La explosión había sido terrible. Casi como si de un arma de destrucción total se tratara. ¡Qué demonios! Seguro que se trataba de algo de ese tipo. Alguien ha venido a Orre con algo que estaba fuera de sus capacidades, seguro. ¿O quizás era una prueba del torneo? No, no podía ser, los Piratas de Morganeer se habían tomado muy en serio la seguridad de la contienda para dinamitarla ahora en un momento. ¿O se trataba del premio del torneo?
A un lado y otro, todo el mundo se iba levantando. Algunos tenían que apartar cascotes y otros destrozos. Respiraban entrecortadamente pues todavía había mucho polvo en el aire. En algunas partes, ni siquiera se podían abrir los ojos de la cantidad de partículas en suspensión que había. Por suerte, poco a poco el aire se iba aclarando.
Inconscientemente, la gente comenzó a dirigirse al lugar en el que había ocurrido la explosión. Era instintivo, necesitaban saber que había ocurrido. Y así llegaron hasta un lateral del coliseo que ahora estaba medio destruido (igual que la mayoría del poblado de Orre) donde había un tremendo cráter humeante.
Y en medio de éste, un hombre.
El hombre era muy alto, de mediana edad y distinguido por tener una constitución anormalmente enorme. Con un torso y unos brazos musculados e impresionantes. No así sus piernas, que quedaban un poco desproporcionadas. La cabeza en comparación con su voluminoso cuello, es muy pequeña y tiene un par de cuernos grisáceos que le sobresalen por encima de las orejas hacia el frente y terminan hacia arriba. Su pelo negro es espeso, ondulado y su longitud se extiende hasta la cintura. Tiene un bigote estilo fu manchú, y una perilla puntiaguda y gruesa.
Sin duda se trataba de alguien imponente. Muy imponente. Como ninguno de los presentes había visto nunca. ¿Quién era ese tipo?
—URORORORORORORORORORO—río—¿Vosotros habéis venido al torneo? ¡Ninguno de vosotros está a la altura! ¡Juradme lealtad y saldréis de aquí con vida! ¡URORORORORORORORORO!
No iba a mentir, estuve a punto de ir a morder muy seriamente al joven Powder en cuanto sucedió la explosión, pues si los problemas eran de explotar lugares a base de fuerza conocía bastante bien a nuestro artillero como para que el solo llenara aquella papeleta, pero... al notar el como no éramos ni el epicentro de todo, desistir mi actuar solo para sentir cierto nerviosismo recorrer mi afelpada figura.
Desde nuestro lado de la celda solo se podía ver parte del exterior y aquella polvadera, pero... el que aquella masa de polvo y grava se comenzara a reír no ayudaba en nada a siquiera catalogar la situación entre nuestros peores resultados ... Y eso que el dia a tenido verdaderas bajones... , por lo que aprovechando quizás la conducta normal de cualquier animal asustado en estos momentos, tomaría una buena bocanada de aire para....
¡¡¡ Me~ehhhhhh~eehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh !!!
Y con suerte, quizás el resto de nuestra banda supiera atender el balido de su compañera, recibiendo asi una manita y poder salir de este predicamento antes de que fuera a mas ... aunque considerando que la mitad de animales debe estar inquieto... un grito mas simplemente se va a perder entre tantos....
Había cosas que sobrepasaban por mucho los conocimientos de Max Powder, puesto que todo excepto las bombas y las explosiones no le causaban demasiado interés, es por ello que tras quedarse maravillado con aquella repentina explosión, decidió confiar en su fiel compañera -y cabra- de viaje responderle de la misma forma al recién llegado.
¡¡¡ Me~ehhhhhh~eehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh !!!
Esperando que las dotes de persuasión, comercio, intimidación o balidos que tuviera Mary fueran más que suficientes como para evitar una muerte asegurada por parte de aquel enorme enemigo que había hecho acto de presencia porque sí, irrumpiendo de forma descortés (aunque preciosa) en una bonita conversación.