Sí, claro... Todo el mundo sabe que solo las mujeres tienen seres queridos y empatía.
Gilipollas...
Nightshade se acercó a Agasha y le pasó la mano por encima del hombro.
No temas. Tengo un hermano de siete años. Traeremos con vida a tu hijo. Te lo prometo, Agasha. ¿Cómo se llama?
Se llama Mazu. Tiene la misma edad que tu hermano. Es muy buen chico, no dejéis que le hagan daño.
Los lugareños les guiaron por el bosque a una pequeña aldea de cabañas hechas con hojas de palmera. A partir de ahí, el Escuadrón Suicida siguió solo. Al cabo de unos minutos andando, la vegetación terminaba y empezaba la arena.
Había un buen trecho desde la vegetación hasta el hotel. Rick Flag sacó unos prismáticos pequeños que parecían de juguete, pero no eran otra cosa que binoculares militares ligeros para ocupar menos espacio. Al terminar de evaluar la situación, pasó los prismáticos a los demás para que lo vieran con sus propios ojos.
A la derecha del edificio del hotel hay media docena de negros. Están bebiendo cerveza y escuchando música mientras se bañan en la piscina. En el centro, la pared del hotel es lisa y sin ventanas hasta los cuatro metros de altura, dónde empiezan los balcones de las habitaciones del primer piso. A la izquierda no hay nadie vigilando.
Nightshade, aún es pronto para que uses tus portales. Tú eres demasiado grande, Mallah. Tú no tienes movilidad, Cerebro. Y me temo que Harley Quinn tiene una tendencia natural a llamar la atención. Yo me acercaré en sigilo, gateando sobre la arena, y acabaré con esos guardias-dijo, seguro de sí mismo-. Os haré una señal.
Rick se ajustó los guantes y esperó. De pronto la luz del hotel se apagó: el Rey Tiburón había cumplido con su misión.
¡Bingo!
Voy a dejarlo aquí por si se os ocurre proponer algún plan alternativo o alguna distracción.
A pesar de lo dicho por Rick Flag, la habilidad de Stealth (sigilo) depende del atributo de DEX (destreza), así que a Harley no se le daría del todo mal escabullirse hasta el hotel (dependiendo de su tirada de dados).
Bueno, supongo que solo nos queda esperar a que el señor haga su camino a gatas y esperemos a que se ocupe de las comunicaciones, entonces podremos hacer un ataque rápido y directo, aunque creo que sería mejor si eliminamos a las unidades enemigas, no sabemos si podrían ir en nuestra contra y podemos disfrazar esto como una revuelta si le damos armas a los nativos y dejamos que ellos luchen en un frente, mientras nosotros nos movemos en otro frente con nuestra propia agenda. Los demas podremos descansar y aprender del ejemplo, tampoco es que nos esten pagando.
Nightshade apartó la mirada cuando Rick Flag ya estaba a medio camino del hotel.
Chicos... ¿Recordáis que en la reunión se dijo que yo no usara mis poderes porque Shade podría detectarme? Pues eso funciona en los dos sentidos. Sé dónde está. Y voy a por él.
La mujer cayó como si no hubiera arena bajo sus pies, desapareciendo en su propia sombra. Mallah, Cerebro y Harley estaban solos...
Muy por delante de ellos, Rick Flag salió a la luz de la luna y empezó a cortar pescuezos con su cuchillo militar. Y tripas. Evisceró un poco más. Y más... Lanzó su cuchillo clavándolo en el pecho de un matón, corrió hacia él, saltó apoyando la suela de sus botas en el torso de su víctima y cogió impulso para volver a sacar su arma de la carne y seguir luchando.
En segundo plano, uno de los sicarios salió de la piscina, se acercó por detrás a Rick y estrelló el radiocasete en la cabeza del marine, haciendo que cayera inconsciente (o tal vez muerto). Dos de los matones supervivientes agarraron a Rick Flag de los brazos y lo arrastraron hacia el interior del hotel junto con todos esos bonitos detonadores que podían hacer al Escuadrón Suicida hacer boom. El tercer matón les siguió dejando la piscina en silencio y con solo cuatro cadáveres flotando en la piscina.
Mallah, Cerebro y Harley estaban muy, muy solos...
Al acercarse al hotel, vieron dos entradas obvias: desde la "deadpool" se entraba en el comedor del hotel cruzando unas puertas de cristal. En el flanco contrario del edificio, las puertas principales de madera regia estaban abiertas de par en par y permitían llegar a la recepción del hotel. Tanto el comedor como la recepción estaban prácticamente a oscuras.
Que encantador... bueno, supongo que solo nos queda ir por Flag, podremos aprovechar mientras esta inconsciente para retocar esos detonadores y darnos una oportunidad... creo que se acabo el sigilo, si la señorita Nightshade llama la atención y se da la alarma o si esos tipos la dan, ya no sera un secreto que hay gente infiltrado, solo nos queda jugar con la cantidad... esperemos que encuentren atractivo a Flag y nos dé un poco de tiempo para terminar esta parte del trabajo.
Pensando un momento, intento recopilar algo de información de la zona.
Intentemos esto, señorita Quinn, que tal si alborota un poco a los locales para que intenten escapar o hacer algo de ruido, Monsieur Mallah se podrá ocupar de estos tipos de uno a uno mientras me dejan cercas de un dispositivo de comunicación, intentaré interferir las comunicaciones con ese dispositivo para poder hacer algo de silencio radial. Tambien podrá hacer de cebo, mientras ustedes dos eliminan a los atacantes, mi coraza es bien construida y podra soportar armas convencionales con facilidad.
Harley observó cómo Rick Flag se acercó y empezó a eliminar a los guardias.
- Vaya con el soldadito. Se basta él solo para cumplir con la misión.
Pero fue entonces cuando uno de los guardias golpeó a Flag. Todo sucedió muy rápido, y no hubo tiempo para avisar al marine. ¿O pudo ser que el grupo disfrutara con ello?
- Ups, he vuelto a hablar demasiado pronto...
Harley consideró las opciones propuestas por El Cerebro.
- Flag es la clave si queremos salir de aquí con vida. ¡Necesitamos esos detonadores!. Voto por entrar al edificio y rescatar al soldadito. Podemos aprovechar la oscuridad.
Nada de votaciones, Harley Quinn. Esto no es una democracia. Pero sí, tenemos que entrar en el hotel. Y tú, querido... Jamás, jamás vuelvas a ofrecerte como cebo. No eres un cebo. No voy a sacrificarte. Esa no es una opción.
Mientras se acercaban al hotel, monsieur Mallah miró en dirección al océano. Nadie podía permitirse el lujo de esperar a que el Rey Tiburón regresara. Había que encontrar los detonadores cuanto antes. Entraron atravesando las puertas dobles de cristal que llevaban a la recepción oscura...
De pronto, las luces se encendieron.
¿Pero el Rey Tiburón no se había encargado de las luces? ¿Por qué ha dejado de estar a oscuras este sitio?
Aquella vicisitud también era una oportunidad. Con la electricidad restaurada, podían conectar al Cerebro con el ordenador de la recepción. La luz también les permitía apreciar detalles que no eran apreciables a simple vista...
Un cartel con un diagrama del hotel mostraba qué dos salas flanqueaban la recepción: a la izquierda estaba el comedor y a la derecha el salón de actos.
Un rastro de sangre salía del comedor y subía las escaleras de la recepción, lo que mostraba por dónde había pasado Rick Flag para llegar al siguiente piso.
Cuando Harley Quinn asomó la cabeza al salón de actos, vio el telón bajado. Pero justo antes del escenario, una mujer rubia hacía movimientos repetitivos como taichí o kung fu, con un bonito anillo rojo en una de las manos y una espada al cinto, casi tan tentadores como su nuevo arpón.
Motivo: 1-Hall, 2-Comedor
Tirada: 1d2
Resultado: 1 [1]
- Bueno, bueno, qué tenemos aquí.
Harley observó a la artista marcial, y su equipo le llamó la atención.
- ¡Al final esta misión va a ser como ir de compras!
Se apresuró a volver a la recepción sin llamar la atención y una vez con el equipo susurró:
- Mallah, hay una tipa ahí. Deberíamos silenciarla antes de subir más pisos. ¿Por qué no conectas a tu socio para ver qué información podemos obtener y me ayudas a capturar a la karateka?
Esto último lo añadió haciendo gestos exagerados que trataban de simular artes marciales, incluida la patada de la grulla de aquella famosa película...
- Acerquémonos al escenario cada uno por uno de los laterales.
Harley no esperó a la respuesta de su compañero de equipo y se dirigió de nuevo hacia el salón de actos. En su mente ya se imaginaba portando la espada y el arpón y no podía esperar a ver que podría encontrar en los demás pisos.
Una vez en el salón de actos, procedió con cautela, agachándose y avanzando por uno de los laterales, usando los asientos como cobertura, mientras en su mente tarareaba una canción infantil referida al juego del escondite.
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 12 [12]
Lanzo 1d20 para acercarme sigilosamente al escenario. Quiero sorprender a la mujer de "cerca", pero sin llegar a ponerme a distancia de la espada.
No tengo muy claro cómo hacer la tirada. ¿Debería sumar mi agilidad?
Mallah puso a Cerebro sobre la mesa de recepción y tiró de un cable replegado dentro de la base del cilindro. Conectó el extremo al ordenador y Cerebro hizo el resto.
Harley Quinn entró en el salón de actos acompañada por su gorila particular. Por gestos se distribuyeron a izquierda y derecha de la Princesa Amatista. La payasa fue felina cual Catwoman y se acercó en completo silencio. En cuanto Mallah...
Durante el entrenamiento de esa mañana con los anillos de linterna roja, algunos tablones del suelo habían sido dañados. El peso del gorila hizo el resto. Su pie se hundió en la madera. Su cuerpo se fue hacia delante. Monsieur Mallah se dio de bruces contra el suelo, delante de la mujer a la que intentaban atrapar.
Pardon...-se disculpó en francés, volviéndose a poner de pie.
Lo más extraño de todo era que la presencia del gorila no había sobresaltado a la Princesa Amatista. Seguía con sus movimientos repetitivos. Harley Quinn pudo pasar la mano por delante de los ojos de Amy Winston sin que la mujer mutara sus rutinas. Parecía un robot o un simulacro de algún tipo. La última pista la dio el Cerebro cuando encendió la luz del salón de actos: la Princesa Amatista proyectaba su sombra, lo que descartaba que fuese un holograma o un fantasma.
En la reunión del Escuadrón Suicida no mencionaron a esta chica-recordó Mallah-. ¿Qué está pasando?
- ¡Esta chica está hipnotizada!
Dijo Harley pasando la mano por delante de sus ojos sin que la mujer cambiara su comportamiento.
- Mejor para nosotros, algo menos de lo que preocuparse. Y en cuanto a esa bonita espada...
Harley trató de analizar los movimientos de la Princesa Amatista. Trataría de moverse al mismo tiempo para poder robar la espada sin alterar la rutina de la heroína, para asegurarse de que no salía de su trance.
- Mallah, cúbreme...
Motivo: Acrobacias
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+18)=29 [11]
Motivo: Destreza
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+5)=15 [10]
Tiro Acrobacia para moverme con la princesa, y destreza para sacarle la espada.
Una chica para ser feliz solo necesita una espada. Que haga juego con su arpón, si puede ser. Harley sacó la espada de su vaina de manera limpia. Hizo un par de estocadas al aire para hacerse con su peso y parecía muy bien balanceada. La princesa del anillo rojo siguió repitiendo sus patrones.
Un fantasma surgió del suelo. Un fantasma con los colores de la bandera del espectro no binario, ¿lo cual tenía sentido porque los fantasmas no tienen género? Su falda o túnica ondeaba como si hubiera corriente en el salón de actos.
Hola-dijo amistosamente-. Dejadme adivinar... A juzgar por vuestro aspecto, sois amigos de Grodd y el Joker, ¿verdad? ¡Bien! Sus amigos son mis amigos. Me llamo Am... ehm... Arkanite.
El fantasma se aproximó y estrechó las manos de Harley y Mallah, demostrando que era físicamente tangible salvo por el breve momento en el que atravesó el suelo desde el sótano.
Esa espada está un pelín afilada-dijo a Harley-. Es peligrosa, podrías pinchar a alguien. Déjame que me deshaga de ella.
Arkanite chasqueó los dedos. La espada en la mano de Harley Quinn se descompuso en polígonos cada vez más pequeños hasta desaparecer. A la mujer rubia de los movimientos de reiki le pasó lo mismo, y desapareció delante de sus narices. El anillo rojo de su dedo cayó sin que Arkanite reparara en ello. Rápidamente, monsieur Mallah pisó el anillo para ocultarlo de la vista del fantasma.
No, eeeeh... La mujer y la espada solo eran un simulacro. No es una mujer de verdad. No la acabo de matar ni nada de eso. La moldeé con mi magia para que pareciera que estaba realizando unos ejercicios. Es como un monigote creado con plastilina, solo que con un poco de "iniciativa". Uffff... Es una larga historia.
- ¡Hey! ¡Esa era mi espada!
Dijo Harley cuando el arma desapareció de sus manos.
Harley observó al "fantasma" durante unos segundos, y en su mente se empezó a elaborar un plan.
- ¡Sí! como bien has observado, somos amigos del Joker y Grodd. Nos han enviado para escoltar a un americano que ha sido capturado por tropas rebeldes. Al parecer un espía. El señor J. quiere interrogarle personalmente. ¿Por qué no nos ayudas?
- Un aliado con este tipo de poderes puede ser muy útil... La de robos que podríamos planear en Gotham...
Arkanite observó en silencio. Era imposible saber qué se estaba urdiendo debajo de esa máscara.
Tengo mucho trabajo esta noche y no puedo acompañaros. Mmmh... pero tengo un conjuro que podría seros de ayuda.
Los ojos de la máscara se iluminaron mientras la voz emitía palabras arcanas de tradiciones mágicas prohibidas. Se convocó una luz flotante, un fuego fatuo que titubeaba en el aire.
La magia de guia os conducirá a aquello que ansían vuestras almas. Seguidla y encontraréis al soldado. Si es eso lo que de verdad buscáis. ¡Suerte!
Arkanite saludó con la mano mientras su cuerpo descendía atravesando el suelo hasta el sótano como un fantasma. Monsieur Mallah aprovechó para levantar el pie y recoger el anillo rojo del suelo.
La luz voló en espirales y requiebros, abandonando el salón de actos y cruzando la recepción. Mallah y Quinn siguieron el fuego fatuo y salieron tras él a la noche estrellada frente al hotel, a la playa con el sonido de las olas arrullando la arena. Un bonito pero poco práctico recuerdo que aquello que estaban buscando era la libertad. Habrían preferido encontrar a Rick Flag. Era más urgente.
Riiiiiiing. Riiiiiiiiiing. Riiiiiiiiiing.
Era el teléfono de la recepción. Monsieur Mallah y Harley Quinn volvieron con el Cerebro.
El Cerebro usó un programa ecualizador para descolgar el teléfono sin tener que hablar por el auricular.
Sí... Ahá... Entiendo... Estaremos en contacto.
Se escuchó un tono corto, como dando fin a la comunicación.
Nightshade ha cumplido su cometido. Se ocupó de Shade. Tiene un colaborador que la está ayudando desde dentro. También ha localizado a Rick Flag: está en el pasillo sur del primer piso, con Grodd y tres matones locales.
Una luz salió del tarro cerebral y escaneó el anillo.
Interesante. Los materiales de los que está hecho el anillo no existen en la Tierra. Por descarte, he de suponer que tiene origen alienígena. Y el modo en el que están ensamblados sus componentes... Me recuerda a un ordenador.
- ¡$%&#! ¿Y esta es la poderosa magia del fantasma? !Nos ha llevado a la playa! Nunca te fíes de los desconocidos, Mallah, especialmente si te ofrecen regalos. Volvamos.
Una vez en el edificio, Harley escuchó atentamente al Cerebro.
- Bueno, al menos alguien es mínimamente profesional. ¡Bien por Nightshade! Ahora nos toca a nosotros, si no queremos que nos explote la cabeza...
- Mallah, yo iré delante, está visto que el ser discreto no va contigo. Sígueme a una distancia prudencial, y ocultémonos cerca de la habitación.
- ¿Cerebro, hay algo que puedas hacer para que abandonen la habitación? Estaba pensando, nos puedes dar 5 minutos para colocarnos en nuestros puestos, ¿y luego hacer sonar la alarma de incendio del edificio? o algo similar, interferir sus comunicaciones con un falso mensaje...
Motivo: Avanzar hacia la habitación en sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 12(+6)=18 [12]
Me he permitido la licencia de prepararlo todo antes de que lo sugirieras. La habitación 103 tiene cierre electrónico. Os la acabo de abrir. Subid por las escaleras. Yo os espero aquí. Daos prisa-dijo el Cerebro a Harley y Mallah.
Cuando ya cruzaban el centro de la recepción, monsieur Mallah echó la vista atrás. El tarro del Cerebro sobre la mesa de la recepción tenía el aspecto de un jarrón de arte contemporáneo.
Señor Mallah... Cuídese. Me defraudaría si no volviese sano y salvo a mi lado.