días actuales, a nuestra Capitana Volger se le había ocurrido un entrenamiento completo,de tal manera que para el final de éste, una parte de mis compañeras se encontraban mas exhausta de lo normal, siendo ademas, uno de los pocos que no parecía tan afectado por esto  ... ¿ sera que la tortura de Cifuentes esta empezando a rendir frutos ?... lo cual pareciera que llamo la atención de mis compañeras una vez llegamos a las mesas de la cafetería.

   - Bueno... al Capitán Cifuentes casi se le ocurre matarnos ese día a ejercicio y repeticiones... - le respondo a Nosenko desde la mesa en la que me encontraba junto a Alanya - comparado con éste, la capitana Volger se nota que tiene mucha mas humanidad y entiende que debemos poder seguir funcionando por el resto del día - termino de decir mientras volvía a mi plato de guiso , donde se notaba que me tiritaba un poco la mano, recordando aquella maldita mañana ...no por favor... no de nuevo la piscina... por favor...

Terminar odiando parte de lo sufrido las últimas semanas era natural para mi, aunque mi capacidad de asimilación estaba a la par.

De no ser por ese jodido trato, ahora estaría muy mal parada.

Aunque podía ver el cambio en mis compañeros, personalmente sentía que a un tercer espectador seguía siendo la misma de siempre, claro estaba que si alguien me observará con lupa la historia sería otra.

Elizabeth por su lado parecía dedicada a evitar cualquier confrontación.

-”Si me tratas de menospreciar te rajo esa carita de muñeca”

Le grité hace solo unos momentos, aunque no puedo dedicarme todo el tiempo a hostigarla, pues mis deberes se acumulan.

Saque un celular, me había tomado tiempo acostumbrarme a estos aparatos pero tenia algo urgente que hacer.

Neo Ark.

Texte, con cuidado, quedando para poder ver a mi posible mecenas.

Estoy tensa y cansada, no quiero interactuar con tanta miel, es bastante repugnante desde mi punto de vista.

Esta Ellen en mi lista de prioridades así que tomando fuerzas, me levantó para seguirla, aunque cuando pasó a lado de Michael, no puedo evitar mirarlo desafiante.

La pelirroja como todos había mostrado un cambio, aunque ella no había tomado la medicina, este se resumía en su apariencia, que parecía siempre estar arreglada de manera que destacaba bastante su belleza, un suave perfume, apariencia casi impecable, salvo cuando hacían ejercicio por mucho tiempo, y una actitud bastante seductora. Cualquiera que la viera, no pensaría en ella como una piloto sino en una chica que podría lograr fácilmente entrar a la carrera de modelaje.

Eliza estaba exhausta, de ser todavía la estudiante de hace varios meses, habría caído rendida hace mucho, solo que había logrado encontrar su propósito, incluso sus pequeñas investigaciones habían arrojado una diminuta chispa de luz sobre los planes del enemigo.

Aunque su motivo más fuerte estaba a su lado.

Sus pequeños momentos románticos se afianzaron al grado de que con solo miradas, ambas se notaban bastante cercanas, ahora solo faltaba que se gritaran “Somos novias” para que lo suyo fuese más evidente.

-No se, aunque si tienen algo, yo tambien quiero -La pelirroja quería seguir bromeando, aunque también estaba hablando bastante en serio. Solo quiero que nos den un descanso.

Por ironía, la chica seguía usando su móvil, hacía días ese aparato había estado en sus manos frecuentemente y se notaba que tenía bastante experiencia con el, sus dedos volaban sobre la pantalla táctil y podía usarlo incluso haciendo otras cosas.

La rusa asintió bastante frustrada al escuchar a su novia, dejando en claro que ella también quería lo que sea que le habían dado a los chicos, ya que nunca rechazaría algo que la hiciera más fuerte y resistente. - Sí... a nosotras sólo nos quisieron dar una inyección que no servía para nada. - Dijo con cierta ira en su voz, recordando que, como se habían negado, tuvieron que soportar los reproches de Volger, quien no dudó en castigarlas al día siguiente por la supuesta muestra de insubordinación. ¿Qué sentido había en usar una inyección anticonceptiva, si ellas no podían quedar embarazadas debido al hecho de que las dos eran chicas? No tenía sentido. Por eso mismo, la rubia había optado por explicarle que era un desperdicio de dinero, y la capitana se había enojado con ella por negarse a aceptarla. Daba igual, lo que importaba, era lo que había sucedido luego con su querida pelirroja. - ¿Un descanso? ¿Para que nos acurruquemos? - Preguntó cariñosa, en el momento en el que se inclinaba sobre su pareja para abrazarla de lado y apoyar su mejilla contra ella.

No obstante, ante la respuesta de su compañero, Elliot, la joven aguerrida le miró, absolutamente desconcertada ante la explicación del chico. ¿Una sesión de entrenamiento había desarrollado semejante cambio en la resistencia de los varones? No tenía sentido para nada, aunque, tal vez... era posible que fuera una sesión de entrenamiento magnifica nunca antes vista por ella. Además, era injusto que sólo a los chicos les hicieran hacer esa clase de esfuerzo, cuando la rusa deseaba también fortalecerse a sí misma para poder cuidar a Eliza de cualquier amenaza posible. - ¿Sólo un día? Ridículo. Se necesitan varios días de entrenamiento para generar esa clase de resistencia en el cuerpo... aunque... si es tan efectivo... tendré que hablar con el capitán. - Se prometió a sí misma, a la vez que le hablaba a su compañero. Estaba determinada a ser más fuerte, por lo que no iba a permitir que semejante oportunidad se escapara de ella, cuando aquello significaba que podía ser más fuerte que antes. No le importaba el cansancio, ni mucho menos el sufrimiento, sólo le importaba no quedarse atrás en cuanto a entrenamiento, a no ser menos que el resto de sus compañeros. Era demasiado competitiva como para aceptarlo de esa manera.

Su atención volvió a centrarse en su novia, tras quedar satisfecha con la explicación de Elliot, observando lo que ésta parecía estar haciendo con su móvil. Hacía varios días que la mexicana parecía preocupada con investigar todo lo que podía sobre los kaijuus, incluso si no había hecho muchos avances, además de los que hizo en su momento. Era bueno que centrara su mente en sus enemigos, aunque Tanya no deseaba que se preocupara demasiado. Aún así, no iba a molestarla, en lo posible, ya que, cuando su novia estaba concentrada en algo, se veía, sin duda, muy atractiva, tanto que la tentación de besarla en ese mismo momento era bastante fuerte para ella. - Si sigues pensando mucho en los kaijuus, creo que me pondré celosa... - Comentó en broma, en el instante en el que le dedicaba una sonrisa encantadora, antes de besar con cariño la mejilla de su pareja. En verdad, tenía que comprar ese anillo en cuanto tuviera el dinero suficiente, no podía esperar a ver la expresión de su pelirroja en cuanto lo hiciera. - ¿Encontraste algo nuevo? - Preguntó con cierta curiosidad, incluso si la rusa era más amante de la historia, las peleas y los videojuegos... bueno y Eliza, claro.

Terminada la sesión de entrenamiento con la capitana Volger, Michael se retira a las duchas para luego salir del gimnasio a atender sus cosas.

Hiroko, Hellen tengo unos asuntos que atender, aprovechen en descansar y relajarse, ya las veré a la hora de la cena, pues hoy tengo turno en almacén, así que no puedo llegar tarde, de lo contrario la capitana me meterá en rigor. - anuncio con calma mientras me retiro del gimnasio.

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Natasha:

Michael es uno de los pilotos que más me interesa captar junto con Vincent y tu, tengo mucha información sobre cada uno de ustedes, en cuanto a Michael y su pasado puedo informarte lo siguiente:

Él nació en Londres y no tardó en convertirse en la oveja negra de la familia Strauss, pese a provenir de una familia muy acomodada, Strauss siempre a marcado una distancia con ellos.

Él siempre ha sido más cercano con la gente de abajo, su guardaespaldas, Domovoy Butler es su verdadera figura paterna, es un sujeto extremadamente peligroso capaz de aniquilar con las manos desnudas a un pelotón entero de fuerzas especiales.

En la escuela Michael fue uno de los mejores estudiantes, pero siempre tuvo problemas para encajar, pues al pertenecer a una de las familias más ricas del mundo, fue enviado a la mejor escuela de Argentina, rodeado de jóvenes de alta sociedad con quienes Michael nunca empatizó.

Sabemos que incluso estuvo comprometido con Elizabeth Baker, hija del próximo primer Ministro británico, compromiso que él mismo rompió humillándola públicamente, tanto a ella como a su propia familia.

Su primer interés amoroso fue una joven perteneciente a una familia de clase media. Hellen Rodríguez, poco se sabe de ella, pues Domovoy la sacó de Argentina por indicaciones de Michael, destruyendo toda la información sobre ella y su familia.

Nuestros investigadores están tratando de rastrear a esta chica con el fin de reclutarla y usarla para atraer a Michael hacia nosotros, adjunto la última foto conocida de Hellen Rodríguez.

Muy bien, cariño digo, dándole un rápido beso a Michael. Luego me giro hacia Hellen, con una sincera sonrisa en la cara. Yo voy a ir a la piscina. ¿Vienes? La verdad es que Hellen me ha caído bien. No puedo decir lo mismo de Elizabeth. ¿Se dará cuenta Friedrich de dónde se mete? Estoy casi segura que solo está con él por ser de la nobleza.

Me dirijo a la salida, rumbo a mi habitación para ponerme un traje de baño bajo mi uniforme y luego a la piscina, cambiándome primero en los vestuarios donde dejaré el uniforme para luego pasar un rato a remojo.

    No sabia bien si Nosenko se había tomado bien o mal mi respuesta  ... aunque era verdad... solo fue el entrenamiento del Capitán Cifuentes... si hubiera sido otra cosa... lo recordaría...  pero al notar que ésta volvía su atención hacia otro sitio, continuo mi comida sin darle mas vuelta al asunto.

    Mientra estaba en esto, me quedo mirando a Alanya quien también mostraba signos de tener el cuerpo agotado debido a todo este entrenamiento, aun cuando ella pasaba mas tiempo en el Gimnasio que yo ... puede que lo que haya pasado, es que al llevarnos al limite Cifuentes, de manera inconsciente nuestros cuerpos empezaron a desarrollar un nuevo limite que aguantar antes de caer rendidos...  

   Si-si...si lo necesitas Alanya... po-podemos ir a  que va-vayas a descansar un poco a tu habitación... para después, tener la tarde libre... ¿ te parece ? - pregunto torpemente a mi compañera, pero sabiendo que era lo mejor ... ademas... en caso de que ocurra algo, es mejor que los Alferez nos encontremos en buenas condiciones... a nadie le desearía tener que vivir una emergencia Kaiju mientras se sufre dolor muscular...

Claro Hiroko vayamos a nadar, antes que a don intenso se le ocurra hacernos entrenar un poco más. - responde la castaña en tono de broma mientras sigue a Hiroko haia los dormitorios para ir por su traje de baño.

Alanya miró a los ojos de Elliot como si fuera a comérselo, pero al sentirse rodeada por sus compañeros se forzó a retirar la mirada, avergonzada por que los demás pudieran verla así.

Siempre atento, siempre preocupándose por mi... ¡Es que es un cielo! 

Se acercó a su oído. Solo quisiera dejarme caer en tus brazos, pero voy a intentar aguantar un poco más hasta la noche. dijo un tanto nerviosa y quizás con la voz demasiado alta.

Se recompuso. Últimamente le costaba cada vez más relacionarse con otros fuera de Elliot. Le costaba incluso darse cuenta que estaban allí.

- Te acompaño al taller, así me dices cómo van las cosas con Aisling y descanso mientras tú trabajas - dijo con una sonrisa. La verdad es que el taller era como una segunda casa para Elliot y, desde que había dejado los arreglos de Aisling en sus manos, la muchacha a menudo se relajaba viendo trabajar a su chico en el lugar donde más entusiasmo volcaba. - Luego ya decidiremos.

Alanya estaba preocupada por el cansancio que ahora misma la seguía a todas partes y tenía miedo de que su vida íntima con Elliot se resintiera. El taller era lo mejor, gastaría energías de su chico mientras le permitiría a ella recargar un poco. Con suerte podría llegar más animada a la noche.

    El tener tan de cerca a Alanya susurrándome al oído, cuando existían aún en el área miradas que nos pudieran estar viendo, me toma desprevenido sin saber como reaccionar ademas de ruborizarme en el acto ... yo... ehhh... bueno... , lo cual perdura hasta que ella toma una distancia un poco mas natural y propone un posible destino.

   - Va-va...vale ¡taller entonces! - digo retomando un poco la compostura inicial, mientras tomaba mi bandeja y la de mi compañera para ir a dejarla en la zona de limpieza,para luego tomar de la mano a Alanya y partir junto los dos, a la zona del taller, aunque no puedo evitar preocuparme un poco por las energías de Alanya ... igual abría sido mejor descansar un poco en la zona de recreo... o quedarnos un rato por aquí... 

La tensión por las nuevas incorporaciones fue a menos, aunque no desapareció, lo que pasó en el hotel fue demasiado gordo como para olvidarlo. También contribuyó la formación de nuevas parejitas, me alegraba por ellos. A mi no me había entrado el gusanillo o simplemente no había dado con la persona adecuada, pero tampoco tenía prisa ni necesidad, por el momento mi pasión era mi trabajo.

Los entrenamientos intensivos eran agotadores, pero hasta ahora había logrado dar la talla. Ahora lo suyo sería darse una buena ducha, así lo hice y luego… hoy me apetecía buscar un rincón en el que tomar el sol, tal vez falta de vitaminas o a saber…

Ya llevaban dos semanas con las nuevas incorporaciones al proyecto y hasta ahora estaban demostrando ser muy capaces, Hellen se había adaptado y la otra ya había conseguido a una enemiga, aparte de Michell, por lo que no había empezado con buen pie, y no creía, que en el corto plazo se llevase bien con la mayoría de los pilotos, y la situación estaba en calma hasta que llegase la próxima situación de emergencia, por lo que me dirijo a la biblioteca a revisar todo lo que se tenia de los kaijus.

Eliza miro con incredulidad a Tanya.

-¿Celosa por Kaijus? –Entre la broma y la incredulidad, solo pudo reír para terminar con una caricia sobre la mejilla de su novia. Ni en sueños, solo me preocupa descubrir que traman, si podemos darle punto final a esta guerra, nuestro tiempo podemos dedicarlo a las cosas que tu quieras.

Dijo pronunciando esas últimas palabras con un toque de seducción, aunque era una elección abierta, no era difícil entender que esas palabras incluían cosas que solo pueden hacer los adultos.

-Aunque no encuentro nada, es raro, se puede ver ciertos patrones, pero… -Se mordió la lengua, desde sus preguntas a sus superiores, a su búsqueda se había topado con ciertos muros que eran demasiado altos para ser vistos.

Siguió revisando y realizando búsquedas, para desgracia de su nueva asistente virtual, su IA, había descargado programas de terremotos, clima, la NASA, todo eso mas sus búsquedas era para tener alguna pista en concreto.

-Aunque veo que quieres entrenar, igual me haría bien estar a tu altura.

Aunque Eliza tenía tiempo para arreglarse todos los días, robando así las miradas de ciertas personas y tal vez rompiendo corazones al dedicarse por completo a su prometida, la verdad es que estaba cansada por todo el trabajo que les ponían.

Si pudiese ganar resistencia lo haría, aunque eso significase sacrificar un poco más de empeño.

Voy a caer rendida sobre las sabanas esta noche.

Suspiro la pelirroja antes de levantarse.

-Ya se ¿Unas carreritas? Si me ganas te daré un premio, sino me deberás una cena con velas.

Sabiendo que tenía las de perder, fue la primera en salir del lugar.

Si alguien me pagase por ser espía sería mejor, aunque no estoy segura de cómo serlo.

-Ridículo.

Miro el mensaje dándome cuenta de que me acabo de meter en algo serio, aunque tengo que textear, me rindo a la flojera y me decido a enviar un archivo de audio.

-“Conozco parte de la información, pero ¿Qué necesitan que haga? ¡Estoy en una base, así que sean claros! No puedo salir a dar un paseo por medio mundo como si nada.”

Como todos parecen marcharse, también me levanto, tantas parejitas es demasiada miel para mis ojos.

Tal vez ir al taller sea lo que necesito para relajarme.

Algunas facciones del rostro de la foto te parecen ligeramente familiares, pero no estás del todo segura dónde la has visto, pero algo tienes claro, no es la primera vez que fijas tu vista en ese rostro.

Mientras reflexionas sobre la foto recibes una respuesta a tu mensaje.

No esperamos que ubiques a Hellen, ese es nuestro trabajo, pero si logras seducir a Michael y convencerlo de que se una a nuestra causa, te lo agradeceríamos mucho.

No encuentras ninguna clase de patrón, salvo por el hecho de que, en cada ataque, los kaijuus parecen usar tácticas más avanzadas así como perseguir objetivos más puntuales.

Ante el comentario de la pelirroja, no pudo evitar sonreír divertida, antes de reír levemente, contenta de que a su prometida pareciera agradarle lo que había dicho respecto a los celos. En realidad, la rusa estaba segura de que no importaba cuán metida estuviera Eliza en su investigación, eso no le quitaría la atención que ésta usualmente le dedicaba. Tanya la quería demasiado, al punto de que la habría "devorado" a besos, si no fuera que no quería avergonzarla mucho frente al resto de sus compañeros, en especial cuando podría molestar un poco a los presentes, el tener que ver tanta dulzura. Además, no se había olvidado de las palabras de la capitana, tiempo atrás, quien se había molestado al verlas actuar de manera tan directa respecto a su relación, no tardando mucho en recordarles que debían de comportarse como soldados. - Bueno, estoy segura que no sería la única a la que le gustaría eso... - Aseguró con el mismo toque seductor, disfrutando la dulce caricia por parte de su pareja, mientras la miraba a los ojos, completamente embelesada por su belleza.

La preocupación de la mexicana, respecto a la investigación, y al hecho de que no pudiera encontrar algo más de utilidad respecto a los kaijuus, no pasó desapercibida por la rusa, quien la escuchó atentamente, esperando descubrir alguna forma de ayudarla en su pequeño proyecto. No obstante, la joven aguerrida no era alguien que fuera bastante útil para esa clase de cosas, en especial cuando los trabajos investigativos no eran lo suyo. Lo máximo que hacía, en cuanto a leer algo, era sólo cuando leía su pequeña colección de libros de historia, desde la antigua Mesopotamia, así como también algunos de historia japonesa o incluso de la Roma Imperial. Dudaba mucho que pudiera ser de utilidad para buscar información sobre los kaijuus, ni mucho menos descubrir algo que no se conociera hasta ese momento. - No te preocupes, Eli. Ya encontrarás algo. Eres muy inteligente. - Y sin duda más que ella, que poco podía hacer para ayudarla en la investigación. No dudó demasiado en abrazarla con cariño, esperando que aquel gesto sirviera para darle más confianza en su tarea. Sabía que, con su capacidad de programar y crear IAs, sería más que capaz de encontrar lo que deseaba con el tiempo, sólo debía de apoyarla con todo su amor, deseándole lo mejor. Si Eliza no podía, nadie podría, o al menos así lo veía ella.

Aún así, a pesar de su incapacidad de ayudarla en aquella actividad, la rusa se mantuvo en silencio, tan sólo mirando de reojo lo que hacía su pareja, mostrándose ciertamente interesada por lo que ésta podría encontrar. Toda información que pudiera ser utilizada contra los kaijuus, sería bien recibida por los pilotos, por lo que, lo que hacía la pelirroja, no era para nada una tontería. Si había una debilidad general que pudieran aprovechar, aquello serviría para facilitar en gran medida la obtención de la victoria. Sin embargo, mientras observaba con cierta atención, su prometida volvió a expresarse, respecto al deseo de la rusa por entrenar. La joven aguerrida no se demoró en negar con la cabeza, como si quisiera decirle que no había prisa, que prefería ver que Eliza hiciera lo que quería, ya que se conformaba con apreciar su lado serio. No obstante, estaba claro que la mexicana se había decidido a entrenar, por lo que no le quedó mucha opción más que asentir, tras dedicarle una cálida sonrisa, agradecida por aquel sacrificio por parte de su hermosa pareja. - No es necesario que te apresures, aunque bueno... si quieres, no me molesta. - Aseguró de buen humor, contenta de que su prometida deseara entrenarse un poco. - Tú siempre estás a mi altura, Eli. No digas esas cosas. - Le reprochó un poco, dejando en claro que no le gustaba que se subestimara de esa forma. El hecho de que no tuviera el entrenamiento que la rusa tenía, era sólo una cuestión de tiempo.

Al ver que su pareja se levantaba de su asiento, la rubia hizo lo mismo, suponiendo que Eliza deseaba dirigirse al gimnasio para entrenar. No sabía si podrían encontrar al capitán allí para pedirle que las entrenara de la misma manera que había entrenado a los chicos, si bien, al menos, podrían entrenar un poco entre ellas, incluso si no era lo mismo en cuanto al esfuerzo que tendrían que realizar. La propuesta por parte de la pelirroja, no hizo más que acrecentar la sonrisa de Tanya, quien la miró divertida ante la idea, si bien no pudo evitar reírse ante el error de su amada. - ¿Un premio que yo quiera? ¿O tú eliges? - Preguntó de buen humor, esperando que fuera lo primero, si bien tampoco se quejaría mucho si era un premio pensado por su pareja, teniendo en cuenta que le gustaba cualquier cosa que ésta pudiera ofrecerle. - Bueno, no me parece mal. Aunque... te ofrecería esa cena con velas... incluso si pierdes, la verdad. - Comentó divertida, sin duda disfrutando del pequeño error por parte de Eliza, quien nuevamente había pedido algo que la rusa le habría ofrecido sin dudarlo. - Ahora no puedes pedir otra co... - Se interrumpió a sí misma, al ver cómo su prometida salía corriendo del comedor, con la intención de hacerle trampa en la carrera. - ¡Ey! ¡Eso es trampa! - Exclamó sin parecer realmente enojada aunque sí fingiendo que lo estaba, antes de comenzar a correr tras la pelirroja, ya que no pensaba dejárselo fácil.