Partida Rol por web

Pienso por un momento mi respuesta mientras me rasco la parte de arriba de la cabeza insistentemente.

- Joder, pues no tengo ni nidea. Estoy completamente perdido ahora mismo¹. Ya no se de quién confiar. Entre todo este jaleo, alboroto, infiltrados de todas partes, gente rebuscando en las taquillas... ¿Quién tiene razón? ¿Quién es quién?... joder, necesito un ibuprofeno. -

Pero en lugar de medicarme para la incipiente migraña, extiendo el brazo y agarro otra cerveza tras devolverle el peta a Sara.

- ¿Tú qué crees? ¿Crees que hay más de dos grupos de infiltrados? ¿Y sospechas de alguien? -

- Ni puta idea, tío - Sara cogió de nuevo el peta y se lo llevó a los labios, dándole un buen tiro. - Lo que sí que sé es que la Sholi, Lourdes y Eva no tienen nada que ver con los infiltrados. Están limpias. Imagino que la Asun tampoco lo es, acertó con el ruso y ha provocado represalias y la han echado esta noche. El Mauricio creo que también está limpio y del resto, ni puta idea - . 

Le dio el último tiro al peta y cogió una cerveza. - Por cierto, ¿qué habilidades tienes tú? Parece que todos pueden hacer algo. Yo te invité a ti y le di las llaves de otro almacén a la Sholi y a Lourdes - . Una sonrisa bailó en sus labios. - Ahora el crío ese tiene a dos mamás y no está tan desentendido - .

Acepto el peta mientras escucho atentamente los descubrimientos que ha hecho Sara.

- ¿Habilidades? - pregunto con genuina sorpresa.

- ¿Yo? - pienso por un momento - Pues aparte de saber Euskera y conocerme todos los episodios de Star Trek, no se me ocurre ninguna. - Digo con toda la sinceridad del mundo.

- No, no tengo ninguna habilidad - pongo cara de triste.

- ¿Tú sí o qué? -

Hago una larga pausa para fumar y, antes de darle tiempo a Sara para que conteste prosigo.

- Bueno, a menos que consideres el pluriempleo como una habilidad. - confieso - Pero es que sin la nómina extra del Dia no llego a fin de mes ahora que me he mudado aquí a Prosperidad. -

Las palabras de Iker pillaron por sorpresa a Sara. Se quedó mirándole, sin dar crédito a lo que acababa de escuchar. No, no puede ser, joder macho, tú no. Su rostro había palidecido y por un momento se sintió en el borde de un precipicio, mirando hacia el vacío y con el corazón atronando dentro de su pecho.

Se quedó en silencio, sin saber qué decir, ni siquiera cómo reaccionar. Habría metido la mano en el fuego confiada en que Iker no sería capaz de hacer algo así. Era un tío de puta madre y estaba jodiendo a sus compañeros. 

Sus pupilas empezaron a humedecerse, pero rápidamente pestañeó y se llevó el porro a los labios. Éste ya se había apagado, así que cogió el mechero y volvió a encenderlo mientras iba sintiendo como su cuerpo empezaba a reaccionar.

- Si necesitabas pasta habérmelo dicho, tío - Empezó a decirle, sin pensar que antes de toda esa mierda apenas habían hablado. - Joder macho esto es una puta mierda -. Volvió a darle otra calada y respiró, tranquilizando los latidos de su corazón. 

- Cuenta conmigo. No pienso darte la espalda - . Le dijo finalmente y levantó la mirada, clavándola en los ojos de él. - Pero tienes que confiar en mi, como yo lo hago en ti, ¿vale...? Saldremos juntos de esta - . Se acercó a él y le abrazó, apoyando la cabeza en su hombro. - Eso sí, a la Eva no me la toquéis. Haré cualquier cosa por defenderla. Tú y ella sois mis mejores amigos y si hace falta saco las uñas por vosotros - .

- Gracias Sara - comienzo - pero la vieja - digo refiriéndome a Justina - me obliga a desvelar en público, de alguna froma que aún no comprendo, quién soy y qué habilidades tengo. -  

Hago una pausa para abrir una botella de patxarán. Hay que empezar con algo fuerte, pues no creo que me queden muchos días en este supermercado.

- Así que no he podido hacer otra cosa. - 

Me bebo media botella de trago.

- ¿Cómo que te ha obligado? -

El rostro de Sara había palidecido. Se sentó de nuevo en el suelo, sin poder apartar la mirada de Iker. - Tío, no lo entiendo. La vieja hablaba por hablar, intentábamos quitarle importancia. No... no entiendo por qué se lo has dicho - . Se calló y se mordió el labio. No sabía qué podían hacer para conservar los trabajos, ahora que Iker había dicho quién era en público irían a por él. Y ella no iba a dejarlo solo, era su colega, eran BFF hasta la muerte.

- Eva también caerá con nosotros - . Tragó saliva y volvió a mirarle. Se sentía culpable por meter a su amiga en eso, pero ella no aceptaría que le pasara algo. Sus pupilas se desprendieron de las de Iker y bajaron hasta detenerse en la botella que él todavía sujetaba. - Dame un trago, anda - Se estiró desde donde se encontraba y le cogió el patxarán. Lo elevó ligeramente, como si estuviera brindando, y se lo llevó a los labios, dándole un buen trago. Tras eso bajó la botella, dejándola de nuevo cerca de él y se frotó los ojos.

- Está que te cagas de fuerte - Le dijo, aunque ya no se reía como hacía un rato.

Había estado pensando en la vieja. Cogió un chicle del bolsillo. - A ver si me entero. ¿La bruja esa ha hecho algo para que tú te delates? ¿Te ha drogao o algo? - Le preguntó mientras desenvolvía el chicle y se lo llevaba a la boca. Sacó otro y se lo ofreció a Iker. - ¿Quieres uno, tío? - 

- Ni puta idea chica - le contesto a Sara mientras alargo el brazo para alcanzar un chicle.

- Sólo se que me ha mirado y me ha obligado a desvelar mis... habilidades¹ - Me encojo de hombros - No lo entiendo muy bien. Su mirada severa me recordaba a mi Amona, supongo que no pude resistirme ante el recuedo de su ajoarriero -

Vuelvo a darle un trago al Patxarán.

- ¿Eva? - niego con la cabeza en un gesto de desesperación. - Pfff, joder que puta liada. -

- Hija de puta. Esa vieja es una puta amargada que no tiene otra cosa que hacer que pasarse el día rascándose el potorro en el super - . Sara apretó con fuerza los puños, imaginándose que tenía a la Justi delante de ella y podía patearle en todo el coño.

Tras unos segundos conteniendo el cabreo que llevaba, Sara pestañeó y volvió a mirar al Iker, asintiendo con la cabeza. - Sí, los dos sois mis colegas. Ella me entregó una llave y nos vemos en un almacén como este. Y sé que me defenderá hasta la muerte, como yo haría por cualquiera de vosotros dos. Esto se lleva aquí dentro, ¿sabes? - Al decir eso, se llevó el puño al pecho, en la zona donde ella creía que estaba el corazón.

Tras unos minutos en silencio, en los que Sara estuvo con la mirada perdida, suspiró y volvió de nuevo su atención hacia Iker.

- Todo ha sido culpa del puto chino. ¿Por qué coño ha cambiado los otros nombres y el tuyo no? Por culpa de esos putos chinos van a ir a por nosotros - . Sus labios se torcieron en una mueca. - Tío, dime quienes están también pluriempleados. Ahora estamos solos en esta mierda y tenemos que unir nuestras fuerzas para salir de esta - .

Me quedo mudo ante la propuesta de Sara.

- Joder, me está pidiendo que delate a todos los demás pluriempleados... - pienso mientas cierro los ojos tratando que el patxarán haga su efecto de despejarme la mente - ... pero por otro lado, si queremos salir de aquí manteniendo el trabajo, es la única manera. -

Realizo un par de respiraciones profundas y abro los ojos.

- Sólo conozco aquellos que trabajan en el DIA. Si, como parece, también hay empleados del LIDL, de ellos no tengo noticia más allá de el Seta. -

Hago una pausa y me incorporo para ponerme a caminar en círculos, evidentemente nervioso.

- Está claro que el ruso era uno de los nuestros - comienzo - y... Miriam también - concluyo.

Al ver lo nervioso que se había puesto Iker, Sara se incorporó y se le acercó. Apoyó una mano en su brazo y lo miró a los ojos mientras una suave sonrisa se perfilaba en sus labios.

- Sí, Miriam lo sabía. Ella se lo dijo al chino en el otro almacén y la Eva lo escuchó - Por lo que él decía, sólo eran ellos tres. - ¿Sólo estáis vosotros tres? - Se quedó un segundo en silencio, intentando ordenar sus ideas. - A ver, por lo que sé, el Mauricio tiene una hoja de esas de despido y creo que otra de readmisión. Eva se las copió, por eso la usó contra el ruso - . Arrugó ligeramente el ceño. - La Sholi es la que ha traído de vuelta a la Asun. Por lo que sé tiene dos hojas más de esas. Pero ella en verdad lo que hace es robarle a los despedidos. Creo que una de esas hojas tiene su nombre y el de la Lourdes, a sí que si las echáis seguro que vuelven - . ¿Y qué más? Sara tenía la cabeza hecha un lío. 

Niego lentamente tras atender con cuidado a todas las explicaciones.

- Joder, todo chichifú tiene hojas de despido de esas al parecer... - 

Vuelvo a suspirar largo y tendido.

- No. No sólo tres. Hay una cuarta infiltrada... - las dudas se agolpan en mi cabeza. ¿Qué ocurre si desvelo el nombre? Por lo que parece, mi caso está perdido y seguramente tenga que volverme a Oñati, pero no puedo vivir con la carga de arrastrar al pozo del paro a otras dos personas... qué hacer... qué hacer...

- La Pokemon... - digo finalmente en un suspiro.

Vuestra amistad dio fuerzas a Sara para arrebatar el documento con el que el viejo pretendía expulsar a Iker y lo rompió allí mismo delante de todos, salvando a su amigo del despido. Sin embargo, el Bulldog al marcharse los fulminó a ambos con la mirada, como si notase que algo raro había ahí entre ellos. Probablemente no podrían repetirlo una segunda vez.

Sara había hecho todo lo posible por defender a Iker, pero parecía que las cosas se ponían más difíciles. Quién iba a decir que los putos viejos sabían utilizar el internet. Ahora ya no podía seguir insistiendo en que Iker no había dicho lo que todos creían haber entendido. Hasta el Manu estaba en su contra.

- Lo tenemos jodido - . Dijo forzando una mueca. Había conseguido salvarle una vez, pero al día siguiente ya no podría hacer nada más.

Miró a Iker y le cogió de la mano. Entendía por qué lo había hecho y no tenía nada que recriminarle, aunque en ese momento sentía como si tuviera una enorme losa sobre sus hombros y eso la hundía. No quería perder el trabajo. El Raúl no la había llamado desde que estaba encerrada y el miedo a que la estuviera engañando había ido germinando profundamente en su interior. Si era verdad, ¿qué podía hacer? No quería regresar a casa de su padre y si no trabajaba... Mierda, todo esto es una puta mierda. 

- No se me ocurre nada para salir de esta y lo jodido es que a la Eva se le ha metio en la cabeza apoyarme y hará cualquier tontería para que no me echen - . Se mordió el labio y levantó la mirada, entrelazándola con la del joven.

Sara estaba preocupada por Iker. Desde que le habían acusado había entrado en un silencio bastante incómodo y parecía no querer salir de él. 

Se había despertado hacía poco y acababa de reunirse de nuevo con él en el almacén. Aquella noche no había dormido muy bien. Le dolía la espalda y empezaba a tener unas sombras difuminadas que bordeaban sus ojos grises.

Le miró y una sonrisa preocupada se perfiló en sus labios.

- Tío, no debes seguir así. Es una putada lo que te ha hecho la Justi, pero ya encontraremos la forma de vengarnos. Se la tengo jurada a la vieja esa - . Sara se acercó al joven y le abrazó, dándole un beso en la mejilla. 

De todo corazón, agradezco el gesto de Sara y todo lo que está haciendo por mí y por mantenerme en este curro. Por supuesto como buen Vasco de toda la vida, la manera que tengo de demostrar mi profundo agradecimiento es un frío silencio acompañado de esporádicas sonrisillas y enrojecimientos de mejillas.

Me pongo como un tomate cuándo me besa la mejilla y mi suelto una risilla floja, como cuándo un niño es besado por su madre delante de sus amigos del cole.

Pasada ya la vergüenza, me pongo al tema que ocupa mi mente.

- Nosotros no hemos hechado al Manuel. Es más, llevamos varias noches intentando botar a Justina y otros miembros de un supuesto "clan" que se han montado los de la tercera edad y que se fortifican entre ellos. - niego con desesperanza con la cabeza - Lo hemos intentado todo, pero es inútil. Justina, Maricarmen y seguramente Hipólito. Se han alineado para acabar con todos los que curramos aquí. - Hago una pausa - Y me temo que van a conseguirlo. A mí me tirarán hoy. -

Me levanto, cojo otra cerveza y concluyo.

- Ah, y al Manuel lo ha echado el canijo. El Paquito ese. Le vimos entregándole la carta de despido anoche. -

- ¡Sabía que esos viejos no eran trigo limpio! - Exclamó Sara al escuchar lo que Iker le estaba explicando - Hijos de puta. Si pudiera me cargaba a la vieja -  Nunca le perdonaría que hubiera insinuado que ella era una cualquiera, ni tampoco lo que le había hecho al Iker. 

- Tío, la Lourdes ha confirmado que el Seta era del lidl. ¿Crees que el Paquito quería su curro y por eso lo denunció? Porque si no, ¿cómo cojones ha hecho para despedir al Manuel? - Todo era un follón y no tenían mucho tiempo. Sara quería hacer todo lo posible para que no echaran al Iker, pero no tenía ni idea de por donde empezar. Se sentó sobre una caja, apoyando las piernas en el borde y echándose ligeramente hacia delante miró muy seriamente a su amigo. - Tío, no te preocupes, ¿vale? Cuando salgamos de aquí hablaré con el Raúl y te ayudaremos. No pienso dejarte tirado, eres mi puto bff, colegas hasta la muerte - .

La fuerza de vuestra amistad os salvó una vez, pero desde entonces el Bulldog os vigilaba de cerca y no permitió que sucediese de nuevo. 

Eva salvó a Sara, que debió dejar marchar a Iker sin ella, dejándola con un vacío por el amigo del que ahora estaba separada.