Partida Rol por web

El primer número es el de la puerta que acabáis de atravesar. Lo que está entre paréntesis indica los números que véis en las puertas de arriba, abajo / laterales)

Te despierta el sonido de un fuerte golpe. Abres los ojos. Estás en una habitación muy extraña, la más extraña que hayas visto en tu vida. Todas las paredes y el suelo y el techo tienen la misma composición, a base de cuadrados. Llevas un mono gris, y unas botas negras. No tienes ni tu reloj, te lo han quitado todo.

Oyes unos pasos por encima de tu cabeza y movimiento a través de una de las paredes.

El despertar fue...traumático. Suele pasar después de un sueño o una pesadilla que al despertar sigas creyendo que estás dentro de tu propio subconsciente. Es una posibilidad tan remota que tu cerebro se confunde y tarda unos minutos en adaptarse al entorno natural. Mientras dura ese tiempo, el cuerpo no es sensible. Bueno. Eso es mentira. El cuerpo sigue recogiendo estímulos pero la mente no los procesa. Ese sueño, aún cuando estás despierto es muy similar a sobrepasar la barrera del subconsciente. Pero estoy empalmado, como cada mañana. Un momento...

 Instintivamente llevo la diestra hasta mi frente, acaricio con cuidado, como si mi cabeza pudiese romperse con un poco de presión. Entreabro los ojos, es costoso, me siento. Desnudo. Cuando Compruebo mi ropa no soy consciente de nada, puede que aún necesite unos minutos más. Sin embargo mi cuerpo reacciona, en el suelo brinco hacia atrás, ...acojonante...Pienso sin pensar en ello. Veo mis manos, como si pudiese verme a través de una cristalera, nudosas avanzan por mis muslos hasta las rodillas, el tacto de este traje es algo áspero. Masajeo un instante las rótulas y caigo en el hecho de que llevo botas. No suelo usarlas, ese estímulo acaba por despertarme completamente.

 Emito un gemido leve, un gemido que roza el temor y la desesperación, miro nerviosamente a los lados, palpo el suelo, me doy la vuelta trato de ponerme en pie, de un salto, nervioso comienzo a transpirar, la habitación da vueltas a mi alrededor, estoy confuso. Siento un ligero vértigo, un mareo que esta a punto de tirarme al suelo, me apoyo sobre la pared a mi derecha, estoy demasiado ocupado tambaleandome como para fijarme en nada más que en cuadros. La luz no es intensa. ¿Es de noche?

 Respiro. Me encorbo hacia adelante, necesito aire. La claustrofobia está pudiendo conmigo. Toso. Las arcanas están a punto de producirse, pero no lo hacen. Mis ojos casi se salen de sus cuencas, esta vez si...me fijo en los detalles.

 - ¿..Hola....?

Digo timidamente. Sin esperar respuesta. Luego grito.

 - ¿¡Hola!?

Me voy irguiendo poco a poco, apoyandome en la pared. Necesito tranquilizarme. Necesito una respuesta. Busco por cada rincón de la sala, buscando algo o a alguien, cualquier cosa, si no encuentro nada...entonces quizá recaiga mi atención sobre los cuadrados más pequeños, como pequeñas puertas hacia...un momento. ¿Hacia donde?

Escuchas, a través de una de las paredes, una voz femenina que grita,

Cita:

Notas ligeros golpecitos en esa pared.

Joder. ¿Me estoy volviendo loco? Una cosa era hacer el perfil psicologico de una persona a la que no conoces demasiado, y otra es verse en una situación así, de repente y en una situación como esta. Coloca la oreja sobre la pared para captar las vibraciones de la pared, para detectar mejor los golpes. ¡Hay una mujer ahí!

 Estoy temblando, la adrenalina recorre el torrente sanguíneo y mis pupilas se dilatan, mi voz suena con fuerza pero cierta timidez.

 - ¡Hola! ¿Hola?

Observo a mi alrededor y pienso en la trampilla extraña, me dirijo hacia ella, la que se suponga en dirección a la voz femenina.

- ¡Espera ahí, no te muevas!

Cuando comencé a intentar abrir aquel paso, algo me vino a la cabeza...algo, extraño. Los principios básicos del ser humano.

- ¿¡Se encuentra bien!?

Doy un golpe en la pared para que sepa que estoy cerca.

 - ¡Voy a ir hacia ti! ¿Deacuerdo?

Y me puse en marcha...Joder...El temblor impide que me mueva con toda la gracilidad que debería.

Localizas claramente uno de los cuadrados de la pared (el del centro, concretamente) como una portezuela, pues tiene una manivela. Cuando estás a punto de tocarla, para ver cómo funciona, escuchas una voz masculina sobre tu cabeza,

Cita:

La que reconoces como la portezuela del techo se abre, y aparece un hombre joven*

Que cojones...Cuando vi aparecer a aquel tio el corazón se encogió, o bien venian a salvarnos o se desmontaba la teoría de estar en un tunel subterraneo del que fuera sencillo salir. Lo miro de reojo, con mis grandes ojos saltones, sin abrir la boca. Mis labios esta vez no tiemblan, sino que lo observan detalladamente como si elaborase un perfil exacto de sus movimientos, su ropa, todo cuanto pueda ver de él. Luego con la frialdad propia de un instrumento metálico le hablo.

 - Si has venido a sacarnos de aquí, tras esta pared hay una mujer.

Di por hecho lo que quería que ocurriese. Y casi se lo dije con reproche. ¿Por qué coño hacian esto?

- Voy a por la chica. Volveré a esta habitación en cuanto esté conmigo.

No le sonreí, no tenía fuerzas para hacerlo, lo miré con cierto desdén, esto no empezaba a encajar con la idea de un paraíso, una idea que rondaba mi mente muy sumergida en mi subconsciente. Abrí la trampilla y me asomé para llegar a la otra habitación, mientras hablo, sin gritar, esperando que aún así me escuche.

 - ¿Has oido? Ya viene en camino la ayuda.

Pasé por alto las presentaciones con aquel tipo, estaba asustado, muy asustado, pero por algún motivo el machismo se anteponía a ese sentimiento tan cruel, y sacaba fuerzas de donde no las había. Avancé hasta la instancia donde se encontraba la mujer (o donde yo pensaba que estaba) esperando encontrarla, pero sin salir. Volveriamos a la habitación en la que estaba.

 Al pasar echo un vistazo al tubo, odio los lugares pequeños, y odio arrastrarme como un gusano. Las botas me pesan, mis pies no están acostumbrados a ese tipo de calzado. Son realmente incómodas. A pesar de la presión trato de fijarme en cualquier detalle destacable.

El hombre, desde la portezuela del techo te grita.

Cita:

La mujer, mientras giras la manivela de la puerta, dice,

Cita:

Gateas unos segundos y enseguida ves a una mujer* bastante asustada esperándote en la otra habitación.

- Ven hacia mi. Por aquí.

Asomo por el pequeño pasadizo para tenderle la mano, para que pueda ver mi rostro y lo tome como algo familiar, mi voz es suave y calculada, sin dejar nada al azar, está relajada aunque mi corazón esté latiendo desenfrenado. La observo con detalle, pero sin presentar un rostro obsceno, sino más bien íntimo y algo tímido.

 Le hago un gesto firme con la mano y dibujo una pequeña sonrisa en mis finos labios, acabo por retroceder para que pueda seguirme, pero la ayudaré si es necesario, su mirada desenfocada me avisa de que quizás sufra algún trastorno en la visión, seguramente algo común. Su rostro ovalado me da seguridad, ha de tratarse de una persona tranquila, por naturaleza inocente y dada su aparente juventud es posible que se encuentre sola y desamparada, presentando una situación de dependencia poco común en su vida, salvo cuando nos referimos a amigos y familiares. Podría determinar que no tiene demasiados amigos y es probable que se infravalore. Cumple las condiciones.

- Sigueme. ven.

Insisto con ordenes sencillas que suenan amigables.

La puerta que el hombre que estaba en este cubo acaba de cruzar está cerrada, sin embargo, le oyes hablar a través de la pared.

 Presto atención a lo que está diciendo

No le oyes claramente, aunque te da la impresión de que habla con frases cortas y muy tranquilas, como un adiestrador hablando a un tigre.

Por cierto, la puerta del techo se cierra prácticamente en cuanto sales del hueco que ocupa.

 Sigo escuchando un rato más, intento enterarme de algo de lo que esté diciendo, o al menos, averiguar si me da mal rollo la forma de hablar o me parece normal.

Obviamente, hay una pared (y quién sabe qué más) entre vosotros, así que sólo oyes murmullos.

 Abro de nuevo la trampilla de abajo, no me da buen rollo ese tipo, mejor solo que mal acompañado.