Partida Rol por web

Hola, Linda. Sería estupendo que nos hubiésemos vuelto a ver tomando un frapuccino en Metrópolis. Pero aquí estamos...

Linda pestañeó. Ladeó la cabeza, confundida. ¿Realmente era Clark? La triquiñuela del Detective Marciano les había ganado tiempo, ¿pero cuánto tardaría el oído de Supergirl de notar un latido no tan familiar? ¿Cuánto tardaría su visión de rayos X en ver un esqueleto marciano debajo de aquel disfraz?

Laralala...

El siguiente en hacer aparición fue Perry, el cliente de la primera planta. O más concretamente Per Degaton ahora que le veían sin gafas. Iba desnudo, salvo por la sábana que a modo de toga romana colgaba de uno de sus hombros. Y llevaba entre los dedos botellines de alcohol del mueble bar de su habitación, lo que encajaba con los tumbos de borracho que daba mientras intentaba bajar las escaleras sin caer. Les miró desde lo alto con soberbia, o esperando a que sus ojos se concentraran lo suficiente para no ver doble.

Insensatos. ¡Soy Per Degaton! ¡Os traigo mensajes de otro tiempo! Hip. ¿Sabíais que en el futuro teníamos nanocuerpos que impedían al alcohol hacernos efecto? ¡EFECTIVAMENTE! Hip. El continuo espacio-tiempo ha sido alterado. Los antiborracheras nunca fueron inventados.

Intentó mirar a través de uno de los botellines vacíos a ver si quedaba algo que beber. Se notaba que no estaba acostumbrado: un poco de licor le habían alterado, pero no lo suficiente como para alterar su vocalización.

¿Qué estaba diciendo...?

Un auténtico Nerón en una Roma en llamas.

De no encontrarse combatiendo con Supergirl y necesitar su completa atención para no acabar herido, la presencia del hombre con gafas primero y luego Per Degaton embriagado, habrían aturdido hasta el extremo al Amo del Océano. Los dos individuos eran, empleando la mejor calificación posible, peculiares. 

—¿Qué diablos...? —dijo sin lograr reprimir parte del estupor sufrido.

Contando con el apoyo de Amatista y Grodd en la lucha cuerpo a cuerpo contra la antigua heroína, Marius acometió con las tres puntas de su arma al torso de la misma, quien no cesaba en promulgar intenciones homicidas. Un golpe fuerte en aquella zona, llena de entrañas, provocaría daños suficientes en la chica si conseguía herirla.

Grodd no entendió por qué el Detective Marciano se convertía en aquel humano de apariencia tan común, con cabello negro y gafas, a la hora de dirigirse a Supergirl. ¿Sería algún amigo o novio que la kriptoniana tenía en Metrópolis? Divisó también a Per Degaton, bastante afectado por el alcohol y vestido tan solo con una toga.

El gorila telépata no le dio mucha importancia a la presencia de Perry y se centró nuevamente en Supergirl, consciente de que tal vez no tuvieran otra oportunidad de atacarla. No podían desperdiciar la oportunidad que les concedía el marciano.

Apuntó de nuevo a Supergirl con su anillo rojo, mientras pensaba en Congorila y Solovar, en cómo había sido derrotado por ellos y había perdido su preciada Gorila City. Esperaba que la ira que empezaba a embargarle fuera suficiente.

Amy y Orm atacaron a la vez a Supergirl. La espada mágica se hundió en un costado. El tridente chocó contra el pecho, Orm notó la vibración del astil en su mano y el arma salió rebotada como si se chocara contra un muro. Bajo las costillas, la sangre kriptoniana se deslizaba por la espada hasta gotear por el filo. Grodd trató de invocar su ira, pero le fue imposible cuando vio que podía lastimar al príncipe y a la princesa, a su familia. La lengua de fuego que expulsó el anillo fue lánguida y la llamarada corta, extinguiéndose como la ira del gorila.

Clark... Ayuda-dijo Linda, viendo con incredulidad que sus enemigos podían hacerla sangrar.

El Detective Marciano se acercó con su disfraz de Clark Kent con tono comprensivo.

Tranquila, Linda. No tienes nada que temer...

Por sorpresa, Clark dio un puñetazo a Supergirl en el mentón, que la impulsó un par de metros hacia arriba.

¡AHORA, MALLAH! ¡COMO ACORDAMOS!

¿Qué clase de plan había elaborado J'onn J'onnzz y comunicado a monsieur Mallah mentalmente?

¡BON VOYAGE, MADEMOISELLE!

FSSSSSSSSSSSH...

La nave de Sinestro sobrevoló las cabezas de Amatista, Amo del Océano y Grodd. Mallah ocupaba el sillón del piloto, pero era el Cerebro quién, conectado al panel de mandos, pilotaba. La nave embistió a Supergirl. Con ella en el morro, atravesaron los treinta pies de la recepción que les separaban de la pared opuesta, estrellándose por encima de las puertas dobles que daban al auditorio del hotel. Con el cuerpo atrapado, Supergirl disparó sus rayos oculares para destruir la mole mecánica que le empujaba contra la pared.

El grueso de la nave quedó cerca de la pared, en el centro de los escombros. Estaba destrozada. En las inmediaciones se distribuían los cuerpos de Supergirl, monsieur Mallah y... un cerebro fuera de un tarro, desparramado sobre un trozo de metal de la carlinga.

Cerebro, mon amour...

Mallah se arrastró hacia Cerebro. Enrabietada aún por el efecto de la kriptonita roja en su mano, Supergirl se puso en pie y volvió a usar sus rayos láser. Esta vez, en un acto de crueldad, los dirigió contra el cerebro indefenso.

¡NOOOO!

El gorila francés interpuso su brazo, que explotó como si hubiera estado dentro de un microondas.

Esperen, esperen, esperen... ¡Hip! Tengo un objeto del futuro para casos como este.

Per Degaton hurgó con la mano bajo la toga. Sacó algo parecido a un mando de un garaje. Apuntó hacia Supergirl y... Apuntó hacia la nave y... Apuntó hacia Mallah y...

¿Puede la habitación dejar de dar vueltas un segundo? Estoy tratando de apuntar. Gracias.

Disparó un rayo tractor a Cerebro, que voló hasta estrellarse contra la cara de Per Degaton, haciéndole caer por las escaleras.

Uffff. Grodd... Grodd, la nave exoterrícola... No lo decís así en esta época... Mi cabeza... La nave extraterrestre, Grodd. Es la solución a todo esto.

Los balbuceos de Perry desde el suelo, bajo el cerebro que cubría su cara, tenían parte de razón. Había mil cosas que un gorila superinteligente podía hacer con esa tecnología. Manipulando el motor de salto, podía convertirse en una bomba para matar a Supergirl. Extrayendo el dispositivo de los escudos positrónicos, tenía una jaula portátil con la que encerrar a Supergirl en un campo de fuerza. Los sensores de escaneo podían identificar la kriptonita roja y arrancarla de manos de Supergirl con unos improvisados imanes térmicos utilizando el calor del sistema de soporte vital. Las combinaciones eran infinitas.

Mientras tanto, en el comedor... Harley Quinn terminó de colocar los anillos de Sinestro en sus dedos.

Ja, ¡miradme! Soy la linterna caleidoscopio.

No, no puedes hacer más chistes malos. Si estás feliz no puedes usar tu ira.

Yo soy mala. Mis chistes solo son... difíciles de escuchar.

Eso no ayuda ahora. Piensa en lo que más odias. Batman. El Joker. La pizza con piña. El Saturday Night Live.

Esos malditos cómicos de exultante belleza... Cómo los odio. Casi tanto como tener monólogos internos. Cómo odio los monólogos internossss...

Después de ser Supergirl arrollada por la nave espacial de Sinestro, habiendo recuperado distancia entre él y la víctima de esa colisión, el Amo del Océano apuntó con su tridente a la kriptoniana. El conflicto podía cambiar alcances tantas veces como quisiera, ya que su arma le permitía actuar igualmente en espacios largos o cortos.

La heroína era una sólida rival, resistiendo cada ataque contra ella sin casi inmutarse y provocando graves daños cuando sus rayos impactaban. En cuestión de resiliencia, aparte de las complicaciones creadas y los rencores producidos a raíz de estas, Orm admiraba a la joven.

Las llamas arcanas surgieron del artefacto atlante, recorriendo el camino hasta cerca del cuerpo de su enemiga, pero sin lograr alcanzarla.

Grodd escuchó las palabras de Perry. El pelirrojo estaba borracho, muy borracho, aunque parecía albergar algo de raciocinio en lo que decía. Podía tratar de neutralizar a Supergirl como amenaza.

Centró sus esfuerzos en hacer volar el mando que tenía Per Degaton hasta su mano y, una vez lo agarró, Grodd pensó en sus distintas opciones. Algo dentro de él le pedía matar a Supergirl. Después de todo lo que había hecho y considerando lo poderosa que era, dejarla con vida podía ser contraproducente. Puede que fuera una chiquilla, pero una chiquilla con una fuerza superior a la de casi todos los presentes. Pero después de haber matado a Flag y Nightshade, consideró que ya había matado a demasiados en un día como ese. Pensó también en qué pasaría si encerraba a Supergirl, si bien sabía que aquello no solucionaría del todo el problema.

Tomó una decisión. Apuntó con el mando a Supergirl y decidió utilizar los sensores térmicos de aquella tecnología para arrancar la kriptonita roja de la mano de Supergirl. No sabía si aquello funcionaría, pero tenía que intentarlo.

Las llamas del tridente no lograron cruzar todo el recibidor del hotel. Orm notó que el artefacto atlante en sus manos se estaba recalentando de tanto uso seguido. Grodd apuntó el mando de Per Degaton y pulsó un botón al azar. El mando empezó a hacer el sonido de un secador de pelo o una aspiradora de mano.

¡Me toca! ¡Charmander, lanzallamas! Juas, juas, juas, juas...-dijo la payasa.

Harley era puro caos, por eso los anillos le obedecieron tan bien. El puño escupió cinco llamaradas de fuego hacia Supergirl. Cuando las llamaradas se desvanecieron, Supergirl cayó al suelo con las ropas quemadas y el trozo de kriptonita roja cayó de la palma de su mano. Además, los anillos de linterna roja se apagaron.

¿Qué ha pasado? ¿Están muertos?

¿Los anillos? No. Los Linterna usan unos artefactos especiales para recargar el poder de sus anillos. Sospecho que cuando Sinestro los robó planeaba recargarlos en una linterna oculta en este sector estelar. Ahora no son más que baratijas, pero los Guardianes vendrán a recuperarlos para ponerlos en buen recaudo.

El detective marciano pateó el trozo de kriptonita haciendo que rompiera una cristalera del hotel y se perdiera en la oscuridad del océano nocturno. Cogió a Supergirl por la cintura después de asegurarse de que sus constantes fueran los de alguien con vida. El cuerpo inconsciente de Sinestro voló hacia ellos desde el comedor. J'onn J'onzz lo sostuvo en el aire junto a él para despedirse.

Lamento los destrozos. Lo que estáis haciendo en esta isla es... interesante. Nightshade y Rick no debieron morir, pero no os culpo. Lo achaco al influjo de los anillos. En cuanto a Lex... La verdad, no me molestaría si sigue sin aparecer por Metrópolis por un tiempo. Supongo que esto es una despedida. Adiós, héroes.

Héroes. ¿Eso eran? El Detective Marciano tocó el cuerpo de Sinestro y se volvió incorporal para llevárselo junto a Supergirl a través de la pared.

¿O tal vez no? Un portal de fractales empezó a oscilar en el centro de la sala. Allí estaba, ante ellos, el enemigo al que Per Degaton temía... ¡Monarch!

La armadura se abrió dejando escapar chorros de vapor. Cuando la neblina se difuminó, en el interior de Monarch vieron a una mujer parecida a la princesa Amatista.

Príncipe Orm...

La mujer se desplomó hacia delante saliendo de la armadura y cayendo sobre la moqueta roja de la recepción. Estaba inconsciente. Había traído del futuro muchas preguntas, pero sobre todo una servo-armadura capaz de esclavizar un planeta entero. Y el anillo de Linterna Verde que llevaba Harley Quinn todavía tenía poder. ¿Qué nuevas aventuras esperaban a nuestros héroes? Esa es otra historia...