Partida Rol por web

El disparo de Dido falló por muy poco, pero si ese cylon era como el del hangar, estaría vaciado por dentro de la mayoría de sus funciones. Serían necesarios disparos muy certeros para acabar con él. El centurión siguió corriendo hacia ellas.

¡YAAAAH!

De pronto, el centurión se detuvo ante ellas y estiró su brazo manchado con la sangre de sus víctimas, señalando a Arena y a Dido. Arena giró la cabeza para ver a su espalda el pasillo que llevaba a las escaleras mecánicas y al área de embarque.

Dido... No nos señala a nosotras, sino al camino que deberíamos seguir. Creo que quiere que vayamos al área de embarque con el resto de gente, como indicaba el mensaje de Número Seis. Si no obedecemos, nos atacará.

No sabía a qué se refería Arena con lo de Número Seis, como tampoco sabía qué hacía toda esa gente en la zona de embarque. Al quedarse aislada en el hangar se había perdido parte de la fiesta. Lo que sí sabía Dido era que ni Karen, ni Jisoo, ni Gaheris estaban en el área de embarque.

Me pongo de lado y levanto el arma tal y como he visto en multitud de películas de ranchos y pistoleros. Pongo voz de duraca.

—Si fallo ve a la sala de embarque.

Si muero por lo menos que sea con estilo. Así cuando los habitantes del futuro estudien los restos de los homo sapiens, que digan que éramos una especie con clase.

Apunto cerrando un ojo y disparo.

Jisoo se encontró con una escena desagradable como era ver al camarero intentar golpear a Karen y a Jerry Fallter intentando quitarle el arma a Gaheris. Eso le quitó las dudas que había tenido sobre Platodeus, ahora estaba claro del bando de quien estaba. Comenzó a correr empuñando la porra en dirección al susodicho.

-¡Aguanta Karen!

Todo el que la conocía sabía que Jisoo en la lucha cuerpo a cuerpo no era muy buena, pero al menos quizás permitiera a su amiga encargarse del hombre si este se despistaba al ser atacado por dos frentes. Mientras corría vio el terminal de navegación, quizás todavía hubiera tiempo a trazar unas nuevas coordenadas y huir de allí, aunque antes debía ayudar a sus amigos a pacificar el puente. Mientras seguía corriendo vio una enorme nave, sin lugar a duda cylon, que se acercaba a la Olimpic, el susto casi la hace tropezar y caerse.

¡Por todos los dígitos de Pi!

Si esa cosa los atrapaba estaban perdidos y ella quería seguir teniendo la esperanza de que podían salvarse, por eso concentró todas sus fuerzas en darle un buen mamporro al camarero. Ella había puesto todo su empeño, pero la porra tan solo pasó cerca del hombre sin rozarlo.

 Al ver que Jisoo viene a ayudar a Karen, me concentro en tratar de disparar al doctor, aprovechando que lo tengo a tiro, sin peligro para la nave...

Karen volvió a retroceder y apunto con cuidado con el aparatoso laser. Trato, sobretodo, de no dar a Jisoo. Gracias Jisoo, pero aquí está todo controlado. ¿Qué tal por abajo? ¿Había mucha fiesta? Pero al hablar la enfermera perdió la concentración y fallo estrepitosamente el tiro. ¡MIERDA!

Por supuesto, Dido falló.

Ehm... vale, lo que tú digas. Toma esto-Arena dió su pase de seguridad a Dido-. Si la cosa se pone fea, usa el ascensor.

Todos los ascensores de la sala estaban cerrados, así que no bastaba con poner el pase ante el lector... Dido también tendría que aguantar el tiempo suficiente como para que las puertas se abrieran.

Mientras Arena se alejaba por la retaguardia, el centurión cruzó el área de descanso hasta Dido y le propinó un puñetazo. Fue doloroso, pero no tanto como si la pieza de museo tuviese todos los componentes hidráulicos en el brazo.

La bala de Gaheris se hundió en el torso de Jerry, que ni se inmutó.

Estoy tratando de ser comprensivo... Por favor, id a popa para abandonar la nave. Os llevaremos a un planeta habitable.

Jerry forcejeó con Gaheris una vez más, pero seguía sin ser capaz de arrebatarle el revólver. Por otro lado, Platodeus dejó de atacar a Karen cuando Jisoo se trabó en cuerpo a cuerpo con él. La tubería golpeó los nudillos de la mano que sujetaban la porra. La herida era pequeña, dolía, pero no fue suficiente para que Jisoo soltara la porra. Ojalá no hubiese malgastado todas esas balas con el cylon centurión de museo.

Por el cristal del puente se veía el interior de la nave extraña engulléndoles. En las paredes de la nave resurrección vieron filas de clones de Platodeus llegar hasta el techo. Estaban en el interior de cápsulas, como si estuvieran almacenados.

A Jisoo no le parecía que nada estuviera controlado allí, al contrario, aunque el optimismo de Karen la animó, por supuesto que ella hubiera fallado su golpe y después la enfermera su disparo la volvió a desanimar.

-¡Ya hablaremos! ¡Disparále otra vez!

Aquella gente era tenaz y estaba claro que no se iban a rendir fácilmente. Jisoo aún no sabía como se habían dejado convencer por los cylons aunque sospechaba que les habrían hecho algo durante el proceso de clonación, una especie de lavado de cerebro. A pesar de la superioridad numérica el combate no estaba siendo fácil y Platodeus la golpeó con la tubería en la mano.

-¡AHHHHH!

Estuvo a punto de soltar la porra por el dolor pero hizo un esfuerzo y la mantuvo en la mano, también hizo un esfuerzo por no llorar, ya no solo por el dolor que le habían producido si no por la impotencia que sentía al ver la que la nave cylon comenzaba a engullirles. Y lo que finalmente la dejó boquiabierta fue ver innumerables filas de recipientes llenas de copias de Platodeus.

¡Caspita! ¿Cuantos hay ahí?

Si ya uno les estaba poniendo en dificultades no quería imaginarse todos esos. O hacían algo pronto o estaban perdidos así que volvió a intentar golpear. Pero estaba demasiado pendiente de la nave que se les venía encima como para acertar.

La enfermera no necesitaba que Jisoo le indicara que tenía que disparar, puede que si tuviera que indicarle que se callase. Con cuidado Karen apunto a Platodeus, al Platodeus que tenía delante, no a uno de los múltiples Platodeus que había en el hangar y a los cuales Karen no les había prestado atención. Primero la amenaza directa, el Platodeus que tenía delante y le estaba insultando, luego ya se encargaría del resto de Platodeus.

Levanto su laser y apunto con cuidado a la cabeza de Platodeus, pero decido rectificar y apuntar al pecho que era un blanco más voluminoso y por tanto sería más fácil fallar. Karen apretó el gatillo y en ese momento, en el fulgor del combate, Platodeus agacho ligeramente la cabeza. La cabeza de Platodeus estallo en pedazos como una sandía madura llenando todo de trozos de hueso, masa encefálica y cuero cabelludo. Después de esto voy a necesitar un baño.

 Una vez más, durante el forcejeo, volvía disparar, esperando que la bala hiciera esta ve más daño. Era preciso acabar con esto cuando antes para sacar la nave de aquí cuanto antes...

¡Número Uno!

Tras la muerte de Platodeus, Jerry se quedaba solo. Seguía desarmado, y todo dependía de que fuese capaz de arrebatarle el revólver a Gaheris. Se tomó unos segundos de respiro, parecía que iba a rendirse...

Solo teníamos que evacuaros de la nave para cargar una bomba y lanzar un vuelo kamikaze contra la Battlestar Galáctica. ¿Cómo se torcieron tanto las cosas?

Pero no, volvió a forcejear con Gaheris. Aunque seguía siendo incapaz de lograr su objetivo, esa vez estuvo peligrosamente cerca. Mientras, el escenario del exterior volvía a cambiar. Los clones de Platodeus dieron paso a los de Leoben Conoy, y eran igual de numerosos.

Jisoo se frotó los ojos, le pareció ver un clon de sí misma en una de las cápsulas. Cuando volvió a ver, resultó que todo había sido imaginación suya: el clon de esa cápsula también era de Leoben Conoy.

Karen realizó un disparo impresionante y el camarero murió de forma instantánea, aunque aún faltaba un escollo para tomar por completo el puente de mando y aunque parecía que Gaheris lo tenía controlado el tiempo no corría a favor de los humanos así que Jisoo decidió ir a ayudarle.

-¡Os metisteis en la nave equivocada y estáis en el bando equivocado también, sois humanos!

En realidad no sabía que pensar y aquel sería un debate para tener en el futuro si conseguían salir de aquella. ¿Eran aquel montón de personas iguales humanos? Mientras corría hacia Jerry Fallter los contenedores de la nave que los iba a engullir cambiaron hacia el clon del policía que habían matado en la comisaría y también del activista que había matado Dido en aquella misma nave. Algo llamó la atención de Jisoo, entre todos aquellos Leoben Conoy había una...

-¡NOOOOOO!

No podía ser. Jisoo se frotó los ojos estupefacta. ¿La habían clonado a ella también? ¡¿Cómo?! Cuando volvió a mirar descubrió que los nervios le habían jugado una mala pasada y en aquella capsula solo había otro Leoben normal y corriente. Suspiró con alivio y siguió.

-¡Nadie va a explotar esta nave, ni ninguna otra! ¡No mientras podamos impedirlo! 

Por supuesto Jisoo seguía demasiado impactada con lo que acababa de imaginar como para dar al clon, la porra pasó lejos de su enemigo y quedaba en manos de sus amigos derrotarlo.

Me alegro que Aerena viva.

El nuevo mundo será para gente como ella y como Jisso.

Ese pensamiento funesto se me pasa por la cabeza cuando disparo al zylon y fallo. Otra vez. Maldita sea. El nuevo mundo también podría ser para mí. Morir en manos de una máquina me parece absurdo, tengo miedo. Pero lo prefiero a que me mate otra persona. Podría haber sido peor. Tengo en mente a los que he dejado atrás, quizá pronto vuelva con ellos.

Los móviles dejados en el suelo pasan a mostrar la imagen de la Doctora Godfrey, más o menos. Quizás más arreglada.

Estoy tan decepcionada, Dido. Leoben me habló de ti...

Un puñetazo del centurión hizo a Dido dar un paso atrás. Dido recordaba a Leoben. Era el pirata espacial secuestrador asesino que saboteó la Olympic Carrier al principio del viaje. Leoben murió, no había tenido ocasión de hablar a nadie sobre ella.

...de todas tus posibilidades. Y ahora, mírate. Sufriendo ante un modelo cylon obsoleto.

Oh, cierra la boca, repipi de las trencitas. Nadie quiere oír tus discursitos happyflower-dijo a Jisoo.

Jerry la ignoró y siguió forcejeando con Gaheris. En el exterior, los clones de Leoben Conoy empezaban a dar paso a los de la periodista Danna Biers, a la que dejaron atrás en la nave prisión Reina Astral.

Esta "chica" es imponente ¿Estaría activada cuando vino con la tostadora en el Olympic? Parece que se ha vestido de gala para disfrutar de mi muerte. Intento, como puedo, parecer digna.

No sé cuántos golpes de estos aguantaré. Misntras trato de distanciarme le disparo otra vez al Zylon.

—¿Quién te ha dicho que estoy sufriendo? ¡Si me lo estoy pasando genial!

Y esta vez la bala entra en su cabeza de hierro, rebota y le ha tenido que dar a algo, porque noto chispas como saliendo por dentro.

Sin perder de vista al "cacharro obsoleto" me hago con uno de los teléfonos y me lo acerco para que me vea bien la cara, enseñándole luego al Zylon mientras le intento tocar la moral. Hablo mientras apunto al zylon con la pistola con la mano derecha y con el móvil con la izquierda.

—¿Ves como sufro?… ¡A ver si la obsoleta vas a ser tú! ¿Sabes? No sé cuánto de humano hay en vosotros los clones y cuánto de tostadora pero la verdad es que los de carne y hueso me duráis vastante menos que los de hojalata… Así que… ¿Quedamos? Seguro que tu cráneo suena igual que el de Leoben al romperse.

Jisoo emitió un pequeño gruñido, en parte para expresar la frustración de otro ataque fallado y también para mostrar su disconformidad con las palabras de Jerry le había dedicado. ¡No era ninguna repipi! ¡Y aquellas trenzas le quedaban muy bien! Aprovechando que Fallter seguía peleando con Gaheris volvió a preparar un nuevo golpe mientras veía como los clones volvían a cambiar y esta vez mostraban a los de Danna Biers.

¡Ojalá hubiéramos visto esto antes!

Quizás no hubieran estado en aquella situación, pero aún faltaban algunos. ¿Cuantos diferentes habría? ¿Los habrían descubierto a todos?

-¡Cierra la boca, lame circuitos! -En su mente aquella expresión era similar a un lame culos, pero solamente ofensiva para los clones que seguían las órdenes de los robots. Por supuesto el pensar aquel complejo insulto la despistó de su objetivo principal: darle a Jerry, y por poco acaba haciéndose daño a ella mima.- ¡Mierda!

 Una vez más, mientras forcejamos, volví a tratar de dispararle. Esto ya estaba resultando frustrante...

La enfermera se había quedado en shock tras ver la cantidad de clones que guardaba la nave, pero el disparo de Gaheris la devolvió a la realidad. Apunto con sumo cuidado al negro, no era racista ni mucho menos, la sociedad había avanzado hasta el punto de que el racismo solo se estudiaba en los libros de historia. Pero el disparo fallo otra vez.

Oh, querida... ¿Qué daño haría esa bala si atravesase piel en lugar de blindaje y carne en vez de acero?

Número 6 señaló al cylon. De su cuello saltaban chispas, pero aún así seguía moviéndose y luchando.

Hubo una Número 6 en la nave. Tú la conociste como Shelley Godfrey. Quién le dio muerte fue Oyuyua. Ese centurión es el asesino de Oyuyua. ¿Crees que podrás ganar? ¿En serio crees que tienes la más mínima oportunidad? No fue ningún empate, ni te atrevas a plantearlo así. Oyuyua murió para siempre. Shelley Godfrey transfirió su alma y sus recuerdos a la nave Resurrección, donde se le proveerá de un nuevo cuerpo. No hay manera de que puedas llegar a mí. Y si la encontrases, comprenderías que mi muerte es cambio. No puedes vencerme, Dido. Los humanos no pueden vencer...