Partida Rol por web

Al ver el porro que se estaba haciendo Sara esperé a que terminase de liarlo sólo por ver si de verdad iba a ser capaz de fumarse algo así. Joder, qué práctica tenía la tía. Aún seguía valorando el tema de la cena cuando el mensaje de Manuel llegó alto y claro, y mis ojos buscaron los de mi amiga. Me costaba contener la risa, y su frase fue sólo el detonante de la primera de muchas carcajadas.

Pero aquellas risas se cortaron de golpe. Al ver lo que Shakiro le hacía al Lejía me quedé quieta y callada, con la respiración contenida, expectante y con algo de miedo a la posible respuesta que el ex-legionario pudiera tener.

Asunción escuchó el mensaje de Manuel y miró a Eva para luego mirar a Sara.

- Vaya, sí que te extraña, dulzura. ¿Algo que quieras compartir con el grupo? - se acercó a Sara a toda velocidad y se apoyó sobre la fregona para escucharla mejor. Eso sí que era la bomba.

Luego recordó que Sara hablaba todo el tiempo de un tal Raúl y se sintió algo confundida. ¿Qué será todo esto? ¿Un triángulo amoroso o algo por el estilo?

Shakiro tomó el riesgo con Lejía, a lo cual Asunción no pudo evitar la cara de sorpresa en su rostro.

- De acuerdo, creo que ahora sí lo he visto todo -.

Se acerco al el Pascual dándole un codazo.
-Ya tamos con las chorraas de las niñas, A empezao radio patio.

Fue poco despues que dio un par de palmadas lo suficiente tronadoras para que los de fuera pensaran oir disparos.
-¡¡AVE SEÑORAS!! Tamos a lo que tamos, que se me dispaersan, llevamo ya muxo tiempo perdiendo, hay que vota. ¿Al Shakiro no?-Miro al Lejia y a Pascual, porque estaba cerca de ellos mas que nada.

-Y no sus olviden lo que dije.-Se toco la sen para que la gente hiciera memoria.

-¡No me toques, asqueroso!-maldijo el Lejía quitándose de encima a Shakiro-¿Será posible el tío guarro? Mira, te iba a votar por traidor pero ahora te voy a votar por maricón.

Se acercó a la urna, rellenó su papeleta y la metió con furia por la ranura mientras se frotaba los bigotes con cara de asco.

La acción de Shakiro me deja descolocado. No entendía esa acción.

¿Tan poco atractivo soy que se lanza antes al pescatero que a mi? Ahora entiendo por qué me dejó Raúl... Ah, no, que se fue con esa golfa...

Luego vuelvo de las nubes tras escuchar a Mauricio.

— Por mi parte sí, mi voto va a Shakiro —afirmo contundentemente.

Pascual se había entretenido en entregar la carta de readmisión, que esas cosas llevan su tiempo, y no vuelve hasta que casi está terminado el día. Pero según parece la Eva ya se ha incorporado, y está todo el mundo decidiendo a quien echar. O al menos lo hacen a medias. En parte también se están liando porros, y desde el exterior se oyen los gritos.

- Va una mierda de acción la de ezta noche. Yo que penzaba uzar mi inmunidá zindical, aprovechando que tenía una carta re-admizión pa hacer de zebo y van y echan al Joel. Hoztia puta ya. No ze puede ni hacer planez en la zombra. Y encima ze me dezcontrola la manifa de ahi afuera. Que ezo ni tiene dizcurzo de claze ni tienen na. A ver, al zaraza el Zhakiro, ¿no? Po vamo' a votar. A ver zi ze acaba ya ezto, cohone.- El sindicalista está enfadado con el mundo en general. Quizá por eso ha caído en el heteropatriarcado reinante en la sala y se ha sumado a insultar a shakiro. O quizá fuera un machirulo de izquierdas de por si. Tampoco hay nadie en el interior para juzgarle.

Poco después una nueva voz sonó a través del megáfono, desde el exterior. Se trataba en este caso del Seta.

-Mauricio, soy el Seta. Aunque no te fíes mucho de mí hay una cosa que te quiero decir. No sé quien me echó ayer de aquí, pero si fue un infiltrado, éste podría ser Damian. Casualmente me defendió diciendo que creía en mí y quizá me echó para que no sospechara de él por esa razón. Si no ha sido un infiltrado el que me despachó, nada, pero por si acaso vigila al Pascual. Ni siquiera sé si confías en mí o no, pero yo sí que te doy el mensaje porque creo que de todos los presentes tú eres del que más me fío yo, hayamos tenido trato durante esta crisis o no.

Las palabras del Seta por el megáfono me vienen por sorpresa.

— ¿Que yo he dicho que creía en ti? ¡Pero serás mentiroso, hijo de puta! —empiezo a gritarle al altavoz, aún a sabiendas de que no me escucha— ¿Cuando he dicho yo eso, gilipollas?

Podían llamarme maricón, invertido o enfermo... pero mentiroso... por ahí sí que no paso.

Intento serenarme. Miro a los demás.

— ¿Cómo se supone que voy a defenderme ahora de esto? Osea, seguramente me voy a ir a la puta calle porque un subnormal pone palabras en mi boca que no he dicho...

Me dirijo lentamente a mi bastión, mi fortaleza y, mientras me apoyo en la pared, empiezo a dejarme caer para, seguidamente, llevarme las manos a las sienes.

Mauricio se sorprendió de que alguien se dirigiera a él, si en el fondo se le quiere y él lo sabe.

-Nah!!!! no te me ofendas mariquitilla, que del Seta ya nu nos creemos na, que era el primer infiltrao del LILD y quien ha echo toa esta jodienda de lo ultimoss dia. Ademas depue de lo que dijo el Joel sobre nutilizarte, y aun asin aver tenido dos expulsiones, su argumento se quea invalidao vamo, creo yo.-Se rasco la nuca, algo de roña quizás o la conciencia que le pedía salir.

Levanto la cabeza, mientras permanezco sentado, mirando a Mauricio.

— Gracias, tío.. —cojo aire— La verdad es que esto me supera...

Me levanto poco a poco.

— Llevamos días encerrados, obligados a acusarnos los unos a los otros... Vamos a terminar locos...

Cojo unos de los fuets y, con rabia, le meto un bocao, sin pelarlo; a pelo.

— Fiento... fiento que me hayáif vifto gritando e infultando... Me ha puefto de lof nerviof el fubnormal efe...

Engullo el trozo de fuet.

No mucho después es la voz de Saray la que sale por el megáfono, llegando desde el exterior.

Ayer la shorra de la Kangaskhan hizo un Trapicheo conmigo, y ahora ya estoy libre del contrato que me ligaba con el DIA y que me obligaba a ir despidiendo. ¡Me engañaron, por el amor de Arceus! Readmitidme al amanecer, así no habrá riesgo de usar el Truco con los infiltrados del LIDL que puedan quedar. No quiero volver a manshillar el sacrosanto templo que es este nuestro Mercadona. ¡Tened piedad de esta pobre shoquete!

El chirrido del megáfono volvió a sonar, pero esta vez nadie habló a través de él. En lugar de eso empezaron a escucharse los berridos incesantes de un bebé, taladrando los oídos de los presentes con sus gritos y llantos tan agudos y constantes como desagradables.

Y los minutos pasaban y el bebé seguía llorando y llorando sin que pareciese tener intención de detenerse.

Después del mensaje de Manuel y las risas subsiguientes continué pensando sobre la cena, y me quedé tan embobada que hasta casi el último no llegué a votar. Cuando me di cuenta de lo tarde que era fui corriendo a la urna, escribí un nombre, y lo metí dentro.

- A ver si salimos de una vez de aquí. - Comenté antes de dirigirme a Damián. - Es verdad que la palabra del Seta no vale mucho. - Le dije. - Pero ni dentro, ni fuera.