Siguiendo la iniciativa de Rudy, el Grupo 4 alzó los vasos y latas de refresco para brindar.
Sí, definitivamente aquellos últimos meses habían estado llenos de emociones. Ya no eran solo un grupo de estudiantes, eran una pequeña familia.
Todos estaban contentos. A gusto durante aquel momento fraternal. Todos excepto Salara.
La alienígena se había mantenido un poco al margen. Desde hacía un rato parecía sumida en sus pensamientos, aislada de lo que sucedía a su alrededor. Alzó la vista hacia sus protegidos cuando Marina se le acercó, dándole una palmadita en el hombro.
Salara se unió al grupo, con su vaso de refresco en mano, y se subió de pie sobre una silla para estar a la misma altura que los demás. Entonces pronunció ella también unas palabras.
[color=#9A2EFE]~ Estos meses también han sido muy especiales para mí ~[/color] dijo en sus mentes [color=#9A2EFE]~. No sé si lo sabéis, pero al comienzo del curso no me veía capaz de encargarme de un grupo. Creo que habéis crecido mucho desde entonces y… yo también he crecido con vosotros.[/color]
Sostuvo el vaso entre sus manitas. Comenzó a estrujarlo.
[color=#9A2EFE]~ Hay algo más que os quiero contar… Sobre lo que pasó el primer día del curso.[/color]
El sonido de la música pareció atenuarse. En aquel extraño momento, toda la atención de los presentes se centró completamente en Salara. La alienígena, cabizbaja, se debatía consigo misma mientras trataba de ordenar sus pensamientos.
¿Cómo les contaba aquello?
[color=#9A2EFE]~ Creo que sé quién ayudó al Dr. Ratchet durante el ataque a la escuela. Hacía tiempo que lo sospechaba, pero… Tras el ataque de D.A.M.I.A.N. lo confirmé.[/color]
Salara guardó silencio. Parecía avergonzada.
[color=#9A2EFE]~ El que inutilizó a E.S.T.H.E.R. para superar la seguridad de la escuela… El que inhibió a todos los psíquicos para que quedásemos incomunicados… El que controló a aquella estudiante para que lanzase la bomba sónica en el auditorio… El que ayudó a Ratchet a reprogramar a D.A.M.I.A.N…[/color]
Salara tragó saliva.
[color=#9A2EFE]~ Sé quién es.[/color]
En aquel momento, la percepción del espacio de todos los miembros del Grupo 4 comenzó a transformarse. Como si estuviesen siendo transportados por Moussa, el bar karaoke se transformó en una luminosa aula del Liceo.
Las sillas estaban dispuestas en un círculo. Todos veían la escena desde el punto de vista de alguien que estaba sentado en una de esas sillas. Alguien particularmente pequeño…
A su alrededor, había otros estudiantes sentados en el círculo de sillas. Los había emocionados, otros más concentrados. Incluso uno parecía estar durmiendo. Pudieron reconocer a Verónica, la mujer que les había acompañado en el autobús el primer día que fueron al Liceo.
[color=#9A2EFE]~ Una clase de telepatía ~[/color] les indicó Salara mientras observaban la escena.
Otra figura destacaba entre los estudiantes. Un chico algo desgarbado, de unos quince años. Tenía el cabello oscuro, y amplias ojeras bajo los ojos. Su mirada tenía algo… inquietante.
Aitor lo reconoció al instante. Ya lo había visto, hacía tiempo, en un recuerdo de Salara.
El muchacho habló mientras miraba a la profesora.
- Una vez estoy dentro, es como si no fuese más que una marioneta. ¡Y yo el marionetista! – decía, emocionado.
En ese momento Salara, en el recuerdo, se levantó de su asiento.
- Pero si entramos en la mente de alguien… ¡No deberíamos controlarla! – respondió, indignada -. Eso no está bien – miró a Verónica - ¿Verdad, profesora?
[color=#9A2EFE]~ Por ese entonces pensaba que era el típico niño que descubre que tiene habilidades especiales y quiere disfrutar un poco del poder.[/color]
La escena cambió. Ahora Salara estaba a solas con el chico ojeroso. Se encontraban sentados sobre la hierba, en los jardines del Liceo.
- Es solo que… Nunca he sentido que valiese para nada. Pero cuando descubrí estos… - se miró las manos – poderes… Me sentí completamente nuevo, como si hubiese renacido. Como si por fin sirviese para algo.
Dirigió su mirada a Salara. Ahora había esperanza en sus ojos.
- Por favor, sé que me he comportado como un imbécil… Pero necesito tu ayuda, Gata Lunar. Quiero que este don sirva para algo, quiero aprender a usarlo.
[color=#9A2EFE]~ Le enseñé todo lo que sabía.[/color]
El jardín del Liceo se esfumó. Se perdieron en la oscuridad, y entonces volvieron a ver algo. Era el centro de Barcelona, por la noche.
Frente a Salara estaba él, el muchacho ojeroso. Llevaba puesto el uniforme del Liceo, y parecía mirar a la alienígena con cierto desencanto.
- Así que no vendrás conmigo…
- ¿Cómo esperas que te siga? ¡Has matado a estas personas!
La mirada de Salara barrió la plaza en la que se encontraban. Varios cuerpos yacían a los pies del muchacho. Iban bien vestidos, e incluso alcanzaron a ver pistolas tiradas en el suelo.
- Ellos se lo han buscado… - respondió él mientras se cruzaba de brazos.
- ¿¡Y tus compañeros!? – inquirió Salara con la voz quebrada.
- Intentaron detenerme. Es culpa suya por entrometerse – dijo mientras se encogía de hombros, restándole importancia. Entonces centró su mirada en la alienígena, todos pudieron ver como algo cambiaba en su interior -. Me rompes el corazón, Salara. Te acordarás de esto.
Salara miró entonces a lado y lado. Junto a ella estaban el resto de miembros de su equipo: Hermes, Averno, Cuarzo y Fusión. Todos estaban en tensión. Habían ido a detenerle, y eran plenamente conscientes del poder de su rival.
- ¡A por él! – ordenó Salara mientras se lanzaban al combate.
[color=#9A2EFE]~ Pero en ese entonces no fui lo suficientemente fuerte como para vencerle.[/color]
Tras unos segundos de transición volvieron a encontrarse en el bar karaoke.
[color=#9A2EFE]~ Y sigo sin serlo… ~[/color] Gata Lunar los miró con franqueza [color=#9A2EFE]~. Él es poderoso, más de lo que creéis. Al principio solo me quería a mí, pero desde lo del ataque os la tiene jurada. Vosotros arruinasteis su plan. Ahora sois sus enemigos.[/color]
Salara se llevó una mano al rostro, parecía estar conteniendo el llanto.
- Él volverá a por vosotros… por mi culpa. Lo siento mucho…
En ese momento alguien entró en el bar. Era la inconfundible figura de Averno, seguido de Hermes.
- ¡Muy bien! ¡Siento aguar la fiesta, pero es hora de volver! – gritó el chico demonio a viva voz mientras se acercaba al grupo - ¿Y esas caras? ¡Pero si habéis tenido tiempo de sobra!
Salara se abrazó a su novio al verlo entrar. Hermes no tardó en comprender la situación.
- Os lo ha contado.
Averno también se puso serio entonces.
- Venga, volvamos – dijo, algo más desganado, mientras chasqueaba los dedos.
La neblina roja los envolvió de nuevo, transportándolos de vuelta al Liceo. Aparecieron en el pasillo de dormitorios. La nube se disolvió en el aire, finalizado el hechizo.
Antes de marcharse con Hermes, Salara les hizo una última confesión.
- Su nombre de héroe era Omnis – dijo con voz queda -. Porque tenía el potencial para conseguir cualquier cosa.
Con una sensación algo agridulce, todos se fueron a dormir.
Fin del Capítulo 3
Dejo esta escena abierta un día más por si alguien quiere añadir algo.
El karaoke había resultado muy divertido. Fue una idea genial venir, además que muchos de ellos habían demostrado una habilidad sorprendente para pasarlo bien.
Ya más tarde escuchando a Salara no pudo sino preocuparse un poco. ¿Un chico que podía conseguirlo todo? Con un poder así cualquiera podría corromperse. Si ya habían sufrido para vencer a Damocles, que de hecho no lo habían vencido, ese tal Omnis seguro que les podría pasar por encima. Pero la vida superheróica era así... si ellos se acobardaban entonces los villanos camparían a sus anchas destrozándolo todo o terminando con la libertad de las personas. La suerte era que al ser personas solitarias los supergrupos como el que ellos formaban los podían derrotar.
- Podremos con él. Entre todos nosotros también lo podemos conseguir todo.
Quería animar a Salara que por lo que podía ver solía derrumbarse. Sara ya se había curado de espanto durante toda su infancia y sabía bien que había que darle la vuelta a los problemas para tener una oportunidad contra ellos.
Aquella tarde había sido de lo más divertida, a pesar de aquel final tan inesperado. Una confesión que nadie esperaba, pero que aclaraba bastantes cosas, no así el porqué del estado psicológico del tal Omnis, aunque era bastante probable que fuera cosa del poder... no todo el mundo lo soporta.
Diana no dijo nada, no creyó oportuno hablar sobre aquello con Salara, aunque ya su cabeza comenzaba a elucubrar. Cuando los devolvieron a la escuela, la chica simplemente se fue a la habitación y se sentó en la cama con la mirada perdida, tenía mucho en lo que pensar.
El senegalés se sintió abrumado por las muestras de apoyo de sus compañeros. No sabía muy bien que decir, no solo no le habían echado en cara su gran fallo, sino que además le brindaban toda clase de ánimos. Solo esperaba no volver a cometer ninguna otra pifia igual en el futuro.
Le agradeció a todos sus palabras y se llevó una mano a la nuca mientras se encogía de hombros y reía divertido ante la pequeña "bronca" de Diana. Trabajar en equipo le costaba, lo intentaba, pero después de pasar tanto tiempo actuando en solitario le resultaba complicado en ocasiones no dejarse llevar.
El resto de la velada se mostró más animado, como si poca a poco, se fuese liberando de una pesada carga que portaba sobre sus hombros. No se atrevió a subir al escenario, todos los hacían tan endiabladamente bien que pasaba de hacer el ridículo. Pero finalmente acabó aplaudiendo y animando a sus compañeros cada vez más fascinado por las dotes artísticas del grupo.
La idea del brindis le pareció buena y se unió al resto de sus compañeros. Finalmente el salir del Liceo había sido buena idea y habían pasado una agradable tarde. Pero casi al final de la velada, Salara les reveló la amarga verdad que tanto daño provocaba a la pequeña alienígena. Sara trató de animarla, pero Moussa no creía que las palabras de ánimo sirviesen de mucho, así que optó por otro enfoque diferente.
-Quiero acceso completo a su expediente, así como a todas las grabaciones que el Liceo tenga sobre él. -Aquello le salió en un tono más bien mandón, aunque no fue su intención y rápidamente lo cambió. -Siempre decís que la clave del éxito es la preparación ¿No? Tratáis de enseñarnos los peligros que habitan en otros mundos, desactivar rayos de la muerte, bombas de gravedad y no sé que rollos más. Pues bien, ahora sabemos que tenemos a alguien que quiere hacernos daño. Así que antes o después vendrá a por nosotros, por lo que será mejor que estemos preparados para cuando ese día llegue.
Extendiendo la mano, creó sobre su palma un pequeño portal que no tardó en doblarse sobre sí mismo hasta formar una esfera perfecta. La brillante energía azulada proyectó oscuras sombras sobre su rostro antes de salir proyectada y desintegrar por completo una de las latas de coca cola vacías.
-No importa lo grande o abrumador que un poder pueda parecernos, todos tenemos nuestras debilidades. Cada uno de nosotros estudiará al detalle toda la información que el Liceo tenga de Omnis y preparará un informe con todo lo que crea que pueda ser importante. Después, entregaremos esos informes a Zenitram, quién estoy seguro será capaz de trazar varios planes de contingencia en caso de que debamos de enfrentarnos a él. -Guiñando un ojo a Salara añadió. -No digo que vayamos a ir a por él, pero si nos considera sus enemigos y va a venir a por nosotros, mejor saber a qué nos enfrentamos. No creo que el director ponga alguna objeción, sería una estupidez que nos enseñen a enfrentarnos a estrellas de mar gigantes que escupen ácido y no nos dejen prepararnos para hacer frente a un verdadero enemigo. No podemos cambiar nuestro pasado, pero podemos prepararnos para el futuro, así que no estés triste Salara. Seguro que cuando llega el momento, le derrotamos, juntos.
Muy buenas!
Lamento no haber respondido a todos como debía, pero he pasado por 8 días de trabajo infernal. Ahora ya vuelvo a mi jornada habitual, así que andaré más liberado.
Un saludo!
-¿¡Ovnis!? -pensé bien fuerte. Tan fuerte que Salara o Aitor seguramente me abrían oído.- Ah, no. Omnis. Del latín.
No sé por qué me había sorprendió tanto al escuchar aquello, si nos estaba hablando una extraterrestre. Supongo que la costumbre.
En cuanto a Omnis... Me hacía sentir culpable. Un joven mega poderoso que un día se equivocó y algo salió muy mal. Me sentía un poco identificado. Vale que tenía la culpa de asesinar a esa gente y que seguramente su poder le corrompiera, pero no dejaba de ser un chico que cometió un primer error.
Me asustaba, me aterraba, poder convertirme en algo así. Que todo se volviese negro y solo quisiese matar... Debe de ser duro. A parte de para si mismo, para sus compañeros. ¿Tener que luchar contra un amigo? Horrible.
No sabía que decir, y tampoco qué aportar. ¿Como íbamos a luchar contra alguien así? Si al parece si quiera el equipo de Hermes pudo contra él. Se llamaba Omnis, por su potencial para hacer cualquier cosa. ¡Diablos! ¿Y qué teníamos nosotros que hacer contra eso!
Tan solo apreté los puños mientras Salara seguía con la historia y luego, nos llevaban a casa. Quiero decir, al Liceo.
"Lo que faltaba" pensó Ivan, al escuchar la historia de Salara. "Nos intenta matar y luego pide 'venganza' porque no nos dejamos. Es el colmo."
A Iván le mosqueó bastante aquella noticia. ¿Como podía el tal Omnis ser tan egocentrico? Sin embargo, pasados los primeros segundos, le pesó bastante mas la pena que afligía a Salara. La amenaza de un loco ultrapoderoso que iba tras sus vidas no era precisamente moco de pavo, pero no podía hacer nada al respecto. Sin embargo si que podía ayudar a Salara, al menos un poco, pasándole la mano por la cabeza, cariñosamente.
- Como dicen todos, no te preocupes. No sirve de nada. Nos prepararemos todo lo que podamos pero perder sueño y los nervios por ello solo te hará mal.
Omnis, un nuevo enemigo para la colección. Como si Ratchet no fuera suficiente como archienemigo, resultaba que había alguien peor. Omnis, qué arrogante.
Salara estaba resultando una caja de sorpresas. En sólo unas cuantas semanas había pasado de la tímida pequeña extraterrestre de quien todos se reían a una suerte de Obi-Wan Kenobi cuyo discípulo, Omnis, parecía bien capaz de encarnar el papel de Darth Vader. Y tal vez era mejor no darle ideas... Lo que estaba claro es que Gata Lunar tenía un pasado cargado de sorpresas y su timidez parecía bien justificada.
-No estás sola en esto. Tu propio equipo ya te respaldó. Ahora tienes a una nueva hornada de jóvenes bien dispuestos a ayudarte. Además, qué demonios, es una cuestión de auto-conservación, no pienso dejar que me maten, o que os maten, ya puestos -sonrió a la par que decía aquellas "jocosas" palabras- No, Atajo tiene razón, nos vamos a informar, me diréis todo lo que sepáis y obtendremos sus debilidades. No hay ser humano sin debilidades. Las explotaremos y le venceremos, no te quepa la menor duda.
Sus palabras sonaban llenas de confianza. Afirmaba las cosas, no planteaba dudas. Tenían trabajo por delante, pero nada que no pudieran manejar. Ese era el mensaje.
-Gracias por contárnoslo, Salara. Por si sirve de algo, yo también colaboraré.
Gina intervino por su propia cuenta, de forma inocente y educada, exactamente como era ella en esos momentos. Su libertad de elección, su libre albedrío (si es que se le podía aplicar tal expresión a un ser artificial y, por tanto, sin verdadera alma), le empujaba a empatizar con el grupo de amistades de Aitor. Un grupo, por otro lado, bien reducido y especial.
Quien sabe si en el futuro ella misma optaría por un camino más oscuro, menos luminoso que el de ayudar desinteresadamente. Pero de momento estaba de su lado y Aitor no tenía la menor necesidad de coaccionarla, obligarla o manipularla para que llegara a tales conclusiones. Zenitram tenía una secuaz robótica. Aquello era otro nivel.