Partida Rol por web

Me sonrojo notablemente ante lo de héroe. ¿Yo héroe? Solo he sido una tonta que no se fijó en lo que podía salir detrás de ella. Pero no voy a corregirle. Le sonrío y asiento. Será bueno que el mayor esté libre para poder firmar papeles o lo que sea para salir de este sitio. Ya quiero ver a mis compañeros.

Escucho atenta su voz. Suena un poco ruda, pero se nota que tiene bien aprendido el inglés. Porque está claro que inglés no es. Suena como alemán, polaco, alguien de esa zona. Por mi parte, se me nota un acento americano bastante marcado.

Cuando me siento miro al alemán y digo, con una sonrisa en los labios, ¡arre, caballito!*

Lo de arre, caballito arrancó una sonrisa sincera del alférez Von Falkenhayn que normalmente hacía uso de una sonrisa de cortesía, lejos de las sinceras en las que se enseñan los dientes y se arrugan los ojos.

Miró al mayor y esperó instrucciones por donde seguir:

-Mayor, ¿le sigo? - dijo dudando, no sabía si el mayor tenía que hacer papeleo o no.

Von Falkenhayn por favor lleve a la alférez Tanaka al hummer, mientras tanto yo terminaré con el papeleo. - dice el mayor mientras empieza a firmar el papeleo.

Por cierto, no quiero alborotos en el vehículo o tendrán muchos problemas con la capitana Volger. - añade el mayor mientras señala la salida.

En la puerta del hospital los esperaba una enorme hummer lista para transportarlos hacia el hotel.

Sonrío al mayor. Tranquilo, señor, me portaré bien. ¿Vamos, mi aguerrido empujador?

De pronto, parece que me pongo pálida y miro al mayor justo antes que se vaya. Se... señor. Me acabo de dar cuenta que puede que tengamos un problema. Si quiere, espero a que estemos todos en el hummer, pero creo que sé por qué nos ha atacado Leviatán... y si lo que creo es cierto, aparte de confirmar algo que sospechábamos, nos pone a todos en un auténtico peligro. Toda la alegría que pudiera tener por irme del hospital se ha borrado de golpe, reemplazada por un gesto de preocupación. Vale que yo no soy quien mando y eso, pero estamos hablando de mis amigos... si lo que creo es cierto...

Intento relajarme y me dejo llevar tranquilamente al Hummer, esperando con algo de nerviosismo a que el mayor termine el papeleo.

Friedrich estaba apunto de llevar a la pequeña alférez Tanaka al interior del hummer cuando hizo el apunte sobre Leviatán, que no sabía que era o quien era. Se detuvo pensativo y reanudó la marcha hasta la salida y el hummer.

Una vez llegaron se encontró con el imponente vehículo y no era capaz de evaluar si la Alférez podría subir al elevado hummer. Detuvo la silla delante del hummer, abrió la puerta y le preguntó:

-Alférez Tanaka, ¿puede subir sola o necesita ayuda? -preguntó Von Falkenhayn mirando la plataforma de apoyo que tenía ese vehículo para facilitar la  subida, precisamente por su altura

Me levanto de la silla cuando estamos junto al Hummer y observo su altura. ¡Wow! Intento alzar una pierna, pero se queda justo bajo el escalón, sin llegar a subir del todo. Observo a Falkenhayn y estiro mi mano para sujetarme a él, sin decir nada.

Apoyándome en el gigantón, consigo subir sin mayor problema y sentarme. Sé que el asiento de un vehículo no siempre es lo más cómodo del mundo, máxime cuando se trata de un vehículo militar, pero el hecho de estar fuera del hospital, de estar camino de ver a mis amigos otra vez, y sobre todo de poder levantarme de la posición de tumbada hace que se me escape un suspiro de alivio al sentarme en el vehículo.

Miro por la ventanilla. El cielo se ve extrañamente azul, como cuando se pinta en un cuadro. Casi hasta parece irreal. Las nubes me parecen más hermosas que nunca. Incluso el edificio del hospital, tan sobrio, se me hace hermoso a su manera. He estado a punto de no volver a ver esto nunca más, y ahora veo las cosas de un modo diferente.

No quiero que la oscuridad vuelva, pero sé que volverá. Pero espero que sea cuando esté preparada para ella, cuando sea viejecita. No ahora... ninguno deberíamos encontrarla ahora.

Miro a la conductora. Por lo que dijo el mayor, será la capitana Volger. Un simple hola, capitana es lo que recibirá por mi parte, no quiero entrar en detalles si ella no entra en detalles. Siempre me ha parecido demasiado seria.

El alférez Von Falkenhayn no dijo nada cuando la pequeña Tanaka se apoyó en él para subir, y una vez ésta se acomodó en el asiento el alférez cerró la puerta.

Plegó la silla de ruedas con dificultad y la puso en la parte de atrás del Hummer. Echó un vistazo a donde había quedado y se resignó: era la primera vez que tocaba una silla de ruedas, había quedado "bien" plegada. Más o menos.

Subió al hummer por el lado contrario a Tanaka. Cerró la puerta. Se sentó. Se ajustó el cinturón. Miró a Tanaka y le sonrió señalando su cinturón de seguridad. Posteriormente dijo a la capitana:

-Capitana Volger, soy el alférez Friedrich von Falkenhayn. El mayor Chmielecki nos pidió que lo esperáramos dentro del vehículo mientras acababa el papeleo -informó a la capitana sobre las novedades con un gesto de saludo militar.

La conductora se gira hacia ustedes y les devuelve el saludo.

Buenas tardes alférez, creo que me están confundiendo con la capitana Volger ella se encuentra en la base, yo soy la teniente Oreskova, soy la agregada militar en tierra de la iniciativa AEGIS. 

Por favor, póngase cómodos. ¿Desean escuchar alguna clase de música en particular? - pregunta la teniente mientras conecta su móvil al equipo de música del vehículo.

Miro a la conductora al darse la vuelta. Claro que no es la capitana.

Ehm... yo... el mayor dijo... me sonrojo ligeramente por la confusión. ¿Igual se refería a que tendríamos problemas si la teniente hablaba con la capitana? Bu... Buenas tardes, teniente Oreskova. Yo soy la alférez Tanaka, encantada.

Miro a Friederich sentado a mi lado, y decido dejar que sea él mismo quien se presente. Al verlo con el mayor, pensé en alguien de la iniciativa AEGIS, más aún por su ropa, pero no me ha pasado desapercibido el gesto que ha hecho al nombrar a "Leviatán". Repaso a los miembros de allí arriba, y me doy cuenta de lo poco que he convivido con mis compañeros, y con el resto del personal. No, esto no puede ser...

Devuelvo la vista a la capitana. Yo... lo que ustedes quieran. Aunque... bueno... yo soy más de música pop, pero en realidad me gusta casi cualquier cosa.

Miro a la puerta del hospital, nerviosa. Vamos, mayor...

Friedrich reaccionó al equívoco:

-Mis disculpas teniente Oreskova-dijo acompañando con un gesto de la cabeza parecido a una reverencia -el mayor mencionó a la capitana y pensamos que sería ella quien estaría aquí, no volverá a ocurrir.

Ante el ofrecimiento de la música, y ya que la alférez Tanaka no había decidido nada, a él si le apeteció elegir:

-Si pudiera elegir, sería el disco de Radiohead llamado In Rainbows, pero desde la cuarta canción en adelante. Gracias Teniente. -dijo Friedrich quien le apetecía escuchar esa canción y también el resto del disco.

Tras un par de minutos el mayor ingresa al auto y este se pone en marcha hacia el hotel.

Mayor digo, con un ligero gesto preocupado, ¿puedo comentarle ahora algo que he pensado? ¿Puedo hablar libremente de kaijus? esto último lo digo indicando claramente la presencia de la teniente Oreskova y el alferez Falkenhayn, sin ocultar en ningún momento que me refiero a ellos.

Si me dice que espere, no seguiré hablando. Pero, si me da permiso, diré lo que escribo ahora (por favor, si no tengo permiso cuidado con el metajuego).

Señor, voy a ponerle una situación que puede darse y usted valore la gravedad que esto puede suponer. Olvide lo que sabemos hasta ahora de la inteligencia kaiju y plantéese esto:

¿Qué sabemos hasta ahora de los kaiju? Siempre parecían atacar aleatoriamente, hasta que aparecimos nosotros. Entonces parece que siempre nos atacan a nosotros, y con un cierto grado de inteligencia.

Pero, si tenían a un piloto, y toda una ciudad para arrasar, ¿por qué irse así? Porque el kaiju leviatán ya había conseguido su objetivo: DEBILITAR LAS DEFENSAS DE LA LANZADERA digo, poniendo especial énfasis en este punto.

Piénselo: si cuando vayamos a volver a la nave nos atacan, ¿qué tenemos para defendernos? Un mecha bien, un mecha muy dañado, y nada más. Como sea un ataque un poco potente...

Dejo el final de la frase inacabado, pero creo que se entiende lo que temo. Miro por la ventana. No quiero abandonar este mundo tan pronto, espero que valoren lo que digo en su justa medida.

Quizás es una locura mía añado, sin dejar de mirar por la ventana, pero, ¿no sería mejor pecar de precavidos y buscar alguna forma de evitar ese escenario?

El mayor te da permiso para hablar.

Si lo he pensado, de hecho, es por eso que el alferez Von Falkenhayn está aquí, el tiene un ángel categoría titán al cual están instalándole un turbo impulsor mientras hablamos.

Además estoy coordimando con las autoridades locales para que nos brinden apoyo extra, al menos en esta ocasión, para futuras ocasiones usaremos los drones shadow dragon como seguridad extra.

Sonrío al mayor. Pues claro, tonta. ¿Cómo no iban a haber pensado en eso? Me alegra saber que estamos protegidos. Gracias, mayor.

Miro a Friederich y, con voz de vieja gruñona, digo y tú, jovencito, ¿cuándo me ibas a decir que eres un nuevo piloto? Luego lanzo una risotada. Las palabras del mayor han hecho que toda mi preocupación se disipe, y ahora estoy feliz. Otra vez... al menos, de momento...

El joven alférez escuchó con atención la preocupación de Hiroko sobre los kaijus, los cuales parecían mostrar más inteligencia de lo que se podía presuponer. Era un escenario muy posible, es verdad que cuando volvieran a la base podrían encontrarse con problemas para encarar un segundo combate.

No dijo nada y escuchó la respuesta del mayor, le seguía pareciendo un problema, aunque su titán tenía una potencia de fuego difícil de superar, el escenario planteado por la alférez seguía siendo plausible.

Contesto a Hiroko y se encogió de hombros:

-No me pareció razonable hablar sobre si era piloto o no hasta que me presentaran...-hizo una pequeña pausa pero añadió- tampoco el hospital me parecía un lugar adecuado para decirlo..pero sí, pensaba decírtelo o que me vieras montado en el Kurfürst- lo último lo dijo bromeando y con una sonrisa pero lo anterior no. Friedrich tenía en mente esas cosas: no era lo mismo estar aquí, en un ambiente seguro que rodeado de oídos y personal ajeno en el hospital.

Escucho las palabras de Friederich y me giro, con una sonrisa en los labios. ¿Krufrust? no, ehm.. ¿Karfur? No, eso es una marca. ehm... ¿Kruchut? No... jo, no me sale el nombre, jajaja. Y le saca la lengua al alférez.

El resto del viaje lo pasará más o menos tranquila, con conversaciones sobre temas más o menos tribales y alguna que otra broma.