Nunca había sentido un dolor así... nunca. Parecía como si con su poder, Omnis estuviera destrozándola desde el interior, era realmente poderoso.
Después de aquel momento le costaba hacer el más mínimo movimiento, le costaba hasta articular palabra, hasta que Daniel cruzó el portal junto a Omnis sacrificándose por el grupo.
- ¡¡NOOOOOOOOOOOOO!! .- Gritó la metamorfa a la vez que veía a Daniel cruzando el portal.
En ese momento volvió a su forma original, a su cuerpo Skrull, aquel que le permitía curarse con extrema rapidez. Apretó los dientes y las heridas infligidas por el Villano desaparecieron en un santiamén.
- Que alguien vaya a avisar a Hécate y al resto de profesores y si es posible a la Nueva Generación... ¡ YA ! .- Gritó Diana mientras se agarraba al tronco de un árbol y sacaba a Marina de allí y la soltaba en los brazos de Aitor. Sabía perfectamente que si no hacían algo pronto el portal acabaría por tragárselos igualmente... pero ya ella había hecho todo lo que podía debido a su estado.
Motivo: Healing
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+7)=15
Si el Master puede que ponga este post debajo del de Aitor :D
Era un plan arriesgado, pero tenía que intentarlo. Había permanecido a la espera, evaluando la situación, comprobando la capacidad de Omnis -Álvaro- para recuperarse, para anular sus poderes. Había aguantado ataques directos de la visión atómica de Rudy, del grito de Marina, del frío sobrenatural de Sara, y seguía como si nada. El portal le había dado una oportunidad y quería aprovecharlo. Pero necesitaba quedarse cerca de su oponente.
- ¡BUEN VIAJE! - gritó Omnis mientras extendía las manos hacia el pecho de Daniel.
La atracción del portal de Moussa unido al poder del muchacho era irresistible, y sabía que una vez dentro, quizás nunca regresaría. Un viaje sin retorno. Un viaje que no haría solo.
—Pero tú te vienes conmigo —masculló, haciendo un sobreesfuerzo para aferrarse a Omnis. Había sido educado para proteger a los demás, salvarles de sí mismos incluso. Durante el corto tiempo que había estado en El Liceo había hecho amigos, había participado en clases que nunca habría soñado que existían, convivido con chicos y chicas con dones únicos como él. Había sido, en definitiva, feliz. Y ahora era su turno de devolverles esa alegría llevándose consigo a quien tantas pesadillas, tanto dolor y tanto sufrimiento había causado.
Antes de sumergirse en el crepitante portal, sus compañeros pudieron ver cómo Daniel les dedicaba una última sonrisa. Cálida y agradecida. Una sonrisa que parecía decir Gracias por todo.
Zenitram tendría que haber sido más rápido, tendría que haber intervenido lanzando un ataque que proyectara a Omnis hacia el portal sin que ninguno de sus compañeros hubiera sufrido más peligro, pero no había actuado. Se había quedado superado por la situación, por el nuevo desastre que había ocasionado con su maldito poder de telepatía, con la pasmosa superioridad de Omnis. No fue hasta el grito de Rita cuando volvió en sí y reaccionó. Marina y Diana estaban a punto de desaparecer en el portal junto con Omnis y Saga.
-¡Mrs Justice! ¡Estírate como Mr Fantástico! -gritó.
Aunque estuviera más allá de nuestra dimensión, la joven heroína podía proyectarse hacia este lado y encogerse para quedar del lado de casa. En cualquier caso, mientras decía esto, el genio vasco sacrificó su super-tablet para utilizar sus componentes metálicos, dándoles una nueva forma: un guante ajustado de metal que le permitiría moverse en el aire y no ser tragado directamente. Aunque bien pensado, no había mucho más que hacer, el portal estaba fuera de control, acabaría con todos ellos al otro lado si no lo paraban ya.
-¡Atajo! ¡Cierra el portal, ciérralo!
El ataque combinado surgió efecto. Se notaba que habíamos entrenado duro y trabajado juntos. Pero el resultado final dejó algo que desear.
Mi respiración se aceleró de golpe. La sangre me retumbaba en los oídos.
Daniel se había sacrificado por nosotros. Alguien que acababa de llegar a nuestro grupo, que no había participado en el ataque de Ratchet y no se había ganado la enemista de Omnis. ¡No se merecía esto!
El portal se volvía inestable por momentos, por poco se traga a Sirena y Ms. Justice.
Hundí los dedos por puro nerviosismo cuando la atlante cogió a la skrull. Bien estaba a salvo, al menos por ahora. Aunque no parecía que podríamos salir vivos de esta.
Miré a Aitor.
-Sálvalas. -le dije seriamente.- ¡Avisa a Hécate!
Alcé el vuelo, si ninguna dificultad, ayudado por la succión. Me dirigí al vórtice. Miré a las chicas que luchaban por salir de allí
-Lo siento. -dije sin saber muy bien por qué.
¿Me disculpaba por no ayudarlas? ¿Por dejarlas y salir de nuestro plano?
Pero debía hacerlo, tenía que ayudar a Daniel.
Crucé el portal.
El vórtice lo había vuelto todo patas arriba y lo peor eran las consecuencias de aquello. Trataba de succionarles y para su desconsuelo, pudo ver a Daniel siendo arrastrado, llevándose consigo a Omnis.
Quiso gritar y al principio se atragantó, hasta que la voz surgió de forma angustiosa.
- ¡¡¡DANIEL!!!
No podía estar pasando ésto, justo el que menos culpa tenía. El que acababa de llegar y ni había escuchado acerca de ese supervillano salvo cuando les escuchaba nombrarlo con miedo. Sara se aferró a Alberto y trató de levantar un muro que hiciera de barrera contra el viento, contra la atracción, que no sabía si era arcana, física, o ambas. La cabeza no le daba para más. Escuchó a Aitor pedir a Moussa que lo cerrara, quizá podría hacerlo y salvarles a todos. Pero Rudy tenía otra idea y voló directamente hacia el peligro.
- RUDY, NO.
Cuán egoísta era aquello, ¿no tendría ella que seguirlo? Pero cómo iban a meterse en ese sitio si luego no iban a poder salir. Las lágrimas, que ya sabían aparecido, brotaron con fuerza, mientras ella trataba de aguantar ambos castigos a la vez, el físico y el emocional.
- Os encontraré, os encontraré.
El dolor se manifestó en las lágrimas. No podía seguir a Rudy, tenía que buscar a Hécate.
Creo un muro para debilitar la atracción hacia nosotros.
Bien pensado, Rudy tenía razón. Una vez más el joven genio demostraba que en la práctica todo se torcía y era fácil quedarse bloqueado. Lo que había que hacer era contactar con alguien que pudiera arreglar la situación, de eso no cabía duda. Una última llamada antes de ser tragados por el portal dimensional...
Zenitram usó el interfaz psíquico con su diadema para descartar las medidas de seguridad y reguló la potencia del dispositivo para ponerlo al 150% de lo que tenía establecido por defecto. Seguramente esto le fuera a reportar un fuerte dolor de cabeza durante horas (lo que sería un suplicio difícilmente comprensible para otros sin su capacidad mental), pero merecía la pena. Paralelamente abrió el rango hasta no discriminar ninguna mente. Su mensaje, para todo el Liceo, profesores y alumnos incluidos, así como sus superhéroes, era claro:
─Somos el Grupo 4, Omnis nos ha atacado en la piedra del nombre. Se ha abierto un portal a otra dimensión, estamos a punto de ser tragados hacia allí. Hécate ya lo puso en fuga una vez, ahora necesitamos que nos rescate y ayude a acabar con Omnis.
Condensado en un mensaje 10 veces más corto de lo que debería, el mensaje sólo tomaría un instante para ser transmitido. Tal vez el último instante en su dimensión natal...
Uso esfuerzo extra para aumentar el alcance de mis poderes mentales.
El dolor que le atraviesa y el cansancio que se acumula en su cuerpo es simplemente devastador. Mantener aquel portal le está costando todas sus fuerzas, ni tan siquiera en su primer enfrentamiento o cuando llevó a Zenitram hasta el norte del país, sintió tanto dolor o cansancio.
El plan logra funciona solo hasta cierto punto, logran librarse de Omnis, pero Daniel es arrastrado también hasta aquella otra dimensión. Si aquello no es suficiente, Rudy salta al interior del portal para ayudar a su compañero. Aquello plantea un sinfín de dudas en Moussa.
Si cierra el portal, es probable que condene a muerte a Rudy y a Daniel, después de todo, duda que Omnis los deje con vida. Pero si no lo hace, todos serán arrastrados y por tanto, todos morirán.
-¡¡¡JODER!!!
No está seguro de si podrá volver abrir un portal sin la ayuda de Sara, tampoco de lo que encontrará al otro lado del portal, pero debe de intentar hacer lo correcto y en aquel caso eso significa cometer otra locura más.
-Lo cerraré desde dentro, trataré de alejarlos de Omnis y cuando recupere fuerzas, tratar de abrir un portal hasta aquí. ¡Suerte a todos!
Con aquellas últimas palabras, Moussa se lanza al portal para seguir a sus amigos. Una vez cruce al otro lado, tratará de cerrar el portal. Solo espera ser capaz de ello y de poder ayudar a sus compañeros.
Lejos de sumirse en la desesperación, los miembros del Grupo 4 actuaron rápidamente tras ver como su compañero era arrastrado al interior del portal.
Rudy fue el primero en actuar. Dando un salto, comenzó a volar. Ascendió un par de metros y, tras trazar una parábola en el aire, se metió de cabeza en el portal. Al atravesar su superficie, una onda se extendió por el portal.
Diana regresó a su forma Skrull para tratar de sanar las heridas recibidas durante el enfrentamiento. Poco a poco sintió como los huesos rotos se recolocaban en su interior, encajando con fuertes crujidos y soldándose a velocidad vertiginosa. Pero cuando fue capaz de moverse, antes que salvar su propia vida, le dio un fuerte empujón a Marina para sacarla del portal.
La metamorfa trató de aferrarse al exterior, alargando sus brazos para atarse a la Roca del Nombre. Pensó que la gran piedra podría mantenerla a salvo, pero ésta cedió casi al instante y comenzó a deslizarse hacia el interior del portal.
- ¡Aguanta, Diana! - gritó Rita mientras seguía corriendo hacia el portal.
Diana alargó uno de sus brazos hacia Rita, dándole la mano. Durante un instante, y gracias a la ayuda de Oráculo, Diana creyó que sería capaz de salir del portal. Pero en ese instante la Roca del Nombre cayó en el vórtice, llevándose consigo a Diana y arrastrando a Rita en el acto.
Las opciones se les acababan. Cuatro habían caído ya en el interior del portal, y los jóvenes no estaban dispuestos a perder a más amigos. Sara, tras agacharse junto a Alberto, posó la mano en el suelo. La temperatura a su alrededor bajó de pronto. En el aire se cristalizaron pequeñas gotas de agua, polvo de diamante que era arrastrado por la corriente succionadora del portal. Alrededor de Sara, unas hebras de hielo espectral comenzaron a hilarse, formando una barrera semicircular para protegerse de la succión.
Una vez hubo levantado el muro, Sara se sintió algo más segura. Tras asegurarse de que Alberto estaba bien, se asomó para ver más allá.
Aitor y Marina estaban abrazados, pues Diana con su último esfuerzo había sacado a la atlante del interior del portal. Una combinación de fuerza sobrehumana e ingenio tecnológico mantenía, a duras penas, a los dos adolescentes en pie. Aitor vio como el dispositivo vocal de Marina estaba medio descompuesto, sus componentes arrastrados por la corriente que los empujaba hacia el portal.
No podrían aguantar mucho más, estaban a punto de ser absorbidos ellos también. Marina no habló, pero lo miró a los ojos con una franqueza inquietante. Con un dedo, la atlante señaló a Gata Lunar. La pequeña alienígena, aún inconsciente, estaba siendo arrastrada por el portal.
- Lo siento - murmuró Marina con su voz real, aturdiendo a su novio durante unos instantes - que eran eternos en la mente del genio.
Acto seguido, Marina empujó fuertemente a Aitor, lanzándolo en dirección a Sara. El aterrizaje fue duro, pero Aitor no tuvo tiempo de quejarse pues Sara lo arrastró hacia su pequeño muro.
Luego, vieron como Marina corría hacia Gata Lunar. La atrapó con habilidad y la lanzó con fuerza hacia el muro de Sara.
Los caídos estaban a salvo, pero aquello no significaba que se hubiesen librado del portal.
Moussa todavía no se había movido de su posición. Por alguna razón, la fuerza de succión no era tan intensa sobre él. Pero el inhumano esfuerzo que estaba haciendo comenzaba a ser evidente. La boca se le llenó de sangre, y el corazón de dudas. ¿Abandonar a los amigos que se había tragado el portal? ¿Sería capaz siquiera de cerrarlo?
Tras pensarlo durante el poco tiempo que tuvo, el senegalés decidió que no podía abandonar a sus amigos junto a Omnis. Corrió hacia el portal mientras indicaba su plan a sus compañeros. De un salto se metió en un interior, y entonces pudo ver el misterioso espacio interdimensional que había tras su superficie.
Mientras estaba aún en el aire, Moussa oyó una voz a sus espaldas.
- ¡Espera, tío!
Cuando miró hacia atrás, Moussa vio a César corriendo hacia él. El senegalés no tuvo siquiera de despedirse, pues en un instante cruzó el portal.
Cuatro dentro y cuatro fuera. Era lo más justo, ¿no?
Pero cuando Moussa trató de cerrar el portal desde dentro algo salió mal. Un fuerte estallido llenó el claro.
Una onda expansiva derribó a los que todavía se encontraban en el exterior. El muro de hielo de Sara comenzó a desmoronarse, y una voz atronadora resonó desde el interior del portal.
- ¡NO MORIRÉ AQUÍ, OS ARRASTRARÉ CONMIGO AL INFIERNO!
Como si una fuerza invisible los apresara, Aitor, César, Marina y Sara sintieron como sus cuerpos se precipitaban inevitablemente hacia el vórtice.
Antes de ser arrastrados, Sara hizo un último esfuerzo para reforzar su muro. Al menos Alberto y Salara no les seguirían allí donde fuesen. Aitor, por su parte, puso todo su empeño en transmitir un mensaje telepático en todos los canales posibles.
Aquello fue todo lo que pudieron hacer antes de caer en el interior del portal, igual que sus amigos.
El portal tragó tanto tierra como árboles. Aire, roca y hierba. En el claro tan solo quedó un cráter, y un pequeño muro de hielo.
Con un suspiro el portal se cerró, engulléndose a sí mismo y desapareciendo en el aire como si jamás hubiese estado ahí.
Y el claro se sumió en el más absoluto silencio.
FIN DEL CAPÍTULO 6
En medio del espacio interdimensional, Omnis y Saga caían sin descanso. ¿Cuánto tiempo hacía que forcejeaban? No podía ser mucho, pero ya les parecía una eternidad.
Mientras Omnis gritaba, presa de la desesperación, Saga mantenía su férrea presa. La arena que surgía de su cuerpo lo preocupó al principio, pero con el paso del tiempo no llegó a sentirse mal. Tan solo extraño, como si algo tirase fuertemente de él.
También vio como algo se desprendía el cuerpo de Omnis. No era arena, como en su propio caso, sino una especie de hilos blancos.
Las finas hebras y la arena se entremezclaron, formando una elegante estela que marcaba su paso por aquel espacio tan extraño. ¿Tendría fin siquiera?
Justo cuando Daniel comenzaba a relajarse, reflexionando sobre la idea de la muerte, sintió un fuerte golpe en el pecho. Omnis le acababa de dar un cabezazo.
- ¡No voy a morir aquí, contigo! ¡ME NIEGO! - gritó mientras un hilillo de sangre comenzaba a recorrerle la frente.
Por primera vez desde que se encontraban allí, Omnis dejó de forcejear y pareció relajarse. Estaba tratando de usar su poder, o eso suponía Daniel.
El joven londinense se preparó para el impacto, decidido a no soltar a Omnis hasta el final. Daniel sintió una presión en el pecho, como si una fuerza invisible estuviese intentando atravesarle el corazón. Y, sin embargo, resultó ser insuficiente.
- ¡No! - gritó Omnis -. ¿¡Por qué no funciona!?
Tras la fuerza invisible vino un intenso calor. Unas diminutas llamas comenzaron a lamer las manos de Daniel, pero se disiparon al instante.
Luego, un estallido. Una fuerza explosiva que trató de separarlos sin mucho éxito.
Omnis probaba y probaba, pero cada poder que ideaba resultaba ser inútil. Quizá era cuestión del lugar donde se encontraban, o quizá se debía a algo más.
Sin embargo, en lugar de rendirse, con cada fallo Omnis aumentaba su determinación. Finalmente, miró a Daniel con el rostro desencajado por la ira y bramó.
- ¡NO MORIRÉ AQUÍ, OS ARRASTRARÉ CONMIGO AL INFIERNO!
Como si el espacio en el que se encontraban hubiese respondido a su voluntad, Daniel vio como una extraña onda se desplazaba en dirección al lugar del que venían.
De pronto, Daniel sintió como su propia fuerza menguaba ante la temible aura de Omnis. Con toda la voluntad que pudo reunir, Daniel se aferró aún más al villano. Soltó sus muñecas para envolverlo en un poderoso abrazo, decidido a no separarse lo más mínimo de él.
Fue la fuerza de Saga contra el aura de Omnis. Un duelo entre dioses que se prolongó en los entresijos del espaciotiempo, durando lo que bien podrían haber sido décadas, o tan solo segundos.
Cuando la arena y las hebras blancas se fusionaron por fin, el duelo terminó. Pero Daniel ya no estaba consciente para recordar quién había ganado.
FIN DEL CAPÍTULO 6