Eliza no baja su arma y se mantiene tan marcial como le es posible en aquella situación.
-Hiroko tiene razón, no vale la pena meterse en problemas por alguien así –Le dedico una mirada a la otra pelirroja, estaba claro que a la segunda no le importaba matar a un ser humano. Además, la ley estipula “inocencia hasta probar lo contrario”
Era un ideal que pocos conservaban así que escuchar esas palabras salir de su boca indicaban que ella aun creía en la justicia.
Aunque se mantenía apuntando al hombre, solo desvió su mirada al ver un rostro llegar, la persona que mas estimaba en el mundo estaba presente.
Termino optando por no sacar mi arma.
-Hagan lo que gusten.
Declaro sin mucho ánimo de intervenir, saliendo por el pasillo y al cruzar con Michael me detengo, a Hiroko y el joven les dedico mi pensamiento.
-Yo hubiera jalado el gatillo.
Dicho eso reanudo mi marcha para dejar esas peleas insignificantes de lado y marchar al polígono de tiro.
Salgo.
Alanya sintió una punzada de rabia al ver a la pobre chica ser sometida al mismo tratamiento que les hicieron pasar a todas. Esa tortura para una chica de su edad... una chica que posiblemente nunca antes haya experimentado nada parecido...
Un crueldad
Pero es que para la opinión de Alanya la chica nunca debería haber sido reclutada, tenían que haber esperado a que se desarrollase más. En el fondo no era más que una niña a la que mandaban a la guerra.
El soldado simplemente le daba asco. Había visto muchas bajezas del ser humano, pero aprovecharse de niños estaba ya fuera de todo límite. No consideraba que matarlo fuera una opción, como parecía que otros sí lo hacían, pero esperaba que el peso de la justicia cayera con fuerza sobre ese degenerado.
Retiró la mirada del espectáculo, ya estaba todo en buenas manos y ella sobraba allí. Se cruzó con Eliot y le sonrió.
- Voy a dejar la bolsa en la habitación y a comer algo a la cafetería. - Pensó que el número le iba a quitar el hambre, pero no fue así, más bien al revés. El que hubieran pillado al pervertido le producía cierta sensación de justicia. - Después regresaré a mi habitación, quiero estudiar un poco. Pásate más tarde si quieres.
A la cafetería, como ya ha dicho Alanya, sobra aquí.
No podía negar que no tuviese curiosidad por saber que había sucedido, pero también era cierto que si podía echar una mano lo haría.
Vi a Hiroko y Michael empuñando un arma - ¿Qué sucede aquí? - Instintivamente llevé la mano a la funda de mi arma y le solté el botón de presión que la sujeta, pero aún sin sacarla.
Pero no hizo falta una respuesta pues Michael con sus palabras lo dejó bien claro. Me di cuenta entonces de la situación y fruncí el ceño – Michael… por este tipo no merece la pena que te metan en el calabozo. No lo vale. Deja que se encargue seguridad y lo metan en la sombra una buena temporada – Y era así. Si lo que decía mi compañero era verdad, me daba igual si le metían un tiro, pero Michael no merecía que lo culparan por tomarse la justicia por su mano.
Mis compañeros pensaban igual que yo, me quedé un poco más para ver si las cosas volvían a la normalidad.
Todos se habían reunido en los pasillos, todos menos la nueva compañera que todavía le faltarían unos días para integrarse con el grupo.
Tanya observó la escena con cierta perplejidad. Pensaba que se habían quitado de encima a los traidores, pero no contaba con que alguien pudiera desear inocularle aquella inyección a una niña. De hecho no comprendía nada, la respuesta más obvia la estaban diciendo los compañeros, pero solo era una respuesta, quizá fuera verdad o quizá no.
Se mantuvo al margen, haciendo caso de Hiroko y Eliza, pero se mantuvo alerta por si el soldado intentaba huir. Si lo hacía correría tras el, si había cometido algún delito debería hacerse justicia.
Creo que algunos estáis marcando a Ekaterina, que no está en los pasillos.
No sabía el porque estaba pasando, pero parecía que el soldado estaba intentando algo con la pobre chica, por lo que saco la pistola y me uno a mis compañeros, "un solo paso y te iras en una bolsa" pero había algo que no entendía, a la chica le habían puesto unos nanites, como al resto, lo que no sabía era porque, a mis compañeras lo entendía, eran guerreras y su principal cometido era pelear contra los kaijus, ¿pero una niña de 13 años?, no estaba en la edad de reclutamiento, por lo que no podría ser una guerrera, algo no cuadra.
Las palabras de los compañeros de Michael logran calmar al furioso chico quien relaja ligeramente su posición sin bajar el arma, mientras una serie de pasos se escuchan een el pasillo.
Unos pocos segundos después, llegan varios guardias armados seguidos del capitán McDowel quien observa la escena y les ordena bajar las armas.
Guardias escolten a ese sujeto al calabozo. Ya luego hablaré con ustedes. - dice Osiel dando por cerrada la conversación
Una vez veo llegar al capitán, guardo definitivamente mi arma y me acerco a Michael, poniendo una mano en su hombro. Luego me acerco a la chica, mirando alrededor por si viene alguien de medicina, para que la de un calmante suave o algo.
O-oki...- mientras dejaba de ver la escena para concentrarme en Alanya - yo estaré un rato en taller, a ver que tal anda todo el mundo allí... luego nos vemos mas tarde - con un semblante mucho mas tranquilo y animado al que tenía en la mañana durante la llegada de los nuevos - ahhh... y pídele disculpa a D'arlante por mi, por lo de la alarma me fui antes de poder siquiera beberme el te de manzanilla. - y como todo aquel que pensaba que empezaba a sobrar en el lugar, simplemente seguí mi ruta, evitando que la escena siguiera escalando ahora que ya había llegado un equipo responsable el cual se haría cargo de todo esto.
sin mas, sigo mi camino a talleres.
Con la llegada de seguridad el incidente estaba resuelto. Eliot se iba al taller, ya se verían más adelante.
- Se lo diré. - La guiñó el ojo y le sonrió - Luego nos vemos.
Sigo en la cafetería
Eliza enfundo su arma aliviada de que pasara todo sin que nadie tuviese que jalar el gatillo.
Aquello había alterado sus nervios así que con paso firme camino en dirección de la persona cuya presencia calmaba su ser.
-Tanya… -Con la mirada cabizbaja se enfrentó a la rusa. Disculpa por dejarte sola, quería un momento para pensar en todo lo que está ocurriendo.
Lo del pasillo le recordó que no podía simplemente esperar a que el mundo fuese mejor, tenía que convertirlo en algo por su propio poder.
-Estuve en los simuladores, soy muy agresiva con mis tácticas, me gustaría un consejo ajeno para poder mejorar.
Parecía que todo volvía a estar bajo control. El capitán se hizo cargo y aportó un plus de tranquilidad. Volví a poner el botón de la funda de mi arma en su sitio y mis músculos se relajaron. La justicia se haría cargo de ese tipejo.
Algunos de los chicos comenzaron a marcharse, quizá sería lo más apropiado así que opté por hacer lo mismo – Vuelvo a los hangares, nos vemos – Así que volví sobre mis pasos y en aquella dirección.
Todo sucedió muy rápido. En cuanto acabó se fijó en que Eliza se dirigía hacía ella.
- No pasa nada - dijo con una sonrisa -. Después de todo lo que ha pasado, es normal que necesitases estar sola.
La pelirroja le comentó que necesitaría otro punto de vista para comprobar los resultados de su entrenamiento en simulador.
- Vamos, veamos esos resultados del simulador, para ver en que se pueden mejorar - añadió invitando a Eliza a ir hacia el lugar que ella misma había propuesto.
Salgo con Eliza, tu nos mueves :D
Con los pasillos más vacíos y el pederasta bajo custodia la Dra. Parenti hace acto de presencia y le aplica un calmante a la pequeña Milenka.
Luego observa a Michael de pie y le dedica una mirada amenazante, pero el inglés pasa de ella y se dirige a su habitación en compañía de Hiroko, lo que parece incordiar al nuevo capitán, mientras la doctora sólo deja escapar un pequeño suspiro al tiempo que dice: "Adolescentes"
Ambos podeís notar cierta mezcla de resignación y sarcasmo en el tono de la Dra.
Ya con el problema solucionado, Michael se marcha a su habitación. Por un momento, dudo si seguirle o ir a la mía, ya que fue el mismo Michael quien dijo que no reveláramos lo nuestro a los mandos, pero finalmente me decido a seguirle.
Sin embargo, al acercarme a esa zona, veo la silla de ruedas aún tirada en el piso, como mudo testigo de lo que pudo haber pasado. Aún me estremece pensar que estaba dispuesta a acabar con él. ¿En qué me estoy convirtiendo?
Me agacho y recojo la silla para luego ir al cuarto de Michael. Desde un principio yo me puse como si cuidadora, así que no debería ser raro si llevo la silla.
¿Seguimos en la habitación de Michael?