Escuché la respuesta de Sara y mi mirada buscó el suelo, sintiéndome un poco mal al imaginar a Mauricio tomándose a las malas algo así. Y además a Sara era yo quien la había puesto en esa situación comprometida.
- Puedes... ¿Puedes decirle algo de mi parte? - Le pedí bajando un poco el tono de voz. A pesar de que me sentía débil me puse en pie, acercándome a mi amiga. - Dile que lo siento, ¿vale? Que no quería meterle en este marrón, que es un tío de puta madre y que si dije que sí a los del Lidl fue porque me prometieron que si les ayudaba cuando todo terminara contratarían a mis amigos, y yo estoy cansada de que tú y él paséis apuros. - Expliqué con sinceridad. - Díselo, ¿vale? - Traté de asegurarme. - Y que no voy a dejar que la Asun vaya a por él, que ya la he convencido para que en lugar de eso le contraten del Lidl a él también, y que si no quiere gastar su hoja yo misma la despediré esta noche para que no nos la juegue después.
- Tía, la Asun me ha echado la bronca. - Conté a Sara después de las votaciones. - Así que le he dicho que había votado a Damián y que te había convencido a ti, pero que nos han cambiado el voto a las dos.
- Con Paquito de vuelta estamos decidiendo si esta noche van a por Damián y Lejía o a por Damián y Pascual, y yo iré a por Asun. Mañana salimos de aquí seguro.
- Joder tía, lo siento. El muy hijo de puta ha cambiado mi voto - . Sara estaba muy cabreada y casi convencida de que había sido el Pascual.
- Tía, tiene que haber sido el puto sindicalista. Si no, ¿por qué hasta que no volvió no había pasado? Ayer fue a la Asun y hoy a mi - . La joven estuvo durante unos minutos en silencio. Se había encendido un cigarrillo y se lo estaba fumando, cuando la Eva le dijo que la Asun se había enfadado.
- Que la jodan. A ver si el Mauri la echa y no tenemos que preocuparnos de ella. No me fío, ¿y si te traiciona y en vez de a por alguno de ellos va a por el Mauri? - Sus labios formaron una mueca al valorar aquella opción. - Oye tía, ¿cómo que ha vuelto el Paquito? ¿Qué coño os ha dicho? -
Me quedé callada, escuchando a Sara mientras ella hablaba. No podía evitar descentrarme a veces y que se me fuera la cabeza, pero a ella me esforzaba en prestarle atención. Después de todo era mi primera amiga de verdad.
- No te preocupes. - Le dije con un tono de voz cargado de sentimiento mientras me acercaba para coger su mano. - Ha sido mi primer voto y me alegro de que haya sido contigo. - Aseguré mirándola a los ojos marcando más el sentimentalismo del momento, bromeando sobre el asunto. - Me estaba reservando para alguien especial, y aunque sé que no era tu primera opción... - Dejé caer antes de encogerme de hombros. - Bueno, siempre lo recordaré como algo precioso. - Acabé con los ojos humedecidos y una pequeña sonrisa, entre tierna y nostálgica, antes de separarme de ella.
- ¿Qué, cómo me ves? - Pregunté entonces en un tono más alegre, emocionada al pensar que me había salido bien. - ¿Como para empezar en la serie pronto?
- Yo no creo que haya sido Pascual. - Retomé entonces. - Creo que ha sido cosa del Lejía. También le cambiaron el voto a Aicha hace unos días, cuando votó a Manuel, ¿recuerdas?
- Y por Mauricio no te preocupes: le he metido miedo a la Asun y le vamos a hacer el contrato esta noche. Le he explicado que Mauricio sospecha de ella, y que si vamos a por él se readmitirá a sí mismo y las despedirá a ella y a la Justi después, así que le quiere en el Lidl para que use esos papeles en nuestro beneficio. - Comenté antes de empezar a buscar por las cajas algo que comer. - Está chupado.
- Ya han aceptado del todo. - Aseguré a Sara cuando nos reencontramos. - Asun irá a por Lejía y Paquito a por Damián, y la oferta para Mauricio será esta noche. - Enumeré antes de darle un abrazo. Estaba un poco nerviosa porque era la primera vez que iba a salir yo. - Y yo la echaré a ella, y con ella se irá la Justi. - Afirmé inquieta. - Nada debería salir mal.
Sara estaba nerviosa, a la vez que emocionada. Tenía ganas de que todo terminara y poder salir de allí. Lo primero que haría sería ir al McDonalds y pillarse una Big Mac, adoraba esas hamburguesas. Se pillaría unas patatas, de esas que parecen de plástico y una coca-cola enorme.
Tras eso iría a su casa y se daría una ducha. Por fin podría cambiarse la ropa interior. Estaba usando salva-slips para que las braguitas no olieran tanto, pero igualmente se sentía muy incómoda.
Pero a pesar de todo eso, estaba contenta de que el Mauri por fin tuviera un trabajo.
- Tía, gracias por todo lo que estás haciendo por el Mauri. Él está un poco mosca, pero cuando vea que tiene curro, seguro que se le pasa - . Se mordió el labio. - No le diré nada hasta que tenga el contrato en la mano, así será una sorpresa - . Le dijo y sonrió, emocionada. - Todavía no me ha dicho si usará el puto papel para echar a la Asun. Si lo hace, ¿a por quién irás? ¿a por el Paquito? -
Sonreí de manera sincera cuando Sara me agradeció lo de Mauricio. Para mí no tenía importancia, sólo me daba rabia no haberla enchufado a ella antes, pero es que el Seta y Shakiro habían pasado tres kilos de lo que habíamos hablado. Si Paquito no hubiera sido despedido aquel día todo habría sido distinto.
Luego, cuando me preguntó si iría a por el chaval, simplemente negué con la cabeza.
- Es fácil que Paquito caiga en las votaciones. - Expliqué. - Pero no creo que llegue a entonces. La Asun nos ha contado que Damián puede echar con él a alguien al ser despedido, así que supongo que echará a Paquito. Así que si la Asun no llega a la noche supongo que iré a por el Lejía, que si no estoy equivocada con él es el único que nos puede fastidiar las votaciones.
- Si no me equivoco - Anuncié entonces. - mañana sólo quedaríamos nosotros tres y Pascual. - Enuncié, sin poder evitar sentir un poco de pena ante la idea de marcharnos de este almacén. Tenía ganas de pedirle a Sara que me prometiera que seguiríamos siendo amigas después, pero no quería que pareciera que dudaba de ella. Además, con este humo mágico tan fantástico seguro que me lo prometía, fuese cierto o no.
Aquella mañana, Sara se presentó emocionada en el almacén donde se reunía con la Eva. Llevaba una botella de champan en la mano y la abrió delante de su amiga, sirviendo dos vasos de plástico.
- Tía, ¿qué coño ha pasado esta noche? Joder, están todos en la puta calle - . Se echó a reír y le tendió uno de los vasos. En el otro almacén tenía otra botella guardada. Tenía pensado pillar una buena mierda. - El Mauri ya me ha dado la noticia. Está emocionado aunque le cueste reconocerlo - . Miró a su amiga y sus labios dibujaron un pequeño mohín. - Le he pedido que traiga al Iker. Entonces todo estará genial y podríamos salir los cuatro juntos. ¿Te imaginas? El puto Mercadona cayendo ante los del Lidl y los del Día. Los dos juntos haciendo piña - Y sus amigos juntos. Era lo que más deseaba, poder ayudar al Iker, al igual que había hecho con la Eva y el Mauri. - ¿Puedes ayudarme a convencerle? -
Perdona mi ausencia. Estuve unos días bastante out >.<
Cuando me reuní con Sara estaba pletórica, encantada de que todo hubiera salido tan bien.
- Lo hemos hecho genial, ¿verdad? - Pregunté de manera retórica tras sus primeras palabras con una enorme sonrisa. Brindé con mi amiga sorprendida por el gesto del champán pero sin poder encontrar un momento que mereciese ser celebrado más que ese. - No me ha dicho qué le han ofrecido los del Lidl, sólo que tiene hasta seguro dental. - Le expliqué con los ojos brillando de alegría. - Nunca le había visto tan contento.
Después, cuando empezó a hablar de lo de Iker una sesgada sonrisa se formó en mis labios y alcé la copa, como si hubiera un motivo más para brindar. - ¿No prefieres que readmita al Manu? - Pregunté mientras esa misma sonrisa se ampliaba. - Necesitará curro para pagar el anillo de vuestra boda. - Comenté antes de echarme a reír, disfrutando de la situación de estar a solas una vez más aún sabiendo lo poco que quedaba para que nos marchásemos de allí.
Sara estaba dándole un buen trago al champán, cuando escuchó lo que la Eva decía del anillo. Tragó el contenido de su boca tan rápido, que éste se fue hacia el otro lado.
- ¡Oh! Dios... Jo... Cof cof cof - Empezó a toser y se puso la mano delante de la boca, intentando controlar la risa que empezó a sacudir sus hombros. - Joder tía cof cof cof... Jajajajajajajajaja cof jajajaja cof cof Mierda, hostia... Jajajaja... - Poco a poco empezó a controlar el ataque de tos y de risa y miró a su amiga con los ojos rojos. - Que cabrona que eres - Le dijo finalmente y volvió a echarse a reír.
Cuando entre los tres empezamos a decirle a Pascual que fuese donde el Bulldog me sentí por primera vez como parte de algo. Vale que quizá estábamos siendo un poco crueles, pero aún así era inevitable sentirme en parte bien. Era más o menos como aquí, con Sara, riéndome de lo de Manuel. Es que el pobre parecía tan, tan... No encontraba ni las palabras. Tan algo que era imposible no reírse un poco.
Me encogí de hombros con naturalidad hacia mi amiga, contenta de estar al fin segura de que nadie iba a despedirla. Hacía mucho que me había propuesto que ella conservarse su trabajo, y juntas lo habíamos conseguido.
- Bueno, tía... - Le respondí aún riéndome. - Tendrás que pensar qué hacer con él. - Le recordé. - O podemos salir por otra puerta y que se quede ahí esperándote, como veas. Pero anda que no molaría que las cámaras grabasen el momentazo...
- ¿Por otra puerta? Que va tía, si estás a mi lado no me da corte y puedo enfrentarme a sus chorradas - . Sara alzó suavemente las cejas. Por un lado quería ponerle en ridículo. Se había pasado de la ralla y quería pararle los pies. Pero por el otro, en el fondo le sabía mal. Sabía que sus intenciones eran buenas. Pero joder, le había dicho que lo hablarían, ¿qué coño hacía?
Suspiró, negando con la cabeza, y se bebió el contenido del vaso de un sólo trago. Por fin iba a poder volver a casa y cambiarse las bragas. Era lo que más deseaba.