Partida Rol por web

Ambos son conducidos por personal militar de alto rango a una instalación secreta en alguna parte de Europa, los militares se veían batante agitados.

- Los kaiju atacaron el JFK, perdimos a varios pilotos, es imperativo que ese para llegué a salvo al Avalon. - dijo un hombre de edad mediana quien parecía estar a cargo de todo.

- Señor podemos usar la lanzadera 5, de acuerdo a nuestros informes no deberíamos tener problemas para lograr embaracar a estos pilotos, mientras tanto cabo será mejor que verifique que toda la documentación de los nuevos alferez se encuentre en regla. - dice otro de los militares mientras le entrega un par de sobres a otro soldado.

Al poco rato el soldado que recibió los sobres se acerca a ustedes y los conduce a una pequeña sala y les entrega los sobres y un par de plumas.

- Por favor jóvenes firmen estos documentos y enbreve un oficial de alto rango vendrá a escoltarlos a la lanzadera número 5, les agradeceré se den algo de prisa, pues después de lo del Kennedy, estamos en alerta máxima y el tiempo realmente apremia. - dice el soldado mientras espera a que firmen los documentos.

En lo que debería haber sido algo normal, tras haber entrenado a la mañana como hacía todo el tiempo, había terminado en aquella situación de caos que molestó un poco a la chica, quien no pudo evitar chasquear la lengua ante el momento que habían elegido los kaijus para hacer lo suyo. Se suponía que tendrían que haber ido al aeropuerto, si bien ahora se encontraban en una base militar donde todos parecían demasiado nerviosos ante lo que podía ocurrir en aquella situación.

Parecía que les embarcarían, tanto a ella como al chico que la acompañaba, otro piloto, el cual suponía que no era tan bueno como ella, nadie lo era, o al menos eso pensaba Tanya respecto a los otros pilotos. De cualquier forma, estaba claro que debían de actuar de una manera u otra respecto a lo que sucedía, si bien parecía que primero debían de completar unos documentos. Realmente odiaba a la maldita burocracia militar.

- Acabemos con esto. - Comentó molesta mientras tomaba una de las plumas y se disponía a firmar los documentos con tal de aquella molestia terminara y pudieran seguir con lo suyo. No le apetecía tener que lidiar con aquello mientras había monstruos haciendo lo que querían. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer por el momento, más que firmar esos papeles y continuar con su camino. Ella sólo servía para una cosa y en ese instante no estaba en condiciones para hacer lo que se le daba muy bien, mientras que no le dieran lo que necesitaba para ello.

Había estado dando cabezadas durante todo el viaje, de hecho era más frecuente pillarme dormido que mirando por la ventana, tanto que muchas veces me despertaba desorientado. Afortunadamente en los ejercicios no parecía llegar a afectarme, por lo que más bien daba la sensación de tener un gran facilidad para coger el sueño que una enfermedad en si misma.

Así fue que tuvieron que despertarme para rellenar unos papeles, otra tanda en realidad, o eso supuse hasta que comencé a leerlos por encima. Parecía el consentimiento informado para una operación junto a un montón de cláusulas para aceptar el mando militar y mantenimiento de secretos. Por instinto miré a Nosenko que firmaba con rapidez, y cuyo nombre pude averiguar gracias a reconocerlo en el mismo lugar que aparecía el mío.

- ¿Saben que legalmente deberían firmar esto nuestros padres?

Pregunto al hombre que nos los había entregado mientras yo también los firmaba, tras lo cual se los entrego y le tiendo la mano a la chica.

- Kyoga Kashii, ¿Nosenko-san verdad?

Me presento del modo occidental para después intentar confirmar el nombre de la chica, aunque no parecía alguien muy sociable precisamente.

Las primeras palabras del chico que la acompañaba en aquella situación, llamaron la atención de Tanya, quien le miró como si eso no fuera de real importancia para el ejército en un caso como aquel. Al menos a ella no le importaba, le daba igual todo aquello que no estuviera relacionado con la posibilidad de destruir esas malditas criaturas y saciar su necesidad de liberar un poco de tensión mediante la violencia. Si era legal o no, no era de importancia para ella y hubiera imaginado que un piloto como ella habría tenido la misma mentalidad pero parecía que no. ¿A quién le importaba la burocracia?

- Da igual. - Comentó con cierta indiferencia mientras firmaba el último de los documentos y se volvía a enderezar para mirar fijamente al joven que le había dirigido la palabra al presentarse, como si fuera algo que a ella le importara. De todas formas, había sido cordial por lo que había cierta obligación de que ella hiciera lo mismo, por más que no fuera alguien que acostumbrara a hablar demasiado a menos que fuera necesario. Podía ser violenta y un tanto burda con las palabras, en ciertos momentos, pero eso no quería decir que no tratara bien a aquellos que le hablaban con un mínimo de educación.

- Tanya. Nada de apellido, ni honoríficos. Odio esas cosas... Un gusto, Kyoga. - Expresó con cierta neutralidad y sin aparente muestra de alegría por conocerle al mismo tiempo que estrechaba su mano con cierta firmeza y una fuerza un tanto excepcional en una chica. Tampoco le odiaba pero no era como si hubiera muchas cosas que le interesaran a ella y llevaba su buen tiempo establecer una amistad con otra persona a menos que ésta causara una gran impresión en ella.

Sabía la costumbre de los japoneses, debido a su fanatismo por la historia japonesa en cierto período de constante conflicto bélico así como también por algunos videojuegos, de utilizar honoríficos aunque estaba claro que no era algo que a ella le agradara demasiado, siendo la chica tan directa que era. Admiraba el respeto en ello pero también sabía que los japoneses era muy de actuar de manera educada pero dentro pensar otra cosa totalmente diferente... había un nombre para ello pero no recordaba muy bien las palabras exactas en japonés. De cualquier forma, no le gustaba que la llamaran por su apellido, tenía un nombre.

- Odio la burocracia. No deberían de dar tantas vueltas. - Dio su opinión al hecho de tener que firmar documentos cuando había cosas más importantes y ella deseaba seguir su camino.

Tan pronto teeminan de firmar los papeles, entran cuatro soldados fuertemente armados y tras entregarles una pistola a cada uno de ustedes, el de mayor rango señala a la puerta.

Avanzaremos en formación, nosotros cuatro adelante, luego ustedes dos y cerrando la columna iran otros cuatro efectivos, si se les ordena correr, pues lo hacen y punto.

Su seguridad es nuestra prioridad, deben llegar a la lanzadera sin importar nada más. ¿Han entendido? - pregunto el soldado con rostro adusto.

La chica había sido demasiado directa, por lo que su opinión habían quedado suficientemente clara a pesar de que yo no pudiera sentirme totalmente cómodo por ello.

- Está bien Tania-san.

Le aseguro en un término medio que interrumpe uno de los militares autoritarios, el cual no tardaría en tener problemas con algún piloto rebelde, no obstante, en cuanto nos entregó el arma me puse en alerta. ¿A dónde nos enviaban? ¿Qué ocurría en aquella base militar para requerir que lleváranos armas?

- Si señor.

Respondo con dudas ante sus palabras, pero no por la orden recibida, sino por los motivos que la habían provocado.

Al escuchar que el chico volvía a utilizar honoríficos para su nombres, a pesar de que en su respuesta parecía decir que lo había comprendido, la joven no pudo evitar chasquear la lengua antes de soltar su mano, bastante molesta ya que daba la idea de que quería provocarla de alguna manera con aquello. Sin embargo, había cosas más importantes con las cuales lidiar que ponerse a pelear con alguien sólo por la forma en la que la llamaba. Si quería usar honoríficos, que lo hiciera, si bien luego tendría que aceptar que a ella no le gustara y que por ende no le hablara mucho por ello. No le gustaba que le hicieran la contra en esa clase de cosas, pero no había mucho que hacer, teniendo en cuenta que a los japoneses les implantaban esa mentalidad desde que eran pequeños. Maldito adoctrinamiento.

No obstante cuando pretendía decirle algo más respecto a aquella forma de llamarla, aparecieron unos soldados que no tardaron en entregarles una pistola a cada uno, algo que sorprendió bastante a la chica, puesto que ella no estaba muy acostumbrada a utilizar esa clase de cosas, puesto que era más de pelear con sus puños y piernas más que con un arma de fuego, por más que su padre sea un policía. Aún así, sabía que si le habían entregado una de esas cosas, sería por algo y que no había razón para rechazarla, a pesar de que estuviera segura de que no tenía muy buena puntería con esa clase de armas.

- Está bien. Como si fuera a quedarme a disparar con esto en vez de correr. - Respondió con total tranquilidad como si el tono del soldado de mayor rango. Siempre había sido alguien que le plantaba cara a quien fuera y no solía tener miedo a esa clase de cosas a menos que el soldado fuera un escorpión o algún otro arácnido disfrazado, algo totalmente imposible claro. Afirmando su mano derecha sobre la empuñadura de su arma, miró con clara determinación al soldado, esperando a que éste terminara con la explicación antes de comenzar a moverse hacia la lanzadera. No era como si estuviera en contra de la idea, teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban. Aunque no estuviera segura de qué serviría un arma así contra una de esas criaturas... a menos que los atacantes fueran humanos.

- Si. No perdamos tiempo. - Se expresó de manera determinante, demostrando la aceptación a las palabras del oficial, en el momento en el que se preparaba para correr mientras el resto de los soldados les escoltaban.  

Mientras caminan, la tensión puede cortarse con un cuchillo, los soldados parecen bastante nerviosos y dispuestos a abrir fuego ante la más mínima provocación. Los soldados los conducen por un serie de pasillos hasta llegar a un gran hangar.

Al otro extremo del hnagar se podía ver una pequeña nave que apuntaba hacia el cielo, lista para despegar.

Mientras avanzan con paso firme hacia la lanzadera, un terrible estruendo rompre con la quietud del hangar. Una de las parerdes había caído mientras un enorme enjambre de kaijus categoría 0 ingresa al hangar arrasando con todo a su paso.

- ¡Corran a la lamzadera y no se detengan! Nosotros los cubriremos. ¡Soldados! Fuego a discreción. - ordenó el militar a cargo de la operación.

Al principio parecía que los militares tenían la situación bajo control, pues los disparos parecían estar cobrando su cuota, al menos hasta que fueron silenciados y otrosdos soldados salen desde la lanzadera y empiezan a abrir fuego en su dirección.

- ¡Vamos corran nosotros los cubriremos! - grita uno de los soldados mientras un kaiju salta frente a ustedes y les bloquea el paso amenazando con devorarlos.

Estaba claro que la situación era bastante compleja. Se podía notar en la expresión que los soldados demostraban a medida que estos les guiaban hacia la lanzadera con la intención de que estuviera a salvo. La tensión casi se podía palpar, y a Tanya aquello no le agradaba demasiado, más cuando sabía que con una pistola no lograría mucho para defenderse en el caso de encontrarse con un kaijuu. No pudo evitar maldecir por dentro ante semejante situación en la que se encontraba. Tenía que abandonar ese lugar cuanto antes. Si tan sólo tuviera su maldito robot, no tendría miedo a enfrentarse a nada. Bueno, en cierta medida.

Sin embargo, todo momento de molestia, por parte de la joven, se esfumó como si nada cuando aquella pared se derrumbó y aquel enjambre de kaijuus invadió el lugar con total facilidad. Los ojos de la rusa se abrieron ante la sorpresa para luego chasquear la lengua ante el peligro que había surgido en aquel instante. Tenían que correr, no había otra opción, no hizo falta que los soldados lo ordenaran antes de que la rubia hubiera comenzado a correr hacia donde se encontraba la lanzadera, ignorando todo lo demás y concentrándose en su única meta. No iba a permitir que un montón de criaturas la devoraran, claro que no.

- ¡Demonios! ¡¿Por qué tenían que elegir este momento para aparecer?! - Preguntó realmente molesta mientras continuaba corriendo y oía cómo los soldados dejaban de disparar en la distancia, probablemente muriendo uno por uno ante la oleada de monstruos. Ya les daría una paliza a las criaturas luego, por ahora, lo que importaba era sobrevivir, y no había duda de que pensaba hacer eso.

- Mierda... - Maldijo en su mente cuando aquel kaijuu saltó frente a ellos, con la intención de bloquearles el camino y prometiendo una muerte dolorosa. Si la maldita criatura pensaba que podría evitar su escape, estaba totalmente equivocada. Haciendo uso de todo su entrenamiento físico, la rubia corrió hacia adelante con el objetivo de rodear a la criatura con tal rapidez que ésta no pudiera acertar alguno de sus ataques mientras deseaba seguir hacia la lanzadera. Se mantendría atenta para evitar cualquier ataque del kaijuu mientras buscaba escapar de esa trampa mortal.

¡Maldición! ¿¡De dónde habían salido tantos kaius!?

Cierto que la pregunta carecía de sentido ahora mismo que uno de los monstruos se interponía entre nosotros y la lanzadera, pero no por ello dejaba de ser una buena, puesto que daba la sensación de que supieran lo que estábamos haciendo y, que los monstruos fueran inteligentes, era algo muy importante a tener en cuenta... si conseguíamos salir de aquí, claro.

En cualquier caso habíamos recibido órdenes y dudaba que nuestras armas sirvieran de algo contra la criatura, por lo que opté por echar a correr por el lado contrario a Nosenko. Una táctica básica de distracción que haría que la criatura dudara sobre a quién seguir, lo que sumado a que ella fuera mucho más rápida que yo ayudaría a salvar mi propio culo en un primer lugar y luego el suyo al distraer al kaiu con un nuevo objetivo. Sólo quedaba esperar que los militares tuvieran buena puntería y aprovecharan a abatirlo.

Mientras los jóvenes escapan por los flancos del kaijuu, se escucha un potente disparo como el de un cañón y la cabeza del kaijuu explota como un melón maduro.

Los dos soldados que salieron de la lanzadera proveían un excelente fuego de cobertura y sus rifles en verdad eran cosa seria, calibre 50 como mínimo.

Cada disparo terminaba con un kaijuu en el suelo. Sin embargo, la situación distaba mucho de estar bajo control.

Cuando ambos jóvenes pasan al lado de los soldados uno de ellos les dedicadoca un guiño de ojo y una sonrisa.

No permitan que nuestro sacrificio sea en vano, mayen a tantos de esos bastardos como puedan. - alcanza a decir el soldado mientras derriba a otra bestia con su dragonov.

Al ingresar a la lanzadera, la voz del piloto suena por el megafono.

Cinturones ahora, nos largamos. ¡No hay tiempo para presentaciones ni palabras amables! 10, 9, 8, 7, 6,....

Ambos se dejan caer en los asientos y ajustan sus cinturones lo mejor que pueden. - 5, 4, 3, - un rugido ensordecedor llega desde afuera, seguido de una potente explosión.- 2, 1....

La lanzadera despega achcharrando a los tres kaijuus que habían terminado con los dos francotiradores que habían salvado vuestras vidas.

La velocidad del artefacto hace que se peguen a sus asientos como calcomanías. Aquella maravilla de la ingeniería tardo sólo dos segundo en alcanzar el mach 3 dejando atrás la carniceria desatada por los kaijuus.

La lanzadera fue desacelerando lentamente mientras llegaba a la órbita terrestre.

Muy bien chicos ya pueden relajarse, pero no desabrichen sus cinturones o podrían morir. Lo digo en serio, ya perdimos a muchos pilotos hoy, no queremos petderlos a ustedes también. - tan pronto el piloto termina de hablar, notan una pequeña pantalla en la cabina en la cual se puede apreciar siete fotografías, cinco de ellas con una gran "X" roja y una letra "D" debajo del nombre.

Sólo sus rostros nonestaban cruzados por la "X"

Sonriendo complacida, tanto por la adrenalina que aquella situación despertaba en ella, así como por el hecho de que había logrado seguir adelante, evitando a la criatura, debido a su velocidad, Tanya dirigió su mirada hacia adelante, con su objetivo en mente. Llegaría a esa maldita lanzadera y no permitiría que un maldito kaijuu se alimentara con ella. Ni siquiera se había detenido a ver si el monstruo se había comido al otro chico o si había decidido comerse a algún soldado que hubiera sobrevivido a la oleada de criaturas. No obstante cuando escuchó aquel poderoso disparo por parte de aquel rifle, supo que estaban cubriendo su escapatoria, por lo que no perdió un segundo y continuó corriendo, mientras asentía al soldado que había dicho aquellas palabras, cuando pasó a su lado.

- No dejaré a uno en pie. - Respondió de manera fría al sujeto, antes de continuar corriendo hacia lo que sería su escape de aquella trampa mortal. Los soldados estaba cumpliendo su misión y no había mucho que ella pudiera hacer, al menos con esa arma que tenía. No iba a quedarse a morir en lo que parecía sin lugar a dudas un claro suicidio. Se iría de allí y estaría lista para combatir contra los monstruos bajo sus propias reglas cuando se subiera a su maldito robot. No iba a hacer tonterías como hacían los héroes en las películas, eso era para idiotas. Ella iba a sobrevivir. Su rostro no tardó demasiado en mostrar una expresión determinada y seria luego de pasar al soldado, no iba a permitir que la muerte de los mismos le afectara, ellos sabían en lo que se habían metido, tanto como ella.

En el momento en el que ingresó a la lanzadera, con el joven japonés detrás de ella, la rusa tomó asiento con rapidez, colocándose los cinturones incluso antes de que el piloto les diera la orden. Estaba lista para largarse de allí y esperaba que el piloto lo hiciera cuanto antes ya que no deseaba cruzarse nuevamente con los kaijuus bajo esas circunstancias. Cuando la lanzadera despegó, Tanya pudo liberar un suspiro de alivio, luego que el despegue se hubiera completado, más tranquila al saber que no sería la comida de esas criaturas. Ahora podía relajarse y esperar a que llegaran a su destino, todo había pasado, si bien su mirada no tardó demasiado en centrarse en la pequeña pantalla que mostraba varias fotografías de lo que parecían, por lo que suponía la rubia, ser pilotos que habían fallecido, puesto que también aparecía su fotografía aunque sin una gran "x" sobre su rostro. Bueno, estaba claro que aquello era reconfortante... al menos no había muerto de una manera patética y tendría la oportunidad más tarde de hacer pagar a esos malditos monstruos, así como tener las peleas que deseaba.

- La suerte está de nuestro lado. - Le dijo al chico que la acompañaba en aquel viaje, con ese tono indiferente mientras miraba la pantalla, como si aquello no fuera la gran cosa para ella, como si en realidad no hubiera sido suerte sino algo seguro, al menos por su parte. Era claro que la chica tenía cierta confianza en si misma y que parecía distanciarse de ciertas cosas, mostrando una actitud de pocos amigos e incluso fría.

Supe que la estrategia había funcionado al escuchar el sonido del proyectil y el posterior desparrame de un montón de cosas. Aunque no pensaba quedarme y dejar que otro nos alcanzara, por lo que continué corriendo haciendo caso omiso de todo hasta la lanzadera. Por las palabras de los soldados, inmediatamente supe que todos aquí iban a morir, por lo que lo único que podía hacer por ellos era llegar a mi asiento y abrocharme para evitar que quién estuviera pilotando la lanzadera tardara más de lo necesario.

El despegue no tardó en producirse, haciendo que la presión nos aplastara contra nuestros asientos. Apenas un par de segundos después, estábamos a salvo de las criaturas y dejé escapar el aire que había estado conteniendo hasta entonces. La inyección de adrenalina había sido brutal y ahora tocaba volver a relajarse, así podía pensar con claridad, por lo que me volví primero hacia Nosenko que mencionaba algo sobre la suerte. No tarde en descubrir sus motivos.

Los monitores marcaban siete nombres, con sus fotos y una equis nada alagueña sobre cinco de ellos. Nosotros estábamos en esas fotos, así que los otros debían ser más pilotos que no lo habían conseguido. Definitivamente estas cosas empezaban a pensar.

- No mucha, parece que los kaijus comienzan a pensar. No es normal que una lanzadera sufra un ataque justo cuando vamos a subir a ella.

Le aseguro mirando los rostros de los caídos. Era la única opción posible, no podía ser de otra forma.

- Tendremos que avisar de esto.

Añado girandome hacia ella. Seguro que llevaría un mecha de asalto, encajaba con su personalidad.

Las palabras del chico hicieron que Tanya reflexionara un poco sobre aquello. Era verdad que había algo extraño en el comportamiento de los kaijuus ante el hecho de que hubieran enfocado su ataque en ese lugar especial y al final eliminaran semejante número de pilotos. Estaban pensando, de eso no había duda, aunque no parecían la clase de criaturas que usaran mucho la cabeza. Era difícil pensar que aquellos seres fueran muy inteligentes y no se guiaran simplemente por instinto. Sin embargo, había quedado claro que el ataque había sido muy preciso como para ser una simple casualidad, por lo que era algo que debía de ser considerado. De cualquier manera, a Tanya sólo le interesaba una cosa, y esa era pelear contra esos monstruos. Si eran inteligentes, eso sólo haría más divertida la pelea.

- Pienso lo mismo. Aunque no parecía que usaran mucho la cabeza... Da igual, sólo tenemos que matarlos a todos. - Aseguró al final, puesto que la idea de que fueran más inteligentes que ella, o que su inteligencia fuera aumentando con el tiempo, era algo bastante aterrador, algo en lo que prefería no pensar demasiado y simplemente dejarse guiar por su deseo de combatir y dejarse llevar por el frenesí de la batalla. No había lugar para dudas ni temores, eso sólo podía debilitarte a la hora de pelear y ella no quería eso.

- Tú avisas. Demasiado molesto para mí. - No le gustaba tener que dar largas explicaciones a sus superiores ya que eso implicaba que tenía que hablar mucho con otras personas, además de que era un tema que no le interesaba demasiado, debido a lo que aquello significaba, el potencial horror de semejante posibilidad. No era algo que le agradara, para nada. Dejaría que Kyoga se hiciera cargo de esa responsabilidad mientras ella se preocupaba por otras cosas, algo más apto para ella. Lo suyo era pelear, no era buena para muchas otras cosas... bueno, tal vez la historia.

Definitivamente Nosenko era una chica de acción, sólo necesitaría que no fuera del tipo de acción descabezada y supiera cuándo actuar, o al menos cuando seguir las órdenes aunque estas fueran retirarse.

- De acuerdo Tania-san - accedo a su sugerencia - Además tengo la sensación de que me ira mejor de no contrariarte.

Apuntillo e inmediatamente me acomodo para poder descansar lo que pudiera durante el viaje. Quizás tendríamos que salir inmediatamente nada más llegar, por lo que dormir un poco no sería tan mala idea.

​Chicos prepárense vamos a aterrizar en el Avalon ajisten sus cinturones.

La voz del piloto los obligo a acomodarse de nuevo en el asiento, mientras el iniciaba el protocolo de aterrizaje.