Qué tarde más extraña.
En el centro de Barcelona, junto al Arco del Triunfo, estaban reunidos Diana, Rudy y Sara del Grupo 4. Además de ellos estaban Ms. Marvel, Averno y un montón de civiles y periodistas que iban llegando a la escena del enfrentamiento que había tenido lugar.
No tardaron en oírse las sirenas de las ambulancias y de la policía, acudiendo al lugar.
Aquel sonido hizo reaccionar a Averno.
- Os habéis metido en un buen lío – dijo sin tono de reproche, sino con cierta comprensión. Dicho lo cual, extendió los brazos hacia los lados.
En ese instante una nube rojiza los envolvió a todos, pero no se trataba de su habitual rutina de teletransporte. La neblina carmesí serpenteó alrededor del pequeño grupo, formando una pequeña cúpula que los aislaba del exterior.
Averno no quería seguir exponiéndose a los medios de comunicación.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó con genuina preocupación -. ¿Hay más enemigos?
Se habían puesto en marcha rápidamente y un suspiro después estaban ya allí gracias a los poderes de Juanjo. Al llegar constató que se habían teleportado muy cerca. Ella había hablado más bien de quedarse a un lado y evaluar si tenían que atacar por sorpresa. Lo bueno era que no parecían haber más robots allí y todo había pasado ya. Sólo estaban los tres héroes con sus respectivos uniformes. Quedaba claro que Rudy no había tenido mucho tiempo que digamos para prepararse, pero peor era ella misma, que había acudido con simple ropa de calle.
- No creo que lo hayan hecho mal, han salvado a la gente de aquí de unos robots. No puede ser tan malo.
Averno comenzó a esparcir ese gas suyo y Sara estaba deseando poder decirle que cuántos garbanzos comía para producir ese efecto, pero mejor callarse las bromas tontas, que este asunto todavía podía tornarse bien serio.
- Somos amigos suyos.
Señaló entonces a Ms Marvel, a quien ella no tenía el gusto de conocer.
- Yo me llamo Estigia.
Alzó una ceja porque después de lo vivido horas antes le había cogido bastante respeto a su propio nombre. Ahora le sonaba raro pronunciarlo, pues significaba mucho más de lo que había creído al principio.
Cuando todo terminó Diana bajó volando de la misma forma que subió cayendo junto con Kamala en el abrazo de Rudy. Contenta porque todo había terminado no se resistió, de hecho, casi que lo necesitaba después de lo intensa de la situación. Cuando la gente y los medios comenzaron a acercarse, hizo por taparse la cara, hasta que Cráter comenzó a hablar. Sabía del estigma que el colombiano cargaba consigo, y no quería desmerecer la actuación que habían llevado a cabo en el centro de su ciudad, tan cerca de su casa que podría tocarla con la mano si la estirara...
Cuando Sara y Averno aparecieron un color rojo se encendió en las mejillas de Diana, así que sí que los habían visto... y no habían pasado ni diez minutos.
- Ya... no hace falta que lo digas capitán obvio.- Dijo al demonio a la vez que le guiñaba un ojo como de costumbre, nada sexual, solo a modo de burla. Miró a Rudy con una mueca de preocupación en la cara -. Adiós a los intentos por ser una alumna ejemplar .- Sonrió pero sin poder disimular su decepción para consigo misma.
Cuando Sara se dirigió a Kamala, que era la única que no conocía, y teniendo en cuenta su poco conocimiento sobre superhéroes... sonrió y comenzó a traducir.
- She's Estigia, my roommate in El Liceo, and a teammate and friend of ours, and this is Averno, a student from another course.- Dijo mirando hacia Kamala, para luego mirar a sus compañeros sonriendo -. No habla mucho español. Introduce yourself .- Dijo esta vez mirando hacia Ms Marvel.
Cuando ésta hubo terminado se dirigió a Averno con clara preocupación en la cara.
- Emm...- Dudó -. ¿No deberíamos salir de aquí antes de que haya más problemas? Oh porras... esperad .- Miró a un pliegue que se abrió en su supertraje, y sacó de allí un móvil aún en videollamada.
- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento .- Repitió mil y una veces sin dejar de mirar a la mujer que estaba en el móvil -. Gracias por la idea... si no hubiera sido por tí no sé que habría pasado .- Dijo dándose una ligera palmada en la frente -. ¿Qué deberíamos hacer ahora? ¿Irnos? ¿Explicar lo que ha pasado a los medios? .- Se empezaba a poner nerviosa y al otro lado de la pantalla se vislumbro una preciosa sonrisa seguida de una ligera risa -. No... no te rías .- Replicó antes de que dijera nada -. No me hace gracia... sabes que es la primera vez que hago algo así.
Al ver aparecer la nube roja, por un segundo pensé que otro enemigo había aparecido. De ella salieron Estigia y Averno.
Me sonrojé un poco al ver al chico de los cuernos, lo que siempre pasaba al cruzar miradas con él. Miré a Kamala,con un discreto movimiento de pulgar señalé a Averno y le susurré algo. Ella me entendía.
-¿En un lío? -repetí lo que dijo Averno.
Diana me miró y le devolví la mirada. No parecía muy enfadada. Esperaba no haber metido en problemas a la metamorfa.
-¿Qué podíamos hacer? -dije levantando las manos a modo de disculpa.- No íbamos a dejar a los robots destruir la ciudad. No, no. No son los de Ratchet. Estos venían por... Bueno, no importa.
Vi como Diana hablaba con su madre.
-¡Hola Agente! Jeje. -saludé a la pantalla del móvil.- ¿Qué hacemos?
- Lo hecho, hecho está – dijo la madre de Diana a través del móvil, aún en videollamada -. Habéis resuelto la situación como habéis podido y habéis salvado a los civiles, pero no deberíais haber salido de la escuela en primer lugar.
Mientras la madre de Diana los reñía, Ms. Marvel se acercó a Sara y le tendió la mano.
- Hi, Estigia! I’m Ms. Marvel from Jersey – se presentó escuetamente con una sonrisa -. So, you study with Crater and Ms. Justice? That sounds awesome – exclamó mientras miraba intermitentemente a Rudy y Diana.
- Enviaré a mi gente para que limpien el estropicio – siguió hablando la madre de Diana - pero deberíais volver al Liceo cuanto antes mejor.
- Estoy de acuerdo con eso – dijo Averno mientras le guiñaba discretamente un ojo a Sara -. Precisamente hemos venido a sacaros de aquí. ¿Estáis listos para el teletransporte? – preguntó animadamente -. Agarraos a mí.
La nube de gas rojizo que los rodeaba comenzó a dispersarse, a medida que el extraño vapor volaba hacia ellos y comenzaba a envolverlos hasta cegarlos por completo. Su método de teletransporte era diferente al de Moussa, que generalmente abría portales o enviaba a la gente a otro sitio sin siquiera tocarla.
Sin embargo, la sensación de ingravidez que sintieron todos al ser teletransportados era muy similar a lo que ya habían experimentado con los poderes de Atajo.
En un momento estaban en el centro de Barcelona, y al siguiente se encontraron en uno de los pasillos que llevaban a los dormitorios del Liceo.
Al disiparse la niebla rojiza vieron a Averno respirando entrecortadamente. Aquel teletransporte parecía haberle pasado factura. Alzó una mano, como para evitar que nadie dijese nada. Cuando hubo recuperado el aliento se pronunció.
- Diría de hacer como si no hubiese pasado nada, pero si Estigia y yo os hemos visto en la tele los profes se habrán enterado de lo vuestro.
Ms. Marvel parecía algo desubicada. Miraba a su alrededor, confundida.
- I think I shouldn’t be here.
- Ups. Tú no estudias aquí, ¿verdad? – miró a Diana y Rudy - ¿verdad?
- En efecto – respondió una grave y conocida voz desde las sombras -. Esta señorita no es alumna nuestra.
Aquellas palabras los dejaron helados. Como si hubiese estado todo el rato observando desde un escondite, el señor Bosch dio un paso al frente.
Los sometió a todos al escrutinio de su penetrante y severa mirada. Se podía ver la decepción en sus ojos.
Lo cierto es que no entendía cómo había acabado allí esa chica sin idea del castellano. No le importaba hablarle en inglés pero era un poco desconcertante.
- Yes I am a teammate of the SG4-Men. Its still a provisional name.
Guiñó un ojo a la joven. Sin embargo enseguida la cosa se torció cuando acabaron todos teleportados al interior del liceo.
- I hope you can keep a secret, because this place its nos a public one.
Ya estaba intentando aclarar las cosas con ella cuando apareció uno de aquellos señores Bosch y automáticamente ella enrojeció de vergüenza advirtiendo que les había pillado in fraganti tras una escapada fuera del lugar.
- Señor Bosch de verdad que sentimos mucho que haya pasado esto. No era nuestra intención acabar fuera.
Se refería al tema de los robots pero cayó en la cuenta de que Averno y ella ya estaban en efecto en el exterior cuando pasaba aquello. Lo que menos quería Sara era fastidiarla con tan poco tiempo como llevaban allí.
- No volverá a pasar, se lo aseguramos, dénos una oportunidad, por favor.
Bastante cohibida lo único que podía hacer era disculparse todas las veces que hiciera falta esperando que el director fuera comprensivo.
- Gracias mamá, te llamaré tan pronto como sepa lo que pasará con nosotros... ya conoces al Director.- Escuchó por detrás que volverían al Liceo y decidió terminar con la llamada-. Te dejo, hablamos, Bye!.
Esperó a la teletransportación sabiendo que para ella no sería nada fácil, y menos a tan largas distancias, exactamente igual que con Moussa. Mantener un aspecto fijo, cuando tus células son tan proclives al cambio, y esas células desaparecen de un lugar para aparecer en otro es complicado... y harto desagradable.
Le hizo gracia el comentario de Averno de hacer como si no hubiera pasado nada, pero algo así no pasa desapercibido, pero no lo dio tiempo a contestar pues poco después ahí estaba el Sr Bosch, o por lo menos uno de ellos, para recibirlos.
Diana decidió intermediar, necesitaba explicar lo que había pasado, o por lo menos inventarse una excusa convincente para todo aquello, además de excusar a Sara y Averno... ellos no habían tenido nada que ver.
- Lo sentimos mucho Sr Bosch, no pretendíamos que se nos fuera de las manos... solo queríamos pasar una tarde agradable con nuestra amiga .- Dijo señalando a Kamala -. Cráter se enteró que venía a Barcelona, y siendo un día libre pensamos en ir a visitarla. Sabemos que no fue buena idea y no queríamos causar problema alguno, pero tampoco íbamos a dejar que aquellos robots destruyeran el centro de Barcelona .- La genuina cara de preocupación de Diana intentaba hacer ver que lo que contaba era la verdad... aunque no toda -. Sé que no deberíamos de haber salido de la escuela en primer lugar, y que probablemente estemos metidos en un lío bien gordo, pero Estigia y Averno no tienen nada que ver, ellos simplemente fueron a sacarnos de allí, no se merecen ningún castigo.
La chica agachó la cabeza tras terminar con su discurso, sonrojada como pocas veces y casi que temblando... nunca se había metido en problemas, por lo menos no en las instituciones en las que había estudiado, y aquel curso empezaba siendo, cuanto menos, complicado.
- Por cierto .- Levantó la cabeza un momento con aquel visible sonrojo en sus mejillas y un pequeño temblor en la voz -. Ya han sido enviados efectivos para limpiar el destrozo... de nuevo lo siento muchísimo.
Se agarró una mano con la otra y dio un par de pasos atrás esperando que la reprimenda no fuera muy severa, aunque el que tendría la última palabra no sería Bosch... sino Richmond.
-Eso, eso. -asentía mientras Diana y Sara explicaban lo ocurrido.
Todavía seguía con el prototipo de traje de Cráter. Me quité las gafas de aviador y me quité la capa, que estaba enganchada con imperdibles, de los hombros. Por suerte las gafas normales, que había guardado en el bolsillo durante el combate, no se habían roto. Me las coloqué y mientras los escuchaba hablar jugaba con la capa y las gafas entre mis manos.
-¡Y Kam...! ¡Ms. Marvel, es una vengadora! -añadí sin esperar a que encajara en la conversación.- ¿Eso no lo convierte en algo... Oficial? Pueden ser como unas practicas. Jeje.
Dije mirando a Bosch, con media sonrisa.
Sabía que me había metido en un lío.
¡Pero qué demonios! Habíamos salvado la ciudad, no había causado daños mayores. ¡Y lo pasamos muy guay por la ciudad! Había sido un día redondo.
Las disculpas de Sara parecieron aligerar el semblante de Bosch, que pasó de severo “os la vais a cargar, habéis traicionado mi confianza saliendo de la escuela, estoy muy decepcionado” a severo “estáis metidos en un buen lío, pero con un pequeño castigo bastará”.
El subdirector suspiró y se dispuso a escuchar la explicación de Diana. Sin duda el hecho de que SHIELD ya se estuviese encargando del asunto mejoraba la cosa, Bosch incluso pareció quedar convencido.
Pero las palabras de Rudy hicieron que Bosch torciese el gesto de nuevo.
- ¿Como unas prácticas? – le preguntó, sorprendido -. ¿Es que crees que esto es una broma? Un par de adolescentes con superpoderes y sin entrenamiento se meten en una pelea en medio de la ciudad, y tienen la increíble suerte de que no salga nadie herido, ¿y sonríes como si no hubiese pasado nada?
Bosch frunció el ceño. Mala señal.
- Al menos podrías demostrar arrepentimiento, como tus compañeras. Suerte tenéis que Averno os haya podido sacar de allí poco después.
Al oír su nombre el chico demonio cuadró los hombros y trató de mantener el rostro sereno. Bosch lo miró un instante.
- Bien hecho – lo felicitó secamente.
Averno sonrió para Sara, con discreción.
- Sin embargo nada de esto puede ser pasado por alto. El Director quiere veros a todos, ahora.
- ¿En serio? - el chico demonio chasqueó la lengua, molesto por la resolución del subdirector.
En medio de todo aquello, aún descolocada, Ms. Marvel alzó una mano, dudosa.
- Uhm, excuse me. Do I also have to meet this… director?
Parecía entender a grandes rasgos el idioma.
- No, you shall not – respondió Bosch pausadamente -. Please come with me.
Ms. Marvel miró a sus amigos y se encogió de hombros. De mientras, otro clon de Bosch llegó a escena. Era idéntico al subdirector con el que se acababan de encontrar.
- Yo os acompañaré al despacho de Richmond. Andando.
Sin dar mucha opción al grupo a discutir, un clon de Bosch se llevó a Ms. Marvel mientras el otro se llevó a Diana, Rudy, Sara y Averno al despacho de Richmond.
No era la primera vez que iban allí. De hecho lo habían visitado tras el primer día, después del ataque del Dr. Ratchet.
Por aquel entonces habían ido a ver al director en calidad de héroes. Pero aquel día era distinto. No esperaban felicitación alguna, sino una reprimenda.
- El director ha estado hoy muy ocupado, parece que es el día de meterse en líos – comentó Bosch con cierto humor mientras los escoltaba.
Cuando se hallaron frente al despacho Bosch abrió la puerta sin llamar. En el interior se encontraba Richmond, sentado tras su escritorio. Hablaba por teléfono.
- Asegúrate de que no quedan residuos, no quiero que dejéis ni un cabo suelto.
Reparó en la presencia de los estudiantes.
- Oh, pasad – les indicó mientras apartaba por un momento el teléfono móvil de su rostro.
El pequeño grupo entró en el despacho, Bosch cerró la puerta a sus espaldas. Richmond volvió a atender su llamada.
- Sí… Ajá. Muy bien, cuento contigo.
Colgó. Dejó el teléfono móvil sobre el escritorio, y miró con seriedad a los estudiantes.
A sus espaldas, colgadas de la pared, estaban las Alas del Halcón. Richmond no usaba su traje mientras trabajaba en la escuela porque quería ser más cercano a los estudiantes, creía que la máscara no hacía más que levantar barreras.
- Ya me han puesto al corriente de la situación – les confesó, ahorrándoles el que tuvieran que repetir su historia de nuevo -. Y por muy inocentes que fueran vuestras intenciones debo decir que estoy sorprendido de que fueseis tan irresponsables.
Las palabras de Richmond pesaban sobre ellos como losas.
- Diana, eres la última estudiante de tu promoción de la que esperaría una cosa así. Y Rudy, tu madre te dejó a nuestro cargo para que pudieses estudiar y entrenarte en un entorno controlado.
> El mundo ahí fuera es peligroso, sobre todo para vosotros. ¿Para qué creéis que organizamos excursiones supervisadas por profesores o estudiantes veteranos? No queremos que estéis encerrados en esta escuela durante todo el curso, pero esta no es la manera de explorar el exterior. Si algo me habéis demostrado es que por el momento no puedo confiar en vosotros.
Richmond apoyó los codos en la mesa y escondió el rostro entre las manos. Respiró profundamente, como si lo que acabase de decir tuviese un significado más allá de lo aparente.
- En cuanto a vosotros, Sara y Juanjo. Os felicito por tener la iniciativa de ir a rescatar a vuestros compañeros, pero salir de la escuela fue también algo irresponsable. Deberíais haber esperado a que enviásemos a alguien a recogerlos.
- No podíamos quedarnos de brazos cruzados – se quejó Averno, con un tono más controlado de lo habitual. Se notaba que no quería alzar la voz más de lo necesario frente al director.
Richmond apartó las manos de su rostro, y miró con atención a los estudiantes. Los evaluaba, ponderaba sus actitudes.
- ¿Tenéis algo más que añadir?
Entrar en aquella oficina le aterraba, estaba hecha un flan. Sabía que había sido una irresponsabilidad, pero no pensó que la salida se fuera a dar de aquella manera, y menos que iban a acabar en aquel despacho por las razones en las que estaban allí. Agachó la cabeza cuando el director se refirió a ella y esperó a que terminara su discurso para decir algo.
- Lo siento mucho director, para serle sincera siempre me ha costado mucho ser yo misma y hacer amigos, mis amigos son la mayoría adultos, adultos del entorno de mi madre. Por una vez he encontrado a personas con las que puedo ser yo... o por lo menos todo lo yo que se me permite ser.- Dijo con aquella voz queda y temblorosa con la que había hablado anteriormente con Bosch -. Quizá sea por eso que pensé que por una vez no pasaría nada, que por una vez ser una chica "normal" no me traería problemas, hasta que todo empezó .- Por primera vez en un rato levantó la cabeza y con los ojos vidriosos miró al Director de la escuela -. Sé que no estuvo bien salir de la escuela sin permiso, y me arrepiento de haber desobedecido las normas... pero de lo que no me arrepiento es de haber estado allí, y de que nadie saliera herido en un ataque como aquel. Los daños materiales son reemplazables, pero las vidas humanas no, y se supone que para eso estamos aquí, para ser los héroes que el mundo necesita. Siento haberme saltado las reglas, pero lo que no siento es haber estado allí para salvar a esa gente igual que hicimos aquí el primer día. Espero que no se tome esto como un acto más de rebeldía, por no es lo que pretendo.
La chica volvió a agachar la cabeza y volvió a echarse a un lado, esperando que el director no se tomara aquello como una afrenta o algo parecido.
Sara se encogió de hombros pues todo parecía ya dicho.
- Queríamos ir a ayudar. No corrimos ningún riesgo nosotros dos y pudimos traerles. Espero que lo que hicimos no fuera demasiado malo, señor Richmond. Siento mucho los problemas.
No quería añadir mucho más pues la teoría oficial era que ellos dos fueron a ayudar y nadie se había percatado de que ya estaban fuera. Ella no iba a decir nada al respecto y parecía que Averno tampoco, así que era un pequeño secreto.
Que aquella chica con uniforme tan raro fuera una vengadora la resultó diferente. Imaginó que era algo así como un intento del supergrupo de renovarse. Por alguna razón eso le hizo pensar que aún no conocían al supergrupo oficial del Liceo. Los veteranos más poderosos, ¿dónde pararían?
Sin nada que aportar se quedó a la espera. Rudy aún no había hablado y ella se estaba preparando por si volvía a decir algo que no debiera. Ese chico tenía que aprender a decir sólo lo que le interesaba, pero estaba claro que con el tiempo iría haciéndolo y era cuestión de tenerle paciencia.
Me quedé callado mientras las chicas y Averno hablaban. Tendría que haber dejado a ellas excusarse y que lo arreglaran, pero las palabras del director me tocaron la moral.
-¡Pues vaya! La próxima vez que vea un robot asesino daré media vuelta y me iré. -dije sarcásticamente, cruzándome de brazos. No estaba arrepentido en absoluto de lo que había pasado esa tarde.- Reconozco mi culpa de haber salido de la escuela. Sí, fue idea mía. Pero cuando todo ocurrió ¿Qué pretendía que hiciésemos?
Miré a mis compañeras y a Averno en busca de apoyo.
-¡Nosotros ya estábamos allí! Era nuestra responsabilidad, como superher... Como gente con poderes. -dije un tanto frustrado.- Además, a saber la tiempo que habría tardado la Nueva Generación. Salvamos vidas. No me arrepiento, señor Richmond. En su lugar usted habría hecho lo mismo.
Y me crucé de brazos.
Seguía un poco descolocado por la reacción de Diana. Parecía asustada de estar en el despacho del Director. ¡Incluso parecía apunto de llorar! No recordaba a Diana de esa forma, en ese momento parecía tan frágil...
Las reacciones de los estudiantes fueron, de nuevo, un tanto dispares. Diana y Sara parecían arrepentidas por lo ocurrido. Se disculparon frente a Director.
Pero Rudy…
Richmond se masajeó las sienes, parecía exhausto.
- Hoy el Grupo 4 no me ha dado más que problemas – confesó con cierto toque de frustración en la voz.
Halcón Nocturno se permitió guardar unos segundos de silencio mientras miraba a los estudiantes. Sus últimas palabras eran inquietantes, sin duda, pero más les valía a los estudiantes estar pendientes de lo que se les venía encima.
- Os voy a tener que castigar por vuestra irresponsabilidad. Por el momento no participaréis en ninguna excursión. Os quiero dentro del Liceo a todas horas, y nada de pedirle a nadie un favor para salir – miró a Averno mientras decía eso último -. También ayudaréis al servicio de limpieza por las tardes durante una semana.
Sin salir de la escuela y ocupados, así parecía quererlos Richmond. Obviamente el castigo iba dirigido a Diana y Rudy. Sara y Averno parecían haberse librado por los pelos.
- Y ahora haced el favor de volver a vuestras habitaciones – concedió finalmente el director.
Tras sus palabras pareció dudar un instante, mientras inspeccionaba a Diana y Rudy con la mirada.
- Aunque quizá deberíais pasar por la enfermería primero.
Le chocó un poco aquello de que el grupo 4 le había dado problemas y eso significaba que Moussa también había hecho de las suyas. Pero qué esperaba, si acababan de alojarse y tenían que resolver algunos asuntos pendientes seguro, todos ellos.
- No le daremos más problemas, señor director.
Trató de transmitirle tranquilidad aunque cualquiera controlaba a jóvenes con poderes tan dispares. Richmond tenía que estar en contínuo estrés.
Lo del servicio de limpieza ya le pareció un castigo excesivo pero Sara no tenía el coraje como para enfrentarse al director, ya que representaba la autoridad. Sabía que estaba siendo severo porque si no se descontrolarían todos los alumnos. Ella agachó un poco la cabeza y esperó el momento para poder salir de allí. La verdad era que ardía en deseos de enseñar su nuevo móvil para que los demás notaran que no era una rara, sino como los demás, solo que en las circunstancias actuales eso era bastante banal y por tanto se tenía que contener.
Miró a Averno y se encogió de hombros pues no se le ocurría nada, más que acatar las normas.
Diana no dijo nada más, simplemente asintió, agachó la cabeza y se quedó allí hasta esperar la orden del director, ya se había disculpado suficiente, no había nada más que pudiera hacer... una disculpa más, o una menos no arreglaría el embrollo.
No culpaba a Rudy, ni mucho menos, había sido ella la que había decidido incumplir las normas, había sido ella la que había salido de la escuela a expensas de que los podrían descubrir y por consiguiente castigar. Si había alguien a quien culpar del lío en que se habían metido era ella misma.
Cuando se les permitió salir buscó a la primera paloma que pasara, y preguntó por algún lugar en el que estar a solas... se había estudiado los mapas y las localizaciones de la escuela, pero no le venía a la cabeza ningún lugar así, salvo armarios, habitaciones de mantenimiento, etc, así que era mejor preguntar. Pero la paloma le confirmó lo que ella ya conocía, así que se dirigió a uno de las habitaciones de mantenimiento y ahí pasó una indeterminada cantidad de tiempo en el que no se oyó un solo ruido, como si nada pasara allí dentro.
Al terminar volvió a su habitación, se metió debajo de las mantas y no dijo una sola palabra, esperando que pasara aquel día.
En cuanto el director acabo de echarnos la bronca, me levanté con el ceño fruncido y salí junto a los demás.
Con la mirada en el suelo.
-Lo siento. -dije en un murmullo rápido a Diana.
Me encaminé a mi habitación, con paso rápido y las manos en puños. ¡Estaba que trinaba!
¿Eso era lo que significaba ser un superhéroe? ¿Salvar vidas y que te culpen por ello?
La adrenalina que había sentido durante el combate y la alegría al finalizarlo se habían esfumado casi por completo.
Sabía que había sido peligroso, temerario, pero estaba orgulloso de mi actuación. Es lo que habría hecho cualquiera con dos dedos de frente.
Notaba mis ojos arder por el enfado. Debía quitarme las gafas, no podía deshacer otras. ¡Ya llevaba tres en una semana!
Entré en mi habitación. No estaba Iván, así que aproveché y me quité la ropa, quedándome en calzoncillos. Tiré las prendas encima de la cama.
Necesitaba ventilarme, relajarme un poco.
Una vez sentado en mi escritorio, encendí el ordenador dispuesto a poner un capítulo del Anime que salía hoy "One-Kick Man".
El capítulo empezó, pero yo no podía concentrarme. Todavía estada agobiado y enfadado. Haría algo más útil.
Hice espacio en la mesa y puse encima el uniforme del Liceo. Alargué el brazo para coger la capa de Hiperión y me la quedé mirando.
-Esto va a ser un trabajo delicado. -dije para mis adentros, con un suspiro.
Cogí una de las agujas y hilos del kit de costura que había metido mamá en una de las maletas y me puse a coser la capa al mono con delicadeza.
Al ser de un material inestable no sabría si aguantaría, por eso tenía que hacerlo con cuidado. Le enseñaría mi trabajo a Aitor, para que me diese el visto bueno.
Tras salir del despacho Diana y Rudy casi echaron a correr por los pasillos, quizá en dirección a sus respectivas habitaciones.
Averno y Sara se quedaron solos a la salida del despacho del director. Ya ni siquiera Bosch estaba por ahí. El chico demonio sonrió a Sara.
- Me lo he pasado bien – comentó – osea pasando rato contigo, no ahí dentro – rectificó casi al instante mientras señalaba con un gesto al despacho de Richmond. Luego se puso a reír.
Había sido un día largo para Sara, la tarde había estado plagada de situaciones dispares.
- Bueno, Estigia. Yo debería irme ya, acabo de acordarme de que tengo que llevarle los deberes a un compañero – confesó con un tono algo misterioso.
Una última sonrisa antes de desaparecer en una nube de humo rojizo.
Tras desvanecerse el humo Sara advirtió un papelito danzando en el aire, fue a caer en sus manos.
Tenía anotado un número de teléfono. El primer contacto para su móvil.
Aquí cerramos el interludio. Los otros están a punto de acabar, puede que tengáis que esperar un poquito. Sara, si quieres poner un último post más conclusivo siéntete libre.
Sara devolvió la sonrisa al extraño joven.
- Yo también lo pasé bien. Nos vemos.
Habiéndole sonreído pensó que sería suficiente pues si ahora hacía algo más cómplice quizá intentaría acercarse más. Había sido divertido pero la chica aún tenía sus dudas. Tampoco es que estuviera allí para echarse novio aunque en algún momento si hacían alguna fiesta, quién sabía lo que podría suceder. Gustarle le gustaban varios pero ella no movería ficha.
Los demás ya se habían marchado, de modo que ella fue caminando todavía incrédula por la cantidad de acontecimientos de hoy. Sus días solían ser raros pero este había conseguido el primer puesto en el podio.
La nota que había llegado a sus manos hizo que tomara de nuevo el teléfono y comenzara a pelear con él, buscando la manera de incluir ese número en la agenda. Le pondría el nombre "Juanjo liceo" pues le parecía lo más apropiado. Echó a caminar hasta su habitación concentrada en el aparato, dispuesta a descansar un poco.