- Max, por favor, no te precipites- pidió a su compañero tras oír su respuesta.
La petición de Doña Zargoh no parecía haber sentado muy bien a Max, y para ser sinceros, tampoco le había hecho la menor de las gracias a Siobhan. Por lo que tras la pregunta al aire de Sira, se vio presta a responder.
- Es decir, que en caso de que ganemos quiere que renunciemos a un elixir legendario... -comenzó diciendo al mismo tiempo que se pasaba la mano por el mentón de manera pensativa como si estuviera divagando. - No parece que esos estropicios que se han provocado , y de los que algunos al parecer no somos del todo responsables, tengan el mismo valor que semejante premio ¿No cree?
Siobhan hizo una pausa para echar mano de su bolsillo y sacar un chupa chups de sandía al que comenzó a quitar el envoltorio. Pues con tanta tensión y reprimenda le hacía falta algo dulce.
- Pero aun así estaría dispuesta a renunciar. Ya que, de verdad, entiendo que usted quiera preservar dicho premio. Lo que quizás no vaya a ser tan entendible sea para ese público que en el hipotético caso de que ganemos, vea como renunciamos al mayor premio dado por este torneo… por nada. Así que ¿Qué le parece si en caso de que eso se produjera, nosotros recibiéramos otro tipo de premio? Claro está haríamos el paripé de recibir dicho elixir, pero todo quedaría en eso, una farsa en la que nosotros acabaríamos recibiendo otra cosa en su lugar… algo no tan cuantioso como ese elixir.
La doctora acababa de poner las cartas sobre la mesa, sus pensamientos estaban en sacar provecho a la situación y obtener algo más necesario para ellos ahora mismo. Y esperando una respuesta de la organizadora, aprovechó para llevarse el chupachups a la boca.
Sorprendentemente doña Zargoh rompió a reír.
—¡ZAHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHO! ¿Pero vosotros de dónde habéis salido niños?—dijo haciendo énfasis en esa última palabra—Nadie en su sano juicio haría un torneo en el que regala un elixir legendario sólo a cambio del.. ¿cómo has dicho? Espectáculo. No, niños no. Todo el mundo aquí sabe de qué va todo esto. Excepto vosotros, claro. Este torneo trata de lo que quiere cualquier pirata. El oro, la fama, el poder...
Todo lo tuvo en su día la mujer que se autoproclamó la reina de las piratas, ¡JACKELINE DIVINE! Los ojos de doña Zargoh chispearon al mencionar la palabra poder.
—El poder de tener a todo un ex-corsario aquí siguiendo nuestras órdenes al pie de la letra. ¿Vais a vosotros a violarlas tan alegremente? Me temo que eso no va a ser así. Nosotros dictamos las normas y las cambiamos cuando queremos. Porque podemos hacerlo—eran piratas al fin y al cabo, no se podía esperar menos—. Podéis continuar en el torneo si queréis, pero no recibiréis ningún premio. Decidid si queréis que vuestra fama como piratas sea la de "aquellos tontos piratas que fueron descalificados cuando tenían a tres miembros de su tripulación en los cuartos de final". Vais a ser las risas de este sector del Mar del Anillo. Si me enfadáis, quizás hasta me asegure de que seáis esas risas. ¡ZAHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHO! En fin, es tarde y deberíais buscar un lugar en el que descansar. Dentro de diez horas comienza la siguiente ronda. ¡Buenas noches!
Y girando sobre los tacones de sus zapatos, doña Zargoh se marchó dejando su paso un incómodo silencio.
La respuesta de aquella Señorona no ayudaba a que Max Powder cambiara de parecer, a fin de cuentas, este muchacho era más simple que el mecanismo de un botijo, y probablemente si en aquella época existieran los clips, este necesitaría de instrucciones para usarlos... no las leería de todas formas, pero sería un bonito detalle que los tuvieran.
-¿Y a mi qué coño me importa que una panda de piratas piense de mi?. -Le espetó Max Powder- ¡A mi el único Poder que me importa es que mis Bombas exploten bien fuerte!. ¡Y ni siquiera nos dan "oro"!. Así que menos cuento con "Fama", "Oro" y "Poder"... si al final solo es un "Venid aquí a gastar vuestro oro para que una panda de piratas borrachos se ría como arriesgáis la vida". Pffff... Yo paso... Si quisiera hacer el tonto para conseguir la aprobación de alguien que me desprecia me hubiera quedado en casa...
El confiaba en que podía hacerse un nombre por su cuenta y no siento utilizado para entretener como si fuera un payaso o una cabra que subiera y bajara de escaleras al son de una flauta... aunque esto no lo diría en voz alta, pues de la poca brillantez que tenía, sabía que no debía despreciar a las cabras con Mary delante.
-Pelo-Rosa, me presento y me derrotas, así estás menos herida para la semi-final. -Le propuso el artillero, tanto a Valeria como al resto de su equipo- O mejor aún, apostamos todo a tu favor y me derrotas. Así al menos sacamos algo de dinero... Supongo que habrá algún sitio donde apostar.
La doctora tenía cara de pocos amigos tras la respuesta de Zargoh. No le había sentado nada bien como les había tratado y ahora más que nunca tenía ganas de llevarse ese elixir.
- Eso que propones sería un buen plan si supiésemos como están las apuestas. Aun así, pensaba que querrías patearnos el trasero... parece que tendremos que ser las chicas las que demuestren la valía de la tripulación –musitó al escuchar la propuesta de Max.
Si no fuese porque Siobhan quería salir de allí con un barco para sus compañeros, hubiera seguido los pasos de Max. Pero ella tenía la idea, equivocada o no, de que si seguía compitiendo en aquel torneo podría conseguirlo. Aun así, ahora mismo no tenía ningún cabo del que tirar y que le llevase al tan ansiado premio, por lo que la doctora estaba un tanto contrariada.
- En fin, parece que lo mejor que podemos hacer es irnos a descansar. Tendríamos que buscar un nuevo lugar donde quedarnos, parece que la posada no va a estar disponible.
Siobhan entonces comenzó a caminar para abandonar aquel recinto.
Viendo que aquella banda de matones no parecía razonar dijeran lo que dijeran, Rendam se limitó a quedarse de brazos cruzados, mirando con mala cara a aquella señora que se reía, hasta que se fue.
Maldita arpía, espero que se atragante con la próxima comilona que se pegue...
Tras esto, siguió los pasos de la capitana en busca de un sitio donde descansar.
En el momento en el que Max se reafirmó en que no participaría en el torneo, Valeria pareció perder todo el interés en él. Tanto que ignoró sus palabras sobre presentarse, rendirse o apostar. No hizo ningún comentario, pero el cambio de actitud fue radical. Era como si el explosivo rubio hubiera dejado de existir.
—Las chicas y tú podéis quedaros en mi habitación capitana—dijo invalidando la invitación que antes le había hecho al artillero.
Eso le daba un lugar para descansar a todos menos a Rendam y a Max. Todos miraron a Mustard.
—Eeeeeeh... Con mis mochimon no hay mucho sitio en mi habitación...—dijo escurriendo el bulto—. Quizás tenga sitio para uno, ¿Rendam?
Max Powder por un lado se sintió aliviado a la hora de que esta mujer decidiera dejarle en paz, pero a su vez se sintió un poco vacío, como si hubiera acabado de perder algo, algo terrible y molesto, como un grano en la nariz, pero a fin de cuentas, era su grano en la nariz...
-¡Pues yo buscaré mi propia habitación!. -Exclamó molesto, alejándose del grupo- ¡Nos vemos en el torneo!. ¡Pfff...!. ¡Tengo muchas cosas que hacer!.
Y con esto, Max Powder deambuló por las calles de aquel pequeño pueblo pirata en busca de la cárcel en la que le hubieron metido con anterioridad.
Recuerde que siempre puedes gritar santuario fuera de una iglesia... !! - le exclamaba al joven Powder al verle alejar por su propia cuenta; por mi lado... pues no haciendo visto feo a la invitación de la joven con cabellera mágica simplemente baje la cabeza pronunciando - entonces estamos a su cuidado - y usando mis mermadas fuerzas intentaría por fin ponerme de pie para seguir al grupo que dormiría con la ladrona.
Rendam asintió, agradecido a Mustard.
- No te preocupes, no ocupo mucho y puedo dormir en cualquier lado. No notarás mi presencia.
A Sira no le sorprendió que no se pusieran de acuerdo. LLegar a unanimidad aquí es difícil. Así que, cuando Gominola propuso descansar y Valeria ofreció un lugar para ello, no dudó en dirigirse a sus compañeras:
—Vamos, creo que necesitamos descansar. Yo no puedo más—dijo mientras se le cerraban los ojos.
-Max, espera al menos a que te haga unas curas -comentó preocupada por el estado en que se encontraba su compañero mientras veía como este emprendía el camino en busca de un cobijo.
A la doctora no le terminaba de convencer que se desperdigaran tanto.
El Ego de Max no era superior a que le hicieran unas curas, por lo que este volvió para ser atendido pero con mucha indignación al respecto de todo. De hecho, el muchacho artillero seguía de morros, ofendido porque le habían requisado el premio bueno pese a que el no la había liado... excepto cuando sí.
-Vale... -Dijo finalmente a la Capitana- Pero quiero que tengan las banditas con calaveras.
Cada uno por su lado y tras recibir todos un poco de atención médica (porque Sira también había acabado echa polvo después de que se le cayera medio edificio encima y pelear con Quermosura). Cada uno se fue por su lado. Las chicas se fueron con Valeria a dormir un poco apretujadas, Rendam se acopló con Mustard y sus mochimon y Max... Dejémoslo en que encontró un lugar donde descansar pero posiblemente no sepamos si fue bajo una palmera o como peluche de algún tío grandote, peludo y cariñoso.
El grupo continúa aquí.