La noche cae sobre la calle Prosperidad y el ruido del exterior se va atenuando poco a poco. Mientras tanto, después de la marcha de los dos orientales, la noche ha sido más tranquila que las anteriores en el interior del Mercadona. Poco a poco cada uno se va instalando para pasar la noche en los lugares que van considerando como propios y uno a uno, todos terminan por caer dormidos.
Y una noche más la melodía suena por la megafonía, arrullando los sueños de los que permanecen encerrados en el supermercado.